“Después de mí… ¡Nadie mas!”
Lunes……


- ¡Se lo suplico señor!
¡No deje a mis hijos huérfanos! ¡Por favor!
En ese preciso instante, todo se transformó en ira y confusión.
El señor corría llamando a su hijo, para que le trajera su pistola.
La señora María suplicándole que no fuera a hacer una locura.
Y la presunta novia, que iba a ser pedida por Román, aullaba desconsoladamente.
Román aprovechó aquella confusión y sencillamente desapareció.
En verdad, nadie se percató de que huía.
Sencillamente…Desapareció de aquella escena.
Gersy y los demás continuaban muy angustiados, ya que temían por la vida de éste.
A la final, el señor encontró su pistola y blandiéndola con mucha furia, salió a buscar al elemento que le había injuriado el honor de su hija.
Y en verdad, que lo buscó por todas partes, pero nunca lo logró encontrar.
Y después de tanta búsqueda, se enfrentó a los visitantes y los conminó a presentar las pruebas de semejante afrenta.
Gersy, les presentó foto a foto.
E hizo, que cada una de sus amigas, hablara.
Miguel, se quedó alejado de todo ese embrollo.
Todo estaba inmerso en la furia desatada.
El señor y su esposa, no cabían en su enojo.
Y el precio que él mismo dueño de la casa, exigía…Era la sangre de su agresor.
- ¿En dónde está ese desgraciado?
¿Quién me lo está escondiendo?
¡Ese miserable es un engendro del demonio, pero con figura de hombre! ¡Tengo que matarlo!
¡Desaparecer a ese engendro demoniaco es una necesidad y yo  mismo lo voy a descuartizar!
- ¡Señor por el amor a Dios!
¡Ése es el padre de mis hijos!
- ¿Y usted lo defiende?
¿Acaso no ve el daño que me está ocasionando?
- ¡…Es el Padre de mis Hijos!

- ¿Y por eso, cree que lo va a salvar?




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