...Viendo una pelicula...








“Viendo una película”




Estábamos viendo el comienzo de una película gringa, y el tema era de: Guerra.
Nos pareció buena, y dejamos el canal del cable.
Me encontraba con Carlo y Ricardo.
En la comodidad de la casa del buen amigo Carlo.
Estaba anocheciendo.
Su casa se encuentra enclavada en el fondo de un callejón, de muy solitaria presencia.
De un clima por demás de excepcional. ¡Agradable!
Y en donde solamente era perceptible…El silencio.
“Esa sensación que te arrulla y que te invita al descanso y al ocio” – Analicé mientras allí estaba.
De vez en cuando se escuchaba como música de fondo…Algún que otro sonido producido por aves. Las cuales con seguridad, habían hecho su nido por esos alrededores.
Y en otras ocasiones por el croar de los sapos y ranas…
Que por allí suelen pulular.
Aunque en ningún momento pude visualizar algún charco, o alguna corriente de agua.
Pero bueno, así es la naturaleza, inexplicable.
Carlo (mi amigo  por) su  posición (en un pacifista incurable), es mas bien hacia la paz y el buen decoro, pero accedió a ver ese tipo de película    -ya que éramos mayoría-   se acomodó en su asiento y nos soltó esta perla…
- Bueno vamos a ver ese “enlatado del Imperio” y con toda seguridad: Los “mariner” van a ser unos: “¡Súper Machos!” y volveremos a ser “testigos” de como uno solo de ellos… ¡Matan a centenares!
¡Ja! No los conoceré yo… ¡Pero bueno si ustedes insisten…Pues la veremos…!
- Y con toda seguridad: ¡Ellos vienen a ser “los salvadores de la Democracia Mundial!” – Alegó Ricardo mientras se amoldaba a su asiento.
- ¿Ah, pero ya la vieron? – Les pregunté asombrado, ya que comenzaron a emitir sus juicios de valor contra esos pobres  seres  aguerridos…
- ¿Cuánto apuestan: ¡Seguro que salieron de su territorio a “Defender la Democracia”!? – Nos preguntó Carlo, sin apartar su mirada de la pantalla televisiva.
- Y seguramente que veremos a unos: “¡Rambos!” – Agregó Ricardo (de tendencia abierta en contra de ellos).
Preferí guardar silencio y con lenguaje de señas, les inquirí si dejaba ese canal o seguíamos en la búsqueda de la mejor película que se pueda presentar.
- No déjalo allí. – Convino en forma decidida Carlo.
- Claro, claro. Tengo tiempo que no me calo “una de vaqueros” así que: ¿qué mas da…? – Aseguró Ricardo.
El caso es que deje esa película.
Se trataba de un “Grupo de Fuerza” que enviaron desde el Norte.
Iban a defender una “conversación  de paz”, entre dos bandos enemigos de un país sureño.
El grupo era de “elite” conformado por: cinco soldados, comandados por un teniente.
Y se enfrentarían a centenares  -de ambos bandos-  los cuales iban perfectamente armados, hasta contaban con helicópteros y aviones de guerra. Toda una trama. En verdad.
El caso es que  -para mi pesar-  todo se fue suscitando tal como mis amigos ya lo habían dicho.
Un solo soldado mariner, se enfrentó con una pistola de mano (de esas que lanzan como quinientas balas en un segundo…Y se tardaron varios minutos en esa escena.) y vi como caían los del bando enemigo.
Uno a uno. Y a veces por parejas.
Mientras cayeron centenares de las filas enemigas, apenas cayeron: ¡dos mariner! (Y uno de ellos, apenas le rozó una bala por su brazo izquierdo. Que pronto se repuso.)
Y andábamos tan ensimismados en esa proyección…
¡Cuando se escuchó un tremendo estruendo!
En el acto, los tres nos miramos los unos a los otros.
- Sonó como si fuese una bomba… - Nos alertó Ricardo con sus ojos desorbitados.
Le bajamos el volumen al televisor y nos quedamos en alerta.
Transcurrieron varios minutos y nada.
- ¡Bah, ese ruido viene de la película! – Determinó Carlo subiéndole nuevamente el sonido.
Y nos desconectamos de ese incidente.
Seguimos con la trama. Presenciamos que dos de los norteamericanos, huían ante ese acoso despiadado de centenares de enemigos.
Era increíble presenciar como esos dos   -que por primera vez visitaban ese país-   pero se desplazaban con mucho conocimiento de la zona.
Pronto llegaron a una población y se camuflaron con los paisanos de allí.
(Y eran tan “buenos”  ¡que nadie se persuadió que eran soldados  extranjeros!)
Presenciamos como pronto comenzaban a hablar en un perfecto español y de decidían por cual ruta tomar. Se notaba a leguas que conocían muy bien ese poblado.
Y cuando estábamos en lo de esa proyección…Escuchamos claramente…
¡Plum! ¡Plum!
- ¡Eso no viene de la película! – Nos alertó Ricardo quien ya se encontraba en pie, mirando de un lado a otro, como queriendo identificar adónde se habían originado.
Carlo y yo, nos levantamos y seguimos con interés todo.
De repente Carlo tomó el control del televisor y le bajó todo el volumen…Y lo apagó finalmente.
Ya nuestra atención se encontraba en esas: ¡tres detonaciones!  
Las dos que se dieron en ese momento, mas la primera que no le dimos importancia alguna.
Pero aparte del silencio. Ningún sonido, ni propio ni extraño. El silencio era impresionante.
Transcurrieron varios minutos mas.
A la final Carlo comenzó a desplazarse ventana por ventana.
- Estoy seguro que “eso” viene de afuera.
- Pero puede ser de acá mismo. – Alertó Ricardo.
Carlo me miró y me indicó que fuese chequeando por dentro.
(Tal como apareció en la película…Puso sus dos dedos indicando sus ojos y con la otra mano, me indicada que centímetro a centímetro fuera “raspando” todo por dentro.  –Tal como lo hicieron los soldados…-) Tanto Ricardo como yo mismo entendimos esa indicación. Así que procedí a ejecutar la orden que me fue encomendada.
En la sala se encontró solo Ricardo. Vigilante…
Carlo llegó a la puerta y con todo el sigilo posible, la abrió y emulando al comando (¡A la perfección! Se inclinó y dando una voltereta… ¡Se desplazó fuera de su propia casa!) pronto se salió del ángulo visual nuestro.
Por mi parte…Chequee todo. ¡Y muy bien! 
¡…Pero nada había!
En el centro de la sala, encontré nuevamente a Ricardo   -en ese momento vi, como utilizaba el control “como si fuese una pistola” lista para utilizar en contra del enemigo-  no le dije nada, ya que nos preocupaba Carlo, que todavía estaba afuera.
- Vengan muchachos. – Nos dijo asomándose a la puerta. Salimos y una vez fuera, todo se desarrollaba con la mayor tranquilidad posible.
- ¿Qué pasó? – Le preguntó Ricardo, quien portaba todavía en sus manos el control tal como si fuese un revolver…
- ¿Y para qué trajiste el control? – Le preguntó molesto Carlo, y al percatarse de esto, soltó el aparato rápidamente y lo lanzó a uno de los muebles que estaban en el porche.
- No veo nada extraño. Revisé los carros y todo está normal. ¿Y tú? Me dijo a mí, y por señas le dije que todo estaba normal.
Nos quedamos en esa área de la casa de Carlo, cuando escuchamos claramente….
¡¡¡Grgrr!!! ¡¡¡Grgr!!!
- ¿Y esa vaina…Qué es…?  - Gritó preguntándonos Ricardo visiblemente aterrorizado.
En un movimiento valeroso de mí parte…Entreabrí la puerta de entrada y pude presenciar el origen de tan horrendos gruñidos…
- ¡Son tres lobos! – Grité despavoridos.
- ¡¿Lobos en mí casa?!  ¿Y no revisaste bien…? – Me preguntó angustiado y le respondí que en efecto, pero que no los había visto.
- ¿Se habrán metido por la puerta del patio? – Analizó Ricardo.
- ¿Y abrieron “ellos mismo la puerta”? – Le increpó Carlo.
Lo cierto que eran tres voluminosos lobos que nos gruñían con todo su odio reflejado en sus miradas.
- ¡Esto es insólito! ¿Lobos dentro de mi propia casa? ¡Imposible! – En efecto era inaudito.
Pero allí estaban.
- …Ahora faltan que abran la puerta de entrada… - reflexionó Ricardo mientras lo veía.
Carlo lo miró de una forma por lo demás muy odiosa, pero prefirió callar.
Nos alejamos un poco del porche y ya nos encontrábamos en el frente, a unos cinco o seis metros de los carros.
No encontrábamos la lógica posible.
Y mientras discutíamos entre nosotros…
Fuimos testigos de que ya esas bestias no se encontraban adentro…Se nos acercaban asechándonos en forma abiertamente hostil.
Agazapados…Nos envolvían, como para agarrarnos a los tres y no pudiésemos escapar.
Por mí parte, puedo asegurar, que  ¡mi sangre se me heló entre mis venas!  Y mis piernas se entumecieron. 
Considero que a ellos, algo parecido les pasó.
De repente…Yo me vi abriendo la puerta de mi coche y mi posterior ingreso al mismo…
¡Cuando sentí como el cuerpo de una de esas horribles criaturas se estrelló en la lata de la puerta! ¡Pareció que me la destruía!
Como pude, encendí mii vehículo y partí a toda velocidad.
Pude presenciar como ahora eran los tres despiadados depredadores que me seguían a estrecha distancia…Aceleré mas y mas…
¡Pero no lograba despistarlos!
- ¡Písale todo el acelerador! – Y fue cuando me di cuenta, que tanto como Carlo como Ricardo, también se encontraban en el asiento trasero, dentro de mi coche.
Todos manteníamos el vidrio en alto y agarrando con firmeza la puerta…Por si acaso.
Transcurrieron como unos diez minutos…
¡Hasta que al fin…Los dejamos atrás!
Suspiramos de emoción.
¡Qué susto nos hicieron pasar esas tres bestias!
Recorrimos muchos kilómetros.
No me atrevía a pararme en algún sitio, por temor a esos tres.
Los escalofríos que me produjeron esas fieras.
¡Hasta que amaneció nuevamente!
Los tres exhalamos en paz.
Busqué un sitio concurrido y nos detuvimos.










© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

...Pero vivimos en este mundo...








“…Pero vivimos en este mundo…”


- …Pero vivimos en este mundo…
En el mismo  en que Dios en su Infinita Misericordia nos ha colocado.  
Y aquí nos ha dejado.
Y quiera Ése primordial ser  -Que es nuestro Padre Creador-  apiadarse de nosotros y enviarnos la Ley que definitivamente nos juzgue   ¡y no la bendita ley de los hombres!  
(¡Que es vil y traicionera, ya que se amolda a todos “sus intereses”!)
Porque cumpa,  ¡esto que estamos “viviendo”!  nada mas  ¡que lo aguantamos nosotros! – Le agregué rápidamente…
- Y te digo esto, con relación a lo que ayer hablábamos: ¿Quién se beneficia…?
Y pienso: “¿Por qué nos ponen a pelear…? 
-Cosa por lo demás “inhumana”-
Y vuelvo a la misma pregunta de ayer: ¿Quién se beneficia? – Como que se la “puse bajita” ya que al instante me respondió…
- ¡Pues los apostadores!
¡Los usureros!
Los delincuentes “de cuello blanco”
¡Los benditos políticos! que “nosotros” mismos hemos “¿y qué elegidos?”
Y hago la pregunta, ya que ni nosotros mismos podemos dar fe de que esas elecciones “hayan sido justas” en todo el sentido de la palabra.
- ¿Y por qué dices eso cumpa…?
- ¡Porque me da mucho coraje!
Los “grandes Cacaos” del mundo   -y me estoy refiriendo a “aquellos que nunca pierden” y que jamás apuestan….Solo las toman.
A aquellos que tienen los grandes capitales mundiales…
A los fabricantes de armas…
…De explosivos…
A los que controlan “el flujo monetario”, a los bancos, a las empresas de Seguros y las de Re Aseguro.
 ¿Cuántas familias se enriquecen con la hambruna de un país…? ¿Cuántas…?
Las que en nada les importa… ¡Nada!
– Yo me le quedé mirando y al instante pensé  -sólo para mí-
“Este mi cumpa siempre está en estas lides” 
¿Y él…?  ¡Cómo que se metió a brujo!
Porque al instante me ripostó…
- Yo si que estoy pendiente de todo esto.
¡No como tú, que vives “creyendo en pajaritos preñados”! – Y sin dejarme responder me dijo…
- ¿Quién se estará beneficiando con la “Guerra de las religiones monoteístas…A qué no lo sabes, ah?
- En efecto. No lo sé. ¿Y tú…?
(¿”Guerra de las religiones monoteístas…”?)
- ¿Cómo carajo voy a saberlo yo? – Explotó de repente y para rematar me espetó…
- ¡Eso es bueno que lo estudiemos! – Y me le quedé mirando y sin meditarlo mucho le pregunté…
- ¿Y en dónde…?
- ¡Por eso, es que hay que leer!
- Pero… Y si los grandes capitales dominan todo…
¿No controlarán los periódicos también…?
- ¡Exacto! Por eso es que estamos “fregados” “raspados” - “guisados”  y por esa razón…
¡Nunca prosperamos!
Pero aun así…Hay que leer. Informarse.
Ciertamente que la radio, la televisión, los periódicos  (Bueno…Unos cuantos… ¡No todos!) aunque digan que son “imparciales” Son pura mentira. Los mueve en su mayoría: ¡El interés!
¡El “cochino billete”!
-Pero no el de las mayorías-  ¡los de ellos mismos!
- Pero en este mundo en que Dios nos ha enviado…
Él sabrá el por qué   -digo yo-   y en eso si que coincido contigo: ¡Ojalá nos envíe a su ejército celestial y nos imponga su Ley!
- No tienes remedio cumpa.
- ¿Por qué?
- ¿A estas alturas, venir a “esperar” a que El Altísimo nos venga  a “resolver” todo…?
Eso es muy fácil.
- Bueno. Además de coincidir contigo en lo de estar preparándose siempre, en leer y tener sumo cuidado, en no caer “en los peines” del gobierno (¡Ay mi madre!  …No quise decir eso…) o de los “poderes ocultos”  también tengo mi corazoncito… ¡Y si es cierto: Creo en Dios!
- Yo también. Pero no le voy a “dejar” ese problema para que él nos lo resuelva también.
“Eso es: ¡Sabroso!”  Dejarle todo a ¡Él!
Y además que no es justo.
¡Ése es un problema en que nosotros mismos lo “hemos creado”! ¡Es nuestro!
Así que “a apretarse” ¡muy bien los cinturones!
El cumpa se levantó, y detrás suyo: ¡yo también!
Y le agregué…
. ¡Bueno cumpa, mañana será otro día!
Y dejemos para mañana, lo que para mañana debe ser resuelto y sin esperar a que se alargara mas esta conversación, le di mi mano y me retiré de su casa.






© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

¿...Y quien se beneficia...?









“¿…Y quién se beneficia…?”



- …Y…A todas estas: ¿Quién se beneficia con todo esto…? – Me encuentro con mi compadre, tomándonos unos traguitos.
Y estamos sentados alrededor de su mesa, y él siempre preocupado por los vaivenes de esta vida.
Y me estaba narrando, el caso de un hombre                -conocido por ambos, y no es precisamente “amigo” nuestro-   el cual ha multiplicado su “muy escuálida” fortuna con una forma…
No muy ortodoxa…
Pero que al parecer se utiliza… ¡Y bastante!
Por mi parte, asombrado le volví a pedir que me narrara   -como si fuese un carricito de…Unos cinco años-  él me miró con muy malos ojos  y presumo que no le agradó en nada…
Pero a la final: ¡Accedió…De muy mala gana por cierto!
- Te voy a decir: ¡Por última vez!  Y vamos a ver si me pones atención…
- Claro, claro. ¡Soy todo oído! – Le dije para apaciguar en algo su enojo.
Lo vi carraspear, se acomodó mejor en su silla y arrancó de esta forma…
Después de pensárselo mejor…
- Me imagino que tú has ido a una gallera…
¡De esas en las que “juegan gallos”!
¡Que los ponen a pelear!
¿Tampoco sabes de eso?
- ¡Claro que si! ¿Qué te pasa…Acaso me estás tomando por un Hombre de las cavernas?
- Casi. ¡Pero ese no es el caso!
A lo que vamos…
Cuando van a lanzar a pelear a dos gallos…
Los apostadores profesionales, van rondando por todas las graderías y comienzan con su faena…
Yo apuesto por el colorao. ¿Cuánto le vas?
Y si el que está allí, no va por el de él, sino por “el tuerto”  (Por ponerle un nombre.)
…Entonces le toma la apuesta.
Y así va. Uno a uno.
Por el otro lado, gente de su equipo…
Van apostando por el contrario.
¡O a veces él mismo!
Un ejemplo: Apuesta ¡100.000! por el colorao…
Por el otro lado le apuesta (¡Él mismo!): ¡100.000! al “tuerto”
Y de esa manera…
Gane quien gane… ¡Él siempre gana!
No tienen “corazón”. No tienen “principio”.
¡Billete! Solo el billete es lo que los sustenta. – Me quedé analizando ese punto.
Me pareció interesante. Puesto que en un principio
Cada uno toma partido.
O bien, porque en un principio…Me gusta digamos que “el tuerto”  ¡por alguna causa! 
En principio no iría al otro bando a hacer la misma apuesta, pero por su contendor.
…Pero esos condenados, en principio, nada les importa quién se merezca que gane.
¡”Son solo negocios”!
¡Qué irónica es esta vida! – Mi compadre me observaba de una forma rara,  ¡jamás se pensó en los análisis en que me encontraba!  
Y  de repente me agregó…
- ¿…Y quién se beneficia con el dolor ajeno…?
Así pasa en todo. Mira eso de poner a pelear a dos y correr por otro lado para hacer apuesta…
¡Es deleznable! En todo sentido.
…Pero muchos como  ¡“ese desgraciado”! 
Se han hecho ¡Multimillonarios!
A costilla de todos nosotros.
¡Y eso mismo pasa en todos los órdenes de esta vida!
¿Quién sabe quién (o quiénes) se benefician cuando ponen a pelear a un pueblo contra otro?
¿…Quién…?
¡Sabrá Dios! – Me dijo después de un largo suspiro como señal indeleble del tremendo desprecio que le produce este tipo de “practica”
…Pero vivimos en este mundo…
Muchas de las cosas, nos producen asco.
…Pero vivimos en este mundo…





© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

...Que están allí...






“Que están allí…”



- …Creo que están allí.
Y nunca se han movido, están a la expectativa y no nos pierden pisada…
Hay que tener mucho cuidado…
- Miche me miraba con esos ojos suyos que estaban  desorbitados   -Juro que si no hubiese estado con él desde hace horas; pensaría que estuviese drogado-  y con su mano izquierda me indicaba que hiciese el respectivo silencio…Por sus labios salía el imperceptible….Shhh…
Yo me quedé como si fuese un mimo…Pero creo que no tenía mis ojos como los del Miche…  -bueno eso pienso-
el caso es que allí nos encontrábamos los dos.
En posición de cuclillas.
Él delante de mí…Y yo pendiente
De lo que pudiese ocurrirnos.
- ¡No te muevas! – Y yo me quedé perplejo, puesto que no reconozco haber hecho nada.
(¿…?)  ¡Si casi ni respiraba!
Pero preferí no responderle.
Transcurrieron esos minutos…Que me pesaron…
Aparte de sentir de esa brisa suave y melodiosa, que me arrullaba y me hacía sentirme bien…
¿Yo? ¡Nada sentí! (Es verdad.) 
Pero el “experto” era él.
- ¿No ves que cuando respiras fuertes…Mueves el viento…?
- ¿Qué yo “muevo el viento con mi respirar…? -  Me pareció que estaba exagerando.
En fin…Contuve aún mas mi respirar.
Pronto mis pulmones se colapsaron.
Me encontraba muy estresado.
Entiendo que estamos en un terreno agreste.
Que en lo personal…Desconozco esa área.
¡Pero es que nada veo!  
…Y luego este tío me está acusando de que por mí “respirar muy fuerte”… (…Respirar: “muy fuerte”)
¡No entiendo!
Así que por primera vez…Le toco en su hombro derecho.
No me responde.
Tan solo me sigue haciendo sus señas ya odiosas.
Que debo quedarme en silencio.
Que no debo ni respirar. Silencio. ¡Silencio!
Sigo comprimiendo mis pulmones.
Pero el tiempo sigue transcurriendo inexorablemente.
- ¿Quéééééé…? 
¡Por tu culpa, no vamos a poder ni siquiera ver a los gnomos!
– Quise responderle, pero es que ya no podía seguir conteniendo mas mi respiración y sin querer…
¡Expiré y aspiré! 
…Y no una…Fueron varias las veces.
Mi amigo me contemplaba…Su rostro ya estaba rojo.
Y por la dureza de su mirada, comprendí que…
¡Había hecho lo incorrecto!
Pero ni modo. Me explayé a todo mi dar. Sufrí espasmódicos ataques torácicos, perdía mi don de respirar
bien. Y en esto, me tardé…Varios minutos.
Al final y después de varios momentos críticos, logré alcanzar mi estabilidad respiratoria.
Él tan solo se limitó a levantarse y a seguir mirando por un bosquecito en donde él me aseguraba que vivía una colonia de duendes y gnomos.
(Él me aseguraba que yo los podía ver…Pero que había que seguir el protocolo que ellos mismos designarían… ¡¡¿…?!!)
Me afirmaba que vivían en santa paz.
Y que su amigo Rómulo le había indicado esa dirección.
Y por mi insistencia…Acudimos los dos.
…Que por mi culpa, mi soberana y auténtica…
¡Yo era el único causante de que esa incursión…Fracase!
Le escuché mascullar. Profería unas palabras que es mejor no reflejar en este escrito.
Me sentí avergonzado. Humillado.
Como si mía hubiese sido la culpa de que esos seres no se presentaran.
¿Qué mas pude hacer…?
¡Está bien me hizo sentir “el patito feo”!
¡Y de repente! Él escuchó una vocecita…Muy tenue…Sutil.
Pero a la vez fuerte y poderosa.
En el acto levantó su mano y me la colocó en mi boca y me advirtió…
- ¡Cállate! – En lo personal…No puedo alegar que yo también la escuché   -sería presuntuoso de mi parte-  pero si él lo afirmaba…Debía darle “el beneficio de mí duda” ¿Cierto?
Pasaron unos cuantos minutos mas. Y nada cambió.
¿Para mí…?  …Que en nada percibí, ni oí como tampoco pude ver…  
Pues todo seguía su curso normal y natural.
La misma noche, las mismas estrellas, el mismo vientecito…Todo me era ya monótono.
Es mas…Ya me estaba comenzando a fastidiarme.
Mucho suspenso. Mucho enigma. Silencio…
(No era eso lo que vine a buscar…No señor.)
Era de noche. Oscura. Poco se veía.  
–Por lo menos yo…Nada veía…- 
Sin embargo él, si parecía tener mucha mejor visión que la mía.   –Por lo menos eso me pareció-  
- …No te muevas. Quédate aquí mismo.  
…Ya vengo… - Y sin esperar nada…Comenzó a caminar. Muy lento. Traté de visualizarlo mejor, pero se inclinó y comenzó a caminar a gachas.
Entre pequeños arbustos se confundió.
…Pronto la brisa tenue borró su paso…
Y tan solo podía visualizar el vaivén de las ramas de tantas y tantas que allí existían.
Se contrastaba con ese suave y agradable reflejo lunar en la superficie de sus hojas…
Pronto lo perdí de vista.
La inmensidad de la noche se me reflejó en esa soledad, en ese eco sistema desconocido por mí y  al sentirme totalmente indefenso.
Una oleada inesperada de viento, me ocasionó un fuerte frío. Tirité. Mis piernas flaquearon.
Busqué en donde poder refugiarme ya que me encontraba demasiado expuesto.
…Algo sentí, y sin poder definir ¿el qué?
Me inquietaba en ese manojo de indecisiones.
A instantes presumía que me observaban  (…Pero… ¿En esa macro oscuridad…? ¡De locos! ¿Quién tendría visión para estarme “viendo”?)
Conseguí un sitio que me pareció ideal y allí decidí quedarme.
Entonces comencé a ¿Quién…?
¡Si quién estaría allí mismo conmigo…!
Y hasta llegué a presumir que eran varios pares de ojos, que ¡no me perdían pisada!
Mi camisa no me protegía para nada en esa inesperada oleada fría.
No sé precisar el tiempo que allí estuve…Pero pienso que fue demasiado.
Mi oído comenzaba a ponérseme muy sensible.
¡Hasta empecé a escuchar una multitud de sonidos!
Por momentos expresé rasgo de locura repentina.
¡Qué diversidad! Esa variedad surtida de cacofonía.
- ¡Qué extraños son! – Analicé en medio de mis escalofríos.
Que nunca pude precisar con exactitud.
Intentaba diferenciar el sonido de un pájaro con el de otro de los tantos habitantes de ese lar.
…Pero sospecho que fracasé en mi experiencia repentina.
Escuché a lo lejos un suave batir de alas.
(¿Alas…De qué…O de quién?)
Imágenes grotescas me sorprendieron…
Y eso me inquietó ya que no supe de qué era.
Me refiero a si era un ave…O algo mas.
No sé… (Tampoco me preocupé por indagar nada de eso…)
Y en esos pensamientos andaba cuando sentí la fría mano sobre mi hombro  del amigo Miche, quién hablándome siempre en susurro me dijo…
- Ya hablé  con ellos…
- ¿Con quiénes…?
- Los duendes que cuidan este sector. Son muy amigables.
Al principio desconfiaron de ti, y te vigilaron.
¿No los escuchaste…? – Me quedé analizando en silencio y le respondí mientras lo seguía a él…
- …Bueno a decir verdad…
- ¿No sentiste una brisa helada…?
– Y ¡claro que la sentí! Y en el acto le respondí…
Por supuesto…
- Eran ellos. Te estaban poniendo a prueba.
Y seguramente que escuchaste…Otros sonidos mas… ¿Cierto…? – Ya nos encontrábamos caminando, saliendo de ese monte.
En donde en un principio pensaba que no había mas vida…
Que la de roedores…Y otros tipos de vida, pero nunca de esos seres tan chiquitos…
- Pero… ¿Me tuvieron miedo…?
- Ya no. Pero el jefe me dijo que viniéramos en otra ocasión…Vámonos. – Y literalmente me sacó de esa zona.
Y ya no quiso hablarme mas.
…Atrás lo seguí de prisa, puesto que él si que conocía la vía… ¿Pero yo? No. ¡No!  
En verdad temí por mi propia seguridad.
Y a este amigo no le parecía importante esperarme…
Ni escuchar mis comentarios.








© Bernardo Enrique López Baltodano 2015



“¿Cómo  amaneciste  hoy?”



- ¿Cómo amaneciste hoy…? – Me ha preguntado mi esposa en cuanto me vio despierto, hoy en el transcurso de esta mañana…Y me ha dejado pensando.
Ella me vio y no se percató de mi estado de ánimo y se ha vuelto a mirarme y me ha espetado…
- ¿Amaneciste mal…? ¿Con el pie izquierdo…? – En verdad tampoco le respondí.
Me encontraba absorto.
Normalmente cuando me levanto…
Alguna idea tengo en mente. O algo me preocupa, alguna tarea pendiente…
Pero en esta ocasión…Estaba como “en otro planeta”
Y debido a su insistencia, le respondí…
- Bien. – Y me senté a desayunar.
Ella se encontraba en su laptop revisando sus cosas.
Y mientras estaba en lo de la comida, se me vinieron a la mente varias cosas inconexas…Sin sentido.
Muchas de ellas…Ni las recuerdo.
En verdad, se me han olvidado.
He pasado varias horas con esa sensación de estar y de no importarme nada de eso.
De escuchar y de no prestarle ni un ápice de atención.
De ver y de no mirar.
De pensar y de no poner atención alguna.
De sentarme y de no percatarme de ello.
No es normal en mí…Pero así han estado mis cosas de hoy mismo.
No he logrado concentración alguna.
Y después de almorzar…Se me ha venido a la mente         
-Y así se lo he dicho a mi esposa-  ¡Qué curioso!
- ¿Y qué es lo curioso? – Me ha respondido con una pregunta. Medité antes de expresarme, y ella se aguantó sin agregar palabra alguna…Por lo que comencé diciéndole…
- La vida de los pintores es curiosa: Como la del holandés   -cuyo nombre no recuerdo-  que se fue obstinado a una de las islas, creo que a Tahití y vivió allí hasta su muerte.
La de Van Gogh. Que mientras vivieron sus pinturas no valían nada. Pero que ahora valen millones y millones de dólares.
¿Qué de irónica es la vida, verdad? – Ella me asintió y estuvimos tratando ese tema.
Del cual… ¿A qué vino a colación?
…No lo sé…Pero así finalizó esa velada.
Al transcurrir unas horas mas y al verme ella muy pensativo hizo la indagación de rigor…
No le respondí. En lugar de eso lancé un enorme suspiro y le narré…
- …Esta mañana…Después que me desperté.
Hice mis oraciones matutinas y todo lo que normalmente hago cada día…Me quedé en esto que te voy a narrar:
¡Vamos a ver si logro expresarlo bien!   -porque una cosa es lo que uno vive…Y otra como lo narra-   El caso es que no mas al abrir mis ojos…
Es decir que ya estaba en “mi conciencia plena”
Me vi situado,  -no adentro-  sino mas bien como a una raya   -imaginaria-  de un mundo muy difuso, incongruente e impreciso.
¡A ver cómo me explico mejor!
- ¿Pero estabas “adentro”? –Quiso saber ella.
- No. Como te dije inicialmente, existía como una raya o una división…Yo estaba en la propia raya.
Y al frente mío… ¡No sé cómo decirlo!
Pero era como: cuando el televisor pierde la señal de la antena parabólica….Y es entonces cuando ves una cantidad incuantificable de líneas cortas que corren a un lado…
No hay precisión ni de movimientos, ni de dirección alguna.
Y fue en ese instante…En que una parte de mí, me instaba “a dar ese paso”  
Del cual…No precisé ni dirección, ni duración, ni si podía ir a donde yo mismo quisiese…
Mas bien me dio la impresión de que si entraba en esa vorágine…Pues yo sería conducido….Sin puerto seguro.
Fue un momento…Y digo momento, no un instante.
Nadie me empujo. Como tampoco me detuvieron.
Era el único responsable de todo cuanto quisiese hacer o no hacerlo.
Pero a mi vez, temí.
Y digo que lo hice, por cuanto no sentí seguridad alguna.
Me pregunté:
…Y si voy. ¿Podré decidir hacia dónde?
¿O seré guiado?
¿Y si quiero volver…Podré…?
¿Quién me podrá garantizar que iré a dónde quiera ir o desviarme si no me agrada?
Ante mí se dibujaba un mapa de imprecisiones.
De principios y de fin.
De cosas conexas e inexactas.
De vacío y de llenado.
…Y en eso andaba, cuando sentí.
Oí, escuché o percibí y no sé precisar si fue una voz, una visión o un pensamiento como también pudo haber sido una sensación…Un movimiento… ¿Qué sé yo…?
El caso es que se me hizo algo de luz: “Si te vas, no hay retorno”
¡¿Cómo es eso?! Me dije muy alarmado.
…Pero a decir verdad…Todo a mí alrededor seguía imperturbable.
Y por eso te decía…Fue un momento.
“no un instante”
Impreciso e indescifrable…Por lo menos para mí.
Y no sé en qué instante fue… ¡Pero me desprendí!
- ¿Te desprendiste…Cómo…? – Su pregunta  -muy oportuna, por cierto-  me hizo re preguntarme a mí mismo…Y guardé silencio.
Y le hice señas con mis manos para indicarle que me diera tiempo para procesar esa respuesta, mientras cerraba mis ojos y trataba de extrapolarme de nuevo a “eso que horas antes había vivido”
En mi mente, luché para retornar.
Me costó. Pero casi al instante pude llegar al mismo sitio…Pero ya las sensaciones y la atención que había vivido, pues no eran las mismas.
Sin embargo, retorné. Y en efecto.
Allí seguía la línea divisoria.
…El resto ya me era borroso.
Insistí. Y mis recuerdos afloraron…
En verdad, me desprendí.
No puedo precisar ni tiempo, ni espacio, ni nada parecido o semejante.
Y fue una sensación de volar…Sin cuerpo.
Como un suspiro, pero sin aliento.
Entré en un espacio, que no existe.
En un mundo o estado inexistente.
Mi mente no pudo retornar…Divagó y se extravió en esos confines que se niegan a serlo…
Pero guardo esas impresiones, recuerdos sin huellas, ni premoniciones.
De corazonadas sin representaciones coherentes.
El caso es que mi cuerpo quedó en reposo, mi mente se alojó en un infinito, mi cerebro se quedó imperturbable.
Mi espíritu no sé en dónde estuvo.
Y yo ahora mismo, he quedado “como dislocado”
…No sé expresarme de manera mejor. – Mi esposa se me quedó mirando y a través de su rostro  -que vi “espantada”-  me observaba como entendiendo, queriendo comprender o asimilando que me percibía, mientras me decía…
- …Entiendo…Entiendo…Tengo una vaga idea de dónde has estado. – La contemplé mientras me trataba de hacerme de mi conocimiento…
Mi intuición…Me señala que “vagué” y no sé si
-dentro de mí mismo, en mi subconsciente-  o si en verdad…Fue en mi exterior.
Pero de que paso algo “fuera de lo normal”
…En efecto lo hubo.
¿Será esto una premonición…?
Un presentimiento, una conjetura o una corazonada…
Tampoco lo sé. Y en verdad espero saberlo.






© Bernardo Enrique López Baltodano 2015