"Reflexiones..."






Imágen  tomada de Google.

“Reflexiones No. III”

Me encontré con mi cumpa, y lo conseguí saboreando un espumoso cafecito, cuyo olor es inconfundible.
En cuanto me vio, ordenó otro para mi y me hizo señas para que lo acompañara.
Nos hicimos el saludo correspondiente y después de un caluroso abrazo, procedimos a sentarnos.
Estábamos en un restaurant con mesas afuera, dentro de un centro comercial.
Y en esos momentos estaba bastante lleno, pero gracias a la astucia de mi anfitrión, conseguimos la dichosa mesa.
Y en cuanto nos pusimos cómodos, arrancó hablándome…
-   Cumpa te voy a contar algo que
Me ocurrió en estos días… ¿Tienes tiempo?
- ¡Claro ¡ ¿Y no me pediste un “oloroso” de esos…?
- ¡Para que veas cómo te aprecio!
- ¡Arranca pues!
- Como te decía estaba en otro restaurant y ¡bueno! Al entrar vi que la primera mesa la estaban abandonando  -una muchacha que estaba almorzando, terminó y esperé a que la desocupara-  pero si me fijé que en el otro extremo había una señora  -ya entradita en años-  pero muy bien vestida. Con un moño acá por encima de su cabeza. ¿La has visto?
- ¿Cómo la que utilizaba “Mi bella genio” la de la serie en la tv?
- ¡Exacto! Es que este compa está ¡en todo!
- ¿…Y…?
- Mira muy bien vestida la dama antañona. Con ¿unos  tacones…? Que la hacían mas alta como unos diez centímetros…
- ¿Cómo que te gustó  “la dama”?
- Ya vas a ver. El caso es que me senté. Y de repente comenzó a “buscarme la lengua”
- ¡Eso “Te levantaste a la Dama Antañona…?
- Ya vas a ver. No me atropelles. Déjame que yo con mi velocidad, ¡me hundo solito!
Para no hacerte mas largo el relato…
¡Comienza a hablarme! ¿Y yo?
…Por educación, le presté atención.
¡Compadrito qué vaina se ven en este mundo!
La dichosa ancianita…Me hablaba cosas que no le entendía.
- Pero qué ¿Hablaba ruso o mandarín o qué mijito?
- En español. Nuestra misma lengua, pero ¡puras incoherencias!
Con decirte que me comenzó a hablar de su madre (Y yo me decía ¿Todavía está viva? 
…Debe ser una estatua o está tirada en una cama…
Porque esta vieja tendrá unos…
Setenta y pico de años…Y a lo mejor me quedo corto…)
- ¿Hablaba de su madre…Muerta…?
- ¡Qué va! Me decía que su madre la estaba esperando con la comida.
Y yo pensé: ¿Esperando qué comida…? Si estamos en un restaurant.
¡Para no cansarte mucho!
Me cansé se escucharla y ¡hasta me comenzó a darme esa desesperación! Porque estaba “muerto de hambre” y esa vieja: ¡Bla, bla, bla, bla!
…Y estuve a “puntito” de brindarle la comida, solamente para que se callara y me dejara comer en paz.
- ¿Y por qué no lo hiciste…?
- ¡Eso precisamente le iba a decir! Cuando vi que salieron dos jovencitas y una de ellas la saludó diciéndole:
¡Hola abuelita! ¿Ya comió?
Y ella le respondió : ¡Aquí me tienes esperando para comer…De lo que tú me dejes…!
¡…Y yo me quedé!  Entonces la otra jovencita le dijo…”Pero abuelita si usted quiere nosotras le brindamos su almuerzo”
¿Y sabes que ¿le respondió?
- No por supuesto que no.
- ¡No hija yo no vivo de pedir! ¡Yo soy una dama! Y entonces la otra le dijo…Bueno, si usted quiere tómese lo que dejé de mi gaseosa…
Y la “Dama” le sonrió y le agarró la lata de refresco y le preguntó:
¿Y no me dejaste nada para mi comida?
¿…Quién carajo entiende eso…?
- ¿No le aceptó el almuerzo…Pero si sus sobras…?
- ¡Así mismo! Y fue cuando me dije: ¡Vacié! Menos mal que no le ofrecí nada  porque si hubiese sido conmigo es capaz que me llama a un policía y me hubiese acusado…de…de que la quiero violar o algo parecido…
- ¿Y entonces…?
- ¡Me la tuve que calar! Mira y hasta creo que la comida me cayó mal. ¡Era que esa vieja va a recoger todas las sobras que dejan los comensales! Porque cada quién que terminaba de comer… ¡Allá corría y recogía todo , lo embalaba bien en esos platos desechables y los envolvía en bolsas plásticas.
¿Y sabes cuál era lo peor…?
- ¿Qué…?
- Que me iba a contar todo lo que le dejaban de sobra (Y yo reventándome de la cólera. ¡Vieja loca! Me provocaba decirle… ¿No tienes a nadie mas a quién amargarle su comida?)
…Pero claro “como soy un caballero” Pero de que me amargó… ¡Me torturó todo mi comida!
- ¿Y por qué no te fuiste?
- ¿Cómo? Si ya me estaban sirviendo.
- ¿Y qué pasó como acabaste de comer tú…?
- ¡Me regañó y hasta me llamó: ¡Pichirre no me dejaste casi nada de comidita!
¿Y ahora qué le voy a llevar a mami?
- ¡Ja, ja, ja, ja!
- ¡Salí corriendo de allí!
- Bueno ahora déjame echarte otro cuentecito, que me pasó a mí…Casualmente: ¡Hoy! Fui al banco a depositarle un dinero a mi hija y bueno…
¡Full ese condenado banco!
Me tocó esperar: ¡2 horas!
- Eso pasa compinche…Eso pasa…
- Ahora vas a ver. Me tocó sentarme en un área en donde había una mesita de esas que colocan para que uno escriba…O llene lo que vayas a hacer. El caso es que como a los veinte minutos, uno de ellos se inclinó y sacó debajo de la mesita, unos lentes  -que con seguridad: ¡alguien dejó botado…Se le olvidó!
- ¿Y tú con “ganas de carreteártelos”
- Ya vas a ver. Todos los que estábamos allí…Ninguno hizo ningún tipo de ademán…
Como a la media hora después…Se sentó un gordo (¡Hijo de su madre!) Y en cuanto los vio, los tomó y comenzó a probárselos…
- ¿Así, así…?
- ¡Así mismo, como te lo estoy narrando! Y yo me le quedé viendo… ¡Nunca pensé que se los iba a llevar!
- ¿Y se los llevó?
- Se hizo “el yo no fui” ¡y zas! se lo enbolsilló.
¡Delante de todos nosotros!
…Y yo me quedé: ¡Con los ojos blancos y sin vista!
¡Se los llevó!
Y yo me digo…Este mundo como que no está “bien repartido” ¿Por qué ir a rasparse “eso” delante de todos nosotros…?
- ¿Pero mi compadre no le dijo nada?
- ¡No compa, no le dije nada!
Pero de que me dio coraje…
¡Me dio y mucho coraje!
Y así pasan las cosas en nuestro mundo.
- Por eso es que ¡los matan!

- ¡Por eso mi cumpa!

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