"Cachirulo"
Salió, muy orondo y satisfecho.
Les hizo señas, para que pudieran ingresar.
- ¡Su turno caballeros! Por favor…No magullen tanto la mercancía…Con suavidad…Con suavidad. Recuerden que están tratando con carne de primera calidad.
Los que estaban ingresaron con mucha desesperación.
El festín, era considerable. Porque aparte de la señora de la casa, había tres hijas más el servicio doméstico.
Cachirulo, se dirigió hacia la cocina. El esfuerzo y el ajetreo, le produjo mucha hambre.
Comenzó a revisar.
Consiguió carne, pollo, jamón, arroz. En fin. Todo lo necesario.
- ¡Qué bien viven los oligarcas! ¡Los millonarios explotadores del pueblo!
¡Los que nos roban todo y lo traen a su propia casa, a disfrutar de todo lo que nos quitan!
No tuvo ningún tipo de cuidado. Desalojó con furia todo cuanto pudo conseguir.
Todo lo destruía. Lo desechaba.
Buscó licores y lo consiguió. Y todas esas bebidas eran de calidad.
Comió y se sirvió todo el licor que pudo ingerir. Como buen catador, iba botella por botella; la olía cerraba sus ojos.
Abriendo cada envase, empinándosela tomaba un sorbo, la cataba con meticulosidad.
Y así, fue en su labor. Hasta que se fastidió. Ya no quiso seguir en esa faena,
Aguardó durante bastante rato.
Ya el hastío lo estaba fastidiando demasiado.
Es más, ya hasta le estaba pareciendo que ya era más que suficiente.
Ya la jerga, debía concluir.
Era preciso, arrancar con el trabajo.
En una forma distraída, continuó registrando.
Consiguió en el cuarto matrimonial, un baúl de esos pequeños en los cuales se guardan allí sus joyas, anillos, prendas preciosas, etc.
Fue detallando una a una.
Sopesaba.
- ¡Esto parece que tiene algún valor! ¿Cómo cuánto me pagarán por esto…?
Calculaba su precio.
Y las iba colocando en su bolsa.
- …Y éste anillo…Lleva piedras preciosas…Debe costar una fortuna. ¡Pa dentro!
Y así continuaba con su labor depredadora.
Una vez, concluido ese arqueo. Continuó chequeando.
- ¡Ah en el pantalón…! Allí debe cargar mucho efectivo. – Lo despedazó. Rompió cada uno de los bolsillos en busca, de algo de valor.
- ¡Ah, lo sabía! ¡Chanfles…Y tiene bastante!
Consiguió bastante dinero en efectivo.
- ¿Tendrán una caja fuerte? ¿Pero en dónde la tendrán? – Fue golpeando cada pared.
Nada. Siguió buscando con total parsimonia.
Chequeó y vio que El Avión. Seguía en su guardia.
Detalló y se comprobó a sí mismo…Allí está El Gordo.
Tuvo sed, y se dirigió nuevamente a la nevera. Vació todo, lo desparramó.
A la final, consiguió algo interesante y se lo bebió.
- ¡Continuemos con mi trabajito…Mientras aquellos están en lo suyo!
¡Temblao!
¡Er Kike! ¿Todo bien?
¿…No escucho nada…Están bien? – En vista de que no oía, se fue acercando.
Cuando llegó, la puerta estaba abierta…
- ¿Qué está pasando aquí?
Cuando entró, fue testigo del gran bacanal. No pudo distinguir muy bien a sus hombres.
Pero en cuanto lo vieron, lo saludaron con mucha efusión.
- ¡Jefe…Estamos en plena faena! – Le gritó muy entusiasta El Temblao.
- ¡Esto está riquísimo! – Le informó El Atorao.
- ¡Gracias hermano jefe! -  Detalló que su hermano menor, estaba más que satisfecho.



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