Y estamos en la mera mitad del medio…Presas fáciles de
esos…
- ¡Nos van a joder! – Gritó uno que estaba allí.
- ¿Quedaremos como un “colador”? ¡No quiero morir tan
joven!
- ¡Cuidado con una bala perdida! – Vociferaba otra ya
fuera de sí misma.
El chofer angustiado comenzaba a pegar alaridos, halándose
las cuatro mechas que aún conservaba en su pensera.
(Dándole el “buen ejemplo” al pasaje en general.)
Las mujeres que estaban allí gritaban y gemían, pero no
querían perderse de nada cuanto estuviese aconteciendo. ¡Qué graciositas!
Tremenda incongruencia: Sabían y estaban consciente del
tremendo lío en que habíamos caído, pero a su vez su instinto de “chismosa” las
mantenía en vilo, allí desafiando las fuerzas de la violencia, simplemente por
esa ansía de enterarse para ir a echar “el chisme”.
Pronto nos dio la impresión de que se acabaría ese tiroteo.
¡Qué ingenuidad de mí parte! …Estoy por reconocer, que me gusta la paz.
(¡Eso era lo que yo ansiaba!)
En cuestión de angustiosos segundos, que se transformaron
en tiempos que no querían pasar.
Aparecieron unos carros de patrullas y una decena más de
motorizados, que llegaban de todos los lados.
(Nos alegramos ya que pensábamos que ya se arreglaría ese
incidente.)
- ¡Nos van a secuestrar! – Chilló un carricito.
- ¿Pedirán “rescate” por nosotros?
- ¿…Y lo pagarán…?
- ¿Saldremos en la tele?
- ¡No, saldremos en la última página de los periódicos!
- ¿O sea que si saldremos! ¡Hurra al fin seré noticia! –
Gritaba otra. - ¡Qué felicidad mas feliz!
- ¿Y saldré fotografiada? Porque si es así… ¡Tengo que
pintarme! – Coreó otra de por ahí.
- ¡Pendeja! Si llegas a salir “fotografiada” será en medio
de un charco de sangre… - Grito uno que iba detrás de ella. - ¿Es que son tan
brutas? ¡Parecen locas!
- ¡Ave María Purísima! ¡Vete de aquí pájaro de mal agüero!
– Le gritó molesta mientras se persignaba con violencia, una, dos y hasta tres
veces.- ¡Dios nos salve!
(Esta era la “clase” de preocupación que tenían la mayoría
de ellos)
Unos chiquillos estaban gozando, viendo como se batían a
tiros.
Y de repente, entre ellos mismos corrieron a emular a los
que estaban en tremenda situación.
Por supuesto que me incomodó, ya que con lo que estaba
pasando afuera era mas que suficiente, como para tener que soportar a todos
esos críos en ¡tan ridícula posición!
- ¡Qué ridiculez! – Grité de repente, y mi vecino me
observó y al rato me dijo…
- ¡…Qué vivencias tenemos a cada rato! ¡Estamos envueltos
dentro de la “escoria” y de tanto verla, perdemos nuestro olfato y nuestro
discernimiento!
(Era asombroso para mí, el estar contemplando en “primera
fila” cómo se comportaba esta “chusma”
– En verdad, no sabemos cómo reaccionar, ante un hecho
como este…
Para ellos no era preocupante el que una bala perdida,
diera en alguno de ellos o de sus familiares. No. No les preocupaba en lo
absoluto.
Estaban mas emocionados era en aparecer en la televisión o
en las páginas rojas de los periódicos sensacionalistas, que con seguridad le
sacarían una buena tajada a todo esto.)
- ¡Se tiraron al gordito…! – Festejaba uno de ellos, ya
desaforado y con más de la mitad de su humanidad asomada por una de las
ventanillas de esa unidad.
Y en el mismo instante, contemplé como su madre lo
golpeaba con furia, para esconderlo pero este ni pendiente de la angustia de su
madre.
Y su madre histérica…y él embobado, viendo el fatal
desenlace…
- ¡Mira como están cayendo como palomitas los bandidos! –
Le gritaba otro de los chiquillos.
Estaban emocionados viendo en vivo y en directo un enfrentamiento entre ladrones
y policías.
- ¡Yo apuesto a los policías! – Dijo uno de los jóvenes, y
tenía en sus manos varios billetes como para despejar toda duda.
Pronto se le enfrentaron varios y sorprendentemente fueron
ya hombres adultos quiénes emocionados le ofertaban.
- ¡Yo apuesto a que
matan por lo menos a uno de los policías…!
- ¿A uno? Van a caer por lo menos… ¡Varios!
- ¿Y si estas tan seguro…Por qué no me apuestas…?
- ¡A qué caen primero…los policías!
- ¡No primero deben caer…Los ladrones!
- ¡1.000 contra cien: cae un bandido primero!
¿Quién me caza la apuesta…Pero ya?
- ¡Va…Aquí están mis cien! – Gritó un anciano que estaba
ubicado en la mitad.
Corrió y le llevó su billete.
Mi vecino estaba en estado pasivo, yo estaba angustiado y
él al notarlo me hizo señas y acompañó con palabras sus gestos…
- ¿Estás viendo…? – Me decía mientras señalaba ese
carnaval de bajas pasiones.
- Así ha sido y
sigue siendo el género humano.
¡Qué deshonor!
¡…Ni te creas que esto sea nuevo! Nada cambia, permuta.
¡Ya desde la creación de los tiempos…!
Hace millones y millones de años.
Ya hasta estoy “hastiado” de ser testigo de todo esto.
¡Todo ha sido y seguirá así!
¡Codiciosos hasta la muerte! Así es, y así seguirá,
Y no tienen dinero para pagar a un taxis y se quejan todos
los días de que la situación está muy dura, que apenas les alcanza para comer,
que la inflación, que esto y que aquellos…y
míralos como están malgastando su dinerito.
¿Estás viéndolo…? No hay cambio alguno.
…Los humanos éramos así
¡…Y por lo visto; no ha habido cambios! Ni los habrá.
Tienen dinero para: Licor. Apostar y para gastarlo en
mujeres…Eso por los hombres.
¿Y para las mujeres?
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