...Por lo visto este será el último de mis relatos...Por este Año...







“Hay que pensarlo bien”




- …Es que es muy grande la felicidad que embarga mi ser…Mi pecho se expande y se contrae al igual que las olas del mar… ¡Estoy muy feliz!
- ¿Y cuál es el origen de tu enorme felicidad?
- ¿…Es que no sabes…?
¡Hoy es Fin de Año!
- ¿De verdad? ¿Y en qué fecha estamos?
- Hoy es: ¡31 de diciembre del 2. 014!
Y a partir de las 12 de la noche de hoy ¡ya estaremos en el 2. 015!
¿No te parece maravilloso? ¡Ah? – En verdad que su alegría la desbordaba, es mi hija quién en su permanente estado anímico desbordante de emoción me llama por teléfono y así me lo manifiesta.
Y no sé si en verdad es así; y digo y comprendo que   -por lo menos para ella-  debe serlo.
Y porque está en sus años mozos se puede dar ese “éxtasis” de emoción desbordante.
Pero a mi mente me llegan estos recuerdos:
“Cuando vivía en el campo, en cierta ocasión le llegué en similares situaciones a un viejo campesino.
Recuerdo que él estaba reposando en su conuco (Era mi vecino de aquel entonces)
Y yo lo veía solo. A través de la cerca, perfectamente ya lo había divisado.
Y me entristeció mucho verlo solo.
Y pensé: “Pobrecillo. Está sólo. ¿Y cómo podrá él sentirse alegre…?”
Y con ese pensamiento clavado en mis sienes, venció todas mis resistencias de “no ir a hablarle” puesto que era proclive en esos momentos a no meterme en problemas ajenos.
¡Nunca se sabe!
Pero es cierto que en ocasiones  -por buena intención-  he ido a socorrer a alguien y me he encontrado con reacciones adversas.
¡Pero bueno!
No peco al reconocer que en ese momento… ¡Creí necesario ir a…No sé! Pero fui.
Antes de entrar a su propiedad, le pedí permiso. Y esperé.
…Pero este señor seguía absorto en sus elucubraciones.
(Al principio pensé que no quería atenderme…Pero después me percaté de que seguía en mi error.)
- ¡Hola Genaro! – Volví a insistir, pero en esta ocasión alzando aún mas mi voz.
Seguía en su posición dubitativa, seguí la dirección de su rostro para poder divisar qué era lo que mantenía absorto…Y me di cuenta que miraba con embeleso hacia arriba en una de sus tantos árboles, en esta ocasión era en una de naranja california.
Estaba sumándome a su deleite, cuando él de una forma casi instantánea…Cómo que escuchó algún sonido y miró hacia donde me encontraba. Y me miró con mucha extrañeza, hasta me escrutó como si hubiese salido de algún sitio no muy bueno que digamos.
Y a todo eso me sentí sometido, pero estoicamente aguanté. Y ya pasado unos minutos, escuché que su prima le gritó a todo pulmón…
- ¡Genaro no seas grosero! – El hombre se hizo el que no la escuchó y continuó con su afán.
- ¡Genaro! – Se volvió a escuchar la voz que le reclamaba y él de muy mala gana se volvió a verme y me hizo la pregunta de rigor: “¿Qué pasa?” – Pero no en forma verbal, mas bien fue en gesto.
- ¿No ves que te está visitando? ¡Atiéndelo! – Y sin inmutarse mucho me hizo señas de que podía pasar, y acto seguido se acomodó en esa tabla bien dura que le servía como espaldar.
Seguía “postrado” en una especie de banqueta que por su apariencia, se notaba a leguas que debía ser muy antiquísima.
Y mas bien la tabla en la cual reposaba su espalda, desentonaba además de que a cada rato se le movía y a golpes, la volvía a acomodar para su mayor disfrute.
- ¿Todo bien vecinito? – Me dijo ya “algo apenado” al percatarse de que su prima lo había desenmascarado. Ya que era evidente de que mi visita no era del todo de su mayor agrado…Pienso que mi aparición lo había dislocado de su ensimismamiento.
- …Bien vecinito… - Le respondí casi en el mismo tono con el que me había recibido.
- No tengo silla para brindarte… - Me aclaró algo que ya sabía, ya que él vivía en el lastre. Es el tipo de persona que se abstiene de todo lo que no necesita.
Y “su casa” por llamarla de algún modo era algo parecido a… ¡Nada!
Apenas tenía algo parecido a “una parte” de lo que en alguna ocasión fue un cuarto, y su lecho eran tablas las cuales las colocaba encima de algunos ladrillos        -que en algún momento conocieron mejores épocas- lo demás era carencia total.
Por sábanas portaba unos trapos que ya el sudor y la grasa lo hicieron una sola pieza algo difícil de doblar.
¡Así vivía mi vecino! Sin ropa.
Por pantalones portaba uno que difícilmente le llegaban a un poco mas debajo de la rodilla. Descocido, roído y vagando en la pestilencia.
Medio ciego… -Por lo menos veía, lo que a “él le interesa” afirmaba su prima-  unas profundas cataratas se asomaban y una voz pastosa y espesa, de muy bajo tono era lo que servía en sus muy escasos monosílabos.
Pero en fin, ya estaba en “sus dominios” y contemplé un atisbo de educación suya, cuando al saberme dentro de su residencia, trató torpemente de erguirse…Pero que en verdad, no pasó de eso.
- ¡Para qué soy bueno vecino? – Me dijo mientras trataba de acomodarse esa franela mustia, sucia y muy degradada que le servía de ropa…Por cierto, que ¡ya ni me acuerdo verlo vestido de otra ropa!
- Bueno, en verdad te vi solo y pensé en invitarte a mi casa…Para que pases junto a mi familia esta fecha ¡tan bella!
- ¿Y en qué fecha andamos? – Yo me quedé perplejo, no logré asimilar muy bien y hasta llegué a pensar que se estaba mofando de mi invitación, así que le respondí asombrado…
- ¡Hoy es: 31 de diciembre!
- ¿Ah, sí…Y…?
- ¡Qué se está yendo este año y debemos festejar la venida del Nuevo Año!
- ¿Qué se está yendo este año…?
¿Y qué es: Un año? – En verdad que no encontré la respuesta indicada, por lo que me vi precisado a quedarme allí parado…Sin saber ni qué hacer, ni que responderle.
- ¿Y qué es: Un Año? – En esta ocasión se estaba haciendo la pregunta a él mismo, y con sus manos envuelta en el barro y en la arena me hizo nuevamente la misma pregunta pero en esta ocasión con sus manos y con sus gestos de grandilocuencia. ¡Me sentí mal!
Hasta llegué a arrepentirme por haber pisado su casa. ¡No debí hacer esto! Pero ni modo, debía buscar una salida rápida y segura para mi.
- ¡Genaro te pasaste! – Acudió nuevamente en mi auxilio (Ella vivía a escasos metros y desde alguna parte de su casa, lo “vigilaba”) esa voz de su prima la cual clarificaba todo.
Hizo caso omiso, pero no del todo, ya que mirándome a través de sus profundas cataratas me indicó señalándome hacía arriba ¡y fue cuando descubrí el origen de su embelesamiento!
Era un nido de pajaritos. No sé precisar de qué tipo, clase o familia son, ya que lo desconozco.
Pero si puedo precisar, que allí estaban dos pájaros adultos  -asumo que el padre y la madre-  y dentro de ese nido habían unos pichoncitos, muy escandalosos por cierto. Asumo que le estaban dando su alimentación, noté que uno de ellos se encontraba muy nervioso, ya que brincaba de un sitio a otro, pero siempre alimentando y socorriendo a su progenie.
- ¡Ellos son nuestros maestros! Para ellos no existe…El tiempo. Ni ¡Fin de Año! ¡Ni Nuevo Año! No conocen eso que tú me quieres hacer resaltar: ¡Un Año!
¿Qué es: ¡Un Año!? ¡No lo saben, como tampoco creo que les interese!
¿…Y tú crees que estoy aburrido…?
No. NO lo estoy. Y aquí me encuentras embelesado viéndolos, aprendiendo de ellos. Aunque a mi familia, no les interese.
¡No me importa! Vivo mi vida. ¡No la de ustedes! – Me señaló todas sus pertenencias, las cuales   -en mi concepto-  eran…Tierras, barros, estacas…Maderas…Un pedazo de techo.
- ¡Vivo feliz! Y en lo que por tu mirada, asumo que “creas” que vivo entre la inmundicia. Pues déjame decirte…
Que he sido fiel a mis principios.
No atesoro ni bienes ni riquezas.
Y si los ladrones quieren despojarme de “mis riquezas” ¡jamás las podrán encontrar!  …Por esa parte, ¡ni me preocupo!  Y me rio de todos ellos, y de todos los que asuman que vivo como los cochinos…Entre el fango y la inmundicia.
He querido vivir…Como la misma Madre Naturaleza me lo ha indicado.
…Y no es cierto, que hasta en la misma Biblia, aparece algo parecido a: “Hasta los mismos pájaros no se preocupan ¿por “el mañana”?”
¿Entonces…Qué me dices de eso…? – Y se volvió muy campante a seguir en su faena y se olvidó de mi presencia. Y allí me quedé parado como todo un zoquete.
¿Y qué hago yo, aquí parado como un paquidermo…Qué debo hacer ahora…?
Y nuevamente la voz de la dichosa prima, acudió en mi auxilio…
- ¡Déjelo quieto vecino! ¡Ese hombre es un engreído, grosero y muy mal educado!
Salgase y no lo vuelva a visitar mas.
Mi tía no hizo un buen trabajo con él.
¡Esa fue la señal que esperaba para salir rápidamente de allí!
- ¡Hay que pensarlo bien! – Me dije a mi mismo a manera de excusa.
Mientras abandonaba su propiedad, sin querer volví a verlo y lo contemplé igual como lo había encontrado. Absorto en su visión.
“¡Ay hija mía! Que aún te alegras por ese Nuevo Año… ¿Qué diría ese ser (Que ya se fue…) que en alguna época fue mi: Vecino…?
En verdad, parafraseando lo que en alguna vez leí: “En la casa de Mi Padre…Hay muchas Mansiones”

Hay cosas de cosas…Y muchas verdades que por no conocerlas…No por ello, dejan de ser Verdades…

Nota:

Que el Buen Dios en su infinita paciencia y sapiencia, nos siga otorgando su Inmenso Amor y Devoción...Porque el día que se canse de nosotros... ¡No quisiera estar allí!

¡A todos...Un Feliz Año Nuevo! Y nos colme de todo lo bueno que Su Creación, nos tenga destinado a nosotros.
¡Hasta siempre!

Bernardo E. López B.-

Vuelve: Historia de Amor.






Después de mí… ¡Nadie mas!


Hoy es:  31 de diciembre del 2. 014.-


“Continuación con nuestra: Historia  de Amor…”


“Debe ser muy duro cuando te exponen a escoger
entre una vida u otra.
O la vida de la madre o la del hijo.
Es muy difícil el tener que escoger.
Pero la vida te lleva a sitios y situaciones…
En que hay que escoger.” 



Qué infestan todas las calles, de su semen vulgar, sucio y repulsivo.
Engañando a mujeres, en algunos casos inocentes.
- …Mami, ni tan inocentes. Hay muchas mujeres que les encanta la vida fácil.
- ¡Eso es cierto! ¿Cuánto no me gustaría afirmar, que las mujeres son engañadas por estos tipos?
- En muchos casos, ellas se aprovechan de su condición y tratan de engatusar a los hombres.
Aunque, nadie engatusa a nadie. ¡Los dos son tan culpables, como en el fondo…Son inocentes!
- ¿Culpables…Como inocentes, papi, no te entendí?
- Producto de la misma ignorancia.
El hombre cree, que la engaña y a su vez, ella se lo cree.
¿Total? …La ignorancia, los engaña por igual.
- No lo había analizado de esa forma.
Pero lo que sí es cierto, es que son los bebes los que siempre terminan pagándolo todo.
Pero en cierta forma: Si la ignorancia es la principal culpable de todos estos desbarajustes.
Porque analizándolo así, con más profundidad, me cuesta creerme que Román sea del todo malo.
¡Él es culpable de sus actos! Está claro.
¿Pero, el por qué lo hace…?
Para  mí es un misterio. Yo nunca haría semejantes desbarajuste.
- Porque tú, mami querida, eres sumamente inteligente.
En ti no se puede albergar la ignorancia. ¡Estás clara, qué es lo bueno y qué es lo malo!
- ¡…Y también tengo un súper maridito, qué es el mejor hombre que ha existido!
Un hombre digno y serio. ¡Un gran hombre, en todo el sentido de la palabra!
- ¡Gracias mami! Y tú no te quedas atrás. ¡Una excelente esposa, amiga, mujer con dones maravillosos!
¡Un regalo que me hizo Dios!
- ¡Ay Gracias mi señor!
- ¡A su orden, mi señora linda y bella!
Aparte de un abrazo lleno de frenesí, se estamparon un sonoro beso.
Estuvieron abrazados, hasta que se apareció el mesonero, trayéndole la orden pedida.
- ¡Bueno, mami…A comer se ha dicho!
- ¡Gracias, papito!
Comenzaron a comer con la mayor tranquilidad.
No obstante, pidieron la comida para llevarle a sus compañeros que aún permanecían adentro.
- Apurémonos papito, recuerda a los amigos…
- Mami  recuerda, que aún no nos han traído las órdenes. Así que comamos, tranquilamente.
- Tienes razón.
- Y hablando así como los locos…
¿No te parece una locura…Román estando con esa anciana y las dos niñitas a la vez?


…Continuará…

Hoy: Es su final... "ME sucedio..."



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“Me sucedió de esta forma…”




No se esperó nada mas.
- ¡Desgraciado enano! ¿Por qué se mete en donde no debe…? – Se preguntaba mientras corría en sentido contrario…Huyéndole…
¿Quién le habrá dicho que se metiera con él…?
Pero movilizarse ante tanta gente que al igual que él corrían despavoridas de un extremo a otro. Sin dirección fija.
…No es tarea fácil…
A la final logró llegar a uno de los extremos y según pudo verificar, nadie estaba pendiente de su presencia.
Y en menos de un segundo uno de los presentes le gritó…
- ¡Epa amigo! – Lo miró en el acto y pudo verificar que lo estaba señalando en una forma por demás “muy sospechosa” ya que le señalaba hacia su mano…En dónde él portaba… Así que de una forma instantánea…Se movilizó sin prestarle atención alguna.
En otra de las puertas vio un pequeño claro y por allí se lanzó.
Atrás pudo escuchar como una manada de tipos lo llamaban con mucha insistencia…Pero él considero prudente no quedarse a responder ninguna de sus inquisiciones…Pues temía que querían engatusarlo para arrebatarle su tesoro.
Producto de todo ese escándalo se vio descubierto por donde se movía a gran velocidad.
Se dio cuenta que lo contemplaban muy estupefactos y miraban hacia la dirección en donde aún portaba esa dichosa prenda…Pero los obvio.
No quiso prestarle ningún tipo de atención y dentro de su prioridad estaba lograr salir sano y salvo de ese infierno, meterse en su auto y ¡“picar” cauchos!
Por instante creyó que podía lograrlo y basándose en ese pletórico pensamiento se azuzó con mas ahínco.
¡Claro que podía lograrlo!
¡Por supuesto que sí!!!!
Tan solo le faltaban unos veinte metros…Salir de allí y correr a su carro (Ya le parecía “pan comido”) el cual lo tenía estacionado en ese garaje.
Y durante todo su recorrido, contempló espantado como muchos lo miraban y comenzaban a murmurar entre ellos.
- ¿Será que les ofrecieron una fortuna por ese…? – No podía dar crédito a sus temores. Pero ya era muy persistente esa “miradera” y el murmullo que allí se desataba.
Ya casi estaba franqueando una de las puertas laterales.
¡La libertad…Al fin!
Afuera el sol estaba intenso como siempre.
Y el panorama que pudo divisar era completamente ajeno a lo que allá adentro transcurría.
Pudo divisar personas que transitaban y que miraban de vez en cuando, mas por curiosidad que por otra cosa.
- …Al parecer mi camino está despejado… - Una sonrisa de triunfo se dibujaba en su rostro.
Ya había divisado su vehículo y poca gente merodeaba por esos contornos.
- ¡Qué bien, qué bien! – Hasta pensaba en palmearse su propio hombro una vez que saliera de allí.
…Uno de los vigilantes del estacionamiento se le acercó y él en medio de su éxtasis de triunfo, no se había percatado y cuando estuvo a escaso dos metros, le inquirió así…
- ¡Señor! ¡Señor!
- ¿Qué quieres? – Le respondió en forma muy grosera y altanera, cuadrándose en el acto temiendo que ese ciudadano le iba a despojar lo que ya era suyo.
El cuidador lo miró muy extrañado y sin perturbarse mucho le preguntó…
- ¿Qué lleva en su mano?
- ¡Mi male…! ¿No lo ves?
- Lo que veo es el asa, “la agarradera” en dónde estaba sujeto eso que usted dice que llevaba…
- ¿El asa…La agarradera  de qué…? – E inmediatamente alzó su brazo y fue cuando se percató de que ¡se lo habían robado!
Tan solo conservaba el asa por donde sujetaba esa prenda.
Asombrado, no podía dar crédito a lo que veía…
- ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!  ¡…!
Los malparidos finalmente se salían con las suyas… ¡Se lo habían robado!
Postrado cayó sobre su auto y desalentado no daba crédito a lo que veía…
Con razón el enano lo señalaba…
Con razón la gente… y murmuraban entre sí…
…Con razón… ¿Y cuándo pudo haber sido…?
El vigilante vio el profundo desaliento suyo, ¿pero qué podía hacer? así que
se encogió de hombros y volvió a sus labores rutinarias…
Todo era normal. Y ya nadie le prestó atención alguna.


¡…Hasta otro relato mas…!

...Dentro de muy poco...





“Me sucedió de esta forma…”


Este  es  un relato que ya va adelantado
y si  quiere leerlo desde su  principio…
Revise  en  publicaciones  ya pasadas.


Parte: II
“La decisión…”


Y por momentos, tuvo que luchar aferrándose ahora con sus dos manos…Furioso embestía contra sus atacantes, que nunca le dieron la cara…Pero se contentó…Sentía que en sus manos estaba seguro  esa “encomienda” pero no pudo verificar nada ya que eran demasiados los que pasando lo atropellaban y lo rozaban.
Y sin embargo pudo lanzar unos golpes, que a la final la masa amorfa fue quién lo recibió. Ya que ninguno se detuvo a responderle.
(¡Si que son unos pasados!) Pensó furioso por eso.
Lo sujetó con toda su fuerza y esperó a que avanzaran.
(¡Nadie me lo va a quitar!)
Se dijo muy satisfecho.
(En cuanto pasen… ¡Me les pego atrás!)
Se lo pensó en un instante.
Y en un pequeño “espacio despejado” se coló. Se mimetizó entre el grupo.
Miró hacia la puerta ancha de salida…
¡Y fue cuando vio a una mujer que miraba con insistencia a todos los que estaban en estampida!
(…Y miraba muy feo…)
Y en un momento impreciso sintió que ella le había clavado su mirada…Y eso lo hizo dudar…
- ¡Esa tipa me descubrió! – Se dijo alarmado. (Temblando copiosamente.)
La dama en cuestión no andaba sola, a su lado estaban tres fornidos y musculosos tipos…
- …Deben ser sus esbirros…
Pronto la vio que señalaba a uno u otro sitio.
¡Quería identificarlo!
- ¡Oh horror! Me andan buscando. – Se dijo a sí mismo todo desalentado.
(¡Escapa que te van a descubrir!)
¡Y es que oyó claramente esa advertencia! y sin pensarlo dos veces… ¡Retrocedió!
¡Pero mucha gente estaba detrás de él!
Solo que en esta ocasión, tuvo que batirse con fuerza, puesto que estaba luchando contra toda una multitud que ansiaba escapar por allí.
¡Mucho le costó!
Recibió empujones de todo tipo. Golpes. Zancadillas.
Improperios de todo tipo.
…Pero debía retroceder…Y eso estaba tratando. Le costaba. Pero era preciso hacerlo.
¡Debía salir por otra puerta!
Su batallar duró mucho tiempo y lo que pudo retroceder eran apenas unos escasos…Diez metros.
¡Pero lo logró! ¡Ufff!
Nuevamente estaba casi en el mismo sitio en donde había emprendido la salida.
Y curiosamente, se escuchó una fuerte detonación y muchos se tiraron al piso…
¡Habían abatido a uno entre la multitud! 
(¿A quién le habrá tocado ahora…?)
Todos se quedaron pasmados.
Se escuchó mas chillidos de mujeres.
Y él contemplaba horrorizado todo eso. Fue testigo de cómo la evacuación se hizo mas imperiosa y mucho mas peligrosa…
- ¿Y ahora hacia dónde? – Poco pudo visualizar a la dama que lo hizo retroceder. Y en verdad, no la podía precisar desde ese sitio.
Y cuando estaba en su evaluación…
¡Un niño lo señalaba!
¡Si un imberbe y chiquito ser!…Y a su lado estaban unos cuantos que miraban hacia la dirección que este les señalaba…
(¿No podía ser? ¡Un enanito me ha descubierto!)
Se pensó horrorizado y de inmediato se movilizó hacia otra de las salidas…


..¿Y mañana….? ...Su final…

Todos se volvieron locos: ¡A correr!



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Parte: II

“La decisión…”



- ¡Bueno ya basta de imprecisiones!
(¡Ya me cansé! ¡Y a partir de ahora…!
Debo agarrar a los toros ¡por los cuernos!)
Y debo tener un micro segundo en paz y en quietud, para saber ¿a qué debo atenerme?
(El problema principal es que con todo este caos, los tiros, disparos y el griterío y todo ese desafuero…
¡No creo poder hacerlo!
¡…Pero es preciso!
Debo lograrlo…
Y si no me temblaran tantos mis piernas…
¡Quédense quietas!
¡Parecieran que no se pueden mantener en paz!)
Instintivamente el buen vecino, miraba a todos los lados.
…Se sorprendió a sí mismo…Agotado.
Sin control aparente.
Y en verdad toda esa muchedumbre se complacía en todo eso que acontecía.
Gritaban desaforados.
Masas amorfas. Y difusas.
El terror y ese sentimiento de “canibalismo” al peligro inminente las excitaban y las llevaban al paroxismo.
A la sinrazón. Al despelote.
¡Bochinche, bochinche y mas bochinche!  …Así son las masas…
Iban de un sitio a otro, sin dirección fija aparente.
Se notaba a leguas que todo era conmoción y que ya la calma no existía y que en su lugar era todo propicio para el desorden y el pillaje.
- …Debo aprovechar esta dicotomía. –
Se dijo en voz alta, pero al instante se escucharon una serie de detonaciones, pero ahora era por varios sectores (Trayendo mas confusión, al respecto)
La marea de personas confusas y aterradas corría de un sitio a otro.
Pronto los locales comerciales comenzaron a bajar sus santa marías.
El pandemónium desatado.
El humo de las detonaciones y ese fuerte y asqueante a pólvora…Enloquecían a todos.
Los pocos vigilantes que habían ya no daban abasto.
(¡Es hora de huir!)
Escuchó claramente el amigo en cuestión y sin pensárselo mucho y menos aún, verificar de dónde provenía “esa precisión” se levantó de inmediato.
Ya toda esa modorra, toda esa inexactitud e indefinición que lo
agobiaba ¡había desaparecido! “como por arte de magia”
Un hálito de valentía inusitada, lo empujó de una forma muy decidida;
brincó y no se percató que en su imprecisión cayó encima del asiento contiguo en dónde se hallaba sentado.
- ¡Chanfles! – Fue cuando se dio cuenta que el golpe que recibió fue muy contundente, pero que sin embargo no era el momento preciso para quejarse o verificar el daño recibido.
Así que se levantó lo mas hidalgo posible, y cuando lo hizo se dio cuenta que estaba a unos cuatro metros de su sitio original. Y desde esa dirección se pudo percatar (con horror) de que su “ahora” pertenencia había quedado desguarnecida y que por alguna razón (desconocida por él) “alguien”  podría aprovechar de ese despelote y salir huyendo… ¡Y despojarlo de sus cosas! 
…Y eso no podía ocurrir ¡nunca!
Corrió con una velocidad inusitada y se posesionó de ello.
Miró hacia todos sus lados.
…Por dónde huyó Luis…Lo chequeó.
Pero casi lo tuvo que rechazar…
¡Mucha gente que le impedía transitar libremente!
- A ver…A ver… Por este lado está “un poco” mas despejado.
¡Me voy por allí! – Y cuando se disponía a ordenarle a sus piernas que cogieran por esa dirección…
¡Escuchó claramente!
(Por allí ¡NO! ¡No seas animal! ¿No ves que esos que están allí están “pendientes” tuyos?
…Ah y disimula… ¡No seas mula!)
- ¿Y quién…quién…? – Bajó bruscamente el sonido tan imperativo con que lanzó su pregunta, y al parecer… ¡No había sido nadie!
Por cuanto a nadie precisó que le prestara alguna atención posible.
- ¡Falsa alarma! – Se dijo tras serenarse.  
Se dispuso a “descubrir” entre tantos quién o quiénes, lo estaban procurando.
Con el mayor de los disimulos, abrazó el maletín…Pero se dio cuenta de que podía ser visto de inmediato y ¡que podía ser descubierto!
Bajó su brazo derecho  -que fue el elegido por él para portarlo-  y lo despegó todo lo que pudo.
A toda vista, si alguien lo miraba se diría… “Algo feo debe cargar allí, que lo lleva de esta forma”
A través de los vidrios de uno de los locales…Se vio. Y no le gustó.
Con el mayor de los disimulos…Se lo cambió de mano…Siendo ahora su brazo izquierdo el escogido.
El tumulto que antes estaba atrás suyo, de repente como que los corrieron y comenzaron a correr en pos suyo.
- ¿Y ahora…Qué hago…? – Como pudo se pegó lo mas que pudo a una de las paredes y esperó.
Pronto como un oleaje salvaje, pasaron por su frente y casi que le arrancaban lo mas preciado por él.
...Seguirá…