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“Al que mataron fue a mi hijo mayor…”
Venía cansado, hoy
es lunes en este mes de agosto, cargando unas bolsas y venía del mercado,
cuando vi a un señor que me pareció conocido; como en efecto lo era.
Me senté a su
lado y en el acto nos reconocimos.
Estuvimos
conversando sobre lo costoso que nos está resultando poder comprar nuestra
comida.
Y viendo desde la
comodidad de nuestros puestos, como eran de largas esas colas. Cómo discutían y
se golpeaban mujeres con mujeres y hombres con hombres, y todo esto debido a la
gravísima escasez de todo cuanto se requiera para poder subsistir en medio de
este caótico país.
- ¿Ves lo que
traigo aquí…? – Me dijo enseñándome una gran bolsa negra muy voluminosa por
cierto.
- ¿Y qué lograste
comprar…?
- Unos plátanos
que mas bien parecen cambures.
Aquí llevo, a
quince bolívares cada uno. Ya no se puede con esta inflación.
Todo está
carísimo…Y no se consigue.
- ¿Y yo…? Qué
salí al mercado “Las Pulgas” y me lo he andado hasta el final…
¡Y no le pude
conseguir el alimento a mi perrita! ¡Qué barbaridad!
A veces pienso,
soltarla…A ver si consigue comida por la calle… (¿Qué otra cosa puedo hacer?
¡No consigo comida para ella!)
- Mira yo
prefiero la “cuarta república” ¡que esta vaina! Porque ciertamente que ahora
gano mucho mas, pero ¿de qué me sirve…?
¡Todo está
carísimo y nada se consigue! – Mientras hablábamos el resto de los pasajeros
estaba cada uno en lo suyo. Pocos nos prestaban atención alguna.
En verdad, en
esta época de “revolución” mas de uno la está pasando “las de Caín” porque
andamos como loco buscando algo para poder comprar y aparte de que no hay…Lo
poco lo están vendiendo a precios exorbitantes.
- ¡Logré
conseguir este medio kilo de café a: 350 bolívares! – Le dije enseñándole el
paquete, pero sin sacarlo de la bolsa, no vaya a ser que un guardia me lo
quiera decomisar creyendo que estoy “bachaqueando” (un término acuñado a los
que compran a precio regulado y después
va a venderlo diez veces mas caro. ..Hasta a “esto hemos llegado”)
El amigo en
cuestión me dijo entre dientes…
- …Mejor
cambiamos de tema…Veo a esos dos que nos están poniendo atención y pueden ser
“sapos del gobiernos” o como ellos
prefieren llamarlos: “compatriotas cooperantes” (¡Qué situación tan degradante lo
que nos está costando co-existir!)
Disimuladamente
observé y en efecto, eran dos que ya no nos perdían de vista.
- Cierto. Mejor
hablamos de “lo bella que es la revolución bonita” – Él se sonrió y preferimos
callarnos, ya que siendo un par de padres de familia…No nos vayan a desgraciar
nuestras vidas.
En un momento
comencé a charlarle, que en la época en que hacían las “barricadas” en las
calles, me pareció haber visto a su hijo…Un mozalbete de pocos años, que iba
con unos pantalones cortos y con una franela de colores y me respondió…
- ¡En cuanto me
dijeron: Tú hijo está protestando en la avenida! ¿Sabes cuanto tenía de edad:
¡15 y medio años! Corrí y me lo traje a fuerza de garrote y cuando llegamos a
la casa, le di “una cueriza” que el muchacho me acusó que me iba a denunciar al
ministerio público por “maltrato infantil” y yo le dije:
- ¡Vaya y me
acusa! Y dígales lo que yo lo hice, y les informaré el por qué le tuve que dar
una paliza: ¡Porque usted está quemando
cauchos en la avenida!
¡…Y vamos a ver a
quién van a dejar preso…!
- ¿Y qué te dijo
el chavalo…?
- ¿Qué me va a
decir? No tolero que ningún hijo mío vaya a hacer semejante locura. – Y
callando de repente me dijo…Con sus ojos enrojecidos…
- A mi hijo
mayor…Me lo mataron el 21 de sept. de 2. 014… - A mí se me aguaron los ojos, no
pude soportar tan nefasta noticia y
apresurándole le dije…
- Por favor
amigo. No me cuentes nada mas.
Que yo también
soy padre.
Y me duele en el
alma esto.
Tan sólo de
pensar, que me pueda pasar esto a mí…
Por favor. No
sigas. – En verdad, me dolío en lo mas profundo de mi ser. En un instante pasó
por mi mente mi hijo mayor, Cristóbal que en función de músico siempre anda de
un sitio a otro para ganarse el sustento diario.
O de mi otro
hijo, Berny que siempre anda comprando y vendiendo o reparando relojes en todas
partes.
¡¿Cuánto dolor
debe sentir un padre, al perder a su hijo…?! (¡No es posible que te maten a tú
hijo! ¡No Señor!)
…No quiero ni
siquiera pensar en esto.
No creo que un
padre pueda asumir este tema…
A mí en lo
personal me produce mucho pesar.
Pero el amigo se
quitó sus lentes, sacó su pañuelo y me dijo…Y con lágrimas en sus ojos, limpiándoselas
con su pañuelo, prosiguió…
- …Ya eso pasó…
- Amigo mío…No me
sigas diciendo nada mas.
No quiero estar
en el lugar de un padre.
Y el sólo hecho,
se me agúa mi corazón y se me constriñe todo. Lo siento en el alma.
Es un tema tabú
para mí…Y te acompaño en tu dolor.
Por favor…No
sigas… - Pero él hizo caso omiso a mi petición…
- Yo me levanto
todos los días a las 4 a.m., y ese día 21 de sept. -era domingo- (Este 21 de sept. próximo cumple su
Aniversario - y cae en: lunes- de su muy
Sentida Partida.)
A él lo traía su
transporte a las 4,40 y siempre llegaba y tocaba el portón…
Y era yo el que
salía a recibirlo…
Ese día escuché
el “tilín” del portón y corrí a abrirlo… ¡Era él! Una suave brisa me rozó por
mi lado a su paso, mientras escuchaba: ¡Bendición papi!
¡Era mi hijo!
- ¿Y lo viste?
- Si. Pero de
refilón. Y si pude escucharle, el mismo
timbre de voz. Y cuando me acuesto al lado de mi esposa, lo sentí, cuando su
cuerpo se hundía en el colchón y cuando se abrazó conmigo…
¡Eso fue grande
amigo!
Sentí el suave
calor de su cuerpo, aunque ya sabía que ya él estaba muerto.
¡Pero lo sentí!
Y sus brazos
rodearon mi cuerpo y su cara se posó al lado de la mía…Y así duramos hasta que
me dormí. Me levanto siempre alrededor de las cinco y media, porque a esa hora
comienzan a llegarme todos los periódicos y me tengo que levantar para
recibirlos e irme a mi puesto de ventas.
- ¿Pero estás
seguro de que lo viste…?
- Sí.
- ¿Y lo
sentiste…?
- Por supuesto,
la brisa y su aroma.
- ¿Y también lo
oíste…?
- Y también, sé
que espera que yo le imparta mi bendición. Y siento cuando entra a la casa.
Oigo como hace
sus cosas, que regularmente hacia cuando llegaba en la madrugada.
- ¿De verdad…?
¡Qué maravilla!
¿Y qué sientes
cuando eso pasa…?
- Siento un gozo.
Una alegría desbordante.
No sé cómo
explicártelo. Me siento: ¡Completo!
Pero a decir
verdad, cuando lo veo es por fracciones de segundo, porque algo pasa y es
cuando volteo a ver y ya no está.
- ¿Y cuánto
tiempo te ha durado eso?
- Mas o menos…Un
mes. Su primer mes después de su partida.
Es mas te voy a
contar…Cuando llega la viuda y trae a su hijo
-mi nieto- a él de pronto lo veo
que se pone a reír y a reír, señalando una parte de la casa, generalmente en su
cuarto. (Conque emoción lo veo… ¡Ríe y goza!)
Y el bebe
dice… “¡Papa, papa vení acá…”! -Mi esposa nerviosa trata de corregirlo, pero
yo la agarro y le hago señas de que guarde silencio, y le digo a su oído…
- Él está viendo
a su papa. ¿No lo ves?
Siente el mismo
gozo que yo siento, cuando lo logro ver. – Mi esposa comienza a llorar
desconsoladamente, porque ella me asegura que nunca lo ha podido ni oír, ni
ver, como mi nieto y yo lo hemos hecho.
¿Y qué puedo
hacer…? Me lamento mucho que ella no pueda tener ese gozo…Pero yo sí que lo
poseo.
¡Ni idea tienes
cuando lo siento! (Y es cuando me viene a mi mente, cuando yo lo cargaba y lloraba,
lo mecía entre mis brazos y le cantaba: “¡Arrurú mi niñito!” ¡Ay cuantos
recuerdos me llegan de su infancia!)
Me provoca
abrazarlo con tanta fuerza y ternura…
Mi pobre hijito
que se me murió de esa forma…
(¿Qué será de él,
cuando no lo veo, ni lo siento…?)
¡Sólo Dios sabe
porque pasan las cosas!
Esta vida es muy
corta .
Incongruente.
Grotesca y
miserable.
No sabes cuánto
tiempo te puede durar una alegría o un gozo. ¿No sabes cuánto me ha costado
llevar a mis hijos, hasta dónde están…?
…Bueno en tú
caso, me doy cuenta de que tú sufres tal como todo buen padre lo hace.
No es fácil.
¡Pero te voy a
contar…! Lo he visto en la esquina en donde me paro a vender las arepas…
En cierta ocasión
estaba así…
Que nadie me
llegaba a comprar nada.
Y yo estaba
obstinado. Ya fastidiado, cuando de repente me llegó…
- ¡Bendición
papi! – Yo asustado voltee a verlo, ¡claro que le reconocí su voz!
¿Pero cómo era
él…?
¡Te juro que no
pensaba en él!
El caso es que lo
vi, venía muy sonriente y yo le dije…
- ¡Dios te
bendiga hijito! ¿Y eso…Qué haces por acá…? – Y él señalándome a cuatro o cinco
que venían con él, me dijo…
- Es que venimos
por… -¿Y vas a creer que me recuerdo del
nombre qué me dice…?- ¡No!
¡No he logrado
saberlo! …Pero uno o dos días
después…Alguien conocido se muere.
¡Y así mismo pasó
con su propio tío!
- ¿Pero lo viste?
- Tal como te
estoy viendo ahora mismo. Pero en un instante después…Desaparece.
Algo pasa y miro
a otra parte y cuando vuelvo…
¡Ya no está! ¡Se
me fue!
Y eso me ha
pasado en las últimas tres muertos
-entre ellos mi propio cuñado, su tío-
¡eso me ha estado pasando!
- ¿Y ya no te
llama en la madrugada…?
- No. No lo he
vuelto a sentir.
Mira por lo que
he visto y oído, y por eso sé qué
existe.
Y tal como te
dije, yo he visto a mi hijo muerto acompañado de otros…Que al igual que él, ya
han partido de este mundo.
No te puedo
asegurar lo que no sé, pero de esto sí que los he visto…Y oído. ¡Doy fe de que
eso es así como te lo estoy narrando!
No miento. No
exagero.
Tampoco estoy
“sugestionado”
Así que para
mí…Existe otra dimensión.
Y no sé
explicarte si es que están a un lado nuestro o encima o abajo. ¡Eso si que no
lo sé!
No soy un
letrado, ni profesional en nada…Solo soy un padre cuyo hijo mayor se me fue de
repente.
Y en verdad aún
no he tenido tiempo “para llorarlo”
mi mujer ¡esa si que sufre! -quizás el haberlo visto y hablado con su
espíritu- me “alivie” en algo su
sentida partida… ¡Pienso!
Soy un padre
herido. Y lamento que su propia madre no tenga esa virtud…Pero yo sí. ¡Gracias
a Dios que lo he visto y oído!
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015.-
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