III
“La metamorfosis del Gue”

El Guegüence se asomó a la calle. Notó que estaba muy oscura. Aguardó unos minutos. Chequeó mejor y verificó que a esa hora…estaba desértica. Viró su cabeza a la izquierda…y al pasar unos minutos, a la derecha.
La prudencia nunca está de más y es preferible prevenir que lamentar.
- …Es prudente, escuchar los latidos de mi corazón. Y está vibrando.
Siento un frío que me recorre todo mi cuerpo… - Miró hacia el cielo. Consiguió una que otra estrella titilando. Contemplaba absorto esa increíble diáspora de luces, algunas titilantes, otras opacas, aunque otras eran muy vistosas.
- …Creo que es mejor que espere a que mis chicos se desocupen… (Por si las moscas…no vaya a salirme un monstruo por allí por “esos lados”…) - Un viento frío se hizo sentir, y lo hizo trastabillar, sigiloso como siempre se dispuso a afinar todos sus agudos sentidos.
…Pero nada nuevo pasó. La suave brisa acariciaba cada uno de sus sentidos. Una parte de él, se sintió confortable, pero había algo que no pudo descifrar. (¿Estaré un poquito nervioso…? ¿Pero el por qué? No lo entiendo. ¡Yo mando y comando todo a mí alrededor!)
- ¿Será qué me va a salir “la llorona”? – Estaba seguro que ese silbido que se dejó escuchar…no era para natural. Dio varios pasos hacia adentro…
- …Es preferible ser un ratón huido, que un león cazado… - Por medida primaria de seguridad…cerró sus ojos, por aquello de que “ojos que no ven…”
- ¿Quién me tocó? – Pegó un brinco. Sintió que alguien desde adentro le dio un fuerte empujón. Tan fuerte, que cayó de bruces… ¡como un saco de patatas!
En el acto se levantó y en menos de un tris… ¡se irguió!
- ¿Quién carajo me habrá empujado? – Ya tenía su enorme pistola en la mano, apuntando hacia todas las direcciones posibles. Al instante hizo su descubrimiento, que le erizó todos los pelos de su cuerpo. Su boca se quedó sin saliva. Su respiración se le hizo forzosa. Su vista por algún defecto, se le tornó nublosa. Se dio varias cachetadas. Pero no se movieron. No pudo sentirlas, tan solamente se las imaginó. Todos sus músculos se encogieron. Y a pesar de que apretaba con todas sus fuerzas su arma… ¡ésta se le cayó! Y en cámara lenta…la vio caer.
- ¿Qué me está pasando? – No brotaron ni una sola palabra, al contrario con estupor cayó en cuenta que estaba balbuceando. Su mente escuchó, pero sus oídos no. Quiso mirar hacia dónde estaba su pistola, pero no pudo.
Allí estaba, no sabía a ciencia cierta si aún estaba de pié o si yacía en el suelo. Pero estas pequeñeces en nada le importaban. El terror lo obnubilaba.
¿Qué fuerza extraña se había apoderado de todo?
¿Quién tuvo la tremenda osadía…de empujarlo?
¿Qué enemigo tan poderoso y traicionero, lo atacaba por la espalda? Y sin él saberlo.
Sus instantes, se transformaban en tiempo muy largo. Veía que le estaban pasando una película, pero en cámara demasiado lenta. Veía su respiración. Palpaba los latidos de su propio corazón, y hasta le pareció que le sonaban con mucho brío. ¡Demasiado!
Como pudo se obligó a sí mismo a mantener sus parpados arriba, de tal manera que pudiese visualizar cualquier cambio que se operara en su entorno. Mandó todas las órdenes habidas y por haber, para que su propio organismo volviese a su normalidad. Y así recuperar su tranquilidad.
Ya que estaba segurísimo que si lo lograba, le iba a dar su merecido a su traicionero enemigo.
(¡Cobardes! Seguramente que son varios ¡mis atacantes! Al parecer me consiguieron íngrimo, solo y por eso es que se están aventurando. ¡Cretinos aprovechados! Claro al verme solo, se dijeron: ¡Ahora sí que podremos someterlos! ¿Y por qué no me atacaron en presencia de mi tropa? ¿Si son tan valientes, ah? ¡Eso lo único que me demuestra es que son unos machos atacándome mientras esté solo! ¡Qué valentía, qué arrojo me están demostrando! ¿Por qué no pueden ser como soy yo? ¡Respétenme en mí dignidad! En lo personal, no creo que los hubiese atacado, así en esta forma tan cobarde. Yo si les hubiera respetado sus derechos humanos. ¡Claro que sí!
Y ahora me encuentro en este predicamento. Y no es que tema por mi vida, en realidad pienso en tanta gente que aún depende de mí. Como por ejemplo: Mi esposita y su hijo, digo mí hijo, también de mi madre, que en el fondo la quiero mucho. Es más si logro salir de ésta situación, me voy a esmerar para atenderla mejor. De darle todo lo que le haga falta, de honrarla, ¡eso voy a hacer por ella…si logro salir de aquí!
Esto se me está poniendo color de hormiguita. Es peligroso que sepan que es a mí, a quién tienen de rehén, a lo mejor asumen que es a otra persona a quién han agarrado. Eso espero. Por eso es que debo estar quietecito.  Debo mantenerme la incógnita. Solamente me transmitiré a través de mis pensamientos. ¡Es más seguro! Ya que si hablo, me escucharan y arremeterán con toda su fuerza en mí contra. ¡Son unos cobardes! Me atacaron y me sometieron por la espalda… ¿Pero, cuántos serán? ¿Cómo podré salirme de éste encierro? Ya me conocerán. Pero no ahora.
¡Tendré que engatusarlos! Fingiré que soy su amigo y una vez que se confíen en mí. ¡Me vengaré!
Los destruiré. Los haré trizas. Claro, para poder lograr mi cometido, tendré que ser muy hábil.
Eso no será nada difícil para mí, soy un especialista en el camuflaje y en el disimulo. Los engañaré y cuando me den la espalda… ¡Los liquidaré a todos!
Por lo pronto, les haré creer que ya me tienen sometido y que he caído en su trampa. Así que es más inteligente, que no oponga ningún tipo de resistencia.
¡Está bien, me vencieron! ¡Vengan por mí!
¿Por qué se tardarán tanto en venir?
No logro discernir nada bueno para mí. Es mejor que mantenga mis ojos bien cerrados. Amplificaré mis sentidos ocultos. Como por ejemplo el de mi visión nocturna. Aunque nunca lo he hecho, pero creo que si pueda lograrlo. Tan solamente debo concentrarme.
¡Concéntrate pendejo! ¿No ves que nos estamos jugando el todo por el todo?
No veo nada. No oigo nada. No siento nada bueno. Creo que estoy a merced de mis enemigos.
¿Qué haría si tuviese “Poderes Extrasensoriales”?
Me gustaría tener el don de hacerme: Invisible.
O el de ser fuerte y poderoso.  O el de hacerme: Omnisciente.
Bueno, me conformaría aunque sea con unos gramos de: ¡Valentía!
Estoy convencido que si fuese…un poquito, aunque sea una migajita de: ¡Valor!  Me podría levantar de aquí y me enfrentaría a todos esos “Pavosos y traicioneros enemigos míos”
…Pero carezco de eso. ¡Esa es mi cruel realidad! Pero que mis muchachos jamás se enteren de ésta mi “debilidad” ya que no me lo perdonarían. Se pondrían muy alzados y me exigieran que les aumente su sueldo y hasta serían capaces de hacerme un “Sindicato” y esto, esto no me conviene. ¡Para nada!)
De repente sintió que lo apretaban con mucha fuerza. Y estaban demasiado intensos. Asombrado, no encontraba una explicación ni remotamente lógica. ¿Qué podía hacer ante este tipo de agresiones? Lo analizó. Y no encontró nada plausible, no podía darle crédito a este tipo de fenómenos. ¿Qué estaría pasando que de repente, sin aviso ni protesto…lo trataban así, de esa forma?  …Estas cosas eran incomprensibles para un hombre como él. No acertaba a dilucidad ni el origen ni la “esencia” de todo esto. Era indudable que lo tenían en “ascuas”. Un temblor constante se le subía y se le bajaba. Y no estaba en él es más, era totalmente ajeno a su esencia.  Se tapó la boca con sus manos. A pesar de la fuerza que aplicaban en su contra, la sintió demasiado helada. No se atrevió a abrir sus ojos y aunque era ateo, pensó:
(¡A la porra! ¿Qué frío está todo esto? ¿Pero por qué? Me está entrando por todas partes y me está haciendo tiritar. ¡Dios! La verdad es que nunca he creído en ti, pero pienso que podemos hacer una tregua entre los dos. ¿Hacemos una tregua…sí? ¡No te arrepentirás! Yo pago todo lo que ofrezco y si tú me salvas mi vida… ¡Entonces te pagaré el triple! ¡Si Señor!  “Ciertas condiciones aplican…” Ojo que estemos claritos como el agua… Qué conste: Yo cumplo… ¡si me cumplen! Así de sencillito soy yo. ¿Ok?
…Pero tienes que cumplir con tu parte y hacerme ver que fuiste tú y no el “otro”. ¡No se vale hacer trampas! ¿Ok? Pago ante la evidencia fidedigna de que fuiste tú quién me logra salvar. Porque estemos claro, yo estoy haciendo todo lo que puedo para salvarme yo mismo y sin deberle nada a nadie. Ni a ti ni a “ese”. Y si tú me haces un favor, yo te lo pagaré con otro. Así es que entiendo.
Pero el miedo, se me está transformando en terror y lo único que me viene a mí mente en forma consistente y perentoria: ¡Es tu nombre DIOS! ¿Acaso te estás valiéndote de trampas y sortilegios para que yo te “adore”? Porque déjame decirte y aclarar muy bien este tema. ¡Si yo descubro que tú me estás haciendo trampas….! ¡No respondo de  mí! En mis negocios, soy implacable. ¡Y a los tramposos…los embromo!) 
Callaron sus pensamientos. Sintió que lo izaban como si fuese una bandera. De un solo tirón, se sentía flotando. Quiso obviarlo, pero no pudo. Literalmente asumió que estaba flotando. Ni se enteró, como tampoco quiso averiguarlo. A qué altura estaba. Los movimientos no eran bruscos. Pero si veloces y seguros. Perdió la noción del tiempo. Se mareó horriblemente. Sus tripas se le revolvían y le producían intenso dolores. Pero no podía gritar. Le estaba negado expresarse. Quiso desmayarse. Desaparecer. Y lo logró. Perdió su conocimiento.
De repente se despertó todo sobresaltado. Su angustia iba en ascenso. Entre abrió uno de sus ojos, el derecho y no pudo captar nada. Siempre sospechando que lo fueran a descubrir, lo volvió a cerrar. Afinó sus oídos, pero poco pudo captar. El equilibrio, le anunciaba que lo estaban izando a gran velocidad. Se tapó con sus manos sus ojos fuertemente. Pero en nada disminuyó esa sensación de vértigo. Quiso gritar, pero recordó que no debía mostrar ningún sonido, so pena que se descubriera su ubicación. Así que instantáneamente, se reprimió. Pero le era apremiante el saber qué era lo que estaban haciendo con su cuerpo. O qué clase de plan malévolo pretendían aplicarle. Sabía que algo debía hacer, pero en esa situación, poco podía hacer.
Y después de un concienzudo análisis, decidió que debía seguir con su anonimato. Es mucho lo que se expondría, y no se vería bien que lo descubriesen en esas fachas. Más inteligente sería, pasar agachado y en silencio, más bien sin que nadie lo descubra. Ya después él tendría tiempo más que suficiente para proceder con su terrible venganza.
Un nuevo sacudón recibió. Específicamente en su vientre. Un golpe demasiado fuerte, tanto que tuvo que hacer esfuerzos titánicos por no exhalar un grito desgarrador de intenso dolor. Y no le gustó. Es más se sintió igualmente ofendido tanto como adolorido. Realmente ese tipo de ataque no se debía efectuar, estando él en el suelo… ¡un golpe más que cobarde…sádico! ¡Eso no se le hace a un hombre! Y mucho menos a él, que siempre ha defendido y respetados a sus oponentes, sobre todo cuando éstos están en minusvalía.
- ¿Ese no es el Gue?  - Atropellante vozarrón que desgarraba la paz reinante. Lo hizo sobresaltar y un frío corrientazo que le recorría todo su sistema nervioso, pronto sintió aparte del dolor, un lacerante hilillo de electricidad. Sintió fuertes espasmos, pero aún así prefirió seguir ignorante y tratando de pasar inadvertido. Pero nuevamente escuchó:
- ¿Se parece demasiado, verdad?
- …Jefe se nota muy demacrado… ¿Estará vivo aún? – Pronto sintió que ya n o estaba solo. Otro intruso en su camino.
- ¿…Está vivo aún? ¡Tócalo! – Orden de un hombre demasiado recio. Pero él comenzó a sospechar que ya no estaba en el infinito, que más bien estaba a merced de…uno de sus archí enemigos.
- ¡Es él Gue!
- ¿Seguro Ñángara? – El mencionado, lo pateaba como para despabilarlo.
- ¡Seguro jefe! ¡Dios nos lo está poniendo en nuestro camino!
- ¡Vengan todos! – Ordenó el mencionado cabecilla y al instante unos cuatro de sus secuaces se apersonaron.
- ¿Lo cargamos?
- Primero lo primero… ¿Es él?
- ¡Si, es el mismo desgraciado! ¡Lo hemos capturado! ¡Ya es nuestro! – Pronto todos se le abalanzaron encima y lo sujetaron con terrible fuerza.
- ¡Ayyyy me están matando desgraciados! – Se quejó el valiente, tratando de zafarse de sus ataques.
- ¿Vio jefe? ¡Es él mismo cobardón!
- ¿Cobarde yo? ¡A nadie he castigado en mí vida! ¿Quién me está sometiendo?
- ¡Soy yo imbécil! – Fue abriendo sus ojos como si se estuviera despertando de un aletargado sueño. - ¿Estás drogado? Soy yo…tu amigo: ¡Marcial!
- ¿Marcial? ¡Mi viejo amigo, mi camarada, mi compañero de farra!
- ¡Cállate malayo desgraciado! Ya te tengo en mi poder y ahora me tendrás que informar qué hiciste con: ¡mi plata! – Intentó ponerse en pié, pero lo tenían muy sujetado.
- …Yo soy tú más fiel servidor. ¿Por qué me atacas de esta forma?
- ¿Qué por qué? ¡Me robaste mi dinero!
- No amigo, jamás pude hacerte eso. Soy tu más fiel servidor.
- ¡Mi dinero!
- …Verás, este, la mera verdad es que me asaltaron…
- ¿Te asaltaron? ¡Regístrenlo! – En el acto comenzaron a desnudarlo. Pronto le consiguieron todo el dinero que cargaba encima.
- ¡Eso es tuyo Marcial! Te lo estaba recolectando, ya sabes de entre todos los agujeritos que pueda conseguir. Recuerda que sigo siendo tu más fiel servidor. Toma, toma todo esto, yo sé que es muy poquito pero en algo ayuda, ¿verdad? – Marcial ni lo miraba, contaba concienzudamente todo el fajo de billetes.
- ¡Aquí tiene más! ¡Bandido! – Le gritaban dándole más golpes.
- ¡Piedad, piedad! Lo juro, no tengo más dinero. Y si me permites, yo te puedo recoger más, entre mis chicas y mis compinches… ¡Todo está a tu disposición mi querido amigo!
- ¡Con esto no me pagas ni una pequeña parte de lo que me robaste, rata!
 - Estoy trabajando solamente para pagarte, bien sabes que nunca te he negado nada. ¡Perdóname mi torpeza! Pero no te preocupes, en cuanto me sueltes, correré a exprimir a esas desgraciadas y todo lo que me den, te lo voy a llevar.
- ¿Seguro?
- ¡Te lo juro por mí Santa Madre! Ella también me está ayudando. ¡Te doy mi Palabra de Caballero!
- ¿Caballero tú? ¡No llegas ni a la condición de…ratoncito!
- ¡Lo qué tu me digas! Yo siempre te haré caso, jamás te volveré a quedarte mal ¡Lo juro! ¡Por mí Madrecita linda y bella!   …Perdóname la vida…Tienes razón, no valgo nada. Pero con tu amistad, seguramente lograré ser tú más fiel servidor y amigo. Mira te beso tu magnifica mano, pero perdóname….por lo que tú más quieras… ¡no me mates, que no valgo la pena!
- En eso tienes razón. No vales ni siquiera una sola bala…
- ¿Verdad que no? No vale la pena, déjame vivir y te prometo que te daré todo cuanto me gane. ¡Lo juro, por mí Santa Madre! Si me matas, ella va a sufrir muchísimo, y además recuerda a mi pobrecita esposita… ¡y mi hijito! ¿Qué sería de ellos, sin mí? Yo los alimentos. Los visto. Estoy pendiente de cada cosita que les haga falta. No me mates…no valgo ni vale la pena… ¡Piedad!
- ¿Me vas a pagar lo que falta?
- ¡Lo que tú me pidas, te lo daré! ¿Quieres más dinero? ¡Lo tendrás! ¿Quieres a mis chicas? ¡Te las regalo a todas! ¿Quieres más…? ¡Te regalo a mí madrecita linda! ¿Qué más quieres? ¡Te lo doy ya mismo! ¿Ya ves que soy tu más ferviente admirador? ¿No me reconoces a mí? ¿A mí? Que desde que me despierto, nada más abriendo mis ojitos, mi primer pensamiento va dirigido hacia ti. ¿No me crees, pero por qué? Si desde el vientre de mi madre, supe que llegaría el más sublime momento de mi vida en que debería conocerte…y esperé largos años, ¡hasta que al fin, así sucedió!  ¡…Te obedeceré en todo lo que tú me ordenes…pero no me hagas daño! ¡Por lo más sagrado para ti!
- ¿Qué hacemos con él jefe? – Le preguntaban sus secuaces.
- ¡Piedad, perdóname…jamás lo volveré a hacer! Dame otra oportunidad…mira te beso tu mano… ¿Quieres que te lo dé? Lo más sagrado que Diosito Lindo y Bellos me ha dado ha sido mí: ¡Santa Madre!
- ¡Apártate prostituta barata! Me ensucias…maten… - Con total desprecio le dio una patada por el trasero del Gue que ya estaba en disposición de bajarse sus pantalones, pero su atacante fue mucho más rápido y certero.
Tirado en el piso, se retorció como una serpiente herida y de inmediato, continuó con su arenga suplicante y llorando a moco tendido le suplicaba:
- ¡No! ¡No! No me mates… ¡Por Dios! ¡Perdóname en el nombre de Dios Santísimo! ¡Hazlo por él, que es un Santo! ¡Dios salva mi vida! ¡Prometo ante Dios Todopoderoso que viva y reina por los siglos de los siglos!
- ¿Qué le vas a prometer?
- Que jamás te volveré a fallar y que a partir de ya mismo, todo lo que me gane, ¡es tuyo! ¡Lo juro por lo más Sagrado para mí en esta vida: mi Madre Santísima! ¡Lo juro, lo juro, lo juro, lo juro!
 - ¿Seguro?
- ¡Qué me parta el primer rayo que pase! ¡Qué llueva sal por toda la tierra! ¡Qué los lagos y ríos se vacíen…qué se mueran toditos los peces! ¡Qué los perros dejen de ladrar y los gatos de maullar! ¡Qué la montaña se caiga y se eleven las hondonadas…qué jamás romperé mi Promesa!
Y si yo no cumplo, que se me abra la tierra en dos y que me coma completico. ¡Qué los cuervos me vengan a sacarme los ojos! ¡Y si logro mirar, que el mismísimo Dios Santo y Poderoso venga en persona y me ejecute…él mismo! ¡Qué esa Luna valerosa nunca dejará de alumbrarte tu camino! Y que si te llego a fallar… ¡Juro que más nunca la volveré a mirar! ¡Nunca, nunca te fallaré!  …Ten fe en mí, como siempre la he tenido en ti…
- …Y también tu lengua desgraciado…
- ¡Ok, que me arranquen la lengua también! Pero que no me mates nunca. Yo valgo muchísimo, porque si me matas… ¿De qué van a poder vivir…mi madre, mis hermanitos, mi esposita y mi bello hijito? ¿Quién les va a llevar su comidita? ¿Quién les dará calorcito?  …Me duele muchísimo solamente al pensar que ya no podré darles mi mano caritativa a mucha gente, que ni idea tendrás de la cantidad de seres que dependen de mí. Mira yo siempre he sido muy caritativo con la gente en general, siempre me he quitado el bocado de mí boca, para dársela a ellos. Y créeme, que me satisface mucho el ser…generoso. Muy altruista con los pobres y desamparados del mundo…
- ¡Cualquiera es mejor persona que tú!
- …Pero si me matas… Me preocupa mucho esto: ¿Quién te podrá devolver tu dinero? ¿Quién velará por tus intereses? ¿Acaso hay alguien más dedicado que yo, por tu seguridad y resguardo? Yo te garantizo plena garantía de que siempre te he cuidado, tanto tu espalda, como tu frente y tus lados… ¿Lo sabías?
- Ah caramba…
- ¿Quién se esmerará por servirte? ¿Y has pensado qué será de ti, cuando me eliminen estos “sucios lambe botas”?
- ¡Nosotros! – Les respondieron sus cuatro secuaces. El Gue los miró con el rabillo del ojo y los conminó a que mantuvieran su boca cerrada.
(Tengo que hacer todo lo posible para que estos “sucios lambe botas” se queden callados y no le sigan atizando el odio hacía éste bruto asesino y  matón. Lo conozco muy bien y tengo que seguir adulando hasta que le dé en su mera “sensibilidad” si acaso le queda algo de humanidad a esta bestia rodante en dos patas. ¿Por dónde me le meto en donde le pueda dar en la Madre y condolerlo? ¿Por dónde? Por su mamacita…sus hijos… ¿? Tendré que seguirlo lisonjeando…por algún lado tendrá que ceder…)
- ¡Tú no nos das ordenes! – Le replicaron muy ofendidos.
- …Como te estaba diciendo…yo te represento en donde quiera que esté. ¡Jamás he hablado mal de ti! ¡Nunca jamás! Y te lo juro por mí…Madrecita y por mi  hijito…qué me debe estar esperando con sus bracitos muy abiertos…
(¡Maldito, mil veces rata asquerosa, sucia y hedionda!  …Ya me tocará a mí y ya conocerás mi cólera. ¡Nadie se mofa de mí! ¡Nadie y tú eres un “don nadie”!
…Se me está poniendo difícil este animalito. ¿Por dónde le podré entrar?  …Tengo que joderlo antes de que me destruya…ya verás, tan sólo dame una sola oportunidad… Si pudiera atacarlo por la espalda, cuando esté desprevenido. ¡Pero está rodeado por sus matones! Y cualquiera de ellos, nada más por ganarse su membrecía es capaz de apuñalarme. Tengo que ser muy precavido…)
Anda no seas malito, apiádate de tu viejo compinche. (¡Éste pingüino! No me está dejando

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