“Después de mí…. ¡Nadie mas!”

- ¡Además  mi  propio  marido  lo  ha comprobado   y  requeté comprobado!
- ¡Ustedes me tienen rabia y quieren destruir mi futuro matrimonio! ¿Verdad mami?
-¡Así mismo es! ¡Yo no les estoy creyendo nada de nada! Es más, ya me están cansando…Yo creo que es mejor que se vayan de esta casa ahorita mismo…
- ¿Señora…Tanto miedo tiene por conocer la verdad? – Intervino Carmen.
- Es cierto, al parecer ninguna de ustedes quieren saber la cruda realidad. – Interrumpió  Susan.
- ¿La cruda realidad? ¿Y cuál es la “Cruda realidad”?  …Según ustedes…
- “La cruda realidad” tal como ustedes están diciendo, es que mi amiga les está diciendo la pura verdad, pero ustedes se niegan a creerle. – Les informó Susan.
- Además, nosotros tres sabemos que esto es la verdad y lo estamos atestiguando ante ustedes. –Intervino finalmente Miguel.
- ¿Seguro que no nos están engañando? Miren que mi esposo es muy bravo y es de muy malas pulgas. – Las amenazó la dueña de la casa.
- Gersy, tiene muchas fotos de su matrimonio y de sus hijos. Allí aparece Román  y los bebes también. ¿Por qué se niegan a verlas?
- Yo no tengo porque dudar de Román…A ustedes no los conocemos…Y quien sabe el por qué han venido ustedes… ¿Quién lo sabe?
- ¿Tanto miedo tienen a saber la verdad de todo esto?
- ¿Miedo yo? – Respondió la suegra ofendida.
- Bueno, está bien. Vamos a verlas. Pero si es  un montaje…  ¡Se me largan de mi casa, ya mismo!
- No se preocupen, son todas originales y además…Cuando Román salga del baño y consiga a su esposa aquí…Ya verán cómo se va a poner. – Intervino nuevamente Susan.
- ¿Y cómo se va a poner, al verlas aquí en mi casa?
-…Para que se enteren de una buena vez…Ésta es también su casa… ¿Ok?
- ¿Permiten que Gersy les enseñe sus fotos? – Les preguntó Carmen. Ambas se  miraron entre sí y convinieron en que nada perderían con ver esas fotos.
- …Bueno…Vamos a verlas…Por verlas…
- Pero al finalizar…. ¡Se me van de mi casa! ¿Ok?
- Ok.
Gersy  comenzó a buscar en su cartera, todas las fotos que siempre llevaba consigo y en ellas aparecen con Román en su boda. Al civil.
Con su traje bello y elegante en el Matrimonio por la Iglesia. La foto era muy elocuente y en ella se reflejaban con exactitud los personajes en cuestión.
Una vez casados, aparecen los dos muy sonrientes y bellos.
Con Román cargando a su primer hijo. Un padre muy moroso y pendiente de su retoño.
Con su bebecita. Ellos dos abrazados, muy felices.
Así, comenzó Gersy, con lágrimas en sus ojos y profundamente conmovida por este duro trance.
-  Tengo casada con Román  Segundo: Nueve  años y tenemos: Dos hijos. El mayor se llama: Román como su padre y tiene: Ocho añitos. 
¿Ven que se parece a su papa?
La segunda.  Se llama: Milagros de apenas dos años y en mi vientre llevo el tercero de nuestros hijos.  Román está muy ilusionado por su tercer hijo, tanto, que ni siquiera ha querido saber si es niño o niña, aunque siempre me ha dicho, que con tal de que venga sanito y enterito…Poco importa su sexo. Él ama mucho a sus hijos.
Acá tengo más fotos, muchísimas fotos. Siempre las cargo conmigo.
Aquí tengo más  fotos que comprueban la veracidad de cuanto les he informado.
Aquí fue cuando nos casamos en el civil.
Estos son sus padres y estos son mis padres. ¿Conocen a mis suegros? – No le respondieron, tan solamente miraban y chequeaban sin lograr entender muy bien lo que les estaba ocurriendo.
- Una semana después nos casamos por la iglesia. – Continuó con su relato.
 Aquí aparezco en mi traje de bodas.  Se veía a claras, su felicidad.
En esta foto, aparezco de ocho meses de mi primer hijo: Romancito.
¿Ven a mi marido?  ¿Lo están viendo? ¡Ése es mi marido!
Aquí aparecemos muy felices los dos, ya había dado a luz a nuestro primogénito.
En esta otra foto, aparecemos los cuatro…
¿Ven que no las engaño?
Mi Román y yo, hemos llevado un matrimonio ejemplar.
¡Nunca me había enfrentado a esta situación! 
Susan, Carmen y tú Miguel…
¿Alguna vez nos han visto peleando? 
Sus compañeros corroboraron cuanto alegaba Gersy.
Yo me estoy graduando, al igual que mis compañeros.
- ¿Y cómo llegaron hasta mi casa? ¿Vinieron solamente para destruirme, verdad?
 Mireya tenía sus ojos nublados de lágrimas. Las pruebas eran irrefutables. Temblaba y padecía esa horrible verdad.
- Por un error mío – Intervino nuevamente Miguel.
 - Es que veníamos tan ensimismados en nuestros  estudios, que Miguel se equivocó  y no cruzó por la calle en dónde vive otra compañera y por error…Nos desviamos.
- Y en ese desvío…Miguel venía preguntando por la dirección, cuando sin querer vimos a: Román…
- ¡Yo lo vi primero y después Carmen! – Alegó Susan.
- Y yo, como vengo manejando y preguntando a todo el que conseguía… ¿En dónde estamos? ¡Estoy perdido!
- Además, estos son mis compañeros de estudios. Nosotros somos psicólogos y nos estábamos preparando para nuestra tesis.
- ¡Y venirnos a conseguir con esto! – Les espetó Carmen.
- ¿Qué Román está casado? – Le espetó la doña, sin poder darle crédito a todo cuanto escuchaba.
-  ¡Y con dos hijos…Más el que viene en camino! – Clamó  Susan, dándole más énfasis a cuanto afirmaba.
- ¡No puede ser! – Chilló la atormentada novia.

- ¡Y viviendo con Gersy! – Aseguró Carmen.

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