“Conversaciones con don Carmelo”
Domingo;


- ¡Yo soy un HOMBRE, carajo! – Gritaba mas para reafirmarse a él mismo, que en informármelo, pero a pesar de haber hecho esta afirmación con rudeza; en su rostro reinaba un jocoso festejo.
Todo era una hazaña.
- ¡Ji, ji, ji, ji!
¡Ya no podré hacer todo lo que antaño hacía…! Pero algo hago.
¡Mira mis músculos! – Me enseñaba sus bíceps –ya marchitos- pero para él eran todavía muy fuertes y resistentes.
Instintivamente se miró su prominente panza y a manera de explicación, agregó…
- Bueno de la cintura para arriba… ¡Todavía soy muy fuerte!
…Aunque…Bueno allá abajo: ¡No valgo ni veinte bolívares!
(Ni de los viejos…)
¡Ji, ji, ji, ji!
Y esto me ha llamado mucho la atención y al verlo como limpiaba sus lentes con ese cuidado y con ese infantil gesto, de sacar su lengua a un lado de su boca y tararear y tararear, pues de una forma u otra me hizo apreciarlo aún mas.
En otra ocasión lo vi en un “negocio ambulante” y en esa ocasión lo vi muy ensimismado en su labor de pintarlo.
En verdad que me quedé: ¡impactado!
Y es que cuando lo vi, estaba de rodillas pintando y repintando, con un esmero muy especial.
Con que delicadeza y dedicación efectuaba esa labor, concentradito se esmeraba a que le quedase en óptimas condiciones.

Asumo que le dieron ese trabajito y lo estaba efectuando.



No hay comentarios:

Publicar un comentario