...Mascota...Pomerania...



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“El King”




- El King era un Pomerania…Ya sabes de esa raza pequeña también conocidos como perros “lulú” o falderos.
Era de color marrón  con ligeros toques amarillos y rojos. De trompa negra, pero es bueno aclararte que hay dentro de esa raza los llamados: enanos y los grandes. King era de los pequeños, pesaba algo así como una libra y comía…Una alita de pollo. ¡Eso era todo!
¿No te acuerdas de él…? Era mi único perrito.
- ¿El que tenía cuando tus hijos eran pequeñitos aún…?
- ¡Exacto cumpa, exacto!
- Era bien bravo.
- En efecto, era “furioso” y cuando yo salía le ordenaba: Kino  (Así lo llamaba.) ¡Arráncale por lo menos una pata a cualquiera que quiera meterse en la casa!
- ¡Imagínate! Si ni siquiera me llegaba a… ¡La pantorrilla!
- ¡Cierto!
- ¿Y qué acaso te respondía…?
- Ja, ja, ja. Meneaba el rabo y me movía la cabeza, daba unas vueltas nerviosas delante de mí y buscaba lamerme…
- Sin duda, son animalitos muy agradecidos.
- En efecto. Y de noche cuando oía algún ruido extraño…Corría hacia donde me encontraba y me comenzaba a ladrar y a ladrar.
- Pero ¿a ti, por qué?
- No lo sé. ¡Era loco ese perrito! –  Observé a mi compadre con su larga calva y su rostro alargado, riéndose tal como lo hacía el perro en esas comiquitas que creo que llamaban “el pulgoso” su panza se mecía hacia arriba y hacia abajo.
- Y yo le preguntaba: ¿Pero en dónde…? -  Nunca pensé que este relato lo fuera a poner tan efusivo…Se rascaba su panza mientras gozaba riéndose a todo dar.
- ¡Esos animalitos si que son fieles! -  Me aclaró en un momento que tuvo de serenidad, pero me percaté que aún pasado unos minutos y en mi mente se recreó imaginándome cómo se las ingeniaba para parodiar al canino en cuestión y tratando de poner mi expresión de cólera, ante los ladridos del  animalito. Que tan solo me estaba alertando de un supuesto peligro…Pero que nunca pude descubrir…
Pasaron largos minutos. ¡Hasta que al fin, logró serenarse!
No me quedó mas remedio que esperar. ¿Qué otra cosa podía hacer…?
- ¡Bueno, bueno ya me reí bastante! ¿Y he drenado…Cómo no tienes idea, eh?
- Aun no te he contado lo que pasó cuando nos mudamos…Y unos gatos lo emboscaron…
- ¿Al King…? ¡No puedo creerlo!
- ¡Eran cuatro gatos!
- ¿Cuatro? ¿Y cómo fue…? ¡Desembucha!
- Eso fue en horas de la tarde…
- ¿A plena luz del día…?
- Como a eso de las cinco de la tarde. Y en el patio no había nadie.
Yo me encontraba trabajando…Haciendo unos reportes de trabajo.
Y apenas estaba llegando a la casa. No había nadie y el Kino estaba adentro.
Llegué y le abrí la puerta del patio…Para que saliera e hiciera sus necesidades. ¡Y él salió!
- ¿Y no viste los gatos?
- ¡Qué de gatos voy a estar viendo! ¿No ves que estoy llegando?
- ¡Uy qué carácter!
- Ok, continúo… Me dirigí a mi escritorio. Y en eso me pongo a sacar mis papeles de mi maletín. Pero en verdad…Lo escuché que salió ladrando.
¡Nada anormal!  …Pero de repente…
¡No escuché nada! Y por lo normal…Algo se escucha.
¡Y eso me hizo sospechar!
¡Y “algo” me hizo ponerme en alerta. Todo estaba silencioso. Y me dije: ¡Zape! Esto no está normal. Y me he parado como un resorte y corro al patio… ¡Compadre!
- ¿Qué pasó…?
- Cuando salgo…Veo a un gato encaramado en posición de ataque en la cerca a mi mano derecha (De la casa de al lado derecho) y veo a mi izquierda… ¡Otro!  En posición de ataque también. Los dos lo tenían acorralado a sus lados…Y al salir…Otro de los gatos que me sintió salió embalado corriendo que le trancaba el retorno a la casa… ¿Y al frente…? ¡Uno negro que le estaba gruñendo!  ¡Los cuatro lo mantenían acorralado!
- ¡Qué vaina! ¿Y así…Así…?
- ¡Salieron espantados cuando me vieron…Menos los que estaban encaramados…Esos dieron la vuelta y desaparecieron.
- ¿Y el perrito…?
- …Temblando…Pobrecito…Hasta lo hicieron orinarse del mero susto.
Porque si no hubiese salido… ¡Lo masacran entre los cuatro gatos.
- ¿Lo tenían emboscado?
- Correcto.
- ¡Hasta en los animales domésticos se observa esa cosa! ¿Y qué hiciste?
- Corrí,  lo agarré y lo abrasé…Pobrecillo seguía temblando sin poder contenerse. Y en cuanto me vio… ¡Como si hubiese visto a Dios!
- ¡Claro lo salvaste de una masacre segura!
- Si hombre. Hay que ver la maldad no solamente está en los hombres…
¿Pero ponerse de acuerdo esos cuatros desalmados mininos…? ¡Y eran mucho mas grande que mi pobre King!
- …Pero seguro que los cargaba “aperreados” y se quisieron vengar…

- Seguro.

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