"Después de mí... ¡Nadie!"

- ¿Y eso les da el poder,  de evadir este caso?
- Nosotros no lo estamos evadiendo. Y aquí estamos en contra de la voluntad de ustedes. Y estamos dispuestos a desenmascarar a Román. – Puntualizó Susan.
- Además, hemos descubierto esto como por Carambola -  Sostuvo Carmen.
- Igual…Sigo sin entenderlos. Es más o menos  como un médico, el cual se escuda en su ignorancia, alegando: “Que está recién graduado”
- Señora…No estamos evadiendo…La estamos enfrentando.
- ¿Y nunca ni siquiera sospecharon nada de Román?
¿Qué clase de profesionales están graduando hoy en día? ¡Puras evasivas, puras excusas, puro blablabla!
- ¡Nunca!  Yo como su esposa, viví muy feliz con él. Hasta hace un rato, que descubrí con mis propios ojos…Todo este desastre.
- ¡Como psicólogos: Raspados! ¡Para mí, claro!
Ellos prefirieron callar. No tenía sentido seguir en esa discusión estéril
Pero a decir verdad, estaban a punto de estallar.
- Todas nosotras  las mujeres, nos hemos creído tanto en ese  “Sexto Sentido” y sin embargo  ni a usted, con toda su experiencia…Logró ni siquiera visualizarlo. – Carmen no podía quedarse con esa espinita abierta, así que se la lanzó de frente.
- A usted le falló su “Sexto Sentido” también.  ¿Verdad señora? – Continuó Susan, decidida a darle su merecido por haberlas raspado como psicólogas.
La doña, sopesó que estaba en franca desventaja. No era justo…Ellos son cuatros, contra ella solita. ¿Y para colmo en su  propia casa? ¡Sencillamente…Intolerante! Intentó levantarse, para cambiar de ambiente. Ya le era muy pesada y sofocante, tanta petulancia. Pero en cuanto lo hizo  notó que su propia hija, estaba sufriendo a horrores. Y en su breve  pero muy eficaz análisis, determinó que no podía dejarla en medio de tantos cocodrilos y bestias salvajes.
Y seguramente que se la iban a destrozar. Y tan solo, por esta condición  prefirió quedarse, además era su propia casa. Y esta manada de buitres no la iban a destruir, ni mucho menos hacerla huir. La pelea es peleando.
Además, faltaba el round decisivo. Y aún albergaba  una posibilidad, aunque muy remota, pero posibilidad es posibilidad,  de que Román las echara de su casa.
Así  que se volvió a sentar.  Se acomodó muy ruidosamente. Como para que no les quedara duda a nadie. Esta es su casa y de allí…Ningún psicólogo frustrado la iba a derrotar.
- Mira hija…Aún la última palabra no ha sido dicha…
- ¿Verdad que no mami?
- Aún no ha aparecido tu Galán
- Querrá decir mejor…Mi Galán, recuerde que es mi esposo…Aún…
- Estoy hablando con mi hija, en mi propia casa…
- Pero se está refiriendo a mi maridito.
- Esas fotos pueden ser un montaje…
- No son un montaje.
- Esa es su opinión…Psicóloga.
- Y bastante que nos costó graduarnos…
- Claro, claro.
- Discúlpenos señora… ¿Duda de las pruebas que Gersy le ha enseñado?
- Yo no los conozco a ninguno de ustedes. Además usted tiene cara de hombre serio…Pero…
- ¿No ves Miguel?  La señora duda de nuestras pruebas, pero ha mandado a su marido a que nos traiga a Román o por las buenas o por las malas.
- Cierto, Susan. Ciertamente.
- ¿Y ustedes se están creyendo el cuentecito de que yo mando a mi maridito?
- La carga de la prueba la delata.
- ¿La prueba de la carga? ¡Ustedes lo que están es locos!
- ¿No ves Miguel, que estamos “Locos” pero es que ella,  está encolerizada?
- ¿Encolerizada yo? ¡Ustedes no saben nada de la vida!
- Yo creo Susan, que tú tienes toda la razón.

- ¡Claro que tenemos la razón! ¿Verdad Carmen?



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