“Yo no soy feliz”
“¿Existirá
la felicidad?
Todos
nosotros la buscamos con toda intensidad.
…Y vamos
recorriendo nuestra existencia en su búsqueda...
¿…Estará
aquí o quizás…Por allá…?”
“Cuando la inocencia de una niña se confunde
con la mas cruda de las verdades…!
- Seguramente ella te
quiere también.
- No.
- ¿No qué?
- No.
- ¿No te quiere? ¡Pero
si tu eres una lindura!
- Pero no me quiere.
- Yo creo que sí.
- ¡Qué no! – El grito
imperativo la sorprendió, la observó mejor y se dio cuenta de que estaba en
realidad muy enojada.
Su carita se le puso
rojita de la furia y sus ojitos antes angelicales, ahora se le encontraba muy
furibundos.
Trató de minimizar esos
efectos y continuó peinándola mientras renovaba su musiquita.
Pronto Anita se contagió
con la música y continuó canturreándola. Pasaron unos minutos y no se hablaban.
A la final, terminó con
su peinado y jubilosa se lo hizo saber…
- ¡Ya está listo, mi niña! ¿Qué te parece?
Le buscó un espejo para
que se pudiera ver y con toda pomposidad se lo fue pasando de derecha a
izquierda y después para que se pudiera ver por detrás.
- ¿Te gustó como se te
ve?
- ¡Si!
- ¿Y si te pongo una
cinta?
- ¡Si!
- También puedo
ponerte…Laca. ¿Te gustaría?
- ¡Si! – Fue y trajo el
frasco y lo puso a su lado.
Continuó con su faena y
luego le roció por toda su cabeza, tapándole sus ojos para que no fuera a
caerle en ellos.
- ¿Y ahora, estás mejor?
- ¡Si!
- ¿Te puedo pintar los
labios?
- ¡Si!
- Y también puedo espolvorearte
tu carita. ¿Quieres?
- ¡Si! – La ama de casa,
estaba deleitándose con todo lo que le hacía y mientras tanto pensaba…
(¡Ah está quedando
lindísima! ¡Cuánto me gustaría ser su madre! La peinaría siempre. Vestiría con
los mejores vestidos. Con mejores zapatos. Y la mantendría siempre limpia y
olorosa…Y no como está ahora. ¡Pobrecita!
La vida de esa niña debe
ser un calvario. Tan femenina que es. Se deja hacer todo.)
- ¿Estoy bella?
- ¡Muy bella, y hermosa!
- A mis clientes les va
a gustar mucho… - Súbitamente calló y se tapó su boca con sus manitos.
- ¿Tus clientes…? ¿De
qué clientes me hablas?
- ¡De nada, de nada! –
Le negó todo, mientras su rostro estaba ahora amarillento.
- Mejor me voy.- Le dijo
de repente.
- Pero ¿y no vamos a
comer ahora?
- ¿Comer?
- Si. ¿Ya te olvidaste?
- Tengo mucha hambre.
- Eso me dijiste, ¿no te
recuerdas? – La chiquilla estaba indecisa y de repente se percató de que debía
irse lo mas rápido posible.
- Ven, vamos ya a comer.
Ya la comida está lista. Ven.
- ¿Vamos a comer ya?
- Ya mismo. Vamos a la
mesa.
- Bueno…Si usted
insiste.
- Insisto, mi bella niña
¡con trenzas! – Y luego le acarició su rostro bello y le pasó sus manos por sus
trencitas; la pequeña se sonría ante esas muestras de aprecio, aunque su
progenitora no fuese así ni con ella ni con sus hermanitos menores que ella.
Comenzó a saltar y de
repente, se quedó quieta.
(…Algo debe estarle
ocurriendo a esta niñita…Y me he estado fijando que cuando brinca mucho…Muestra
dolor en sus partecitas… ¿Qué será…?)
Se preguntaba en el
silencio de su mente, no se atrevía a preguntarle por a ella por la forma
intempestiva que actuaba…
Blanca corrió a la
cocina, y comenzó a servir los dos platos. Puso el radio y ubicó música.
Le indicó a su invitada
que se sentara y esperara a que le trajera su plato de comida.
Obedientemente hizo todo
cuanto le indicó.
En cuanto vio el plato
relleno de abundante comida, se relamió sus labios e hizo gestos sublimes de
agradecimiento y de su intensa hambre.
No esperó a que le
colocara el plato a la mesa, en el acto comenzó a comer con sus manitos
limpias.
Blanca intentó indicarle
que allí estaba el cubierto y su cuchillo, pero ávidamente obvió esas
indicaciones.
Pronto derramó comida
sobre el mantel.
No comía…Devoraba con
pasión loca.
Como si su mundo se le
fuera a acabar y no le diera tiempo de comer.
Ni siquiera se dio
cuenta que su anfitriona, no se había servido y que tan solo la observaba con
asombro.
En pocos segundos acabó
con todo. Y dejó alrededor de su plato todo desparramado, tanto el pollo como
el arroz.
Una vez que se percató
de esto, comenzó a “lamerse” grano a grano caído. Rápidamente lo engulló.
Haciendo caso omiso a
las quejas de que dejase eso así.
Y no le dio tiempo a la
señora de la casa, y como un animalito celoso de sus alimentos…
¡Todo lo consumió!
- ¿Quieres mas?
- ¿Y me daría mas?
- Claro mi niñita. ¡Todo
lo que tu quieras! – Ella se quedó calladita…
- ¿Qué piensas?
- En mis hermanitos.
Ellos no han comido nada, al igual que yo.
- ¡Qué lástima!
- ¿Me puede dar para llevárselo
a ellos?
- Por supuesto.
- ¿Puede?
- Claro que si. Tráelos
y que coman todos aquí. – De inmediato observó el cambio tan drástico…
- Me mata mami.
- ¿Y por qué?
- No le gusta que
molestemos a nadie…
- Pero si te manda a
trabajar…
- Para nosotros…
- ¿Y tu mami no trabaja?
- No.
- ¿Y qué hace ella?
- Sale con sus amigotes.
- ¿Y les trae comida a
ustedes?
- No.
- ¿Y de qué viven
ustedes?
- Ella me manda a
trabajar.
- ¡Ah qué bien! ¿Y te
gusta tu trabajo…? – La pequeña no le
respondió en el acto, se lo pensó y después de unos segundos le agregó…
- Si y no…
- …Y ¿cuándo te gusta?
- Cuando termino.
- ¿Y cuándo es eso?
- Usted pregunta mucho. – Le protestó con su inocencia
por delante.
- Bueno…Y ¿te gustaría
comerte un dulcito?
- Si.
- Te lo sirvo ¿ya?
- Si.
- Y… ¿Cómo quedó esa
pancita?
- Bien.
- ¿Te la puedo tocar?
- Voy a tener un bebé. ¿…No
me cree…?
- ¿De verdad, tan
rápido? – Creyó que era una broma infantil y dejó de prestarle atención.
- Si.
- ¿Puedo retirar tu
plato? (¡Qué pensamiento tiene esta mocosa! Siendo apenas una “enanita”. ¡Está
loca!)
- Si. – Le retiró el
plato, fue a la nevera y sacó una bandeja repleta de dulces de todo tipo.
Sin querer se dio cuenta
que se estaba relamiendo toda esa
bandeja de suculentos dulces.
- ¿Los quiere así mismo?
- ¡Si!
- Pero déjame traerte un
platito.
- ¡No así mismo! – La
complació, pero bien no la había
depositado en la mesa
cuando con una vorágine increíble se le abalanzó y comenzó a “tragarse”
literalmente todo cuanto había, utilizando sus dos manos y llevándoselas con
desesperación, acumulando aún mas todo el desperdicio de comida que ya no
solamente caía sobre la mesa, sino sobre el piso y su vestidito.
….Mañana finaliza….
.-.-.-.-
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