Asegura que sabe....


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“Relato corto lleno de…”
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“Mientras  hablaba…”










- Mientras ella me hablaba, yo pensaba mucho. ¡Casi que puedo asegurar, que poco o nada le escuché!  …Y esto debido a que me parecía una loca. No mide sus palabras.
¡Charlaba y parloteaba con esa “seguridad” que me enerva mis escuálidos nervios!
En principio me producía una desconfianza tal…Que me obliga a ser muy prudente. (¡Y esto debido a que todos la toman por: “Una vidente”! ¿Vidente esa “cosa”? ¡Por favor!)
¡Y para colmo…Su tarifa es bien elevada! Yo no estoy dispuesto a gastar un solo centavo mas en ella. ¡No señor!
- Pero Iván…Discúlpame. No te entiendo. – Lo interrumpió José en medio de todo ese escándalo que estaba formando y era que él tampoco entendía nada.
Y al parecer es que la “susodicha: Vidente” afirmaba un conjunto de cosas…Que poca confianza le tomaba.
- Mira mi hermano, voy a comenzar por el principio:
En primer lugar ¡todos afirman que esa bruja, es muy asertiva! ¿Cierto?
- Bueno eso lo afirman todos los que se han visto con ella…
- ¡Pero es que están locos todos…? ¿No ven la forma como vive esa pedazo de loca? Mira…Dicen que “adivina” todo…
Y si es cierto esto…Ella vive ahora con “un novio” veinte años mas joven que ella misma…
- ¿Y?
- Ella tiene dos hijas… ¡Qué están bellísimas!  ¿…Y no se da cuenta acaso que “su noviecito” se las está levantando…?
- ¿Levantando…?
- ¡Si! Las tiene controladitas. Es mas, mientras ella está consultando…Él se las lleva…Por ahí…
- Bueno Iván…Ella asegura que esas chicas, él las trata como si fuesen sus hijitas…
- ¿Hijitas…? ¡Ratón al queso! Si hasta parecen noviecitos.
Y ella es una pedazo de vieja… ¿No se da cuenta ella…?
Mira… ¿Cómo voy a creer en la veracidad de esa supuesta bruja, que lanza las cartas o que fuma tabaco…Y no puede acertar a ver el tremendo peligro que corren sus hijitas…
¿O es que “el Amor” la carga loca de remate y no se da cuenta que sus propias hijas…Están en peligro…? – José se quedó meditando. Y al ver el cuadro dibujado por su amigo…
Dudó. Trastabilló. Y de una forma u otra…Se encadenó a ese tipo de pensamientos. Por lo que detallando bien lo sugerido por su amigo…Pensó en voz alta…
- ¡Cónchale brodercito…! La mera verdad, es que analizando este caso desde tu propia óptica… - Y se dio cuenta de que las hijas de la mencionada, disfrutaban un montón ante los chistes de su supuesto: “Padrastro” que por la forma que las tocaba, daba la impresión de que…
- Hay que ver…Que aunque sea una brujita…Está desvariando. Yo por lo normal…Tampoco creería en eso de meter un extraño a mi casa…Habiendo menores de por medio. ¡Y mucho menos teniendo hijas tan bellas…Y apetitosas! – Iván se quedó mas tranquilo, al ver que su amigo también veía lo que desde un principio él mismo notó.
- ¡A qué bien…Que ya somos dos! Y me pregunto… ¿Qué clase de “profesional” es esa mujer…Qué no puede ver el tremendo peligro en que se está metiendo?
…Y cómo se atreve a “adivinar” si ni siquiera puede ver lo que le está ocurriendo en su propia casa… - Ya era mas que evidente. Y el sol no se podía tapar con un solo dedo, y ni siquiera con la mano. Por lo que Iván prosiguió…
- Así es amigo mío. ¡Hay mucha gente que ve “la paja en el ojo ajeno…Pero no es capaz de ver la viga en sus propios ojos!




Hay ocasiones en que los estafadores…Salen estafados.
…Y lo peor, es que muy pocos son capaces de notar, “esta pequeña” diferencia…












© Bernardo Enrique López Baltodano 2017






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"Relato lleno de..."

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“Relato corto lleno de: …”
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“Justicia…Forzada…”









Iba con el amigo: José, en su carro y mientras él manejaba me conversaba sobre diversos tópicos en su vivencia    -muy accidentada, por cierto-     en su dilatada existencia    -a pesar de ser un hombre de apenas unos treinta ocho años de vida-    he de reconocer que por la acentuación de su voz que en ocasiones se le quebraba y por la vehemencia en que salía cada palabra de sus labios, aunado a la seriedad en que su rostro me mostraba…Pues me hace validar que todo lo pronunciado por él…Es válido.
Aceptado dentro de mi canon de veracidad.
Para ese momento, era apenas las nueve de la mañana. El tráfico era normal. La afluencia de peatones, también. Y además era un momento florido y todo estaba en calma.
- Mi padre era para ese entonces, un oficial de la policía regional y ganaba…Mas o menos. Pero él no superaba el status   -me refiero a su condición de: “Padre”-    y siempre daba la sensación de que su obsesión era: Guardar dinero…
- ¿Y para qué? – Indagué aprovechando un silencio que él hizo, mientras meditaba en esa su vida ya pasada. Él escuchó muy bien mi pregunta, pues se me quedó mirando por unos instantes (y me llenó de angustia, pues dejó de atender su oficio de conductor…Los carros pasaban de un lado a otro, mientras él…)
- Pues, ¿la verdad? ¡No lo sé!  Aunque pensándolo muy bien, en esta experiencia que he logrado amasar…Y meditando…Me encuentro que en la actualidad…Sigue igualito.
No ha asimilado esa experiencia. En su vida actual, él está viviendo con otra mujer, y tiene  mas hijos (hermanos míos, por cierto) pero noto que sigue en las mismas.
Y me pregunto: ¿Para qué?
¿Qué es lo que lo incita a ese comportamiento tan raro…? – En ese preciso instante se percató de que un carro se estaba moviendo en una dirección que nos acarrearía una colisión con nosotros, y maniobró para evitar ese accidente.
Fueron instantes de mucha tensión…Pero logró subsanarlo.
Pasado otros segundos mas…Y cuando creía que ya se le había olvidado, me agregó…
- Creo que ya he dado con la determinación que lo hace incurrir en el mismo error: “¡Su egoísmo!”
- ¿Egoísmo…Y por qué?
- Porque en ese “su mundo”…Sólo se reconoce a él mismo.
- No entiendo tu razonamiento. – Le agregué después de pensarlo muy bien, pues no entendí…Yo por ejemplo, siempre he pensado en el bienestar de los míos…Pero, al parecer, este señor no piensa ni hace lo mismo, por lo que quise conocer mejor…Esa forma de visualizar esta existencia terrena a la que todos estamos sometidos.
- Me explico: Él es mi “Padre” biológicamente hablando.
Mientras estuvo viviendo con mi madre, ella le dio todas las oportunidades habidas y por haber, pero él siempre iba por lo que mas le convenía… ¡A él!
Todo debe girar…Para él. Ni siquiera mi hermano y yo mismo…
Tuvimos (O mejor dicho: Tenemos. Destaco muy bien…En este presente mismo) oportunidad para salir beneficiados en algo.
Y ya transcurridos todos estos años, en los cuales mi madre tomó la decisión de separarse de él…
¡Es que nos hemos visto sometidos a toda clase de humillaciones y vejaciones!
Mira, ¡ni idea tienes lo que nos hemos visto sometidos! Pero hoy en día: ¡Le reconozco a mi vieja, lo guapa y decidida que ha sido, para llevarnos hasta el donde estamos hoy en día!
Porque si ella no hubiese tomado esa decisión: Hoy en día, estaríamos viviendo con este viejo… ¡Pasando hambre y penurias!
…Y te digo esto…Porque veo  ¡hoy en día! Cómo vive mi viejo… ¡Pasando las de Caín!
Y cómo vivimos nosotros: ¡Trabajando, pero produciendo día a día! No estamos pasando hambre alguna.
Ella   -mi madre-   no me lo dice…Pero yo lo observo.
Ese viejo…Se quiere arre costar a nosotros… ¿Y sabes el por qué…?
- No. – Le respondí con toda mi sinceridad. ¿Pues cómo podría decir algo, si no conozco los hechos…?
- Porque desde hace años, mi madre ha creado una industria…Que él no supo   -o no quiso-   administrar bien. No creyó en mi madre. Siempre anduvo con ese egocentrismo   -que hoy en día, lo mata-     pero que no lo quiere reconocer.
¡Y así mismo morirá! ¡Solo!  …Y es triste tener que reconocerlo, ¡pues es mi progenitor!  …Pero así son los hechos. – Le observé una lágrima furtiva que se negaba a rodar por sus mejillas.
Y allí la noté, ¡estática e insegura! 
…Pero que al final…Se diluyó en medio del viento pasajero que impetuosamente borró su existencia.
Me quedé en una calma muy nerviosa, no supe ni qué responderle o qué posición debía asumir. Pues la vida es así…Cómo se presenta.


Hay seres que creen saberlo todo
y en su egocentrismo se nublan,
no ven ni los muros que se les avecinan,
como tampoco oyen las alarmas que les anuncian
que pronto es mas rápido que su final se les avecina.
Se creen merecedor de todo.
No escuchan ni ven, como tampoco les interesa
…Pero su final se les acerca…




































© Bernardo Enrique López Baltodano 2017











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Era tenebroso...Marchaban...

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“Relato corto lleno de: Misterio”
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“EN CIERTA OCASIÓN”









No sabría precisar con certeza, pero me recuerdo que me había encontrado con mi amigo: Juan. Era: Domingo, en la tarde.
Creo que fue cuando fui a visitar  un antiguo barrio   -en donde anteriormente vivía-    y caminando por una de sus calles, me lo encontré.
Es bueno hacer notar, que él mismo, también vivió allí.
El caso es que nos encontramos y él me invitó a caminar por el frente de la que fue su casa   -por algunos años-   y cuando pasamos por allí, lo noté un tanto ‘enigmático’   -y cosa muy curiosa en él-   ya que por regla general siempre está de buen humor.
Caminamos en completo silencio   -es mas, ni siquiera se dignó a mirar frente a esa casa-    y eso me llamó poderosamente mi atención; pero preferí guardar silencio, con la esperanza de que en algún momento…Él se dignara a hacerlo.
…Como en efecto aconteció.
Llegamos a su carro y me invitó a entrar. Abría la portezuela de su flamante carro americano. Y nada mas entrar, me invitó a fumar uno de sus cigarrillos     -lo cual no le acepté-    tan solo se limitó a llevarse el suyo a su boca y a accionar su encendedor que ya lo tenía en su otra mano. Esperé a que lo hiciese con la mayor  calma.
Aspiró con fuerza, retuvo el humo en sus pulmones y mirándome de soslayo, se sonrió y me agregó…
- Guardo un recuerdo muy atroz de esa casa…
- ¿Y eso? Pensé que habías vivido muy feliz allí.
- En un principio, eso fue cierto. Pero una noche, siendo como las once de la noche. Me encontraba un tanto fastidiado. Y en el televisor no pasaban nada interesante.
Recuerdo que era un domingo. Y al día siguiente tenía que salir a trabajar   -como todos los lunes-   pero a decir verdad, no me sentía cómodo.
Y se me ocurrió la brillante idea de ir al portón de entrada y quedarme allí. Me deleité observando la luna y los alrededores.
Era ya casi medianoche. Muy oscura por cierto.
Y visualicé tanto a mi derecha como a mi izquierda… ¡Nadie! Ni vehículo. Ni peatones.
¡Silencio absoluto! Tan solo sentía una brisa un tanto fría.
Sentí un escalofrío   -muy extraño, por cierto-    que se inició no me recuerdo muy bien: ¡Pero creo que fue que empezó en alguna parte de mi nuca!  …Y fue descendiendo con una calma espantosa.
Imagínate que fue algo parecido a… ¡Cómo si algo muy caliente te va atravesando toda tu columna vertebral! ¿No te ha pasado…? Pero lo asumí a que esa noche era así. “Muy extraña…” – Se quedó en sus pensamientos…Lúgubres y tenebrosos.
(En un momento se me antojó que lo veía…Nervioso.)
Y por instantes…Sentía una presencia…Un tanto sombrío. Muy oscuro.
¡Pero en fin! No le otorgue importancia alguna.
…Y seguí allí. Pero si me estaba resultando un tanto extraño…Ese silencio.
Esa quietud. No era nada normal.
¡Y de repente…!
…Escuché un sonido un tanto conocido…
¡Era como si viniese una procesión! Claramente sonó un ruido ensordecedor…Arrastraban ¡Cadenas! Rechinaba y producía un horrendo estremecimiento…
¿…Pero: Procesión…A esta hora…? ¿Y por aquí…?
Y se me vino a la mente lo siguiente:
“Venía una procesión de monjes. Todos venían con su capucha. Venían en profundo silencio. Escuchaba una música…Aberrante.
Miré…Y vi una cantidad…Algo abundante.
Y cuando me fijo bien: ¡No les veía los pies!
…Asombrado, anonadado…Me dispuse a chequear con detenimiento esto… ¡Y fue cuando escuché una voz muy clara! Que me decía…
- ¡Huye! - …Y me quedé estupefacto…No supe reaccionar bien.
Y volví a escuchar…Pero esta vez fue mas fuerte:
- ¡Huye! Si te quedas aquí…Te llevaran con ellos.
Y nunca mas podrás volver…” - No me podrás creer: ¡Pero estaba anquilosado! Mis pies no me querían obedecer. Me sentía como si fuese una pesada gabarra.
¡Hasta que sentí que me empujaban!  …Y fue cuando arranqué a correr.
En menos de un cuarto de segundo: ¡Recorrí mas de diez metros!
Hasta que llegué a la puerta.
¡Entré y cerré detrás de mí la  pesada hoja metálica!
…Y me sentí a salvo.
Escuché a lo lejos…Esa procesión macabra. ¡Y qué alivio sentí!
¡Me salvé! ¡Me salvé! – Me dije alegremente, mientras me persignaba una y otra vez.
…Después de eso…Todo mi panorama cambió.
Esa casa se me volvió: ¡Una mazmorra! Padecí…Un calvario. Horrible.
No se la deseo ni al peor de mis enemigos…” – Lo escuché con la mayor de las atenciones posibles, pero una pregunta runruneaba en mis pensamientos, y no me pude contener…Y le pregunté:
- ¿Y para qué volviste…? – Él me miró asombrado. Apagó su cigarrillo.
Bajó su cabeza. Meditó un rato y luego me respondió como en un largo suspiro…
- ¡Buena tu pregunta! Mi respuesta es: ¡No lo sé…! – Volvió su rostro y se quedó mirando profundamente el mismo portón.
Pero ya no me dijo nada mas. Comencé a sentirme muy incómodo allí.
Aproveché un descuido de su parte y me bajé.
Allí lo dejé: Mirando absorto. Ni cuenta se dio, cuando me alejé de él.





























© Bernardo Enrique López Baltodano 2017










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...Recuerdos...


                                          Bernardo  Enrique  López  Baltodano












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“Bernardo cuenta…”








“Porque  en  el  viento  se  esfuma  y 
se  gesta muchas  de  nuestras  ilusiones
cómo también…Desilusiones…”








En la medida que voy caminando por estas calles se me van acumulando una cantidad considerable de viejos recuerdos.
Unos son de mi agrado y otros son “un tanto” ácidos.
Ellos llegan y refrescan mis alicientes.
Y entre tantos (y recurrentes escenas) que  me hacen suspirar y me retornan con un enorme placer a esos mis años juveniles y sin darme cuenta…
¡Me veo a mí mismo, tal como era  en aquellos tiempos tan divinos para mí!
‘En piloto automático’ sigo en mi recorrido y en apariencia sigo con rigor todo cuanto acontece a mi alrededor, pero en mi mente comienzo con ese fragor, con esa intensidad que me embelesa y me somete a hundirme en tan agradables momentos…
“En ese entonces tendría unos…Doce años.
¡Mis primeros años de existencia!
Llegan mis amiguitos de ese entonces y me comienzan a invitar y hasta a empujar, para que a toda velocidad vayamos al terreno              -cerca de mi casa-     ya que hay muchos vientos y que por su impetuosidad, nos daba la oportunidad de poder elevar: Petacas, cometas, papagallos.
Emocionado les alego…
- ¡Pero yo no tengo nada de eso! – A lo que sin darle importancia alguna me dijeron…
- No importa. Pídele a tus padres dinero y nos vamos a la tienda a comprar: papel, pega y el cordel para amarrar y poder elevar.
- ¿Y cómo se hace “eso”? – Les pregunto asombrado.
- Nosotros te enseñamos. – Me dijeron con la mayor tranquilidad posible. Tanto así, que me vi precisado a acudir a mis viejos.
…Pero como mi viejo: ¡Nunca tenía dinero! No me quedó mas remedio que agarrar betún, un trapo sucio y un cepillo para lustrar zapatos.
Y me tocó salir a trabajar…Pero con la frustración de mis añitos, me tocaba contemplar al resto de mis compañeros como acudían a ese bendito terreno y los contemplaba con el asombro necesario…
Veía como decenas y decenas salían con esa alegría tan espontanea.
Con esa emoción. Observaba como reían. Como discutían entre ellos para proclamar cuál era el mejor. ¡Cuál era el mas grande y vistoso!
…Mientras yo resabiaba… ¿Por qué mi viejo nunca tenía dinero para satisfacer a su hijito…? ¡Nunca lo entendí!
Y no era que “estábamos pasando hambre” sino que cuando me tocaba pedirle algún dinerillo…Para mis gastos en la escuela o para comer alguna cosa en el camino.
Y siempre que le pedía, me respondía igual: “No tengo”
…Y pensaba yo: ¿Cómo podría yo convencer a alguna chica que se fijara en mí…A este cristiano tan pobre…?
Y me daba mucha cólera y le reclamaba yo…
- Tú eres culpable si no logro casarme.
- ¿Y yo…Por qué? – Me respondía haciéndome las mismas preguntas, mientras lo veía como se moría de la risa. (¡Me daba mucho coraje!)
- ¿Y qué muchacha se va a fijar en un pobretón, como yo…? – Y le reclamaba que él y solamente él, era el culpable que a las horas de los recreos…Me tenía que apartar: ¡Pues nunca llevaba ni un céntimo en mis bolsillos!
En cambio veía con mucha rabia como mis compañeros, invitaban a sus chicas y les brindaban refrescos o golosinas… ¿Y yo…?
Escondido. Apartado.
Bueno, me veía fajado cepillando, quitándole el barro y el polvo del camino a esos zapatos apestosos…Pero que debía hacerlo: ¡Claro si quería darme ‘el lujo’ de poder elevar mi papagallo!
Volvió a mi mente el momento en que le reclamaba airado a mi padre y él riéndose de mi impotencia me decía con la mayor de las tranquilidades…
- Pues sal a trabajar. Para que te des ‘tus gustitos’ – Y en aquel entonces me parecía cruel y despiadado. Colérico me marchaba.
- “¡Qué viejo tan agarrado!” – Decía mientras lo dejaba atrás.
- ¿Qué me dijiste? – Me reclamaba muy enojado, a lo cual le respondía…
- No he dicho nada. – Le aseguraba muy asustado, pero mentalmente seguía en mis reconcomios. (¡Ah que viejo el que me tuvo que tocar a mí! ¿Y por qué a mí…Precisamente…?)
- ¡Ah me pareció haberte oído algo…! – Lo veía burlándose de mis angustias.
(Claro en esta época tan actual, ya entendí el porqué de su actuación para conmigo.)
Y en cuanto pude limpiar unos cuantos calzados, logré reunir el dinero suficiente. Pero claro está, el tiempo corría y mis cuates me reclamaban…
- Para cuando logres reunir el dinero…Se van a ir los ventarrones.
- ¿Y qué hago? Nadie me va a fiar nada. ¡Tengo que pagar mis cosas!
- ¿Y por qué no le pides a tu papa…?
- Me dice que no tiene.
- Qué raro. Siempre lo vemos llegar a tu casa con bolsas y cajas de comida. ¿Será que no confía en ti…?
- ¡Será! – Mientras tanto seguía caminando y buscando con desesperación el dinero que me hacía falta.
¡Qué de momentos! Qué de instancias tuve que recurrir…Pero a la final cuando lograba reunir…Apenas quedaban “algunos días mas de vientos” ¿Qué mas podía hacer…?
¡Pero lo lograba! ¡Al fin, buscaba a mis panas de aquella época y los apremiaba para poder construir mi petaca!
Le puse hojillas al final de su cola… (¡Qué malo era!) ¡Para tumbar a mis adversarios!
…Y cuanto disfrutaba cuando lograba ‘tumbarle’ a uno de mis adversarios…
¡Qué placer! El ver como corría con esa desesperación para recuperar su…Papagallo. (Y estos salían corriendo en su búsqueda… ¡Porque si llegaban sin esto…Los castigaban!)
Amanecía primero que los demás. Y para cuando ellos llegaban, yo ya tenía ‘rato’ disfrutando de tan agradable placer.
Es muy beneficioso   -para mí-    sumergirme en tan elocuentes instantes. El verme emocionado. Ilusionado en participar en esas delicias tan infantiles…Pero que me regocijan.
Me fortalecen…En medio de estos tiempos tan difíciles.
…Bueno esto forma parte de mi bagaje. De mi existencia.
Hoy en día…Me recrean. Rellenan esta existencia, y me hacen recordar que estas vivencias robustecen mi existir.
¡Son mis recuerdos y los atesoro a plenitud!
¿…A quién no?
Dígame amigo(a) ¿a quién no le satisface recrearse en sus recuerdos infantiles o juveniles…?
Es un bagaje de satisfacciones. Un caudal de ilusiones.
Una caja fuerte que al momento de abrirla…
Nos salpica ese caudal inmenso e intenso de ensoñaciones ya pasadas…Pero que nos refrescan en la actualidad.
…y ¿qué sería de nuestras existencias? Si no tenemos esa facultad de retornar a tan entrañables sueños… ¿Estamos de acuerdo?
Me sentiría muy agraciado si podría leer algunos comentarios, en donde, por ejemplo:
Aquel noviecito (o noviecita), travesuras de nuestra infancia…
En fin…Cualquier recuerdo es importante.
¡Saludos!



























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