"Monterías"
Y mientras yo estaba temblando con mis incertidumbres y mis miedos…ya iba por unos treinta centímetros… Ya toda la habitación está iluminada. Instintivamente insisto en seguir viendo, lo que no podía ver. Pero aún así insisto…a lo mejor una sombra…algo.
Los segundos siguen su recorrido, aunque presiento que mi mundo me lo detuvieron en seco.
¡Pero no veo a nadie!
¿Es que no hay nadie?
¿Entonces…cómo se abrió…así? (¿Qué cómo se abrió…? ¡No hay corriente de aire…no hay nadie más despierto que yo! ¿Entonces…esa pesada puerta, es bien pesada? ¡Sí, que lo es! ¿Entonces?: ¡Imposible que se haya abierto sola! No estoy loco.)
No puede haber corriente de aire interno. ¡No puede ser!
¿Alguien me está jugando una de esas…? (¡No seas imbécil, aquí no hay más nadie! Solo estoy yo… ¡Nadie más!) …Y si no hay nadie mas… ¿Por qué se abrió esa puerta…? No entiendo.
No. No puede ser.
En esa casa solo habitamos dos personas. ¿Y mi esposa? Dormida.
¿Yo? Tiritando de terror.
Pero más me molestaba el que a pesar de todas mis medidas de precauciones…
¡Me hayan agarrado con las manos en la masa!
(No puede ser. ¡Moriré peleando! ¡Ya muévete saco de patatas!)
Y como por arte de magia… ¡Me levanté como un rayo!
Algo en mí me trajo la fuerza y vitalidad necesaria. ¡Aleluya!
Terminé de abrirla y me lancé. Y no vi a nadie más.
(¡No veo a nadie! Revisaré por debajo de la mesa…por las sillas…detrás de la nevera…por sus lados…veré detrás de la cocina… ¡Nada!)
Chequee visualmente por toda la cocina. La ventana seguía cerrada. La puerta que da al patio, seguía con su cerrojo pasado, tal cual lo había dejado.
(…Todo está tal como lo había dejado…Estaré seguro de esto…Yo creo que si…
¿Entonces? ¿Qué será todo esto? ¿Habrá sido una alucinación…?)
Ya se me estaban acumulando dos tensiones.
¿Una, la primera? Por lo que le podía pasar al de la película. (En verdad, esta nueva incógnita ocupó toda mi atención…claro al principio me resistía, pero el peso de la evidencia…)
Pero en verdad, la mía fue la que me distrajo en su totalidad.
Entré y cerré con fuerza.
¡Error!
¿Cómo pude hacerlo?
Con seguridad, desperté a la pobre. ¿Y qué culpa tenía ella? Y sin prestarle ningún tipo de atención me dediqué a ver, si la había despertado…
Pero no. ¡Gracias a Dios seguía en los brazos de Morfeo! (¡Uffff!)
¡Qué alivio! Respiré ya más calmado. La calma perdida…retornó a mí…
Me senté descuidadamente para proseguir…
(¿Pero por qué te vuelves a echar? – Me pregunté a mí mismo muy molesto -  ¿No ves que seguimos en peligro? – No estaba en mí… -  Peligro latente…se puede desarrollar y ser un: Peligro lacerante. – No me sentía del todo tranquilo - ¡No te confíes! Casualmente esto es lo que quiere el enemigo…qué tú te confíes. ¡Y zas! Te van a dar ¡el palo cochinero!)
Pero así como me senté…Cómo si me hubiesen puesto un clavo en la silla.
¡Me levanté aterrado! (Sintiéndome con mucha premura.)
-  ¿Estás loco? ¿Cómo te vas a echar? – Me reclamé iracundo. - ¿No ves que estamos en “Alerta  Rojísima”?
- ¡Cierto! -  Me dije a mí mismo.
Hay la posibilidad muy cierta de que alguien logró penetrar a mis dominios…seguimos en peligro.
¡Por esta razón; no puedo seguir viendo nada más! Debo concentrarme a buscar dentro de la residencia y algo dentro de mí, me susurraba y no sé si era a mí oído o a mi mente, pero lo cierto es que ya me estaba pareciendo que caería sobre mí en cualquier momento. Y que seguramente estaría escondido por allí.
O bien en la primera habitación o en la sala o en el baño.
Así que decididamente volví a la carga. En esta ocasión, iría paso a paso. Todo debía ser revisado.
Y así lo fui haciendo. Empecé por la cocina. Volví a la ventana en dónde minutos antes pude ver a los intrépidos caninos.
…Sí, allí continuaban. Rendidos a piernas sueltas. (¡Qué maravilla!)
¿Entonces…cómo pudo ocurrir eso que pasó?
Algo me hizo convencer que debía seguir. No debo distraerme. Recorriendo pulgada a pulgada todo el territorio interno. Procurando no perderme de nada. Vigilante de todo.
Buscando algo. Algo que estuviese fuera de lugar.
La sala seguía a oscuras. Me deslicé con sigilo. Cada paso lo meditaba, mi cabeza se deslizaba de lado a lado…incluyendo mi piso y mi techo.
¡Nada!
Revisé por cada mueble, en la creencia de que allí podría ocultarse…Nada.
Me quedaba el primer cuarto y la sala del baño.
Me metí en el baño, ya que me quedaba más cerca…Nada.
Pendiente siempre mirando hacia todas las direcciones.

Me quedaba la primera habitación. Lo único.

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