Con mucho placer, les coloco esta comunicación que me envió el poeta brasileño: 

MARCELO DE OLIVEIRA SOUZA

Es el: I Premio Literario.
¡Felicidades Marcelo y qué tengas muchos éxitos!



Marcelo ESCRITOR de Oliveira Souza <marceloosouzasom@hotmail.com>
14:29 (Hace 4 minutos)
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I Prêmio Literário escritor MARCELO DE OLIVEIRA SOUZA
Inscrições  de  05  de agosto  até 20 de dezembro de 2013

Realização dos sites www.poesiassemfronteiras.no.comunidades.net   ;        http://marceloescritor2.blogspot.com ;faceboook.com/psfronteiras
Apoio: Academia  Cabista  de Letras, Artes e Ciências /RJ ; União Brasileira dos Escritores/BA; Academia de Letras de Teófilo Otoni /MG ; Clube dos Escritores Piracicaba  

Como nesse ano tivemos a agradável novidade da criação do livro de Antologias POESIAS SEM FRONTEIRAS, o evento foi praticamente meteórico, deixando muita gente de fora.
Assim instituímos esse novo evento,  com a mesma credibilidade, nos mesmos  moldes das versões antigas  do  POESIAS SEM FRONTEIRAS, nosso outro concurso de poesias.
Os interessados devem enviar carta registrada com  uma única poesia, tema LIVRE (digitada ou datilografada) inédita, sob pseudônimo, em duas vias, dentro de um envelope maior. No envelope menor, deverá constar a ficha de inscrição que será criada pelo autor, com o nome, endereço completo, idade, profissão, escolaridade, título da poesia, pseudônimo, telefone, e-mail (se tiver), comprovante de depósito de R$ 10,00 em nome de Marcelo de Oliveira Souza, conta poupança BRADESCO : No 5920 digito 0 Agência 3679 digito 0. Não se esquecer de dizer como tomou conhecimento do concurso. 
Obs: Não aceitaremos poesias por e-mail ;  menores de idade podem participar desde que seja com a autorização dos pais ; Inscrições de países de outra língua também serão aceitas desde que estejam na língua oficial do concurso – Língua Portuguesa; Quanto aos trabalhos enviados, no final do concurso, serão incinerados; Caso não haja autor  estrangeiro a premiação  específica se extinguirá, da mesma forma procederemos para o autor juvenil; o escritor  poderá participar com mais de um trabalho, para isso terá que efetuar nova inscrição e pseudônimos diferentes;
Formas  de pagamento:
• Em espécie junto à ficha de inscrição (envelope menor)
• Depósito Bancário ou transferência de conta
• Fora do país: dez  dólares / euros ou em moeda vigente de cada pais no valor correspondente.

RESULTADO: Dia 10 de janeiro de 2014 


No site oficial do concurso; nos blogs marceloescritor; por e-mail, para quem enviar o endereço eletrônico e por carta para quem não tiver e-mail. 


1° lugar: Troféu + certificado + Livro Confissões Poéticas + Livro Momentos, reflexões, preces e  aforismos
2° lugar:  Certificado + Livro 30 anos de Poesia + PEN DRIVE 2GB

3° lugar: Certificado + Livro "Memórias do Inferno Brasileiro"
Menção Honrosa Internacional: Certificado  + Livro Confissões Poéticas +  Lembrança de Salvador;  Menção Honrosa Juvenil: Certificado + Livro Encantos em Cantos + Lembrança de Salvador

O Livro Confissões Poéticas é do autor MARCELO DE OLIVEIRA SOUZA, organizador/patrono  do concurso.; Os Livros "30 Anos de Poesia" e "Memórias do Inferno Brasileiro" são do autor Valdeck Almeida de Jesus: O  livro de Reflexões e o livro Encantos em Cantos  são  do escritor  César Roberto Leitão Martins.
Todos os vencedores do concurso terão seu trabalho publicado no site www.poesiassemfronteiras.no.comunidades.net
Contatos: marceloosouzasom@hotmail.com e celular 71-9251-0196

Enviar carta registrada para: 
I Prêmio Literário escritor Marcelo de Oliveira Souza
A/c escritor Marcelo de Oliveira Souza  Conjunto Edgar Santos Bloco 14/204
Engenho Velho de Brotas  Salvador  Bahia   BRASIL  CEP 40240-550 



Marcelo de Oliveira Souza

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ¡Hola a todos!Espero que mis relatos sean de su a...

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ¡Hola a todos!
Espero que mis relatos sean de su a...
: ¡Hola a todos! Espero que mis relatos sean de su agrado. Y si gustan por favor, déjenme sus comentarios. ¡Saludos!
¡Hola a todos!
Espero que mis relatos sean de su agrado.
Y si gustan por favor, déjenme sus comentarios.
¡Saludos!

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ¡Hola a todos! Aprovecho en esta ocasión que recié...

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): ¡Hola a todos! Aprovecho en esta ocasión que recié...: ¡Hola a todos! Aprovecho en esta ocasión que recién he llegado de un corto pero muy fructífero viaje para exponer a su consideración este pe...
¡Hola a todos! Aprovecho en esta ocasión que recién he llegado de un corto pero muy fructífero viaje para exponer a su consideración este pequeño relato.
Sigo en la espera de sus comentarios.
¡Saludos!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 

Nocturnal
Belbaltodano
Viajando como estaba, no me percaté que ya era una hora nocturna, muy delicada. Ya pasaron más de las doce de la noche. Y el trecho que me está tocando pasar, tiene mucha fama de apariciones, fantasmas y cosas muy parecidas. Pero el por qué me vine por esta vía…Aún no me lo puedo explicar. ¡Pero caminante no hay camino…! Debo apresurarme para llegar a mí casa, lo más pronto posible. Y si me equivoqué, bueno todos los caminos conducen a Roma. (Y ni loco que me devuelvo.)
Y el reconocer ésto, no me alegra, ya que voy solo en mi carro. Y es en este preciso momento, en que estoy molesto, conmigo mismo.
¿Por qué no inicié más temprano? Bueno quise aprovechar hasta lo último y no es prudente dejar para mañana, lo que tranquilamente puedo concluir hoy mismo.
¡Además a lo hecho…Pecho!
¡Siempre por mi terquedad! Y tanto que me lo advirtieron. ¡Pero no! “Quédate, duermes y mañana tempranito te vas.” En algún momento de mi vida, tendré el principio vital de enmendarme.
No me atrevo a mirar a los lados. Mi velocidad es de 100 Km por hora. No me siento angustiado, ya que esa es mi velocidad promedio para cuando voy en carretera.
Me han contado que por este trecho, hay que tener ir con sumo sigilo. Y de hecho, así lo estoy asumiendo.
Comenzaré por encender mi radio. ¡No suena nada! Y ese ruido, me indica que no hay recepción. Tampoco traje nada de musiquita. (¡Qué fastidio!)
¡Bueno, qué más da! – Seguí insistiendo, cambié el dial de extremo a extremo. Lo puse en AM y nada, lo voy a cambiar a FM. ¡Tampoco!
- Comenzaré a cantar alguna de mis canciones. ¿Cuál? ¿Por qué no me viene nada a mi memoria? ¿Cómo es que dice la letra? Ta – ra – ta – ra…. ¡Nada!
En vista de que a mi memoria musical no me llegó ninguna de mi amplio repertorio, decidí comenzar a silbar.
Pero por más que lo he intentado…No me sale ni siquiera un miserable sonido. Ni siquiera feo. Ni disonante, ni sonante.
- ¡Me siento bloqueado! – Bueno, intentaré ejecutar con mis propias manos, tal como si estuviera siguiendo una melodía.
¡Pero nada! Y esto que lo intenté de varias formas. Y no sé qué es lo que me está pasando. ¡Asumo, que vengo atragantado! (Estoy asustado.) Y me creo a mí mismo, porque temo que en cuestión de no sé qué tiempo…Algo me suceda por todo este sitio encantado.
No había terminado de analizar este punto, cuando sentí una cosa, muy pesada justo a mi lado derecho. El del copiloto. Quise virar mi cabeza para verla mejor. Pero mi cuello, lo siento endurecido. Y no logro movilizarlo hacía ese preciso lado. Pero mis ojos, viraron hacía mi extremo derecho. Mis pupilas están ubicadas en el extremo inferior de mi derecha. No pude enfocarla bien, es un bulto, pero no logro definir bien. Así que hago un esfuerzo adicional… ¡Es una mujer! Y está toda vestida. Con un manto que cubre toda su cabeza. ¿Un manto completo? ¿Y su rostro…? (¡Susto!) No pude verle su rostro. Tan solo pude distinguir que el velo le llegaba hasta si acaso un centímetro de la punta de su nariz. ¡Si es una mujer! Y está estática. Mirando solamente hacia el frente. (Y presumo que es una fémina…Porque algo en mí así me lo afirma, y claro un hombre por estos lados, no se cubre con un manto.)
Traté de agudizar mejor mi visión. Tez blanca. Su mano izquierda, está visible. Está rugosa.
Por lo que asumo, que no es una joven. La reposa con cierta tranquilidad.
Vuelvo instintivamente, pero es que mi cuello, está totalmente endurecido. ¡Estoy forzándome para poder apreciarla mejor! ¡Pero siento dolor y no puedo ejecutar lo que planeo!  No obstante sigo en mi deseo de descubrirlo todo…
(Y es que en lo más profundo de mí, me negaba a ésto, pero la curiosidad, siempre me ha traído problemas. ¡Y éste es uno y muy grande!)
Fue cuando me descubrí que todo mi lado derecho, estaba como un mármol. Fuertes oleadas de terror, corrían vertiginosamente por todo mí ser. Analizo y dentro de mí cunde una alarma que se ha generalizado en todo mi cuerpo…
Esto debe ser maligno, no es correcto lo que me está pasando. ¡Dios ayúdame a salir de ésto!
Mis ojos se posaron en el velocímetro y descubrí, lo que me negaba a aceptar. Mi automóvil se estaba desplazando a más de 150 km por hora y seguía aumentando.
Golpeé con mi mano izquierda (La única que podía controlar) a mis piernas ya que las sentía muy entumecidas. ¡Están paralizadas! ¡Qué horror! El sentirme en esta situación, me desconcierta. ¿Pero, Qué podía hacer? Mi pié derecho estaba aprisionando el acelerador hasta el fondo. Lo sentía ya pegado al piso.
¿Dios Santo, qué puedo hacer? ¡Help me!
Algo tendré que hacer, ya que aparte de todo esto…Vertiginosamente iba ascendiendo y no lograba despegar mi zapato del pedal de aceleración. Ya estaba llegando a los 170 km por hora. ¿Cuándo he hecho ésto anteriormente? ¡No lo recuerdo! Pero estoy corriendo a todo chipote  y expongo mi propia seguridad. Por estos segundos, la aparición femenina, pasó a un segundo plano, pero ahí pegadito.
Sin despegar mi atención al tema de la  rapidez, vuelvo a espiarla… ¡Está exactamente igual! ¡No se ha movido nada!
(¡Ojalá que no se le ocurra mirarme a la cara! Porque si hace ésto ¡Soy capaz, de bajarme, sin importarme para nada! ¡Y juro que saldré espantado sin volver mi mirada hacia atrás!)
No debo ni pensar. No tengo ninguna seguridad. Es posible que me esté oyendo.
Seguí en mis temores. Sin poder disminuir y sin poder verla mejor. ¿Y la mujer del velo?
Igual. Estática. ¿Qué podrá ser ésto? Grandes y copiosas gotas de sudor. Debo tener mi pantalón full. Por instante de alguna parte, me llegó esa sensación de haber entrado como a una especie de túnel.
La estática la sentí en mi piel. Y lo verifiqué con el aparato de sonido.
Estaba mudo. Y en la carretera…Sola. ¿A dónde me habré metido? ¿Será ésto un encantamiento?
Pero mi terror, lejos de disminuir…Se multiplicaba. Algo muy dentro de mí, me llamó a la calma. Así que decidí serenarme, aunque nunca lo pude lograr. Me angustiaba los posibles peligros a los que me estaba enfrentando. Ya andaba volando. Sentí que perdí el control.
¡Debo serenarme! Tengo que volver a mi recorrido. Nada de apresuramiento. Nada de terror. Con otra mirada furtiva… ¡Ya no está! ¿No está? ¿En qué momento se habrá bajado? ¿Cómo así?  
Y como por arte de algún sortilegio…Bajó mi tensión nerviosa. ¡Y ese aprisionamiento que sentí en mi nuca, desapareció! ¡Pude mover mi cabeza y pude quitar mi pie del acelerador!
¡Aleluya! ¡Gloría a Dios! Una súbita alegría emergió de alguna parte de mí interior. El caso es que ya no me sentí encajonado. ¡Libre de ataduras! A partir de este descubrimiento, comencé a disminuir la celeridad de mi coche. Tardé varios minutos, pero al final, pude detenerlo y me orillé en mi lado derecho. ¡Aspiré profundamente! No vi movimiento alguno en toda la periferia, a varios kilómetros a la redonda. Seguía en soledad total. Aprecié la suavidad del viento frio, en esa madrugada tan oscura.
Y como por curiosidad, mi mano se posó sobre el asiento… ¡Aún estaba caliente! ¡Qué barbaridad! ¡Por supuesto que no fue mi imaginación! Sentí un profundo y persistente calor.
- …Entonces, no fue mentira. ¡Estuvo sentada aquí mismo! Toqué el respaldar… ¡También caluroso! – Me bajé. Mis piernas se resistían. Me dolieron, por tanto entumecimiento. Hice unas pocas calistenias. Quise que mi adolorido cuerpo, se despejara. ¿Cuánto habrá durado este fenómeno? A ciencia cierta, lo ignoro. Estoy solo, no debo abandonar mi zona de confort…Mi sitio de conductor. Decido continuar, así que retorno a mi puesto.  ¿En dónde me encontraba? No supe responderme. Y estando en mis meditaciones, escuché claramente una voz femenina:
- ¿Me puedes dar un aventón? – Sonó como un relámpago. Me estremecí, ya que nunca sospeché que en aquella soledad, me consiguiera con algún ser vivo. Me volví casi al instante. Contemplé a una joven. Por su apariencia, era una estudiante. Para colmo, llevaba cuadernos y libros en su diestra. Su sonrisa, me tranquilizó. Llevaba una blusa, sin escote alguno y una falda larga, que le llegaba más abajo de la rodilla. Un cintillo muy coqueto con alguna flor. Estaba bien coloreado. Cargaba lentes. Se veía muy sobria e infundía mucho respeto. La clásica estudiante, que se dedica a sus estudios. No me despertó ninguna duda, ni la vi con ningún tipo de desconfianza.
- ¿Me das la cola hasta la bomba? – Insistió muy resuelta.
- ¡Por supuesto! ¡Sube que ya nos vamos! –
Nos presentamos. Me dijo que se llamaba Luisa. Que estudiaba Derecho y que estaba en el Octavo semestre. Y que quedó en verse con sus compañeros allí en la bomba. Que iban a estudiar, porque pronto tendrían sus exámenes. Me contó de todos los esfuerzos que estaba haciendo para poder continuar sus estudios, ya que su familia era de pocos recursos económicos, pero que esa era su ilusión. Narró todas las peripecias que hacía. Que tenía que caminar muchos kilómetros, para poder llegar hasta la autopista. Esperar el autobús que la llevaba hasta la ciudad. Emocionada, se extasiaba en ponerme al tanto de sus estudios.
Por momentos, me emocionó mucho escuchar todo esto. No es muy común escuchar a una joven con todo ese empuje, con toda su dedicación. ¡Me sentí muy contento! ¡Y ya hasta se me olvidaba el mal momento que me hizo pasar aquella aparición tan enigmática! Así que me dediqué a dejarme contagiar con tanto entusiasmo y emoción. También me contó que al graduarse y poder ejercer como Abogada, se casaría con el novio de toda su vida. Se conocieron desde muy pequeños. Él estudiaba: Contaduría Pública. Yo le jugué una broma, le pregunté: ¿Cómo podrían vivir un Contador con una Abogada? Su respuesta, fue una sonora carcajada. ¡Cuánta juventud irradiaba! Y no me avergüenzo a reconocerlo hoy, que llegué a sentir hasta envidia por su novio. ¡Qué dichoso sería ese joven! Hasta le pedí, que por favor, me informara para cuando se fueran a casar, para tratar de ir a su futura boda. Y ella, entusiasmada, me pidió mi número de teléfono para llamarme en cuanto ésto llegara a suceder. Yo se lo di.
La ruta, se me hizo corta. La charla fue muy amena y cordial. Y sin darme cuenta, ya estábamos a pocos centenares de metros del sitio. Noté que se emocionó. Me dijo, que su novio, la estaría esperando y que al llegar, me lo presentaría. ¡Qué bueno! Así nos conoceremos y si tenemos tiempo…Nos tomamos un cafecito, para celebrar nuestro agradable encuentro.
Noté que faltando poco para llegar, comenzó a maquillarse. Estaba muy feliz. Se arregló su blusa y su falda, tomó sus cuadernos junto a sus libros. Y cuando agarraba su cartera, enmudeció. Un dejo de tristeza muy profunda, le capté. No dije nada, pensé que a lo mejor sospechó que allí no estaban sus compañeros o su novio. Por instantes, supuse que echaría para atrás todos sus planes. No quise asumir nada, tan solo ser un testigo mudo de todo. Y en cuestión de unos segundos, tomó su cartera, me miró. Sendas lágrimas brotaban de sus pupilas y a modo de excusa, me dijo:
- ¡Soy muy llorona! ¡No me hagas caso! ¡Vayamos! – Volvió a su misma alegría con la cual la conocí y disfruté de su presencia. Al bajarse, miraba mucho hacía el cafetín que funcionaba en esa bomba. (Chequeé mi reloj de pulsera…Las tres de la madrugada. Me sentí cansado. El trayecto fue largo, pero apenas me estoy percatando de ésto) A manera de disculpa le dije, que primero echaría gasolina al carro y después iría al sanitario y que en unos cuantos minutos, nos podríamos ver en el cafetín. Se despidió muy alegremente, recordándome que me estaría esperando y que si no la veía, que le preguntara al señor Demetrio por ella. - ¡Por si acaso, uno nunca sabe! ¡Nos veremos en minutos! Yo hice lo que le dije que haría. En el baño, me eché abundante agua en mi rostro. El sueño me estaba venciendo. En mí se me hizo una visión, y caí en cuenta que era la primera vez que llegaba a ese sitio. ¿Cómo fue que arribé hasta acá? Todo mi cuerpo, reclamaba un exceso de trabajo. Pero Luisa, seguramente ya estaría esperándome, así que me aligeré. Y cuando, ya terminé, fui al sitio acordado.
La busqué con la mirada. No estaba. Traté de ver a algún grupo de estudiantes…Pero en realidad, tan solo estaba un señor en la barra. Por su cara, me di cuenta, que estaba muy aburrido. Bostezaba abiertamente y sin escrúpulo. Me dirigí hacia él…
- Por favor, el Sr. Demetrio. – El hombre me miró asombrado. Ciertamente, que no nos conocíamos.
- ¿Demetrio? ¿Está seguro? – Yo le respondí que sí. Me miró y me dio la impresión de que me contemplaba como si fuese un extraterrestre, me molestó el sentirme así.
- Es que le di una cola a una estudiante, que dijo llamarse Luisa. Hace poco menos de diez minutos que la traje. Vi cuando entró. – Demetrio me miró profundamente. Por su larga cavilación, asumí que algo no andaba bien. Intenté explicarme. Alzó su mano izquierda para indicarme que lo esperara allí mismo y dando media vuelta, buscó unos papeles en uno de sus armarios internos. Se puso sus lentes y lentamente, regresó a mí y enseñándome una foto, me preguntó:
- ¿Es ésta misma? – Al instante la reconocí.- Usted seguramente se referirá a Demetrio, uno que trabajó hace más de diez años aquí. Pero ya él murió. Desde entonces, yo estoy trabajando aquí.
- ¡Sí, sí es ella misma! Me dijo que se vería aquí con su grupo de compañeros de estudios y con su novio. – El hombre no me sonreía. Estaba muy serio y apesadumbrado. Y me informó:
- Ella murió hace más de treinta años. Cuenta los que la conocieron, que por esta época se mató en un accidente. Y es cierto. Aquí quedaron en reunirse. Y en esa mesa, sus compañeros y su novio…Se quedaron esperándola. ¡Nunca volvió! Año tras año, para esta misma fecha, suelen venir viajeros, tal como usted que llegan con la misma historia. Lo extraño en esta ocasión es que haya aparecido en plena madrugada. ¡Algo debe estar ocurriendo, porque es muy extraño!
Me quedé en una sola pieza. Mis piernas se aflojaron. Me caí repentinamente. Perdí mi equilibrio y mi sentido. ¡Gracias a Dios! Logré reponerme. Amablemente me ayudó. Y mirándome fijamente a los ojos, me dijo…
- Es mejor que se quede. Este amanecer está muy raro. No le aconsejaría a que continué…Espere hasta que salga el sol y después ya con todo aclarado, puede continuar con su camino.-
 Asentí, sin comprender. Verdaderamente que no me gustaría quedarme en tan lúgubre sitio.  Algo extraño está a mi alrededor, no es casual, los dos espíritus que viajaron a mí lado. Ambos son femeninas, una en silencio que me alteró mi sistema nervioso y la última, muy parlanchina y alegre. ¿Qué significado podré asumir con todo ésto? Tengo un frío de muerte, que me acobija…mejor le hago caso. Por aquello de “a la tercera es…” ¡Me quedo!


Hoy es un buen día, Domingo 18 - Agosto - 2.013
Todo presagia bello. Y hoy he escrito algunas letras que me gustaría compartirla con ustedes.
Y siempre en la espera de que sea del agrado de todos. 
Aquí les anexo mi pequeño manuscrito, el cual va sin titulo...aún no se lo he puesto...

Noche oscura. Silenciosa. Invita a dormir, pero en mi caso muy específico; no lo tengo así que para no estar dando vueltas y vueltas en el dichoso nido, me dispuse a cerrar bien la casa por dentro.
La puerta que da a la calle, le paso su llave y como medida de precaución  se la dejo pegada. Chequeo bien las ventanas y me doy cuenta que la de la cocina está abierto, la cierro bien. Todo está  bien resguardado. Me fijo en dónde están los dos amables caninos, usualmente son muy activos y tenía ya rato que no los escuchaba.
- …Allí están. – Los veo a través del vidrio de una de las ventanas. La hembra estaba semi metida en uno de las tantas zanjas que ella misma abre. Rendida dormida a pierna suelta. Al parecer estaba soñando ya que ejecutaba  cortos movimientos en sus patas - ¡Quién sabe qué estará soñando esa loca! – Me dije a mí mismo. Busqué y como a eso de un metro estaba el enano (Tan inofensivo  él…); también roncando.
- ¡Parecen tan inocentes las dos taras! – Realmente son muy escandalosos. Y no puede pasar nadie por el frente ya que al parecer quisieran atravesarse la cerca para salir a atacarlos. El macho aún siendo casi un tercio del tamaño de la hembra es al parecer él dinamo que acelera a la perra, la cual se desboca con furia incontrolada.
- Bueno todo está en calma. – Me sigo diciendo. Camino por toda la casa a oscuras. A esta hora es poco el tránsito de personas y uno que otro carro se le antoja pasar frente a mi casa. Dejo una de las luces de la cocina…por si acaso.
Es bien sabido que los amigos nocturnos, a ver una luz encendida, se abstienen. Por esa razón prefiero dejarla prendida, así creerán que hay gente acá y además tengo a los dos bravísimos guardianes…ellos me avisarán ante cualquier anormalidad. (Eso espero…)
- …Mejor me pongo a ver la televisión…de repente pasan una peliculita de las que me gustan. -  Y como todo está bajo control, voy al cuarto y enciendo la tv, con cuidado ya que mi esposa está durmiendo y no es bueno perturbarle  su dormir. Me cercioro y la veo plácidamente.
- ¡Todos están rendidos, menos yo! – Bueno una vez encendido el tv, comienzo a buscar canal por canal. En ocasiones, aún cuando tengas quinientos canales de diversos países, ocurre que arrancas y paseas por todo el globo terráqueo y en verdad…no consigues lo que realmente ansías disfrutar. Y esta noche al parecer, no es la excepción. Todas o las había visto ya o sencillamente no eran de mi agrado.
Después de haber recorrido más de veinte canales…Con la famosa paciencia de Job, insisto una y otra vez.  ¡Hasta las de cocina se me antojaban aburridas! Ni boxeo, ni artes marciales… ¡Dios qué hastío! Me provoca caerle a patadas a algo…pero claro sin hacerme daño yo mismo…
¡Al fin!
¿Será cierto…?
Me siento a una distancia prudencial de unos tres metros y medio, y como la película viene en inglés con traducción al español en letras…le bajo hasta el máximo, con la finalidad de no perturbarle el agradable sueño a la costilla.
El control está dañado, así que a los pocos minutos me compruebo que la dichosa peliculita…no es de mi exacto agrado.
- ¡Qué fastidio!  …Tan bien que iba y se degeneró en algo que tampoco me gusta… -  Me levanto y recomienzo con mi safari…hasta que veo otra que promete estar a la altura de mis expectativas. No obstante, me quedo parado cerca, a la distancia de mi brazo…sí, sí parece que esta es la que me va a resolver esta noche. Contento me vuelvo a sentar.
En efecto…captura toda mi atención… Es una película del viejo oeste. Con indios con flecha en sus largas cabelleras. Comienzo a detallar su trama…si me gusta. Además tenía ya bastante tiempo que no veía una así y ¿a esta hora?
Me acomodé lo más cómodo que pude, levanté mis paticas y las coloqué sobre una pequeña butaca y extasiarme  en ella.
Acompañé al intrépido hombre, mientras se adentraba en tierras salvajes. Se escondía ya que si lo veían los indígenas con seguridad lo aprehenderían y hasta lo matarían.
¡Qué nervios…tienen que ser de acero! Con pasmosa tranquilidad fue sorteando metro a metro, sigiloso fue avanzando. ¡Qué hombre! Me recordó las aventuras de aquel legendario cazador, creo que se llamaba Daniel Boone o algo parecido. ¡En fin, me complacía el hecho de ver ese tremendo dominio de su accionar!
¡Sin duda…me quedé extasiado…! ¡Hasta me veía a su lado…o detrás…pero me identificaba con todo lo que allí ocurría!
 Lo vi que se fue desplazando con sumo sigilo. Y es en esos momentos, en que me parece que si toso…como que puedo delatarlo…entonces me abstengo… ¡Ni me muevo! Me quedo como una estatúa…
Guardo todo y conservo mi paz…pero con aprehensión.
¿Qué le pasaría si lo descubren?
¡Dios qué emoción!
Temeroso y cauteloso, bordeaba el campamento. Lo curioso es que ni los perros lo intuyeron.
Noté que estaba pendiente de que los vientos no cambiaran y lo fueran a delatar.
Lo espeso del follaje lo protegía. Se lanzó al suelo y fue arrastrándose. En unos instantes, uno de los hombres de la tribu al parecer, escuchó algo extraño y presto salió a indagar. Detrás lo siguieron dos o tres más. Hablaban en su lengua natal. Una musiquita que instiga a la pelear se deja escuchar. Las mujeres dejan de hacer sus labores y centran su atención…Segundos valiosos.
Todo se detuvo. La población está en suspenso. Temen algo muy malo que los pueda dañar. Así que todos están prestos y atentos a cualquier ataque sorpresivo.
El indio un hombre joven; olfatea pero no parece estar satisfecho.
Le hace señas al resto que rodeen el objetivo, en su creencia de que algo raro estaba pasando allí. Agudiza su visión y su audición… Todo está en calma. Pero él insiste…
Se le acercó a escasos metro y medio, es más a mí manera de ver…eran centímetros. Y cuando ya parecía que lo descubriría… ¡Otro ruido los atrajo! De inmediato salen corriendo varios hacia la dirección que creen que se produjo ese ruido.
¡Qué bien! Alejó a los compañeros…pero este terco seguía allí. No se quería mover. Su cara era de guerra.
En la otra escena, los otros descubrieron el origen que atrajo toda su atención…era un zorro que buscando su comida…produjo todo ese escándalo. ¡Todos emocionados se tranquilizaban unos a otros! Y le dijeron  al empecinado que nada malo estaba ocurriendo y que volviera a sus labores ordinarias.
El caso es que el intrigado indígena…como que no se tragaba del todo ese cuentecito…pero ante la insistencia de sus compañeros se vio precisado a regresar.
El héroe indómito, al percatarse de esto, soltó una sonrisa de sano alivio. Se notó que se pudo relajar, bajó su rifle y quedó en guardia, pero ya mucho más relajado. Sacó un trapo sucio y se lo pasó por su frente muy sudada, por cierto.
Chequeó hacia el lado dónde se produjo toda la anormalidad…y se percató de que ya todos riéndose se mofaban  de ellos mismos, retornaban a sus labores ordinarias. Para su gran regocijo. ¿Y por qué no confesarlo…? ¡Para mí también!
Pasada esa incertidumbre, me acomodé mejor en mi silla.
El cazador pretendía pasar al otro lado. No me quedó claro el por qué, pero bueno ese tipo de acción es la que me llama la atención. Hay proyecciones que dejan entrever claramente lo que va a pasar… ¡Esas no me atrapan!
Pero en esta, el suspenso estaba latente en todo momento.
 Y como cuando entré en esa emisora, ya la misma había empezado. Tampoco tenía claro ni cuándo ni en qué momento logré sintonizarla, pero en fin. Ya hasta me estoy acostumbrando a ver películas empezadas o en su terminar.
Nuevamente comenzó a desplazarse…pero en esta ocasión; ¡pisó una rama!
¡Otra vez! Todas las risas, se vieron truncadas. Nuevamente la zozobra. Todos miraban hacía la dirección correcta. Hablaban entre sí, señalando todos en la misma dirección…
La música era de suspenso. ¡Qué emoción! 
¿Cómo hará para salir de este trance?
¿Qué pasará si lo descubren?
Por la cara…creo que nada bueno. ¡Estaba asustado! Sabiendo que por su error…
¿Pero cómo pudo haberlo cometido?
Presentía que lo peor podía ocurrirle…Por lo menos, eso era lo que se avizoraba…
Hasta las matas dejaron de menearse, por efecto de los vientos. Y nuevamente corrían ya no tres…ahora eran docenas de guerreros. Todos pintarrajeados en son de guerra próxima.
La música se torna indómita, invitando a la violencia desenfrenada.
Se gritan órdenes una tras otra.
Se tornan peligrosos, agresivos en contraposición al pobre, quien trata de permearse con la naturaleza…pero era claro que no podría lograrlo…
Tan absorto estaba, que no pude visualizar que la puerta de mi cuarto, se estaba abriendo muy lentamente. Quizás por el sonido ya elevado de la musiquita que incitaba a la acción, no pude escuchar su  crujir, ella es de madera maciza, pesada y al abrirla hay que ejercer presión, ya que en alguna época se desprendió de sus bisagras y presionaba con todo su peso sobre su marco…la huella de unos quince centímetros apoya mi tesis.
Un hilillo de la luz de la cocina…chocaba en mí cara.
¡No podía creerlo!
…Me estaban abriendo la puerta… ¡Miré y la doña seguía en su placidez!
¿…Y si no es ella…entonces; quién?
Impávido seguía viendo que la misma se abría inexorablemente…
 - ¡Un ladrón! ¡Se metieron…! Pero qué extraño…todo sigue en silencio.
No escucho los ladridos. ¿Y mis bravos guardianes?
¿Se habrán ido de paseo?
¿Los habrán envenenados?
El haz de luz superaba ya los diez centímetros.
¡Pero no veo a nadie…detrás!
¡Dios protégeme!
Ahora si que me estaba preocupando de verdad…esto no era parte de la peliculita.
 ¿…Y si es un malhechor…me debe estar esperando para atacarme…?
…Sigue abriéndose…ya van unos quince centímetros…
Pero aún no acierto a moverme… ¿Qué estará pasando realmente?
¡Dios debo moverme…! ¡Ya! Me van a agarrar como un pendejo.
¡Muévete…!
¿No estás viendo qué te van a joder…?
Y mientras yo estaba temblando con mis incertidumbres y mis miedos…ya iba por unos treinta centímetros…
¡No veo a nadie!
¿Es que no hay nadie?
¿Entonces…cómo se abrió…así?
No puede haber corriente de aire interno. ¡No puede ser!
¿Alguien me está jugando una de esas…?
No. No puede ser. En esa casa solo habitamos dos personas. ¿Y mi esposa? Dormida. ¿Yo? Tiritando de terror. Pero más me molestaba el que a pesar de todas mis medidas de precaución…
¡Me hayan agarrado con las manos en la masa!
Y como por arte de magia… ¡Me levanté como un rayo!
Algo en mí me trajo la fuerza y vitalidad necesaria.
Terminé de abrirla y me lancé. Y no vi a nadie más.
Chequee visualmente por toda la cocina. La ventana seguía cerrada. La puerta que da al patio, seguía con su cerrojo pasado, tal cual lo había dejado.
Ya se me estaban acumulando dos tensiones.
¿Una, la primera? Por lo que le podía pasar al de la película.
Pero en verdad, la mía fue la que me distrajo en su totalidad.
Entré y cerré con fuerza.
¡Error!
¿Cómo pude hacerlo?
Con seguridad, desperté a la pobre. ¿Y qué culpa tenía ella? Y sin prestarle ningún tipo de atención me dediqué a ver, si la había despertado…
Pero no. ¡Gracias a Dios seguía en los brazos de Morfeo!
¡Qué alivio! Respiré ya más calmado.
Me senté descuidadamente para proseguir…
Pero así como me senté…
¡Me levanté aterrado!
¿Estás loco? ¿Cómo te vas a echar? ¿No ves que estamos en “Alerta  Rojísima”?
¡Cierto! Me dije a mí mismo.
Hay la posibilidad muy cierta de que alguien logró penetrar a mis dominios…seguimos en peligro.
¡Por esta razón; no puedo seguir viendo nada más! Debo concentrarme a buscar dentro de la residencia y algo dentro de mí, me susurraba y no sé si era a mí oído o a mi mente, pero lo cierto es que ya me estaba pareciendo que caería sobre mí en cualquier momento. Y que seguramente estaría escondido por allí.
O bien en la primera habitación o en la sala o en el baño.
Así que decididamente volví a la carga. En esta ocasión, iría paso a paso. Todo debía ser revisado.
Y así lo fui haciendo. Empecé por la cocina. Volví a la ventana en dónde minutos antes pude ver a los intrépidos canino. Sí, allí continuaban. Rendidos a piernas sueltas.
¿Entonces…cómo pudo ocurrir eso que pasó?
Algo me hizo convencer que debía seguir. No debo distraerme.
La sala seguía a oscuras. Me deslicé con sigilo.
¡Nada!
Revisé por cada mueble, en la creencia de que allí podría ocultarse…Nada.
Me quedaba el primer cuarto y la sala del baño.
Me metí en el baño, ya que me quedaba más cerca…Nada.
Pendiente siempre mirando hacia todas las direcciones.
Me quedaba la primera habitación. Lo único.
Entré rápidamente. Escrudiñé bien todo. Nada.
Corrí al baño, porque creí escuchar un ruido imperceptible pero como ya era media noche, los ruidos se magnifican. Al llegar…Nada.
¿Entonces…qué carajo pasó?
- ¡Ahora menos que entiendo!
¿Quién abrió la pesada puerta?
O será mejor preguntar: ¿Qué pudo hacerlo?
- Todo está cerrado por dentro. Los perros están rendidos. No veo actividad ni peatonal, ni vehicular. Las ramas ni se mueven.
¿Qué estará pasando entonces?
Un rayo muy fuerte y devastador emergió desde mi espalda; de la cintura hacia arriba en mi médula espinal, hasta lo más alto de mi cerebro. Un pasmoso temblor agitó mi azotea. Una especie de comezón irritó mi ser. Intenté rascarme mi cabeza, pero algo en mí desechó esta acción.  Sentí una fuerte punzada, al parecer se me estaba incendiando mi rascacielos.
Estaba próximo al paroxismo. Al abismo sin fin.
Ya mi intelecto se había quedado sin argumentos científicos a todo cuanto acontecía. Y entré en la fase de la sin razón. Y sin el sentido lógico. Un mundo tenebroso se abría ante mí.
Sentí algo muy frío que recorrió todo mi ser. Seguido de una oleada de calor infernal. Me sentí sofocado.
¿Y ahora qué carajo me está pasando? 
Allí estaba en plena oscuridad, rodeado de los mismos muebles que todos los días veía. Pero que en este preciso instante…se me antojaban extraños.
Sentí que me espiaban. Mejor dicho, me veían con suma insistencia. Volví mi rostro hacía el sitio hacia el cual, algo interno me decía que era allí. Pero no pude ver nada. Físico, tangible a mis sentidos no pude ver nada ni a nadie.
Sentía que debía movilizarme, no quedarme en el mismo sitio. Me parecía que ya era un blanco demasiado visible y que seguramente enfocarían su ataque hacía mí en cuestión de… ¡Quién sabe!
Comencé a moverme, pero en cuanto lo pude hacer, me sentí extraño.
Nadaba como en aguas pantanosas, pero ni estaba nadando, ni en aguas pantanosas. De pronto me sentí como si estuviese flotando. Pero mi intelecto lo negaba. Me recordaba que estaba caminando.
Pronto todo se me nubló aún más. Se me antojaba que andaba en sitios escabrosos. Algo en mí estaba pendiente, recordándome en dónde me encontraba. Mis sentidos se alteraron. No pude discernir a ciencia cierta, qué era lo qué estaba pasando a mí alrededor.
Una sorprendente dicotomía se disparó riesgosamente, por un lado sabía que andaba en mí sala, pero algo me perturbaba indicándome que mis sentidos me estaban mintiendo. No estaba en la misma dimensión. Todo cambiaba drásticamente.
- ¡Algo o alguien salió corriendo en dirección del baño! – Me dije como para salir del atolondramiento en que me habían sucumbido.  Y corrí.
Me quedaba a unos escasos tres metros. Pero no sé por qué razón se me hizo tan largo  y  arduo. Sufrí sin entenderlo, a la finalidad logré llegar.
Entré como a una dimensión desconocida. La atmósfera ya no era la misma. Todo se me antojaba como en cámara lenta. Pude ver largas cadenas de tela araña.
Y no lo pude asimilar… ¡Hacía unos momentos no estaba así!
¿Qué demonios está pasando aquí?
Me están cambiando el mundo…y no me di cuenta… ¿Hasta este momento?
¿Quién o qué?
Todo me olía a conspiración.  Todos los elementos se alineaban para embromarme.
¿Pero…por qué a mí? ¿Qué les estaba haciendo?
¡Tan solo quería ver una película…no podía dormir! ¿Y qué hay de malo en esto?
Lo único cierto, es que ya estaba imbuido en algo extraño y ajeno a mí. Debía afrontarlo.
No tenía más remedio. Miré a través de la ventana del baño hacía afuera. Usualmente se veía las luces de la casa de al lado, distante a tan solo…dos o tres metros…
Pero para mí sorpresa… ¡No había nada! Solo esa sensación de lejanía. De abandono.
Sin embargo sorprendido, fijé mi atención hacía la dirección que dentro de mí, estaba segurísimo de que estaba la casa vecina. Pero no pude distinguirla, me sentí como si estuviese en un barco en pleno mar y en una de esas noches cerrada y sin luna ni estrellas. Solo esa sensación de inestabilidad y de zozobra. ¡Y para colmo ni una leve brisita…nada!
¡Qué desagradable es en lo que estoy envuelto! ¡No es mi deseo estar aquí! Ansioso busco una puerta de salida. Es preciso huir de este pesado ambiente. Me desespero. Me exaspero. Todo me parece pegajoso. Absorbente. Es muy degradante y siento que me desgarra. Me siento ínfimo.
Quedo allí. Como si fuese parte del decorado.
¡Pero es que soy un ser vivo! ¡No puedo seguir aquí!
Veo a lo lejos una vibración. No es blanca. Tampoco es color claro. Es más bien oscura. Su pasear se me asemeja al paso de una oruga. ¡Apesta! Me digo en lo más profundo de mí. No quiero que me oiga, no vaya a ser que se vuelva en mí contra.
¿Y ahora qué será de mí?

 ....Continuará....Continuará....