"Me lo temía" Continuemos con este relato...







“Me lo temía”






- Dale…
- ¡Me levanté como un resorte!
(Bueno…en sentido figurado…
¿Me entiendes…?)
- Aja…
- (En ese entonces no me sonaban mis huesos y por ende era  ¡mas enérgico!)
…Y en el momento que he logrado erguirme…
A todo lo largo que soy…
…Una onda de calor de mas o menos unos setenta grados y seis grados…
¡Me espelucó!
Y es que el infierno fue trasladado en cuestión ¡de instante!
A esa dichosa casa en la cual estaba habitando.
….Se me bajó… ¡La tensión!
¡Se me subió la tensión!
De helado pasé a estado de calcinación. ¡Inaudito!
¡Hasta se me olvidó  mi verdadero nombre! Sentí que cuando exhalaba “botaba fuego” y todo a mí alrededor  ¡se derretía!
Y cuando aspiraba… ¡Oleadas de fuego entraban a mis pulmones!
Un calor que me quemaba todas mis entrañas…Pasaba por donde pasaba…Y dejaba todo: ¡al rojo vivo! Hasta que lograba descender hasta las entrañas mas recónditas y ocultas…Allí  ¡precisamente allí!   -pienso yo-   era que lograba condensarse esa sensación calórica. Dejando todo a su paso en desolación y angustia.
No obstante…Ya había tomado mi decisión… ¡Y no hay marcha atrás! ¡No señor!
- …Ya…Cálmate…Recuerda que ya no estás jovencito…
- Y ya vas a ver. ¡Este que te está hablando! Continuó con su recorrido.
¡Todo estaba en mi contra!
Tenía la ingrata sensación  ¡y es que con certeza así te lo afirmo! Que el elemento: Fuego…Estaba en mi contra y que con obstinación estaba impidiendo el que yo avanzase.
- …Debió haber sido…Muy conflictivo todo eso.
- ¡Ni idea tienes de lo que está por pasarme!
- ¡Continúa! ¡Continúa!
- …Eso era como que si tú quisieses avanzar y un remolino te lo impida, solo que en esta ocasión todos se arremolinaban en mi contra. Mira y para poder avanzar… ¡Un milímetro! Tuve que invertir toda mi determinación, todo mi empuje y junto a mi decisión inquebrantable de no ¡dejarme vencer!
¡Cómo en efecto…Lo hice!
Pude ver como todos los vellos de mis brazos…Se convirtieron ¡en chicharrón!
Al igual que mi espeso bigote   -que antes portaba-  mi barba, mis pestañas y toda mi cabellera   -en ese entonces no tenía canas-  mis carnes comenzaron a quemarse y su efecto me dolía con mucha intensidad.
Mis ojos me los quemaron…
Por lo que perdí mi visión…
Olía como se quemaba mi propia carne…

Pero aun así… ¡No retrocedí!

...Este relato aun no concluye...

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