“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”

“Hay unos que nacen para ser estrellas…Y otros para ser “Estrellados””
Es una realidad, incuestionable e inimaginable.
¡Menos mal! A Dios, doy gracias todos los días de mi vida.
¡Gracias Dios mío! ¡Gracias!
Que ni a mí, ni a ninguno de los míos, nos tocó una vida así. Aunque para ser más sinceros…
Esa madre que les tocó a esos chicos…
¡Qué barbaridad! ¡Qué barbaridad!
…Yo veo a mis hijos… ¡Bien, con la Gracia de mi Dios!
Creciendo, estudiando. Con las cosas que a su edad, les toca. Ellos no están pendientes de nada más. A veces pienso, que es una tremenda gracia.
Pero al escuchar a estos “Bichitos” que a leguas se les nota, que ya están dañados.
¡Ayyy  Mundo, para ser de ese globito…!
En muchas ocasiones, me pareces muy injusto…
Y lo mejor que además de convencerla a ella, para que hable con Esther, la vecina…
También debo  hablar con mis hijos. Alertarlos. Qué estén siempre pendientes.
Menos mal que los míos, están garantizados. Aunque esa garantía dependa de personas, como éste…No es muy gratificante…
¡Peeeeero  la verdad, es que no tengo más en quién confiar…! Y de plano, tampoco me confío mucho en esos polis…
¿Qué más puedo hacer?
¡Tengo que seguir así…Sin permitir cambio alguno!
Que la desgracia que le ocurrió a esta gente…Bueno, a nosotros nos salpica.
Vivimos a pocos metros y lo que nos separan son: Muros, cercas…
No somos nada. No somos nada.
…Y al paso que vamos…Vamos galopando…
Todos estamos expuestos a una desgracia de éstas…
¡Dios nos libre de una mala hora! Pero las previsiones, siempre deben existir.
Debo hablar con mis retoños. A ellos les gusta estar mucho en la calle y de allí no debe salir nada bueno.
¡Nada bueno!
El angustiado vecino, seguía caminando.
Pensando y hablando solo.
A la vista de que el que lo observara bien, seguramente qué pensaría que:
“Ése va muy angustiado. O debe estar loco…Hablando solo”
Y seguramente que así sería. Pero, así no lo pensaba él.
En fin, ya divisando su casa. Se tranquilizó un poco.
El llegar y sentir esa paz ese olor a “Hogar”, le trajo muchísima paz.
Así que respiró hondo y entró a su lar preferido.
En ese preciso instante, se alegró mucho al ver a sus hijos.
Contempló en sus miradas esa paz, esa tranquilidad.
Minutos antes, lo angustió mucho el ver esa: Rapacidad, esa “Cosa oculta” en esos rostros juveniles, pero ya marcados por la violencia de las calles  sin lugar a dudas, que se sentía como muy melancólico… ¿Será que se sentía como…Muy sensible?
Ya que reconocía que la edad de sus hijos aunque no fuera mucha, ya que apenas eran unos adolescentes.
Estaba haciendo extrapolaciones.
Y sin querer  veía en las caras de esos bandidos, cuyos padres seguramente, los abandonaron a su libre albedrio…Lo atormentaban la suerte que podrían correr sus propios hijos, por esa razón, jamás los abandonaría.
No, no. Él no era un padre irresponsable.
Pero la realidad era esa…Padres sementales, inconscientes.  
Y madres también, reproductoras.
Qué por el mero instinto sexual y después: ¡Hijos abandonados!
A que creciera…Cómo pudieran.





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