“Creible increíble”
Hoy es Sábado….Último día de mayo….


…Pero…Me inquieto.
Y razono:
¿Cómo puede guardar las llaves de la puerta de mi casa?
Algo no está muy bien definido para mí.
(Por supuesto que no. Estoy entrando en arenas movedizas…)
Sin orientación alguno…Vacilo.
En este instante, aún mantengo mi mano derecha en la perilla…Presiono con cierta fuerza.
¿Quién será?
Intento mirar mejor hacía el ángulo de visión…
De forma fugaz el ser, se sorprende al verme.
(…Pero… ¿Estoy seguro de esto…?)
Curioso el factor sorpresivo fue mutuo…
No logro reaccionar.
(Por cuenta no esperaba verme…Al igual que yo mismo.)
Casi en un micro instante, me confundo pero creo verlo…
Se corrió hacia una media pared que divide la sala del comedor…
(¿Por qué se me escurre? No quiere ser visto por mí. No puede ser algo “bueno” que digamos.)
Ya no puedo verlo. Pero percibo que allí está.
(Algo dentro de mí me insiste en que es así.)
(Pienso detenerme y volver, pero la fuerza de arranque con que salí de la habitación…
Me lo impide. Por inercia dobló hacia mi derecha, que me lleva a la puerta que da con el patio…Sitio en donde están las cuerdas y en donde he colgado la ropa.)
- ¡No! debo verificar quién es… – Pero una fuerza desconocida me disimula y me hace ver que debo atender lo de la ropa sin dilación alguna.
(No entiendo. Me inunda un sentimiento muy confuso, muy profundo. Algo me indica que no debo mirar. Una fuerte hondonada de pánico, inundó todo mi cuerpo.)
- ¿Qué debo hacer? – Me pregunto aún sintiendo esa terrible sensación de angustia.
No obstante, continúo mi recorrido.
Atrás dejo esa estela pavorosa.
Y siento que es incomprensible.
- …No. No debo seguir haciendo esto, ya que me parece que me están “guiando” y esto no es de mi agrado.
Pero es que nadie ¡me ha preguntado nada! – Y siento que ambas sienes están al “rojo vivo”
- …Esto no es normal… - Logro razonar, mientras estoy abriendo el candado de la puerta de hierro.
Contemplo que un viento fugaz está revoloteando la ropa limpia.
Mecánicamente hice mi acometido.
El candado cedió.
Lo saqué y lo acomodé a un lado del marco. Afuera ya están los perros que mantengo.
No. No me miran a mí, pero si a algo que está detrás de mí.
(¿Pero cómo es esto? No logro captar…)
Uno de ellos, alzó sus orejas y fijó su mirada hacía un punto que no pude visualizar, ya que estaba detrás de mí.
La veo que ladea su cabezota.
Primero a la derecha y luego siguió hacía una dirección hacia la izquierda. 
Arruga su frente.
(Y a todas estás: ¿Qué significará ese gesto? Porque en un ser humano indica…Preocupación.
¿Será igual en un cazador como ella?)
Creo que lo reconoció…Pensé que pronto ladraría. Pero no fue así.
(Ladrale condenada. ¡Dile que en este sitio no puede quedarse! ¡Grúñele! ¡Has algo!)
Sigue con interés un movimiento.
Y se ha quedado estática, cual “canino cazador”
- …Algo hay detrás de mí. No lo puedo ver, pero por la crispación de mi propia piel…Algo debe haber. Mas bien…Alguien. Y creo que es un hombre.
Lo inaudito es que mis ojos muy humanos, no logran percibir… ¡Nada!
- ¿Quién será…? – Me pregunto en el silencio de mis pensamientos.
– Ya le va a ladrar… - Me digo a mí mismo. Pero contemplo a la perra muy interesada. Intrigada. Pero no desconocía al origen de su mirar.
Mas sin embargo, estoy asombrado con mi forma de reaccionar.
- No comprendo. – Pienso. Sin perder de vista al animalito. Y es cuando contemplo que el macho –el compañero de su especie- también sigue con atención todo cuanto acontecía a mis espaldas.
(Pensé…Esta es una buena señal. Pero nada mas… ¡Qué chimbo!)
Abro la puerta de hierro –Una pieza grande y pesada- miro hacia el patio y todo parece seguir su propio rumbo, muy ajeno a lo cuestionado por mí propio ser.
Observo a mi derecha –la cerca del vecino de ese lado- y todo sigue normal.
A mi izquierda –igual- no hay cambio alguno.
En mi manera de ver lo que acontecía
–se me hacía que esos perrunos- eran mi espejo retrovisor.
Una parte de mí, sintió cierto alivio.
Pero mi intelecto: No.
Era preciso verificar con exactitud lo que estaba pasando.
Pero mi propio cuerpo me empujaba a seguir como “si nada estuviese pasando”
El pequeño animalejo, perdió interés alguno.
(¡¿Y te vas a echar…Ridículo!? ¡Ataca…Ladra…Gruñe…Has algo!)
Se echó para rascarse de sus muchas pulgas o garrapatas o quizás algún otro bichito.
(Pero ¿Por qué? No logro entender la psicología perruna.)
Él consideró que era mas importante (rascarse…) que seguir vigilando al extraño visitante.
 De inmediato fijo mi atención en la hembra…Que no ceja en seguir los pasos.
De forma casi involuntaria, se fija en mí, y casi de inmediato se volvió hacia un punto algo distante…No entendí para nada esta forma de actuar.
(Pero quién podrá entender esta reacción… ¿Quién? ¡Que alguien me explique! ¡Plis!)

(Mañana una parte mas…..)






“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Sábado….

Visiblemente se notaba que Susan, no compartía esa sensación que quería infundirles Gersy a su grupo.
- …Por favor, no hagamos ningún escándalo que vaya a humillar a mi Romancito…
Por favor chicas…
- ¡Pero Gersy! Nosotros hemos venido es por ti. Mira lo avanzado en que estás en tu embarazo. – Le protestó Carmen.
- ¡Quédate tranquila amiga! Y si estamos aquí es por ti. – Le aseguró Marisela, como para apaciguar la visible molestia que sufría su amiga.
- Bueno, ya me tranquiliza el oírlos.
Y lo importante  es que mi adorado, no salga tan traumatizado como la última vez.
- ¿Traumatizado dijiste? – Inquirió Susan.
- Sí y aunque te cueste creer. “Eso” que todos ustedes creyeron ver, en la última vez, lo ha dejado muy marcado y aterrorizado.
¡Es así, como se los cuento!
(¡Hasta dónde llega la estupidez femenina! ¡Ay el amor, el amor idiotiza a los enamorados! ¿Y qué podemos hacer?
¡A todos los enamorados nos ocurre todo esto! ¿Y será por eso que Susan no quiere reconocerlo?
¡Pobrecito amigo…Pobrecito!
Y lo siento tanto por ti. ¡Sé y me consta que no te lo mereces!
¡Pero los justo pagan las cuentas de los injustos! ¿Y qué podré yo?) – Meditaba Marisela a medida que oía y leía en la expresión de sus colegas las respuestas que ninguno se atrevía a exteriorizar…Para no incomodar a su amiga que estaba en estado de gravidez.
- …Y por favor…Ninguno intervenga. Dejemos que las cosas fluyan, como debe ser…-
Concluí a Gersy.
Todos sus acompañantes guardaron un prudente silencio. Y en parte, era para no poner algidez a ese asunto y confiando en que sí ellos estaban allí, era por la evidente salud de su colega.
Mujeres en su evidente mayoría, actuaban más por sus instintos maternales y propios de su género.
Así  que una vez aclarados el modus operandi, procedieron en consecuencia.
Divisaron la casa en cuestión.
Gersy seguida de sus colegas, iba adelante.
Hicieron acto de presencia y se anunciaron ante la señora de la casa.
- ¿Díganme? – Preguntó una vez que fueron anunciadas.
- …Señora…Por favor… ¿Está Román aquí?
- Sí. ¿Quiénes lo solicitan?
- Yo me llamo Gersy. Y estas son mis amigas: Marisela, Carmen, Adriana y Susan. Y detrás de nosotras: Miguel. ¿Podríamos entrar y hablar con Román?
La señora comenzó a dudar, pero no les vio ningún gesto hostil.
- Yo me llamo: María y soy la suegra de Román. ¿Pero…No entiendo nada? ¿Qué son ustedes de él?
- Sí nos deja entrar y lo llama…Con gusto se lo diremos. – Le propuso Gersy.
La señora María, pareció pensárselo mejor. Y al cabo de unos segundos, les franqueó la entrada.
- …La verdad, es que no entiendo para nada, la presencia de un acto tan sublime y de tanta trascendencia para nosotros.
Mi hija María Concepción está siendo pedida de mano por Román…Ustedes, han llegado de improviso. Adentro está mi esposo, esperándome para iniciar éste acto.
Y él en ningún momento, nos ha indicado en que vendrían con él. La verdad, es que no entiendo nada. ¿Qué es lo que está pasando, en realidad?
- La verdad, señora María, es que yo soy su esposa y madre de sus dos hijos…Y éste que tengo en mi vientre…

La señora María, pareció tambalearse. Se sujetó con súbita fuerza al portón de su casa.







“Asechanzas”

Pero se sintió impedido.
No así ese desprendimiento tan brutal.
Y no le quedó  más remedio que gemir en silencio.
Y se dispuso a ello.
En medio de esa vastedad.
Fue sintiendo como se le desprendía de su ser, centímetro a centímetro a todo lo largo de su cuerpo…
Se fue desintegrando y la intensidad fue en crecimiento -más y más- ya ni lágrimas salían en su auxilio. Un dolor intenso se fue apoderando de lo que le quedaba de ser vivo.
Una metamorfosis se le fue desfigurando, sin comprender y sin poder hacer nada más que sufrirlo y presenciarlo, ya no sentía sus tripas, ese olor nauseabundo lo inundó… ¡Pura mier..!
¿Cómo puede ser todo esto…?
Intentó apartarse, hacia la izquierda y luego a la derecha… ¡Nada!
Lo siguió intentando…Pero ya no pudo...
Se tragó todos sus vapores. Sintió en carne propia como se inundaba por dentro y sin poder hacer nada para evitarlo.
Asfixiado pero siempre consciente.
Asco y repulsión acudieron a su entender.
Pero era de él mismo. ¿Le importaba?
Pues si que le importaba…Pero tenía que aceptarlo, así de esta forma.
Pronto vio emerger algo abultado… 
Su forma no estaba clara, ni definida.
Se notaba a leguas que estaba manchado, oscuro. Horrible su apariencia.
E instintivamente se apartó con mucha repulsión.
- ¡Huácale y huele bien feo!
¿Qué carajo sería?...
- ¡Tú estomago! – Creyó escuchar.
¿…Y es mío…? – Atinó a preguntar, sin obtener respuesta alguna.
Lo contempló con desparpajo.
No podía creerlo.
Se veía oscuro y sucio.
Una bolsa maloliente, sucia y oscura.
Y pensó para sí mismo: ¿Y “eso” estaba dentro de mí? ¡¿Es así…?!
¡No puedo creerlo! ¿”Eso” formaba parte de mí cuerpo?

¿Pero cómo puedo contemplarlo, así no mas? 





“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”
Viernes….

Machos es lo que sobran…
Hombres es lo que faltan.
¿Y Señores…? ¡Más escasos son…!
Así como Hembras, hay en abundancia…
¡Cómo arroz picado!
Muy pocas: Mujeres.
Menos aún: Señoras decentes.
Así  que se acercó a ellos.
Y trató de encajar, entre sus hijos.
Se entretuvo participando en todo, cuanto se les ocurría.
Gozó y disfrutó, ese acercamiento.
En verdad, nunca antes lo había intentado.
Hoy, se dio cuenta de ello.
Y se comprometió consigo mismo.
(¡Hoy mismo, me he dado cuenta!
¡Qué felicidad  el poder compartir, con mis hijos!
¡Qué dicha y  qué honor! Y me estoy riendo de todas sus niñerías…
¡Qué bien  mi Dios…Qué bien!)
Tan ensimismado estaba, que no se había percatado de que su costilla y la vecina, lo estaban observando, calladamente.
Ambas señoras, una más que la otra.
Su esposa  observaba sumamente complacida. La vecina, lloraba.
Sus recuerdos, fueron truncados.
Por supuesto, que le satisfacía lo que veía.
Pero  ya su familia, estaba diezmada, destrozada.
Sus lágrimas, corrían como las olas de un rio impetuoso.
- ¿Cuánto no diera yo, por recuperar mi vida perdida? ¿De qué no sería capaz, yo?
Hoy en día, mi familia es una sombra.
Ya no reímos.
¿Qué podemos celebrar?
¿Qué nos podría alegrar?
¡No tienes idea  María, ni idea tienes, de lo que hemos sufrido!
…Me parte el corazón…Me alegra por ustedes…
Pero la desgracia se ciñó en mi familia…
¿Y por qué, qué mal hemos hecho?
¿A quién hemos dañado, a quién?
…Hoy en día…Daría lo que me queda de vida, por recuperar lo perdido…
¿Pero cómo podré hacerlo?
¿Quién me podrá devolver lo perdido?
¡Nadie…La sombra, nos ha cubierto!
¿Mi marido…? Caído. ¡Pobrecito!
No ha podido ser él mismo.
Y no hay forma ni manera, de poder recuperarlo.
¿Y mis hijas? ¡Están destrozadas!
¿Su futuro?
¿Podremos tener futuro nosotros?
¡…No…No lo creo! ¡No puedo creerlo!
Diego y María, de ver tanto sufrimiento, comenzaron a llorar.
Acompañando en el dolor de su vecina y  ahora  amiga.
Pronto los tres, eran un mar de lágrimas.
Y sus tres hijos  cuyas edades oscilaban, entre los trece años, que tenía la menor; Sandra, Javier de: quince años y la mayor: Mariela de diez y siete años.
Sintieron el dolor y se unieron, a los sentimientos de su vecina.
Y por más  que intentaban consolar en su dolor a la vecina  no pudieron, drenaron mucho dolor.
- Vecinos…No puedo dejar de llorar. Antes, era pura alegría. Mi esposo y mis hijos, vivíamos una vida muy feliz…  ¡A ustedes les consta!
- ¡Sí Esther  nosotros estamos conscientes de esto!  …Pero… ¿Qué le vamos a hacer? ¡Ésa es la voluntad de Dios! – Le decía María a su amiga doliente.
- ¡No! Me resisto a aceptar que mi buen Dios… ¡Me mande esta desgracia!
Perdónenme, pero me rebelo a esto.
¡No lo acepto!
Para mi es inconcebible  que un Dios lleno de amor y de santa paz, me esté enviando esto.
¡No lo acepto!
Y si bien es cierto  que Dios mismo, fue quién bendijo mi matrimonio y bendijo a cada uno de mis hijos…
¿Cómo puedo creer, que sea él mismo quién decrete mi desgracia?
¿Cómo en mi sano juicio…Puedo aceptarlo?
¡Es imposible para mí, aceptar esta dicotomía!
Esto es inaceptable.
Y tan es así, que es como si yo pudiese aceptar la maldad dentro del amor.
O dentro del amor, que exista la maldad.
¿O eso es así?
¿Podré estar equivocada?
Y de ser cierto esto… ¿Quién podrá tener la verdad?
O podré lavarme las manos como lo hizo: Pilatos.
Hay muchas cosas  que para mí son una incógnita. Pero de lo que sí es cierto  y de ello, yo  misma puedo dar fe…Es de que una vez, tuve una familia bella.
Un marido  afectuoso y dedicado a mí y a mis hijos.
Un hombre excepcional.  Pero hoy en día, debo declarar que: Fue en un pasado.
¿Hoy? Ya no existe.
Lo que existe de mi marido, es una piltrafa humana.
Todo derruido. En ruinas.
Ya no tiene esa fuerza.
¿Para mí?
Ya no tengo futuro, solamente me acompaña: Mi pasado.
Soy una mujer  en la flor de mi vida. Pero sin futuro.
¿Mi futuro? Mi pasado.

¿Qué podré esperar ya de esta vida? 







“Creible increíble”
-I-
¡Hola a todos!
En esta ocasión les presento una parte de mi nueva creación literaria, la cual aspiro y espero que sea del agrado de todos
– y como siempre, espero alguna muestra que me constate que fue de su agrado- y sin mas tardanza…
¡Saludos!

Saliendo de mi cuarto, iba con la idea fija en mi mente de ir a recoger la ropa que ya lavada, la había colgado en las cuerdas para que se secara.
Todavía era de día…Consulto con mi reloj…6 y 15 pm. Y a pesar de todo siento que la tarde está muy caliente.
El sonido de ese calor tropical que se siente a cualquier hora del día.
- Debo recoger la ropa, si ya está seca. Antes de que me caiga la noche. – Pienso en voz alta, y aquilatando el medio ambiente –antes de que me caiga la noche- es bueno ser previsivo.
Afuera sigue haciendo un calor bestial, presumo que deben superar fácilmente los cuarenta y pico de grados centígrados.
(En ocasiones como esta, el aire acondicionado no es una opción: Es una necesidad.)
- ¡Qué barbaridad! Ni porque ya está cayendo la noche mejora ese ardiente clima.
Sin querer al pasar por la  puerta que mantengo aún abierta, observo que los rayos siguen muy vigentes.
- ¡Vergus! – Me dije a mí mismo, mientras detallo el clima reinante –ya que el cambio tan drástico de frío a este intenso… “Sauna”- por supuesto que lo sentí…
Salgo y cierro muy bien la puerta –ya que se puede escapar el aire acondicionado que tengo en mi aposento- algo inesperado ocupa mi atención…
- ¿Qué será ahora…? – Medito un micro instante, mientras hago un examen visual de todo mi entorno. –Todo parece estar normal- Me digo ya que todo parece estar en su lugar…
- …Y viene de la sala. No se con exactitud qué es lo que es…
…Pero algo está rasgando mi inquieta paz. No he podido definirlo.
Afino al máximo mis instintos, analizo en cuestión de un solo segundo…
(…Es posible que alguien se haya “colado” mientras estaba encerrado en mi habitación.)
Instintivamente miro hacía mi izquierda…
Me ha parecido ver a una persona.
No puedo definirla bien.
No logro adivinar el: ¿Qué será?
¿…Una persona…Mejor dicho: “un ente” – Me costaba asimilar esta idea, inconcebible para mí- Aquí en mi residencia…?
- ¡…No. No…No…! – Mi cuero cabelludo al instante se replegó.
Sentí una tremenda aprehensión en todo mi ser. No logro discernir su origen, siendo por lo tanto: ¡Un misterio difícil de resolver!
Tensión en mí ser…Mis sienes al parecer las siento como dos tenazas, que aprisionan sin compasión…En mi espalda siento intenso frío de muerte, acompasadamente con espasmos nerviosos que me producen ligeros dolores, indescriptibles.
Aunado a mí mas profundo sentimiento de indefensión, me acompaña esa intriga que me desata momentos de verdadero estupor, de pánico desenfrenado.
- ¿…Pero cómo pudo entrar…?
Si estoy solo. Me intriga, pero no logro aclarar mi mundo.
Pero creo que es un hombre.
¿Un hombre? 
…Pero como puedo afirmar esto…
No me consta, como tampoco me atrevo a negarlo… ¡En fin!
Lo que he podido ser testigo es de verlo entrar a mi casa, y viene muy tranquilo.
(…Pero: ¿Cómo puedo afirmar esto…? Estoy seguro que con mis ojos humanos…No fue.
Y si así fue… ¿Con qué carajo lo pude ver? Al instante volví hacía el mismo sitio en dónde creí verlo… ¡Y ya no estaba! 
…Qué curioso es este micro instante…)
Algo guarda en su bolsillo.
Presumo que son sus llaves.
(¿Pero cómo puedo afirmar esto…?
Pues en verdad, no me consta. Para nada.)
…Pero…Me inquieto.
Y razono: ¿Cómo puede guardar las llaves de la puerta de mi casa?
Algo no está muy bien definido para mí.
(Por supuesto que no. Estoy entrando en arenas movedizas…)
Sin orientación alguno…Vacilo.
En este instante, aún mantengo mi mano derecha en la perilla…Presiono con cierta fuerza.

¿Quién será?




“Asechanzas”
Viernes…29

Verse sangrando…Y la impotencia es su vía crucis.
Visualizar su propio final y no poder hacer absolutamente: nada. ¡Imposible!
¡Pero era que le dolía hasta el alma! Quiso
(¿Otra vez? ¿Y ahora que va a ser de mí?
¿Hasta cuando me tendrán como “conejito de indias”?
…No sabía que ya me habían clasificado.)
En esta ocasión sintió un dolor desgarrador…
Se le  antojaba que lo estaban halando desde sus intestinos, lenta e inexorablemente, lo estaban desgarrando, descuartizando con toda la parsimonia posible…
¿Qué puede ser mas triste para un ser humano?
El saberse que lo están eliminando, poco a poco berrear con todos sus pulmones!
(¡Ayyyyyyyyyyyyy   Mamacita lindaaaaaaaa salvameeeeeeeee!)
Pero se sintió impedido. No así ese desprendimiento tan brutal.
Y no le quedó  más remedio que gemir en silencio.
Y se dispuso a ello. En medio de esa vastedad.
Fue sintiendo como se le desprendía de su ser, centímetro a centímetro a todo lo largo de su cuerpo…
Se fue desintegrando y la intensidad fue en crecimiento -más y más- ya ni lágrimas salían en su auxilio.
Una metamorfosis se le fue desfigurando, sin comprender y sin poder hacer nada más que sufrirlo y presenciarlo, ya no sentía sus tripas, ese olor nauseabundo lo inundó… ¡Pura mier..!
Intentó apartarse, hacia la izquierda y luego a la derecha… ¡Nada!
Lo siguió intentando…Pero ya no pudo...
Se tragó todos sus vapores. Asfixiado pero siempre consciente.
Asco y repulsión acudieron a su entender.
Pero era de él mismo. ¿Le importaba?
Pues si que le importaba…Pero tenía que aceptarlo, así de esta forma.








“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Hoy es jueves…29


¡Es tan imberbe…Siempre creyendo en la buena voluntad de los demás!
¡He sido yo, la única mujer en este mundo que en verdad lo quiere y lo respeta!
A mí me da mucha furia, el saberlo así…
Tan desprotegido.
No tiene ni un ápice de malicia.
¡Él cree que todas las mujeres son como yo! – Gersy al parecer, se creía todo cuanto expresaba de su marido.
A la vista de todos sus compañeros y colegas, le disgustaba a simple vista, el que ella siempre tratara de disculparlo ante ellos.
“Todas las mujeres eran malas…
Sólo ella no”
(¡Cuando lograrás entender, que nosotras no somos estúpidas, como tú!
¿Acaso creerás que: Marisela, Carmen, Adriana y hasta el muy estúpido de Migue te creemos?
¿Hasta cuándo te creerás que eres  mejor que nosotros?
Y si yo misma, estoy aquí contigo, no es por creerte o por querer adularte.
Yo misma estoy aquí no es para oír  tus estupideces.
¿Cuándo entenderás que si estamos aquí es porque te queremos?
¡Sí te queremos es a ti!
No al imbécil de tu marido
¿Acaso no vez que ése marido tuyo es un puto incorregible?
¿No sientes los cachos que te pone?
¿Tan tonta estás que ni los sientes?
¡No  mijita…Tú no tienes compón! ¡Definitivamente!
…Por eso es que yo, aunque reconozco que estoy enamorada…
¡Jamás voy a permitirme que me jueguen cachos ni así, ni de ninguna manera!) – Visiblemente se notaba que Susan, no compartía esa sensación que quería infundirles Gersy a su grupo.
- …Por favor, no hagamos ningún escándalo que vaya a humillar a mi Romancito…Por favor chicas…
- ¡Pero Gersy! Nosotros hemos venido es por ti. Mira lo avanzado en que estás en tu embarazo. – Le protestó Carmen.

- ¡Quédate tranquila amiga! Y si estamos aquí es por ti. – Le aseguró Marisela, como para apaciguar la visible molestia que sufría su amiga.





“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”


Machos es lo que sobran…
Hombres es lo que faltan.
¿Y Señores…? ¡Más escasos son…!
Así como Hembras, hay en abundancia…
¡Cómo arroz picado!
Muy pocas: Mujeres.
Menos aún: Señoras decentes.
Así  que se acercó a ellos.
Y trató de encajar, entre sus hijos.
Se entretuvo participando en todo, cuanto se les ocurría.
Gozó y disfrutó, ese acercamiento.
En verdad, nunca antes lo había intentado.
Hoy, se dio cuenta de ello.
Y se comprometió consigo mismo.
(¡Hoy mismo, me he dado cuenta!
¡Qué felicidad  el poder compartir, con mis hijos!
¡Qué dicha y  qué honor! Y me estoy riendo de todas sus niñerías…
¡Qué bien  mi Dios…Qué bien!)
Tan ensimismado estaba, que no se había percatado de que su costilla y la vecina, lo estaban observando, calladamente.
Ambas señoras, una más que la otra.
Su esposa  observaba sumamente complacida. La vecina, lloraba.
Sus recuerdos, fueron truncados.
Por supuesto, que le satisfacía lo que veía.
Pero  ya su familia, estaba diezmada, destrozada.
Sus lágrimas, corrían como las olas de un rio impetuoso.
- ¿Cuánto no diera yo, por recuperar mi vida perdida? ¿De qué no sería capaz, yo?
Hoy en día, mi familia es una sombra.
Ya no reímos.
¿Qué podemos celebrar?
¿Qué nos podría alegrar?
¡No tienes idea  María, ni idea tienes, de lo que hemos sufrido!
…Me parte el corazón…Me alegra por ustedes…
Pero la desgracia se ciñó en mi familia…
¿Y por qué, qué mal hemos hecho?
¿A quién hemos dañado, a quién?
…Hoy en día…Daría lo que me queda de vida, por recuperar lo perdido…
¿Pero cómo podré hacerlo?
¿Quién me podrá devolver lo perdido?
¡Nadie…La sombra, nos ha cubierto!
¿Mi marido…? Caído. ¡Pobrecito!

No ha podido ser él mismo.