- …Son gente muy
poderosas.- Bajó su voz casi al extremo de que poco lo oía.
- ¡Mafia! –
Pronunció esa palabra hasta con miedo, chequeaba que nadie lo estuviera
escuchando, y al comprobar que nadie estaba pendiente de lo que me hablaba,
siguió…
- Y te cuento que
después que trabajé para este capitán ya retirado…Escuché muchas cosas. ¡Muy
peligroso ese tipo! ¡Malo, malo con ganas!
- …Será…
- Mira al
principio, no me pagaba porque no tenía plata…
- ¿Y de qué
vivías entonces…?
(Me pareció muy
extraño que un hombre de apariencia pobre, renuncie a ganarse su justo salario,
pero en fin: ¡Se ve cada loco en este mundo!)
- …Ya vas a ver…-
Miró distraídamente por su ventana y me dio la impresión de que estaba poniendo
sus pensamientos en orden.
A los pocos
segundos, continuó…
- El me alojó en
su casa. ¡Su propia casa!
Comía de su
propia mesa. ¡Allí comían toda su familia!
Conocí a su
esposa…Y también a las que no lo eran.
Él me llevaba a
sus “sitios” en dónde conseguía sus “tiernitas” como las llamaba él.
El tipo era buena
gente. …Eso era lo aparentaba…En ese entonces, eso creía de él.
No te digo que
comía de su propio plato. ¿Es increíble, verdad?
Era muy humano. ¡Hasta
me engañó a mi mismo: Lo creía todo un Hombre!
Pero el poder.
¡Eso corrompe y ensucia el alma!
¡Hermano mío! ¡Ay
el bendito Poder!
¡Yo he tenido
todo el poder del mundo! ¿Acaso dudas de
mis palabras?
- ¿Yo…? ¡JAMÁS! –
Le contesté en el acto. Se me quedó mirando y luego continuó…
- ¡Poder sobre
muchísimas personas!
¡Ni idea tienes
de quién soy yo, realmente! …Mucha gente
se equivoca conmigo…
–Es mejor que ni
te enteres- Y si te lo estoy diciendo es: ¡Por tu propio bien!
No me insistas,
que nunca te iré a decir: ¡Quién soy yo!
Debe mantenerse
en una incógnita…Y lo estoy diciendo es por tu bien.
No por mí.
Créeme.
Mejor que siga
con mi relato…
He visto con mis
propios ojos, ¡con estos mismos ojos que te están viendo ahora!
Cuando él hacía
sus concentraciones…
Ni ideas tienes
de lo que es una concentración de miles, decenas y hasta quizás centenas de
miles de seguidores. Domingo; 05-01-14
Y a decir
verdad…Yo tampoco.
Hasta que lo
presencié. …Quedé en éxtasis…
¿Podrá haber
una…digamos “sensación” mejor que esta…? ¡Lo pongo en duda!
Y déjame decirte
que es muy emocionante. ¡Quedé prendido allí!
¡Qué maravilloso
es ese “sentir” en carne propia, todo ese bagaje externo!
¡Es mucho mas
adictivo que cualquier droga por potente y mortal que sea!
¿…Cómo podría
expresarte en palabras…Lo que mi cuerpo, no entiende?
Me capturó, me
hipnotizó. A partir de allí, es cuando comencé a entender a los políticos.
Es sumamente
adictivo, y en mi caso muy específico: fue un sedante.
¡A qué agradables
sensaciones percibí!
¡Una y otra vez,
lo hice! ¿Por qué te quedas así…?
- ¿Cómo? – Me
sorprendió esa pregunta por su potencia y por lo inesperado.
Él me contemplaba
como tratando de transmitirme su propia vibración, su acendrado sentimiento…
Pero es que yo no
ando en su “onda”.
¡Él se emociona
solo! Tan solo me he valido de mi posición de espectador, y esto no parece
haberse dado cuenta…
Sus propias
palabras hacen nido en su ser, mas no necesariamente en el mío.
- ¡Me angustia el
verte así: Impasible! ¡Estático!
- Perdóname, pero
es mi forma de escucharte. ¿Qué otra cosa debo hacer? – Le preguntaba
observándolo que ya estaba alterado.
Pero al parecer
lo semántico de mis palabras y el “leer” la postura de mi propio cuerpo, lo
hizo desistir. Entonces volvió a carraspear.
(Parece que es
una forma de enfrentarse a sus “imprevistos”. Y lo digo, porque ya le he
observado este pequeño detalle en otras ocasiones) – Su rostro se apaciguó y
arrancó así…
- ¡Es ir al cielo
y volver! – Calló. Observó todo a su alrededor.
Carraspeó. Se
sonrió. Y luego arrancó diciendo…
- ….Y siguiendo
con el relato, pues te cuento que allí estuve yo. ¿Increíble de verdad?
…Pero
ciertamente, era para mí una nueva y enriquecedora experiencia.
Aupándolo.
Pendiente siempre de cuanto detalle apareciese.
¡Lo seguían a él!
¡Increíble, pero cierto…!
¡Te voy a contar
una de ellas!
…Fue en Tinacos. ¡La
sin impar…!
(¿Lo conoces,
verdad? …No tienes apariencia de haber
estado allí…Se te nota a leguas.
Pero bueno,
continúo con mi relato.)
- Se le llenó de
pura gente campesinas. Claro está también lo seguían mucha gente pobre y los
desheredados de los pueblos olvidados y ya oxidados de ese lar llanero.
¡Cuántas bellas
damiselas estaban por allí! ¡Muchas llaneras de muy fina estampas!
¡Mujeres
aguerridas tanto para el ganado, para la tierra, como para su llano infinito!
Iban también
muchos ancianos, ancianas, niños del pueblo. Abandonados sociales.
Escorias que a
muchos lo desechan…Él supo “leer” en sus rostros curtidos por el hambre, por el
abandono, por la desidia. ¡En eso si que fue grande!
Oí cuando les
prometió desde un pedazo de tierras, hasta semillas, palas, arado…tractores…
¡Cuando él estaba
arriba, en la tarima…Se tele-transportaba!
¡De toda vaina
que le venía a su mente!
¡Se volvió loco
ofreciéndoles de todo!
…Y lo mejor: ¡Se
lo creyeron!
…Y lo
aplaudieron… La gente de pueblo cree en
cualquier idiota que les prometa…
¡Algo! …Ranchito…Tierritas…Láminas de Zinc…Un
trabajito… ¡Qué se yo!
¡Lo que sea!
¡Aplaudían a
rabiar! Todos los focos recaían sobre él…Y él lo sabía.
En ocasiones se
les aparecía en el ranchito mas pobre…Pero siempre se cuidaba de que algún
periodista o la televisión regional, lo acompañaran.
Y para eso, no se
detenía: ¡Si había que pagar…Pagaba!
¡Y allí estaba
él: Con lavadoras de rodillos, cocinitas, neveritas, etc. Etc..
¡Había alborozo…Todos
estaban contentos y hasta le prometieron que siempre estarían con él!
¡Y le cumplieron!
¡Todos, le mantuvieron la preferencia a él!
¡Siempre contó
con su pueblo!
…Una vez que
terminó con su arenga… ¡Todos contentos…Su triunfo: Seguro!
Bajó de su tarima
y caminó hacia donde lo estábamos esperando.
- …Son gente muy
poderosas.- Bajó su voz casi al extremo de que poco lo oía.
- ¡Mafia! –
Pronunció esa palabra hasta con miedo, chequeaba que nadie lo estuviera
escuchando, y al comprobar que nadie estaba pendiente de lo que me hablaba,
siguió…
- Y te cuento que
después que trabajé para este capitán ya retirado…Escuché muchas cosas. ¡Muy
peligroso ese tipo! ¡Malo, malo con ganas!
- …Será…
- Mira al
principio, no me pagaba porque no tenía plata…
- ¿Y de qué
vivías entonces…?
(Me pareció muy
extraño que un hombre de apariencia pobre, renuncie a ganarse su justo salario,
pero en fin: ¡Se ve cada loco en este mundo!)
- …Ya vas a ver…-
Miró distraídamente por su ventana y me dio la impresión de que estaba poniendo
sus pensamientos en orden.
A los pocos
segundos, continuó…
- El me alojó en
su casa. ¡Su propia casa!
Comía de su
propia mesa. ¡Allí comían toda su familia!
Conocí a su
esposa…Y también a las que no lo eran.
Él me llevaba a
sus “sitios” en dónde conseguía sus “tiernitas” como las llamaba él.
El tipo era buena
gente. …Eso era lo aparentaba…En ese entonces, eso creía de él.
No te digo que
comía de su propio plato. ¿Es increíble, verdad?
Era muy humano. ¡Hasta
me engañó a mi mismo: Lo creía todo un Hombre!
Pero el poder.
¡Eso corrompe y ensucia el alma!
¡Hermano mío! ¡Ay
el bendito Poder!
¡Yo he tenido
todo el poder del mundo! ¿Acaso dudas de
mis palabras?
- ¿Yo…? ¡JAMÁS! –
Le contesté en el acto. Se me quedó mirando y luego continuó…
- ¡Poder sobre
muchísimas personas!
¡Ni idea tienes
de quién soy yo, realmente! …Mucha gente
se equivoca conmigo…
–Es mejor que ni
te enteres- Y si te lo estoy diciendo es: ¡Por tu propio bien!
No me insistas,
que nunca te iré a decir: ¡Quién soy yo!
Debe mantenerse
en una incógnita…Y lo estoy diciendo es por tu bien.
No por mí.
Créeme.
Mejor que siga
con mi relato…
He visto con mis
propios ojos, ¡con estos mismos ojos que te están viendo ahora!
Cuando él hacía
sus concentraciones…
Ni ideas tienes
de lo que es una concentración de miles, decenas y hasta quizás centenas de
miles de seguidores.
Y a decir
verdad…Yo tampoco.
Hasta que lo
presencié. …Quedé en éxtasis…
¿Podrá haber
una…digamos “sensación” mejor que esta…? ¡Lo pongo en duda!
Y déjame decirte
que es muy emocionante. ¡Quedé prendido allí!
¡Qué maravilloso
es ese “sentir” en carne propia, todo ese bagaje externo!
¡Es mucho mas
adictivo que cualquier droga por potente y mortal que sea!
¿…Cómo podría
expresarte en palabras…Lo que mi cuerpo, no entiende?
Me capturó, me
hipnotizó. A partir de allí, es cuando comencé a entender a los políticos.
Es sumamente
adictivo, y en mi caso muy específico: fue un sedante.
¡A qué agradables
sensaciones percibí!
¡Una y otra vez,
lo hice! ¿Por qué te quedas así…?
- ¿Cómo? – Me
sorprendió esa pregunta por su potencia y por lo inesperado.
Él me contemplaba
como tratando de transmitirme su propia vibración, su acendrado sentimiento…
Pero es que yo no
ando en su “onda”.
¡Él se emociona
solo! Tan solo me he valido de mi posición de espectador, y esto no parece
haberse dado cuenta…
Sus propias
palabras hacen nido en su ser, mas no necesariamente en el mío.
- ¡Me angustia el
verte así: Impasible! ¡Estático!
- Perdóname, pero
es mi forma de escucharte. ¿Qué otra cosa debo hacer? – Le preguntaba
observándolo que ya estaba alterado.
Pero al parecer
lo semántico de mis palabras y el “leer” la postura de mi propio cuerpo, lo
hizo desistir. Entonces volvió a carraspear.
(Parece que es
una forma de enfrentarse a sus “imprevistos”. Y lo digo, porque ya le he
observado este pequeño detalle en otras ocasiones) – Su rostro se apaciguó y
arrancó así…
- ¡Es ir al cielo
y volver! – Calló. Observó todo a su alrededor.
Carraspeó. Se
sonrió. Y luego arrancó diciendo…
- ….Y siguiendo
con el relato, pues te cuento que allí estuve yo. ¿Increíble de verdad?
…Pero
ciertamente, era para mí una nueva y enriquecedora experiencia.
Aupándolo.
Pendiente siempre de cuanto detalle apareciese.
¡Lo seguían a él!
¡Increíble, pero cierto…!
¡Te voy a contar
una de ellas!
…Fue en Tinacos. ¡La
sin impar…!
(¿Lo conoces,
verdad? …No tienes apariencia de haber
estado allí…Se te nota a leguas.
Pero bueno,
continúo con mi relato.)
- Se le llenó de
pura gente campesinas. Claro está también lo seguían mucha gente pobre y los
desheredados de los pueblos olvidados y ya oxidados de ese lar llanero.
¡Cuántas bellas
damiselas estaban por allí! ¡Muchas llaneras de muy fina estampas!
¡Mujeres
aguerridas tanto para el ganado, para la tierra, como para su llano infinito!
Iban también
muchos ancianos, ancianas, niños del pueblo. Abandonados sociales.
Escorias que a
muchos lo desechan…Él supo “leer” en sus rostros curtidos por el hambre, por el
abandono, por la desidia. ¡En eso si que fue grande!
Oí cuando les
prometió desde un pedazo de tierras, hasta semillas, palas, arado…tractores…
¡Cuando él estaba
arriba, en la tarima…Se tele-transportaba!
¡De toda vaina
que le venía a su mente!
¡Se volvió loco
ofreciéndoles de todo!
…Y lo mejor: ¡Se
lo creyeron!
…Y lo
aplaudieron… La gente de pueblo cree en
cualquier idiota que les prometa…
¡Algo! …Ranchito…Tierritas…Láminas de Zinc…Un
trabajito… ¡Qué se yo!
¡Lo que sea!
¡Aplaudían a
rabiar! Todos los focos recaían sobre él…Y él lo sabía.
En ocasiones se
les aparecía en el ranchito mas pobre…Pero siempre se cuidaba de que algún
periodista o la televisión regional, lo acompañaran.
Y para eso, no se
detenía: ¡Si había que pagar…Pagaba!
¡Y allí estaba
él: Con lavadoras de rodillos, cocinitas, neveritas, etc. Etc..
¡Había alborozo…Todos
estaban contentos y hasta le prometieron que siempre estarían con él!
¡Y le cumplieron!
¡Todos, le mantuvieron la preferencia a él!
¡Siempre contó
con su pueblo!
…Una vez que
terminó con su arenga… ¡Todos contentos…Su triunfo: Seguro!
Bajó de su tarima
y caminó hacia donde lo estábamos esperando.
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