“Asechanzas”
Belbaltodano.-
Sept.
2.013.-
Noche oscura. Silenciosa. Invita a dormir,
pero en mi caso muy específico; no lo tengo así que para no estar dando vueltas
y vueltas en el dichoso nido, me dispuse a cerrar bien la casa por dentro. Como
en efecto hice, con mucha calma y cuidando de todos los detalles.
La puerta que da a la calle, le paso su llave
y como medida de precaución se la dejo
pegada. Chequeo bien las ventanas y me doy cuenta que la de la cocina está
abierto, la cierro bien.
Todo está
bien resguardado. Me fijo en dónde están los dos amables caninos,
usualmente son muy activos y tenía ya rato que no los escuchaba.
- …Allí están. – Los veo a través del vidrio
de una de las ventanas. La hembra estaba semi metida en uno de las tantas
zanjas que ella misma abre. Rendida. Dormida a pierna suelta. (¡Qué felicidad,
allí está despreocupada de todas las cosas que me angustian, ¡no le preocupa
nada!
Ni el mañana, ni el hoy ni lo que le podría
pasar. Quizás debería aprender de su elemental forma de vida.) Pensé mientras
la notaba como con movimientos esporádicos, dormía.
Al parecer estaba soñando (¡Quién sabe qué de
cosas pasarán por esa mente canina! ¿Cómo saberlo? Pero por lo que puedo
apreciar… ¡Está sumamente activa!) Ya que ejecutaba cortos movimientos en sus patas - ¡Quién sabe
qué estará soñando esa loca! – Me dije a mí mismo. Busqué y como a eso de un
metro estaba el enano (Tan inofensivo
él…por regla general es él, el que enciende siempre la mecha…y la otra
se abalanza furiosamente…); también está
roncando.
- ¡Parecen tan inocentes las dos taras! –
Realmente son muy escandalosos. En ocasiones son muy impertinentes; mas que
nada cuando estoy acostado y los oigo en sus peroratas altisonantes.
Y no puede pasar nadie por el frente ya que al
parecer quisieran atravesarse la cerca para salir a atacarlos. (…Pero si por
casualidad entran… ¡Son muy bien recibidos por estas mascotitas!) El macho aún
siendo casi un tercio del tamaño de la hembra es al parecer él dinamo que
acelera a la perra, la cual se desboca con furia incontrolada.
- Bueno todo está en calma. – Me sigo
diciendo. Siempre pendiente de todo.-...Que bien…
Camino por toda la casa a oscuras. A esta hora
es poco el tránsito de personas y uno que otro carro se le antoja pasar frente
a mi casa.
Dejo una de las luces de la cocina…por si
acaso. (Nunca se sabe)
Es bien sabido que los amigos nocturnos,
a ver una luz encendida, se abstienen. (Así alegan muchas personas…por si
acaso; no pierdo nada con hacerles caso…)
Por esa razón prefiero dejarla prendida, así
creerán que hay gente acá y además tengo a los dos bravísimos guardianes…ellos
me avisarán ante cualquier anormalidad. (Eso espero…)
- …Mejor me pongo a ver la televisión…de
repente pasan una peliculita de las que me gustan. –
Y como
todo está bajo control, voy al cuarto y enciendo la tv, con cuidado ya que mi
esposa está durmiendo y no es bueno perturbarle
su dormir. Me cercioro y la veo plácidamente.
- ¡Todos están rendidos, menos yo! – Bueno una
vez encendido el tv, comienzo a buscar canal por canal.
En ocasiones, aún cuando tengas quinientos
canales de diversos países, ocurre que arrancas y paseas por todo el globo
terráqueo y en verdad…no consigues lo que realmente ansías disfrutar.
Y esta noche al parecer, no es la excepción.
Todas o las había visto ya o sencillamente no eran de mi agrado.
Después de haber recorrido más de veinte
canales…Con la famosa paciencia de Job, insisto una y otra vez.
¡Hasta las de cocina se me antojaban
aburridas!
Ni boxeo, ni artes marciales…
¡Dios qué hastío!
Me provoca caerle a patadas a algo…pero claro
sin hacerme daño yo mismo…
¡Al fin!
¿Será cierto…?
Me siento a una distancia prudencial de unos
tres metros y medio, y como la película viene en inglés con traducción al
español en letras…le bajo hasta el máximo, con la finalidad de no perturbarle
el agradable sueño a la costilla.
El control está dañado, así que a los pocos
minutos me compruebo que la dichosa peliculita…no es de mi exacto agrado.
- ¡Qué fastidio! …Tan bien que iba y se degeneró en algo que
tampoco me gusta… - Me levanto y
recomienzo con mi safari…hasta que veo otra que promete estar a la altura de
mis expectativas. No obstante, me quedo parado cerca, a la distancia de mi
brazo…sí, sí parece que esta es la que me va a resolver esta noche. Contento me
vuelvo a sentar.
En efecto…captura toda mi atención… Es una
película del viejo oeste.
Con indios con flecha y sus largas cabelleras.
Comienzo a detallar su trama…si me gusta. Además tenía ya bastante tiempo que
no veía una así y ¿a esta hora?
Me acomodé lo más cómodo que pude, levanté mis
paticas y las coloqué sobre una pequeña butaca y extasiarme en ella.
Acompañé al intrépido hombre, mientras se
adentraba en tierras salvajes.
Se escondía ya que si lo veían los indígenas
con seguridad lo aprehenderían y hasta lo matarían.
¡Qué nervios…tienen que ser de acero! Con
pasmosa tranquilidad fue sorteando metro a metro, sigiloso fue avanzando. ¡Qué
hombre!
Me recordó las aventuras de aquel legendario
cazador, creo que se llamaba Daniel Boone o algo parecido.
¡En fin, me complacía el hecho de ver ese
tremendo dominio de su accionar!
¡Sin duda…me quedé extasiado…! ¡Hasta me veía
a su lado…o detrás…pero me identificaba con todo lo que allí ocurría!
Lo vi
que se fue desplazando con sumo sigilo. Y es en esos momentos, en que me parece
que si toso…como que puedo delatarlo…entonces me abstengo… ¡Ni me muevo!
Me quedo como una estatua…
Guardo todo y conservo mi paz…pero con
aprehensión.
¿Qué le pasaría si lo descubren?
¡Dios qué emoción!
Temeroso y cauteloso, bordeaba el campamento.
Lo curioso es que ni los perros lo intuyeron.
Noté que estaba pendiente de que los vientos
no cambiaran y lo fueran a delatar.
Lo espeso del follaje lo protegía. Se lanzó al
suelo y fue arrastrándose. En unos instantes, uno de los hombres de la tribu al
parecer, escuchó algo extraño y presto salió a indagar.
Detrás lo siguieron dos o tres más. Hablaban
en su lengua natal.
Una musiquita que instiga a la pelea se deja
escuchar.
Las mujeres dejan de hacer sus labores y
centran su atención…Segundos valiosos.
Todo se detuvo. La población está en suspenso.
Temen algo muy malo que los pueda dañar.
Así que todos están prestos y atentos a
cualquier ataque sorpresivo.
El indio un hombre joven; olfatea pero no
parece estar satisfecho.
Le hace señas al resto que rodeen el objetivo,
en su creencia de que algo raro estaba pasando allí. Agudiza su visión y su
audición… Todo está en calma. Pero él insiste…
Se le acercó a escasos metro y medio, es más a
mí manera de ver…eran centímetros.
Y cuando ya parecía que lo descubriría…
¡Otro ruido los atrajo!
De inmediato salen corriendo varios hacia la
dirección que creen que se produjo ese ruido.
¡Qué bien! Alejó a los compañeros…pero este
terco seguía allí.
No se quería mover. Su cara era de guerra.
En la otra escena, los otros descubrieron el
origen que atrajo toda su atención…era un zorro que buscando su comida…produjo
todo ese escándalo. ¡Todos emocionados se tranquilizaban unos a otros! Y le
dijeron al empecinado que nada malo
estaba ocurriendo y que volviera a sus labores ordinarias.
El caso es que el intrigado indígena…como que
no se tragaba del todo ese cuentecito…pero ante la insistencia de sus
compañeros se vio precisado a regresar.
El héroe indómito, al percatarse de esto,
soltó una sonrisa de sano alivio. Se notó que se pudo relajar, bajó su rifle y
quedó en guardia, pero ya mucho más relajado. Sacó un trapo sucio y se lo pasó
por su frente muy sudada, por cierto.
Chequeó hacia el lado dónde se produjo toda la
anormalidad…y se percató de que ya todos riéndose se mofaban de ellos mismos, retornaban a sus labores
ordinarias.
Para su gran regocijo. ¿Y por qué no
confesarlo…? ¡Para mí también!
Pasada esa incertidumbre, me acomodé mejor en
mi silla.
El cazador pretendía pasar al otro lado. No me
quedó claro el por qué, pero bueno ese tipo de acción es la que me llama la
atención. Hay proyecciones que dejan entrever claramente lo que va a pasar…
¡Esas no me atrapan!
Pero en esta, el suspenso estaba latente en
todo momento.
Y como
cuando entré en esa emisora, ya la misma había empezado. Tampoco tenía claro ni
cuándo ni en qué momento logré sintonizarla, pero en fin. Ya hasta me estoy
acostumbrando a ver películas empezadas o en su terminar.
Nuevamente comenzó a desplazarse…pero en esta
ocasión; ¡pisó una rama!
¡Otra vez! Todas las risas, se vieron
truncadas. Nuevamente la zozobra. Todos miraban hacía la dirección correcta.
Hablaban entre sí, señalando todos en la misma dirección…
La música era de suspenso. ¡Qué emoción!
¿Cómo hará para salir de este trance?
¿Qué pasará si lo descubren?
Por la cara…creo que nada bueno. ¡Estaba
asustado! Sabiendo que por su error…
¿Pero cómo pudo haberlo cometido?
Presentía que lo peor podía ocurrirle…Por lo menos,
eso era lo que se avizoraba…
Hasta las matas dejaron de menearse, por
efecto de los vientos. Y nuevamente corrían ya no tres…ahora eran docenas de
guerreros. Todos pintarrajeados en son de guerra próxima.
La música se torna indómita, invitando a la violencia
desenfrenada.
Se gritan órdenes una tras otra.
Se tornan peligrosos, agresivos en
contraposición al pobre, quien trata de permearse con la naturaleza…pero era
claro que no podría lograrlo…
Tan absorto estaba, que no pude visualizar que
la puerta de mi cuarto, se estaba abriendo muy lentamente. Quizás por el sonido
ya elevado de la musiquita que incitaba a la acción, no pude escuchar su crujir, ella es de madera maciza, pesada y al
abrirla hay que ejercer presión, ya que
en alguna época se desprendió de sus bisagras
y presionaba con todo su peso sobre su marco…la huella de unos quince
centímetros apoya mi tesis.
Un hilillo de la luz de la cocina…chocaba en
mí cara.
(¡Ah chirrión! ¿Y ahora qué es esto?)
¡No podía creerlo!
(¿Cómo lo pueden hacer? ¡Yo mismo cerré todo
por dentro!)
…Me estaban abriendo la puerta… ¡Miré y la
doña seguía en su placidez! – En cuestión de micro-segundos hice un rápido y
violento análisis de lo que me estaban haciendo.
¿…Y si no es ella…entonces; quién?
(¡Dios ayúdame por favor!)
Impávido seguía viendo que la misma se abría
inexorablemente…
- ¡Un
ladrón! (¿Un ladrón…? ¿Y cómo se pudo meter?) ¡Se metieron…! Pero qué
extraño…todo sigue en silencio. (¿Qué será esto?)
No escucho los ladridos. ¿Y mis bravos
guardianes?
(¿Y no era qué estaban dormidos? ¡Chanfles!
¿Cómo lograron meterse? …Todo está en
silencio… ¿Qué será todo lo que está pasando?)
¿Se habrán ido de paseo?
(¿Y cómo?
…Si los vi…hace poco… ¡Vergus!)
¿Los habrán envenenados? (¡Yo sí que me lo
creo!)
El haz de luz superaba ya los diez
centímetros. Lentamente, como si se hiciese con total parsimonia. Cada instante
para mí ¡era una inclemencia!
¡Pero no veo a nadie…detrás! Me esfuerzo a
tomar una decisión.
Algo dentro de mí, me está gritando: ¡Has algo
mijito!
¡Te van a matar aquí mismo y tú ni pendiente! - La advertencia me hace sentir peor que peor.
Una oleada de adrenalina me está obligando a hacer algo…estoy impávido.
Presiento que lo que me puede venir es siniestro…
-¿Y yo qué hago? - Es lo único que logro
balbucear, mientras inmóvil y sumamente nervioso logro responder. Pero aún así,
me siento totalmente dominado. Y lo que me mantiene así, me sigue
sujetando… ¡Pero es qué no he logrado
vencerlo aún!
- ¡Dios
protégeme! – No logro descifrar nada de nada.
Ahora si que me estaba preocupando de
verdad…esto no era parte de la peliculita.
¿…Y si
es un malhechor…me debe estar esperando para atacarme…?
(Reconozco que cada instante que
transcurre…atenta en mí contra…)
…Sigue abriéndose…ya van unos quince
centímetros…
La misma voz o pensamiento o sensación
insiste, en forma alarmante:
¡Muévete…has algo! ¡Te van a liquidar como a
un perro! …Puede ser un ladrón…puede
ser… Pero así cómo estás…te van a exterminar. ¡Ataca!
Pero aún no acierto a moverme… ¿Qué estará
pasando realmente?
¡Dios debo moverme…! ¡Ya! Me van a agarrar
como un pendejo.
¡Muévete…! (¿…Dios acaso no me vas a dar la
orden de atacar? ¿Qué me mantiene así…? ¡No debo permitir que siga así!)
¿No estás viendo qué te van a joder…?
- Si está claro que a esto me expongo.
Y mientras yo estaba temblando con mis
incertidumbres y mis miedos…ya iba por unos treinta centímetros… Ya toda la
habitación está iluminada. Instintivamente insisto en seguir viendo, lo que no podía
ver. Pero aún así insisto…a lo mejor una sombra…algo.
Los segundos siguen su recorrido, aunque
presiento que mi mundo me lo detuvieron en seco.
¡Pero no veo a nadie!
¿Es que no hay nadie?
¿Entonces…cómo se abrió…así? (¿Qué cómo se
abrió…? ¡No hay corriente de aire…no hay nadie más despierto que yo!
¿Entonces…esa pesada puerta, es bien pesada? ¡Sí, que lo es! ¿Entonces?:
¡Imposible que se haya abierto sola! No estoy loco.)
No puede haber corriente de aire interno. ¡No
puede ser!
¿Alguien me está jugando una de esas…? (¡No
seas imbécil, aquí no hay más nadie! Solo estoy yo… ¡Nadie más!)
No. No puede ser.
En esa casa solo habitamos dos personas. ¿Y mi
esposa? Dormida.
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