pasajero                                              


" El
desconocido"


Me lo arrancó de mi propia mano, que aún no había sacado a plenitud.
¡Fue rapidísimo todo, ni tiempo me dio de pestañear!
¡No me dio oportunidad alguna!, ya que el trompetista me “atacó” con mucha vibración de su instrumento de viento, atrás venía el de la guitarra enorme, el del violín que no se me pudo acercar ya que hubiese tenido que pasar por encima de sus compañeros.
Y como para “justificar” esa acción, se detuvieron a mi lado y todos los instrumentos se enfocaron hacía mi persona.
¡Todo mi ser se estremeció!
¡Qué desfachatez!  Y este suplicio tuve que pagarlo.
Y hasta que no llegaron hasta el último…No se pararon.
¡Al final…Así como se montaron…Se bajaron!
¡Qué alivio! ¡Suspiré hasta que mis pulmones se quedaron vacíos!
Para mi asombro, mi compañero de asiento se levantó de forma espontánea y los aplaudió y vitoreo con mucha alegría.
¡Tan solo lo miré, sin pronunciar palabra alguna!
Luego se sentó y con la mayor naturalidad, sacó su “botellita” y se empinó un trago largo mientras tarareaba sin son esa horrible melodía.
Los ecos de esa terrible trompeta, retumbaban en alguna parte interna de mí ser.
El sordo y rimbombante sonido de las cuerdas, movían una parte vital de mi estomago.
Volvimos a la “normalidad” los gritos y maldiciones del chofer, quien no perdía ocasión para insultar a todos los que con seguridad: No le oían.
Y a mi lado…El pasajero desconocido.
Pasados unos segundos, me volvió a interrumpir.
(No deseaba tener ningún tipo de contacto con mas nadie.
Tan solo ansiaba que llegara mi esquina, en dónde mandaría a parar y poderme bajar…”Completo” de allí.)
Pero las sorpresas no terminaban allí… atención.
Al parecer el “buche” de alcohol que se lanzó mi vecino, como que lo “emocionó” ya que arrancó su relato, sin esperar a que yo me relajara.
Al principio no le prestaba atención alguna, dejándolo hablar como un “perico loco” pero al percatarse de este “pequeño detalle” reclamó mi atención nuevamente y recapitulando, parte por parte, hasta que comencé a recordar cuales fueron sus últimas frases.
Y ya seguro de que lo atendía, carraspeó nuevamente y siguió….
- Y allí quedaron todos los cuerpos cosidos…
¡Y todas las balas salieron de su arma de reglamento!
Ni un rasguño, ¡ni siquiera se despeinó!
- ¿Y los mató a todos?
- No. Uno escapó.
No lo pudieron agarrar.
Porque al comenzar la balacera, comenzaron a llegar patrullas desde todos los ángulos.
Aquello fue apoteósico. Espectacular. Se asemejaba al “Lejano Oeste”
Dicen que lo persiguieron… Trataron de acorralarlo.
¡Pero qué va!
¡Ese desgraciado corrió y se metió por una cañada…Y se evadió!
- ¿Y qué pasó con ella? – Pregunté ya que tenía rato que hablaba de todos menos de ella, que para mí era la verdadera protagonista de ese relato. Me observó y luego siguió…
- Bueno entre ellos, se enmienda la plana. Tú sabes…Se tapan unos a otros.
El caso es que después salió por la prensa, que:
“Una acción conjunta entre todos los Cuerpos policiales adscritos al Ministerio de Justicia, habían juntado sus fuerzas para limpiar y adecentar aún más a nuestra sociedad”
 “Y que este era un mensaje a todas las bandas de atracadores para que depusieran sus acciones vandálicas y se entregaran a la Justicia, para un juicio justo” 
¡…Y toda es paja loca que inventan los políticos…Puro: bla, bla, bla” -
El narrador calló, tomó aire. Le noté cansancio y fastidio.
Chequeó hacía todos lados.
Al comprobarse a sí mismo que todo estaba normal, volvió a mirarme y me dijo…
- ¡Era brava esa mujer!
Yo lo miré y no me atreví a expresarle mis pensamientos.
- ¿…Y por qué me dices que “era”…Ya no existe?
- ¡No que va! A esa la tenían en la lista.
Y seguramente que le sobraban los enemigos.
- ¿Aja y qué pasó con ella?
- …Después de esa escaramuza.
Hubo un tiempo que no se supo más de ella.
Hubo un silencio. – Pasó misteriosamente un dedo por su boca…Y continuó…
- Pero yo creo, que ella cayó en desgracia…

- ¿Por qué…Estaba implicada con el narcotráfico…?

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