"El Guegüence"
- Si
mi rey, lo que tú me digas eso haré. ¿Y adónde irá a trabajar nuestro Raulito?
-
“Nuestro Raulito” estará muy ocupado. ¡Demasiado, full y su rol será de
Estrella! Ya lo verás volver hecho todo un hombre.
Tan grande fuerte y poderoso
como yo, bueno ni tanto así, ya que no creo que más nadie logre imitarme.
¡Gracias a Dios que rompió mi molde! Porque nadie más que yo, logrará todos los
éxitos Inter Galácticos que pronto cosecharé. ¡Ya me verás!
-
¿Pero no me estás diciendo que irá primero por varios días a laborar?
- ¡Es
que tendrán mucha demanda, tanto tú como él!
- ¿Yo
y qué estaré haciendo yo?
-
¡Lograrás colmar de plenitud a mucha gente!
- ¿De
verdad? ¿Y qué será lo que tendré que hacer?
¿Quedaré tan extenuada como cuando
termino mis faenas de limpieza?
¿Como las hago día a día a pleno sol?
- ¡Ni sol tendrás que llevar!
Ya verás que será
una función muy especial.
En tu aire acondicionado, y lo más liviana que
puedas. ¡
Ya lo verás, estoy segurísimo que te encantará!
Claro al principio
hasta es posible que denigres de ella.
Pero al transcurrir los días y viendo
nuestros aportes monetarios… ¡Ni te importará para nada!
Y te juro, que nunca
más tendrás que fregar la ropa sucia de nadie más. ¡Y si te toca fregar…será
con la mayor plenitud!
¡Pronto te gustará, hazme caso, ya tú misma me darás la
razón!
- ¿Y
en dónde podré ejercer mi nuevo cargo?
¿Y a propósito, qué haré?
-
Primero lo primero y después vendrá lo segundo y más allá lo tercero y así
sucesivamente.
- Ok,
ok.
-
Tenemos que llegar a nuestra futura “Mansión”
-
¡Perfecto!
- Una
vez allí, tendrás que atender a tu Toro, que está sediento
¿Y ya sabes de qué?
- ¡Siempre
estaré allí para satisfacer a mi Macho!
-
Bueno, agarra bien tus bolsas y a tu chavalo y arranca.
Por lo pronto, tendré
que desviarme.
- ¿Y
no vendrás conmigo?
- No.
Tengo que ir a chequear a un ganadito que tengo trabajando para mí, digo para
nosotros. ¡Bien sabes que me debo a mis Inversiones! ¿Cómo engorda el ganado?
- ¡A
los ojos de su amo!
- ¡Y
yo soy su amo y tengo que ir a chequearlo!
¡Espérame pronto, y ya sabes cómo! –
Y dándole una sonora nalgada la abandonó.
Macrina
suspiró hondamente. Se sentía plena.
Segura de que su marido estaba tratando
afanosamente de producir los buenos resultados que todos esperaban,
especialmente ella.
Pero hasta ahora, sus resultados eran: Negativos.
Al
contemplar al objeto de su idilio, comprobó que iba correctamente bien vestido. ¡Toda su indumentaria era
nueva!
Desde sus calzados lujosos, pasando por sus elegantes pantalones y esa
camisa, ¡tan fina y bella!
¡Qué grande era su satisfacción!
Ya que era ella
misma la que lo vestía y también la que lo combinaba. ¡Un dineral costaba
vestirlo!
Pero bien valía la pena, ya que al verlo se sentía plenamente
orgullosa.
Constantemente
se lo advertía, ya que él debía ir muy bien presentado. Por sus múltiples
ocupaciones.
Y además porque en todo el tiempo que lo llevaba conociendo, nunca
lo había descubierto mal vestido. Nunca.
Bueno,
ya se le perdió en el firmamento.
Ciertamente que era muy despistado, ya que no
se dignó a despedirse de ella, aún cuando ansiaba con mucha ansía este pequeño
detalle.
Pero ¿Qué le podría hacer? Él era así.
Y respetando el sentir y el ser
de cada uno, pues lo aceptaba como algo que debía ser su constante.
No
obstante, tercamente allí se quedó, como si por algún milagro de la poderosa
naturaleza, regresaba y le hacía la señal de despedida. Y ya comprobándose a sí
misma, decidió partir.
En verdad, no había aquilatado el tremendo peso de
tantas bolsas. ¡Qué pesadas estaban! Pero ni modo, debía cargarlas y
transportarlas hasta su casa y así lo hizo.
Camino
lentamente, por varias razones, primero por lo pesada que iba y segundo, porque
el camino se le hacía algo sinuoso.
Se detuvo unos instantes, más que todo para
descansar un poquito. Colocó todas las bolsas a
sus pies, se acomodó mejor a su precioso retoño. Suspiró largamente.
Sintió que sus plantas le manifestaban un dolor muy fuerte. Estiró sus piernas,
alternando de un brazo a otro a su Raulito.
Y
arrancó con más premura, ya que aún tenía que recorrer un largo trecho y temía
la oscuridad. Y porque ansiaba llegar rápidamente para poder descansar. Comenzó a cantar una triste canción.
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