"El pasajero desconocido"
-
¿Perdona…Me hablaste? – Me dijo como si estuviese con el “piloto automático”
encendido.
Ya
que hablaba y parloteaba, sin prestarme ni la mas mínima atención a mí; que soy ¡su único oyente!
-
Te decía: En primera instancia- Lo de la mujer - alcalde.
Y
en mi opinión me parece una historia digámoslo así: “asombrosa.”
En
segundo lugar; y no por ello de menor importancia – ¡Lo de la matazón!
Y
lo que me parece francamente “sorprendente” es que estamos en medio de tremenda
balacera –y conste que ambos estamos corriendo peligro de que nos maten…como si
fuésemos: “unos perros”- ¿No estás consciente de este “pequeño detalle”?
Y
con esto no estoy menospreciando la vida de ningún extranjero: ¡estamos en
peligro nosotros! Y también debes estar consciente que en este país…
¡También
se están matando unos a otros! ¿No lo estás viendo?
¿…O
es que lo extranjero es siempre lo mejor y mas importante? – El viejo me miró
durante un largo rato. No agregó palabra alguna, buscó su “botellita” la sacó,
desenroscó su tapa, me miró y me dijo:
-
¡Salud! ¡Brindo por la muerte y por la resurrección de la vida! – Y se empinó
un sonoro trago.
Al
final, le colocó nuevamente su tapa, la volteó como para cerciorarse que su
“exquisito” líquido no se le escapara de su envase.
Y
al comprobarlo, la volvió a guardar con ese celo del que está guardando su
tesoro mas valioso. Me picó el ojo como si fuese su hijo y arrancó así….
-
Mira te voy a decir algo muy importante: En ningún momento puedo asegurar que, lo
de afuera es mas importante que lo de acá.
No
tengo ese “complejito”.
Y
te aseguro que yo lamento mucho lo que nos está ocurriendo en este “preciso
momento”. ¿Me entendiste?
-
Si.
-
Ahora bien, yo también vivo aquí. Así que comprendo todo cuanto está
aconteciendo.
¿Me
comprendiste?
-
Claro.
-
OK. Ya nos estamos entendiendo y mejorando porque ya me estás comprendiendo.
–Al menos eso es lo que me estás afirmando… ¿Cierto?
-
Si.
-
¡OK! Ahora bien. ¿Cómo te puedo hablar para que me entiendas…?
…Empiezo
nuevamente –a ver si por si fin; entiendes lo que te quiero decir…-
-
Yo entiendo. No soy tan bruto… - Dije sintiéndome un tanto “molesto”.
-
¡Jamás he dicho, ni mucho menos lo he “pensado!
¡Dios
me libre en su Infinita Misericordia!
…Lo
que pasa, mi jovencito amiguito, es que a veces…me pierdo en mis evocaciones.
Es
comprensible. Aunque tú no logres captar “muy bien” mi punto de vista.
-
…Bueno eso trato. – Le aclaré en forma muy decidida, por mi parte.
-
¡OK! Pero te recuerdo lo que dijo aquel famosísimo filosofo: “Nada humano; me
es ajeno”
…Y
me atrevo a preguntarte…
-
…Qué…
-
¿sabes cómo se llamó ese: Filosofo?
(¡Caramba!
Lo volvió a hacer. Y por mas que lo pienso y re pienso…
¡No
lo se!
…Es
que estoy nervioso…
Entre
la balacera…
Los
“carajitos esos”…
Los
charros…El cantante anterior…
¡Me
tienen loco y de remate! Pero en verdad: ¡Me da pena reconocer mi ignorancia! –
Por
lo que decidí: Hacerme el loco. ¡Así de sencillo!)
-
¿¡No sabes quién fue!? – No me atreví a responderle nada. Al contrario le
voltee la cara y me dediqué a estar “pendiente” de todo cuanto estuviera
pasando alrededor.
Sentí
su mirada que me fulminaba, pero fui muy valiente…No le presté atención alguna.
-
…Como siempre digo: Me evades mi pregunta.
Es
que no se cuando podré aprender a comprenderte…Claro es muy “difícil” – Por ese
instante se quedó callado.
Pasado
unos minutos, arrancó él solo, pero mirándome en todo momento…
-
Bueno. En verdad es Cultura General.
Y
no debo privarte de mis conocimientos.
Y
debo aceptar el que tú por tus “múltiples ocupaciones” no te estés al tanto de
los últimos acontecimientos de carácter Mundial.
Es
cierto –y hago este énfasis- que estamos rodeados de tiros por doquier.
Pero
debemos ensanchar nuestros sentidos…Entiéndelo de una vez por todas.
Y
ya que con tu silencio, así me lo estás aprobando.
Arranco
nuevamente en esta historia verdadera.
Lo
de los charros es otra historia. Quizás mas adelante te la cuente.
Pero
en este momento: Lo de esta heroína. Bella.
¡Dama
decidida y presta a enfrentarse a esos forajidos!
Y
como asumo que ya oíste lo anterior…Continúo…
Yo
intenté ponerme a su disposición. ¡De
verdad!
-
No. No lo pongo en duda, pero y ¿lo de los charros, qué? – Me miró y no me
respondió…
-
Prestarle todo el apoyo que un ser como yo podría ofrecer.
Pero
cuando estuve cerca de ella…
¡Ya
la habían secuestrado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario