“Conversaciones con don Carmelo”
¡Encontró el Amor subiendo
en un transporte público…!
- Y sin saber ¿Qué hacer…?
Porque la verdad es que todo el
mundo le encanta hablar disparates.
Que si eso está mejor o peor o que
yo no lo hubiese hecho de esta forma…
Porque… ¡A la hora de hablar
pepera…!
Eso me trae en los recuerdos las
escenas del viejo campesino que llevaba el famosísimo burro cargado de leña
(Creo que fue de eso…) bueno y él pensó…
Pobrecito mi burro que ya bastante
cargadito…Mejor me bajo y me voy caminando…
Y cuando pasó por el pueblo…
Los moradores dijeron entre ellos…
Los moradores dijeron entre ellos…
¡Qué bruto lleva un burro y va a
pié!
Y creyendo lo que le dijeron…Se
montó…
Mas adelante otros lo vieron y le
gritaron: ¡Animal no ves que el pobre burrito va doblando las patas!
¿Y entonces qué debía hacer…?
¿Y qué hubieses hecho tú?
- ¿Quién yo? – No dejo de hacer
notar que me asombró, ya que no pensé que se fuera a dirigírseme de esa forma.
Me agarró desprevenido.
Absorto como estaba en su “conversa
que conversa”, pero bueno considero que “me agiganto” ante las eventualidades y
cuando me disponía a responderle ya no pude decirle nada puesto que se me adelantó, así que me
tocó guardar todo cuanto pensaba responderle.
¿Qué otra alternativa me quedaba?
…Escucharlo y eso fue lo que hice a
continuación.
- No veo a mas nadie y además es
contigo con quien estoy “parlando”.
¿No te parece?
(¿Qué paciencia con este disque
“ciudadano”, qué podré hacer con este…?)
¡Siempre con “la jeta abiertota”!
¡Despierta muchacho loco!
…Es que se cansa uno…
- …La verdad es que no me veo…- ¡Me
volvió a agarrar “in fraganti”! y no me está gustando ya este jueguito, pero
¡nuevamente me dejó con la palabra en la boca!
¡Ah que viejito tan “activo y
locuaz”!
- ¡Qué te vas a ver! – Levantando
sus manos y con gestos de impotencia, lanzaba toda clase de improperios en mi
contra –que no me atrevo a
reproducir- ya que me ofenden y me
molestan, pero sigo callado y escuchándolo…
- Bueno en principio…No soy un
“actor de novelas” y ni siquiera he entrado a reparto alguno…
(…Todavía…)
- ¡Yo tampoco!- Logré acuñar en mi
defensa, pero nuevamente me aplicó su “aplanadora”
- ¡Menos yo! Y aquí me ves.
No soy “bello” que digamos, como
tampoco “apuesto”
Pero he vivido plenamente mi vida.
¡Y aquí me ves!
¿Podrás llegar tu a esta mi edad y
a narrar sus aventuras, tal como las hago yo ahora?
- Lo pongo en duda. - ¡Logré
tomarle la ventaja!
- ¡Yo también! –En principio –y debo reconocerlo- ¡me cayó muy pedante y petulante!
Y hasta me dieron ganas de
cachetearlo allí mismo.
Pero me llamé a juicio al instante –esta era su historia y por supuesto:
¡Era su propio héroe! – Callé y
esperé en su alocución, no tardó en seguir su historia…
- ¡Sería una lástima! – Le concedí
de una forma inmediata.
-…Ya sabes que por mi condición de
caballero me sentí inhabilitado…
Pero por “el rabito del ojo”
intentaba descubrir a “esos hombres” ya que presentí que me podían liquidar
allí mismo u obligarme a bajar y pegarme unos cuantos pepazos y dejarme allí
tirado…
Y es que se han visto casos…
¡Uyyyy si yo te contara…!
(Pero en esta ocasión no podrá ser.
Es obligante que siga con esta saga tan aguda y espeluznante…)
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