“Es mejor dormir
temprano…”
-
No te estés acostumbrando a quedarte despierto hasta muy tarde. – Sofía
recriminaba a su joven sobrino, el cual no tenía sueño.
-
Por lo visto tenés la mala costumbre de no dormirte temprano y te quedás
despierto hasta muy tarde en la noche.
-
Es que tía Sofía…No me da sueño.
-
¡Eso es lo malo! Te acostás tarde y te levantás:
¡Tarde!
Y
claro está: ¿Cómo hacemos para que te levantés temprano? – La tía lo reprimía
de forma muy molesta y José no encontraba la excusa perfecta.
-
¡Eso no me está gustando!
Vos
te tenés que levantar temprano, tal como todos lo hacemos. ¡Tenés que dormirte
ya!
-
¿Pero cómo tía? No tengo nada de sueño.
-
Ve. Aquí en el campo, las cosas no son iguales que en la ciudad.
A partir de
mañana mismo, te llevo conmigo a todas mis diligencias. ¿Estamos?
Se
por lo que me cuenta tú madre –mi hermana- que ustedes tienen la pésima
costumbre de acostarse hasta altas horas de la noche.
¡Eso
no está bien!
Y
así se lo he dicho muchas veces a ella.
Y
ella lo sabe.
-
Tía Sofía… ¡Está bien a partir de mañana, salimos los dos!
¿Qué
problema hay en que me quede leyendo?
-
¡Todos los problemas del mundo!
-
…Pero cuales tía… - La tía era una mujer curtida en las faenas del campo.
Ese
era su único mundo.
Toda
su vida allí ha radicado y cuando iba a la Gran Ciudad, procuraba siempre
acostarse temprano.
Y
siempre su hermana le recriminaba:
“Estás
como las gallina…Durmiéndote temprano”
-
¡No es eso! …Es que me agobia tanto
ruido.
Tantos
carros. ¡Ruido por aquí, escándalo por allá…!
¡Uy
no se como te pudiste habituar a todo este escándalo!
No
puedo vivir así.
Ya
debes estar sorda, no puedo tolerar
mucho tiempo todo esto. – La irritaba tanto trajín citadino.
-
Pero allá en la Hacienda también hay ruidos… - Replicaba Teresa la madre de
José, como tratando de justificar su estilo de vida.
-
No puedes comparar los sonidos de la naturaleza viva. ¡Por favor! En el campo
hay vida… ¡Aquí lo que hay es…!
Lo
que se produce son: ruidos. Cacofonía.
Las
cornetas de los carros, sus frenazos…
¡El
smog…! ¡Estrés!
En
cambio allá te despiertan los cantares de los gallos.
Acaso
hay algún mejor amanecer que este: ¡La alegría de vivir!
¡Eso
siempre lo hemos tenido y desde pequeñas nosotras lo hemos oído!
¿Ya
se te olvidó?
El
cacareo de las gallinas, verlas juntos a sus pollitos…
Los
sonidos que producen las aves. Sus cantos.
Los
pericos, los loros el verlos y escucharlos cuando surcan los aires… ¡Ese si es
un escándalo agradable!
Los
patos nadando en su lago… Verles sus peripecias.
Deleitan
los oídos. Inspiran a soñar, a vivir…
¡Es
una delicia escuchar todo eso!
¡Es
la Naturaleza viva y feliz!
Los
mugidos del ganado te recuerdan que la vida se inició por aquellos lares.
Sofía
era su única tía viva y se aferraba con todas sus fuerzas a sus raíces, a sus
costumbres.
La
hacienda era una herencia familiar y desde su abuelo, quién al morir se la dejó
a su papacito y ahora que sus viejos ya habían muerto, pues le tocaba el turno
al hermano mayor…Conrado.
Pero
este prefería siempre la vida fácil y bullanguera de las ciudades, y desechó su
herencia.
Nunca
le importó. Y en sus manos… ¡Todo se perdería!
Prefería
el licor, las parrandas y las mujeres fáciles.
Y
Sofía, que ya era una mozuela…Tuvo que agarrar las riendas de esa propiedad.
Y
desde entonces ella se transformó en: “la ama”
“La
Niña” como también la llamaban sus peones de larga data.
Encaró
cada faena, y tuvo que enfrentarse a los mas rudo y brutos de los peones…
Que
veían en ella a una “mujercita” y que por el orgullo de su machismo, les
costaba dejarse someter por ella.
Y
ya había logrado someterlos a su voluntad.
Cada
rincón intentó llenarlo, “tal como lo haría su papacito.”
Y
lo estaba logrando, a pulso y con total dedicación.
Manteniendo
férreamente sus riendas.
Olvidándose
de dedicar a su propia vida.
La
hacienda “Brasilito” era una de las propiedades, de unas 150 hectáreas, con
grandes rebaños de ganado vacuno.
Era
muy duro para un hombre, como sería para una jovencita…Pero lo estaba dominando.
En
esa propiedad pasaba el mayor tiempo posible, pero la otra hacienda: “La Panda”
era cafetalera.
Y
a ella acudía cada dos días.
Y
todos los días, era una nueva carga.
Mantenía
a los mismos hombres que su progenitor tenía, de ellos se valía para hacerse
respetar.
Sofía
veía en su sobrino al jovencito citadino.
Ya
estaba logrando que se integrara con ella, ya lo estaba levantando temprano. Ya
salían los dos. Pero…
No
le gustaba lazar caballos. En ocasiones los montaba.
Poco
le gustaban las faenas con las vacas.
Tampoco
se interesaba por su ordeño y menos la elaboración de sus derivados como:
Mantequilla, Suero o Quesos.
-
Tía…Necesito leer estos libros. Pronto empezarán mis clases. Necesito ir
adelantándome.
-
¿Y no lo puedes hacer de día?
-
De día, ando contigo. Te acompaño a las propiedades. Estoy todo el tiempo
acompañándote. – Ciertamente.
Ella
lo levantaba de madrugada y hacía que anduviera todo el tiempo que pudiera con
ella.
Se
sentía segura. Aunque fuera un chamaco, pero por lo menos, tenía a alguien de
su familia con ella.
Pero
ya era muy tarde, y no era conveniente que se quedara allí, despierto.
-
Mira hijo, no es que yo no quiera que te quedés despierto…
-
Pero tía…No te preocupés, mañana me levantas temprano y te acompaño. Como todos
los días.
-
No es eso. No es eso.
-
¿Entonces qué será? – Ella se acomodó mejor, pero quedaba algo distante,
decidió sentarse en la cama junto a su sobrino, apartando la silla en la que se
había sentado.
-
No es que te quiera asustar, pero es conveniente que te enterés por mí, a que
te vengan a echar otros cuentos.
-
…Dime…
-
Hay épocas del año en que estas tierras se vuelven inhóspita,
salvaje…enigmáticas…
-
¿…Estas tierras…?
-
Estas tierras.
-
¿Y qué es lo que pasa…?
-
¡No te vayas a asustar! ¿Ok?
-
OK. Arranca con tu cuento…
-
“Hace mucho tiempo ya. En épocas de la Colonia, cuenta la leyenda que por estos
mismos predios en donde hoy estamos viviendo, existía una tribu de indígenas,
los cuales eran los verdaderos dueños de todo esto.
La
hija del cacique, llamada: “Mara” se había enamorado muy perdidamente de un
joven español.
Su
padre, quien era el mas fuerte y poderoso de todos sus súbditos, ya les había
declarado la guerra a muerte a todos los europeos, sin percatarse de que su
bella hija.
¡…Se
había enamorado de uno de ellos!”
-
¿Y entonces?
-
…Entonces sucedió que uno de los guerreros de la tribu que se había enamorado
de la joven princesa, descubrió este gran secreto. Y en vista de que se dio
cuenta que de él no sería nunca…Decidió vengarse.
“Que
si no era para él… ¡Menos de ese extranjero!”
Y
se dedicó a romper con todo esto.
Su
rencor iba en aumento cada vez mas y mas.
Pero
no tenía pruebas y el Gran Cacique, nunca le creyó.
Una
y otra vez, amenazaba a la enamorada.
Le
decía que pronto mataría al blanco que le estaba destruyendo su gran amor.
El
caso es que la espiaba de día y de noche.
Y
en cierta ocasión… ¡Los encontró!
Los
dos estaban besándose y amándose como unos locos llenos de amor.
Cobardemente
soportó todo su desamor.
¡Y
juró que pronto le arrancaría su cabeza!
-
¿Y eso hizo?
-
…Ya vas a ver. En esa ocasión no hizo nada.
Se
regresó a su tribu y la acusó con su padre.
Este
corrió junto a un grupo de los suyos…
¡Y
allí los agarraron!
¡A
los dos juntitos!
A
ella, él la maldijo.
A
él, lo sometieron. Le cayeron a latigazo.
Lo
golpearon a mansalva….
Y
le arrancaron la cabeza, en presencia de ella…
Por
supuesto que ella enloqueció.
No
pudo soportar ver como corría la sangre de su enamorado.
Una
vez que finiquitaron con su masacre…Regresaron.
Se
alejaron de ese sitio. Y la dejaron sola.
Nunca
mas supieron de ella.
-
¿…Y entonces…?
-
“…Cuenta la leyenda que desde ese entonces…
Ella
vaga por todos estos lados.
Unos
aseguran que la han visto, caminando junto a un hombre sin cabeza…
…Otros
alegan que no es así…Y que la ven…Desnuda.
Llena
de sangre…Buscando vengarse de su desgracia…
…Muchos
dicen que tiene los ojos llenos de: ¡Fuego!
Que
brasas incandescentes brotan de sus parpados.
Aunque
hay quiénes atestiguan que a quién han visto es a él…Caminando…Sin cabeza…Y a
quién encuentre…”
-
¿…Qué le pasa…?
-
“Quiénes así lo afirman…Dan su Palabra de Honor, que a quién encuentre… ¡No
aparece…Jamás!”
-
¿…Y a qué hora…?
-
Generalmente es o a las doce del medio día o de la noche…
¿Entiendes
ya por qué no me gusta que te quedés leyendo hasta tarde?
-
¡Qué va tía…A otro perro con ese hueso!
-
¿…Ah no me crees…?
-
Esas son leyendas urbanas. Lee tía y aprende que del campo han salido muchas
historietas y leyendas.
Y
son solamente eso: ¡Puros cuentos!
-
OK. Está bien, el amigo es un: Señor muy Valiente.
No
hay problema.
Te
dejaré solo. Pero si te daré algunas señales…
-
¿Señales, de qué me estás hablando?
-
…A medida de que pasen las horas…
…El
Imperio de la Oscuridad, amplía su reino…
Solamente
sus súbditos tienen la venía de poder circular y hacer cuanto les plazca. ¡Solamente
a ellos!
…Y
con los extraños, los petulantes y engreídos…
Son
sometidos y descuartizados…
¡No
hay piedad con los ilusos y tontos!
No
es recomendable que vayas al sanitario.
No
es aconsejable que lo hagas.
-
…Bueno en eso si que tienes razón tía linda.
¿Cómo
es posible que la letrina esté…Afuera…A quinientos metros de la casa?
-
…Por los olores hijo. ¿No te lo dijo tu madre?
-
A mi no me gusta para nada esto.
¿A
quién se le ocurre hacerlo así?
-
No es muy inteligente que te expreses así de tus antepasados.
Ellos
lo hicieron de esta forma, y así se quedaran. ¿Ok?
Además
tu madre no te comentó que uno de nuestros parientes fue un cazador de
“Cabelleras” y que mató cantidades enormes de ellos y que hoy en día vagan por
todos estos montes… ¿No te contó…?
-
No. ¿Y si me dan ganas a media noche?
-
…No te recomiendo que salgas…No se si te reconocerán como a uno de los nuestros
o…Me estoy refiriendo a nuestros Queridos Muertos…
Porque
si te reconocen, puede ser que no te ataquen…
Además
en esa oscuridad, reinan los espíritus, los demonios… ¡El Diablo ciega a sus
victimas!
Aparte
de las fieras nocturnas. ¡Que son muchas!
-
Creo que es mejor que no salga. – Le aseguró él, ya tenía sus ojos brotados y
le notaba un poco inseguro…
- ¿Te imaginas que este “pujando” y me
llegue…Un cochino, marrano? – Miraba aterrorizado a su tía…
-
…O esté orinando y me salga una… ¿Pitón? – La tía lo interrumpió e indicándole
con su dedo le agregó…
-
¿…O te salga el “Hombre sin cabeza”?
¿…O
la princesa llena de sangre…?
…Que
venga un demonio y le gustes…
¿Qué
crees que te pueda hacer?
…Por
estas razones mi querido sobrinito que está full de libros y de mucha
sapiencia…
Es
mejor que apagues tu luz y te dediques a…Dormir.
Porque
ya no estás en tus dominios…
Estas
en los dominios mas inhóspitos, crudos y salvajes…
En
donde es “inteligente” escuchar la voz autorizada de tu querida tía, quién te
quiere y te adora.
Y
que sufriría mucho, si en la madrugada vuelvo a ti, para despertarte…Y ya no te
consiga…Nunca mas.
¿Me
entendiste…? – Su joven sobrino no le contestó en el acto.
Por
primera vez, notó que se quedaba callado.
Siempre
hacía mofa de este tipo de relatos.
Pero
en esta ocasión, notó que estaba en suspenso.
Callado
y meditando todo lo que le había informado.
Acercándosele
le dio un tierno beso en la frente a manera de despedida.
No
se movió.
Y
cuando ella quiso dar media vuelta para retirarse, sintió que él la jalaba para
retenerla, volteó para verlo mejor, y el le respondió…
-
Querida y bella tía. Por esta noche: ¡Voy a velar tu sueño!
…No
vaya a ser que se te aparezca algo y ya yo no te pueda defender.
Así
que por Hoy: ¡Dormiré contigo…Para defenderte, por si acaso!
La
tía se sonrió y aceptó su ofrecimiento.
- . -
Maracaibo;
29 de diciembre de 2013.
Belbaltodano.-
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