"El
pasajero
desconocido"
llamado
la atención? Porque… ¡A mí si!
…Curioso.
¿Verdad?
Pero
por lo que estoy leyendo en tu cara…
No
sabes de lo que te estoy charlando… ¿Verdad?
¡Qué
ingrata es la humanidad!
¿El
por qué la Ignorancia me bordea…?
¡…Y
no lo estoy diciendo por usted mi apreciado colega…!
…Por
si acaso, ya que lo estoy viendo que se me está “revoloteando” allí, en su
puesto.
…Creo
que es mejor que siga hablándote de…
¿…De
qué…De qué? ¡Ah ya se de que…!
…Dios
nunca se imaginó que al darle el “Libre Albedrío” a sus hijos o creaciones…
¡En
el tremendo rollo en que se ha metido!
…Y
es que a decir la mera verdad; en tremendo berenjenal estamos metidos: ¡Todos!
A
pesar de lo interesante de dicha información, tenía que dividirme ya que
también estaba muy pendiente de todos mis entornos.
No
solamente de lo que él me charlaba, también la temible posibilidad de “una bala
perdida” o los escándalos que estaban ocurriendo a mí alrededor…
Para
mi terrible sorpresa, este parlante ser, no parecía darse cuenta de nada.
Todos
estaban muy pendientes de esa apuesta.
(La
de quién caería primero: ¿Los polizontes? O ¿Los ladronzuelos?)
De
cuánto ganarían con la desgracia o el dolor de otros…
Solo
eso era lo importante, para ellos. ¡Lo demás
no les importaba!
-
¡Cayó un policía! – Chilló uno por allá.
Todos
volvieron hacia la dirección que les indicaba.
En
efecto, una baja policial. Lo chequearon muy bien…
¿Botaba
mucha sangre? ¿Tenía sus estertores?
Y
ni siquiera movía ni los dedos de sus manos.
Una
vez comprobada la baja, corrieron a cobrar los ganadores.
-
¿1.000 a cien a qué se muere? ¿Quién…quién…?
Mi
compañero de asiento, estaba igual que yo, presenciando atónitos todo cuanto
estaba aconteciendo.
-
…El género humano es muy contradictorio.
¿Te
has fijado lo irónico de esta vida?
…Allá
se están matando a tiros.
La
sangre está fluyendo a fuerza de tiros.
¿Y
acá?
¡Están
apostando! Esto me recuerda a los “Juegos” que preparaba “César” para aplacar
al pueblo: “Pan y vino”
¡Vamos
a ver si puedes responderme esta pregunta! – Me miró con mucho detenimiento y
como queriéndome decir, que no le ponga ninguna atención a cuanto estaba
ocurriendo y que me dedicara el cien por ciento de mi atención a él.
Así
que me lanzó su terrible incógnita…
-
¿Quién fue el Primer Cesar que implementó esto de: Pan y vino al pueblo, dime
quién fue? ¡Lo sabía, lo intuía! ¿Debo hablar yo solo y darme también las
respuestas a mis nobles preguntas? Pero…
¿Y
por qué? …Necio, tu respuesta está implícita
en tu pregunta…
Yo
debí de haberle puesto algún gesto de sorpresa, ya que me miró y sonriendo me
indicaba que estaba en la espera de mi respuesta.
Pasaron
segundos de suma presión para mí.
Y
en verdad, no supe decirle nada al respecto, por lo que me agregó después de
una larga pausa…
-
¿Viste? No es conveniente venir a plantearme este tipo de temas, si no tienes
ningún tipo de basamento. Es mejor que hablemos de cosas estúpidas y que no
tengan importancia alguna.
Esa
fórmula siempre ha sido muy efectiva. Drena las pasiones.
Y
aunque no quiera reconocerlo; somos así. –
…Y
es que ese último comentario suyo, me hizo sentirme como un “retrasado mental”
pero por simple prudencia…Preferí guardar silencio.
Fijé
mi atención hacia los que íbamos en esta bendita unidad.
Y
de verdad, que me dio la impresión de que estábamos en un “Mercado Persa”.
Me
sentí muy triste, el comprobar que por naturaleza el ser humano se comporta de
una forma mas bien: “extraña”, por lo menos para mí.
Unas
cuántas locas están chillando.
-
¿Y por qué chillan, esas de allí? – Me respondió alzando y bajando sus
hombros…De impotencia.
Otras
están delirando viendo la sangre correr.
-
¿Y esos carricitos? – A lo que me respondió de la manera mas natural…
-
¡Apostando!
Disfrutando
de una forma sádica.
¿Y
nosotros dos?
¡Asombrados
viendo las bajezas humanas!
Dime:
¿No está este mundo paranoico?
…O
sea: ¡Loco! Este mundo está así…No tiene remedio.
Realmente
que estamos hasta vacunados, contra el dolor ajeno.
Ya
vemos estas cosas…Y estamos como inoculados, no sentimos…Insensibilizados
contra tanta podredumbre pueril y vana…
¿Será
esto lo que hemos dado por llamar: Humanidad?
Y
en uno de esos instantes, me tocó el brazo, halándome con fuerza y me dijo…
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