"El viajero desconocido"
Entonces te
miran… Y tú te crees que no te miraron.
Y en verdad,
no. No lo hicieron…
Pero te leen tu
mente. Saben a la perfección todo.
Y la mayor
parte de todos nosotros; vivimos pendiente solamente de “nuestra apariencia”
Que si te viste
de una forma: Elegante.
Te tratan
elegantemente.
Y si me ven
como estoy vestido…Me tratan como un mendigo. Un orate. Un “borrachito”
…Y este es mi
disfraz. Por eso…No requiero esconderme.
¡Aquí a la
vista de todos!
…Pero nadie me
puede descubrir.
¿Qué tal?
…Y como te
estaba comentando y sigo con lo de las apariencias…Hay miradas.
Hay rostros.
Rostros, faz…
Como también
los hay que dejan… ¡Sombras!
¿Y sabes por
qué? – Volvió todo su rostro hacía mí, y no sé el por qué, pero me sentí como
“intimidado”.
Y pienso que
fue porque descubrió en mí…
Que ya estaba
al punto de: “desconectarme”
Mi reacción fue
doblemente plausible.
En primera
instancia, me encontraba en “schock” tanto emocional, como de apariencia pero
mas aún, era esa tremenda dicotomía que él representaba en mis conceptos. Me explico; nunca imaginé ni siquiera remotamente
el conseguirme con un ser de estas magnitudes, y mucho menos viajando en un
destartalado autobús y con ese tipo de indumentaria.
Acostumbrado a
tratar siempre con personas que te parecen interesantes…Pero son cabeza llena
de aire, aunque a decir verdad las hay las que tienen abundancia en: Aserrín.
Pero la media
siempre me ha dictado que en ese tipo de transporte, siempre me ha tocado
viajar con “mentes de gato”
Primera vez en
mí vida, que me topo con una cajita de Pandora.
Y en verdad me
aterra, solamente el pensar que a la final me vaya a resultar un: orate.
O un
desquiciado: Sociopata.
A mi vez, me
indico no una sino varias veces, que es mejor seguir hasta dónde me pueda
llevar una relación.
La diferencia
estriba en que en todas las anteriores, de una forma u otra…las controlo.
…Pero en esta
precisamente…Presiento que puedo llevarlas todas de perder…Y eso me angustia.
Me he
acostumbrado a viajar, solamente como transporte y cuando me monto en este tipo
de transporte…Mi intelecto lo dejo descansando.
Viajo siempre a
la expectativa: De que nadie me vaya a atracar, o que me roben…Cosas de ese
tipo…
Pero no estoy
condicionado a estar en varios escenarios a la vez.
Este hombre
colma el cien por ciento de mí atención…
Y esto me deja
en desventaja.
No puedo
monitorear mi alrededor, porque entonces pierdo información que a mí me parece
sumamente interesante; por estar prevenido siempre.
Entonces me
encuentro inhabilitado.
O lo atiendo a
él y solamente a sus historias que ya hasta me están pareciendo verosímiles o….
Y esto me hace
sentir como aquel Rey que sus súbditos lo encontraron desnudos.
- ¿…Me estás
escuchando? – Me interrumpe nuevamente cortando de un solo tajo el hilo de mis
propias elucubraciones.
- ¡Por
supuesto, por supuesto! – Le respondí bruscamente.
- …Me está dando la impresión de que te estoy;
perturbando.
- ¿A mí? ¡No
que va!
- Es que te
estaba hablando y me di cuenta, que estabas en otra onda.
- …Es que me
estaba acordando de unas cosas que tenía que hacer; y se me habían olvidado.
Perdóname.
¿Qué me estabas
diciendo? – Traté de ser lo mas prudente que mi conmoción me lo permitía.
Me miró y en su
mirar, sentí que me escrutaba como si estuviera leyendo mi mente…
De inmediato me
bloquee, mas como una medida de protección, ya que entiendo que eso es
imposible.
Pero en el caso
de este viajante…En verdad me sentí “invadido” en mi intimidad.
El desvió su
mirada. Calló.
Y en ese
momento, sentí que estaba dominando por primera vez.
Debí ser mucho
mas cauto.
Pero se me hace
sumamente difícil cubrir tantos frentes en forma simultánea.
Él…Mi seguridad
personal y el estar pendiente de no pasarme de mi parada.
Harta labor.
En ese momento
me pareció muy interesante y hasta lo consideraba un reto a enfrentar; cuestión
que lo estaba haciendo.
Pero cuando ya
entra en temas metafísicos de muy profundos significados, el entorno me hace
perder por instantes la debida atención.
A él estos
detalles seguramente le parecían insignificantes y los controlaba a placer;
pero en mí no.
- ¿Estás muy
ocupado? – Le oí esa pregunta y en el momento me sentí desconcertado.
- ¿Ocupado…En
qué?
- Veo y noto
que estás en muchas batallas internas…
Y me estaba
preguntando yo mismo, si es que son por mi causa ¿O no?
- …No. Lo que
pasa es que a decir verdad; este tipo de conversación siempre es buena en
otro…ambiente.
¿Me entiendes?
Aquí me siento
cohibido.
Ya que me
gustaría prestarte toda mi atención…
Pero estamos
rodeados de muchísimas personas que tienen…Feo aspecto.
Nos encontramos
en medio de una tremenda balacera.
Esos carricitos
y esos viejos, están haciendo apuestas para ver quién cae muerto y quién no.
…No se si me
explico. Y no es que esté rehuyendo tan importantes mensajes que me estás
transmitiendo…
¿Si me
entiendes?
- Tú me haces
recordar mis viajes a La India… - Y se quedó como viajando en sus propios recuerdos.
Por mi parte me
indujo a pensar…
(¡Bestias! ¡No
puede ser!
¿También es un
Maestro Ascendido o un Gurú?
¡Dios Santo!
¿Ábrase visto tal cosa?
Seguramente
ahora me va a venir con la historia de que desayunaba, almorzaba y cenaba con
ellos.
O que él es una
reencarnación de uno de ¿esos dioses de por allá?
¡Chanfles! Esto
si que me va a resultar difícil de aceptar.
Que no me vaya
a venir con el cuento de que el Mahatma Ghandi fue su amigo y que él mismo tuvo
que asesorarlo en todos los enfrentamientos que este tuvo con el Gran León
Británico…Porque eso si que no se lo puedo creer. Ya basta…creo yo)
Me acomodé
mejor en mi asiento.
Y de repente
sentí que ya volvía a su cuerpo, ya que comenzó a mover sus manos, miró hacía
todo el entorno y cuando posó su mirada en mí…Me agregó…
- Pasé muchas
temporadas entre ellos. Conocí mucha gente mística.
Sabia de unos
conocimientos que atravesaban los océanos y los siglos.
Aprendí a
meditar.
A estar dentro
de una gran muchedumbre y el poder aislarme en mi propio mundo.
Y eso mi
querido amigo…Viajero al igual que yo…
No lo veo en
ti.
Y…Ciertamente.
No me topé con esas personas de la cual tú sospechas…
- ¿Yo?
¿Cuándo…? - Él se sonrió.
Cerró sus ojos
y continuó así…
- Aprenda mi
amigo reciente.
Aprenda, sopese
las enseñanzas y no las deseche por la apariencia de su interlocutor.
- ¿Y por qué me
estás diciendo esto?
- Por nada. No
tiene importancia alguna. – Pareciome que entraba nuevamente en esa especie de
“trance” pero que en realidad ya no me estaba observando con sus ojos, los que
tenemos todos en la cara.
Y no supe qué
actitud asumir.
Era demasiado
para mi pobre entender.
Yo miraba hacia
los lados, con la intención en primera instancia de cambiarme de asiento, me
estaba empezando a sentir confuso e inestable.
Nuestro entorno
era un verdadero aquelarre.
Un mercado
Persa, con todas sus variantes, dentro de la unidad y a escasos centímetros
míos.
El morbo me
bordeaba…esa ansía de sangre…Me perturbaba. Estaba al borde de un ataque de
nervios.
Afuera se
estaban matando a tiros a poquitos metros.
Con el
consiguiente peligro de una bala perdida.
No me
encontraba para nada seguro.
Y a mi lado, un
ser mas confuso para mí que todos nuestros entornos.
¿Quién era este
tipo?
¿Qué hacía allí
sentado a mí lado?
¿Ah…Qué mas podía
pensar yo…?
Algo no me
encajaba bien en todo este tablero.
En
principio…Yo.
¿Y este señor?
¿…Qué podía representar allí?
Para
colmo…Presiento que hasta me está leyendo mis pensamientos.
No todo era muy
desquiciante, para mi concepto. – Y en medio de mis batallas existenciales…El
viajero arrancaba de nuevo en sus disertaciones…
- Es
prioritario mi amigo; enfrentar siempre los hechos.
- ¿Enfrentar
los hechos…? Siempre lo he hecho. – Le repliqué tratando de ser lo mas
explicito posible, pero haciendo caso omiso a mis indicaciones, agregó…
- Y es bueno
afrontarlos. Ya de una buena vez.
Nunca se sabe
cuando vienen.
Por eso mi
mensaje es: enfréntate a los hechos.
No los rehuyas.
– Yo me le quedé mirando de frente.
Así sin corta
pisas. De frente y sin miedo y le pregunté…
- ¿A qué viene
todo esto?
- A nada. En
verdad no es bueno que me mal interpretes.
Mira te he
tomado mucho cariño, a pesar del poquísimo tiempo que tenemos de amigos. – Yo
pensé…
(¿Amigos?
¿Acaso el gato es amigo del ratón?
¿Y a dónde me vendrá
ahora este…?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario