“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”


Machos es lo que sobran…
Hombres es lo que faltan.
¿Y Señores…? ¡Más escasos son…!
Así como Hembras, hay en abundancia…
¡Cómo arroz picado!
Muy pocas: Mujeres.
Menos aún: Señoras decentes.
Así  que se acercó a ellos.
Y trató de encajar, entre sus hijos.
Se entretuvo participando en todo, cuanto se les ocurría.
Gozó y disfrutó, ese acercamiento.
En verdad, nunca antes lo había intentado.
Hoy, se dio cuenta de ello.
Y se comprometió consigo mismo.
(¡Hoy mismo, me he dado cuenta!
¡Qué felicidad  el poder compartir, con mis hijos!
¡Qué dicha y  qué honor! Y me estoy riendo de todas sus niñerías…
¡Qué bien  mi Dios…Qué bien!)
Tan ensimismado estaba, que no se había percatado de que su costilla y la vecina, lo estaban observando, calladamente.
Ambas señoras, una más que la otra.
Su esposa  observaba sumamente complacida. La vecina, lloraba.
Sus recuerdos, fueron truncados.
Por supuesto, que le satisfacía lo que veía.
Pero  ya su familia, estaba diezmada, destrozada.
Sus lágrimas, corrían como las olas de un rio impetuoso.
- ¿Cuánto no diera yo, por recuperar mi vida perdida? ¿De qué no sería capaz, yo?
Hoy en día, mi familia es una sombra.
Ya no reímos.
¿Qué podemos celebrar?
¿Qué nos podría alegrar?
¡No tienes idea  María, ni idea tienes, de lo que hemos sufrido!
…Me parte el corazón…Me alegra por ustedes…
Pero la desgracia se ciñó en mi familia…
¿Y por qué, qué mal hemos hecho?
¿A quién hemos dañado, a quién?
…Hoy en día…Daría lo que me queda de vida, por recuperar lo perdido…
¿Pero cómo podré hacerlo?
¿Quién me podrá devolver lo perdido?
¡Nadie…La sombra, nos ha cubierto!
¿Mi marido…? Caído. ¡Pobrecito!

No ha podido ser él mismo.






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