“Crónica”
Jueves; 24 de abril del 2.014.-

     En horas de la mañana mandé a parar un “carrito por puesto” (Del transporte público son carros de cinco pasajeros) me monté y pude apreciar que adelante iban dos pasajeras y a mi lado (atrás) iba un joven que venía escuchando con un audífono (Me imagino que venía escuchando música) y fue cuando pude poner atención a lo que venía expresando el chofer a sus pasajeros…
- Subiendo hacía los lados del  Panamericano todos mis pasajeros se bajaron en La Curva y solamente quedaron dos pasajeros (Un guajirito y un catire) dos muchachos jóvenes.
El indígena iba adelante y el otro atrás.
Y ¿Qué me iba a imaginar? que de repente el guajirito me sacó un revólver y me lo puso en mis costillas y me dijo: ¡Esto es un atraco! ¡Dame todo tu dinero ya! 
Yo me quedé asombrado, por cuanto ellos mismos venían desde la parada allá en el centro de Maracaibo.
¡Y fueron los que me quitaron lo poquito que había hecho hoy! – Contemplé al joven trabajador del volante y me quedé analizando lo siguiente:
El carro era todo remendado. Un Dodge que con toda seguridad, tuvo su época gloriosa, pero que cuarenta años después aún lo siguen explotando.
Las puertas todas dañadas, sin vidrios.
No se precisar con fidelidad: ¿Cuál sería su color original?
Y sentí mucha lástima, no entiendo como el hampa común se ha dedicado a este tipo de delitos y viéndole comencé a analizar: ¿Cuánto podrá valer esta chatarra?
-  …Lo que me robaron les va a durar muy poco…Ya van a ver. ¡Poco le va a durar!
…Pero lo que mas me dolió; fue que me robaron mi licencia de conducir, mi cédula…Y yo les dije: ¡Chamo déjame mis documentos, por favor!
…Pero esos perros ¡no quisieron!
Y ahora ando: Indocumentado.
…Ojala no me detengan los fiscales, ni los policías… ¿Por qué que mas puedo hacer?
…Lo que me terminaría de “acabar con mi vida” es que me detengan a mí y a este carro que no es mío.
¡Y tengo que pagar el “diario” a como de lugar!
Porque al dueño no le interesa nada: ¡Mi diario, págame o te quito el carro!
…Yo me repongo. ¡No importa!
Tendré que trabajar mas, porque tengo que pagar el diario…
…Pero no importa. Trabajo mas…
…Me tocará eso… ¡Pero aunque sea llevo cien bolívares!
Mis hijos, solo pensaba en ellos en el momento en que me estaban atracando.
…Y yo le pedí a Dios por mí vida, ya que creí que me iban a liquidar.
Me apuntaron con un arma de fuego.
Y el que estaba atrás me sujetó por el cuello, y no me dejaba moverme.
…Bueno tendré que reponer lo que me robaron. Yo me levanto.
¡Pobre mis hijos, ellos son los que tienen que pagar los platos rotos!
¡Desgraciados…Pero yo les vi la cara a los dos chamos! – Lamenté su desgracia y pensando en que actualmente hay operativo permanente le pregunté…
- Y… ¿Todo ese operativo de Guardia Nacional y de policías…? – Me miró y sonriéndome me respondió…
- …Ellos no están para protegernos del hampa…
- ¿Y para qué ese operativo?
- Por el problema con los estudiantes, por las guarimbas…
Por eso es que están rondando por toda la ciudad. 
Transcurrí en su vehículo hasta que me llegó mi turno y durante todo el trayecto pude ser testigo de que el hombre se daba a cada rato (él mismo.) ánimo, para seguir laborando en medio de este calor tan bestial.
A mí manera de ver, me solidaricé con este pobre hombre de origen humilde que se negaba sistemáticamente
Continué con mí transitar.
Pero en horas de la tarde, me llamó mi hijo que vive en Punto Fijo – edo. Falcón y me dijo:
- ¡Padre me atracaron!
- ¿Quééé? – Quedé en una sola pieza.
También atracaron a mi hijo.
¡Dios Mío! ¿Qué maldad hemos hecho para recibir este castigo?
¡Ampáranos del Mal Dios Santo y Poderoso!
Y por lo que me relató, fue muy parecido.
Los ladrones lo despojaron de su cartera y aunque le suplicó que le dejaran su documentación, estos se negaron.
Estuvieron a punto de robarle también su carro, y en vista de que no pudieron, le robaron su celular y se dieron a la fuga.
Es muy triste la actual indefensión en que nos encontramos todos los habitantes de este país: Venezuela.
¿Quién no ha sido: Robado, atracado o secuestrado?
Mi compadre sufrió un secuestro en la persona de su sobrina.
¡Ocho días padeció esa muchacha!
¡Una comida al día le daban, sin poderse bañar!
Y mi compadre con tristeza me narró las vicisitudes en que se vio sometida toda su familia. ¡Qué tristeza!
Nuestra seguridad está en un hilo muy fino.
Casi imperceptible.
Gente de pueblo, robando a los que estamos laborando, para ¿quitarnos qué? 
¿Por cuatro centavos…?  ¡…Sí cuatro centavos!
Pero lo mas asombroso es ver a cada rato y en las principales ciudades motorizados uniformados…
Y esas camionetas tan bellas y lujosas, con sus vidrios con papel ahumado (Nada se puede ver para adentro, en su cabina.) y con los emblemas que los identifican como cuerpos represivos del estado.
Pero no están para la vigilancia y custodia de nosotros los ciudadanos.
…Entre esta criminal inflación…
…Esta inseguridad…
¿Cuánto costará nuestra propia existencia?
¿Cuánto?
¡Qué El Buen Dios, nos agarre confesados!
¡Señor Bendice a este pueblo que a pesar de todo, sigue optimista!

Que sus muchas bendiciones, nos sigan protegiendo ¡día a día!





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