"El Gueguence"

Primera parte.
“En su pleno faenar…”
Junio 19 – 2.013

- Ok, estamos claros. No puedo recordarme que yo mismo te haya hecho semejante ofrecimiento. ¡Esto escapa a mi propia sapiencia! ¡No puedo aceptarlo como tal! Y para serte sincero… ¡toda mi vida he sido siempre: HONRADO – TRABAJADOR  Y SINCERO! – Raúl miraba de frente a la mujer con la cual convivía desde hacía poco más de un año. Macrina, aunque deseaba enfrentársele a su hombre, se sentía imposibilitada ya que su compañero le estaba gritando con todo el fervor de su bocaza. Y lo que la frenaba era la total seguridad con que le afirmaba todo.
El caso es que siempre le ha ofrecido hacerse cargo de ella y de su pequeño vástago, nacido del más sublime acto de amor y de entrega, de parte de ella.
Pero en esta ocasión, tal como en anteriores ocasiones… ¡fallaba tenazmente! Y esto es muy común últimamente, pero siempre con su afán de no empeorar su relación…prefería callar y omitir su cuota de inmensa verdad.
¿Pero era inteligente demostrarle todo su bagaje de verdad? Consciente de que la engañaba, siempre se salía con la suya. ¿Y ella? ¡Es preferible callar! Es mejor no alborotar más ese avispero. Y quizás, más adelante entienda y comprenda que es mejor portarse bien. ¡Parece un pequeño crío! Siempre lo agarraba en sus constantes mentirillas…y siempre se las ha pasado.
En esta ocasión, como en las anteriores, ella cargando al bebe de ambos. Y además todas las bolsas, y enseres propios de la pequeña compra que ella producto de su propio esfuerzo hacía. Pero su macho, iba con las manos vacías…y ella carreteándolo todo; como siempre.
- ¡Yo siempre le hago frente a todo! ¡Yo solamente para todo! ¿Y quién me ayuda a mí? - Vociferaba abiertamente. Y la pobre para evitar más escándalo, cedía.
- …Pero mi vida…ya está bueno. Ya pasó todo.
- ¿Qué ya pasó todo? ¿Y quién te estás creyendo que eres…mi madre? ¿Acaso no te das cuenta de tus propias limitaciones…? ¡Eres una simple mujer! ¡Ni te creas que porque estás viviendo conmigo, ya por eso eres superior a mí! ¿Eso te estás creyendo? ¿Acaso eres masoquista? ¡Acéptalo: Eres tan solamente una…mujer! Dale gracias a Dios, que te acepté a mi lado. ¿O te crees superior a mí?
- No mi vida…tan solo soy tu mujer…
- ¡Bueno y mucho cuidado! ¡Yo soy el macho en esta relación! ¡Y no acepto ningún tipo de imposición! ¿Ok? Además estás abusando demasiado de mi paciencia. Bien sabes que no me gusta escuchar tus constantes chantajes. ¿Ok?
- Tan solamente te recordaba tus ofrecimientos. ¿Recuerdas que delante de tu misma mamá me ofreciste que ibas a cuidar de nosotros dos? – Le dijo señalándole a su pequeño bultico, al cual hacía todos sus esfuerzos  para poder cargarlo,  y éste ni siquiera se dio por enterado. ¡Por supuesto que la veía! Contempló todos los malabares que se veía precisada a hacer, con tal de que su preciosa carga no sufriera en lo más mínimo, pero ni aún así, se dignó siquiera a hacerle su carga un poco más liviana. Al contrario, volvía su rostro a otra parte.
- ¿Y te he fallado acaso? ¿Prometí estar con ustedes, si o no? – Continuaba en su sufrida defensa, siempre tratando de minimizarle el esfuerzo desplegado por su costillita.
- Si.
- ¿Y he cumplido?
- Bueno…estás llegando muchas noches en la madrugada… - Pronunció casi con un pequeño tono de voz, tratando de que su compañero no se enfadara demasiado. Pero de nada le sirvió, pronto se percató de que había metido la pata… ¡se le volvió a encabritar nuevamente!
- ¿Pero bueno y quién te entiende? ¿No quieres que trabaje para mantenerlos a ustedes?
- Bueno sí, pero soy yo la que siempre tiene que salir a lavar ropa, a fregar pisos para poder conseguir la comida diaria para los tres. ¿No podrías darme una ayudadita, aunque sea de vez en cuando?  …Por favorcito y no te enojes conmigo….
- ¡Siempre mi reina, siempre! Every day. ¡No se apartan de mi cabeza! ¡Es más, tienes que tener paciencia mi bella! Me devano mis sesos, y ando en la búsqueda siempre de ampliar mis ganancias. ¡El problema es que tú ganas muy poco y con lo que me das…Muy poco puedo hacer! ¡Pero es que tú eres muy exigente! Es exiguo, casi inexistente y sin embargo me pones a millón.  ¡Siempre me estás poniendo al límite! Me la estoy pasando todo el tiempo, full de preocupaciones. Un día de estos me vas a producir un infarto a mi cerebro.  ¡No encuentro la forma de poder satisfacerte a plenitud! ¡Siempre me estás exigiendo más y más!  …Y me tienes que tener paciencia…
- ¿Más?
- Pronto. Pronto verás los resultados. Estoy haciendo unas pequeñas inversiones. Y ya de un momento a otro, tendremos resultados. ¡Ya lo verás! Pero también tienes que estar consciente de algo… ¡Así son los negocios! Hay que tenerme paciencia…paciencia…ten fe en mí….
- ¿Y cómo para cuándo mi cielito lindo?
- ¡Ah, eso sí que nunca te lo podré responder! Pero cuando tú menos te lo esperes… ¡me verás en tremenda: Moto! Y entonces iré y me compraré el carro del año. ¡El mejor!
- ¿De verdad?
- ¡Ya me verás…Runnnnn, runnnnnnn! ¡Es así de alta y fuerte, muy poderosa! ¡Fíjate que la utilizan solamente para carreras a nivel mundial! ¿Te imaginas ésto? ¿Me ves…puedes hacer un esfuercito? ¡Amplía tus sentidos mujer! Yo montado en tremenda máquina y tú…viéndome orgullosa de que tu macho esté por allí codeándose con la crema y nata de la más alta Sociedad… ¿No te daría satisfacción de verme triunfar? 
- ¿Y nos montarás a nosotros dos?
- ¡Por supuesto que si!  Claro después que se lo lleve a mi querida mamacita. ¡Ella se lo merece más que cualquiera!
- Pero si me lo traerás, digo para conocerlo ¿Cierto?
- ¡Claro, claro que si!  ¿Ah ahora si que me estás creyendo, ah?
- ¡Siempre te he creído! El problema radica en que…el tiempo está pasando y pasando y ¡nada!
- ¡Mujer de poca fe! Siempre dudando de mí capacidad para hacer los negocios. Pero ya lo verás. El tiempo es nuestro mejor juez. ¡Ten paciencia! Pronto tendré hasta para comprarme un Jet de esos que son ultrasónicos. ¿Los conoces? ¡Son esas bellas y muy brillantes saetas que poco pululan por los aires! ¡Qué rompen los cielos! Y yo me podré comprar el más grande, el más veloz, el más potente. ¿A quién has conocido que tienen uno igual? ¿A quién? ¡A nadie…pronto te enorgullecerás de mí!
Y lo traeré a nuestro ranchito… ¿Ranchito dije? ¡No que va! Cuando sea grande y poderoso… ¡Quemaré al malayo ranchito inmundo ése en el cual me metiste a vivir contigo!  …Hay que ver que tú me has denigrado y rebajado hasta hacerme vivir a mí… ¡a mí! En esa pocilga. ¡Es intolerable!
- Pero mi Rey…es lo único que tenía para ofrecerte…
- …Pero renaceré de mis propias cenizas, a las cuales me he visto obligado a seguirte. ¿Acaso mi sacrificio de tener que vivir contigo en esa “Letrina” no tiene precio para ti?
- ¡Claro que si!
- ¡Pero ya me verás!  ¡Seré yo mismo quién clausure semejante esperpento de lacra social! Me tocará a mí, hacer barrida y mesa limpia. Tú aún no me has conocido en la plenitud de mi vasta y extensa… ¿Cómo podré decírtelo? Para qué me puedas entender… ¡En mi sapiencia infinita! O sea que nunca se acaba. ¿Me entendiste?
- Si.
- Bueno para que no te me pierdas y no hacerte muy larga tu poca comprensión…Te decía y esta al igual que todas mis promesas… ¡Serán plenamente satisfechas! Como siempre ha sido así. ¿No te ofrecí un chamaco?
- Si.
- ¡Pues promesa cumplida, allí lo tienes en tus brazos! ¿O no es así?
- ¡Gracias papito!
- En estos momentos me estoy fijando una meta, la cual no descansaremos ni un solo instante para lograr mí cometido…y en ésto, tú me tendrás que apoyar. ¿Ok?
- Lo que tú digas.
- Construiré sobre esa inmundicia… ¡Tremendo rasca cielo! Y será tan alta, que tendré que comprar una escalera de esas inmensas…y si es necesario, pues me compraré varias y las mandaré a unir… ¡Para que puedas subir tú…mi preciosa princesita

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