“Por: Los
Cedros”
Transitaba en una de esas tardes
frescas y agradables por la avenida “Los Cedro” y en
la medida que voy recorriéndola,
comienzo a notar que el número de personas que por allí transitan va
disminuyendo en forma vertiginosa.
Y algo muy curioso, el clima se hace
mas acentuado, sin embargo eso no es lo
que mas me llama la atención, sino el cambio tan drástico en su follaje.
Y es que hasta hace muy pocos minutos,
el sol era mas potente, pero se me hace que su intensidad va disminuyendo (se
lo achaco a que la tarde va cediendo y en su lugar comienza a aflorar la luna,
por alguna parte y viene reclamando su poderío.) esto lejos de amilanarme me
está “reforzando” mi intención de seguir por esta misma ruta.
Me he desviado a la entrada del cementerio
de esta hermosa ciudad de Maracay sin
embargo; no es mi finalidad inicial entrar, tan solo forma parte del paisaje; ya que
dirijo mis pasos mas bien hacia la avenida Aragua (la cual está bastante
distante de allí) y como buen transeúnte giro mi cabeza hacia su entrada -la cual he notado que está llena de gente,
las cuales veo que unas entran como
también otras que ya salen, pero detallo que hay otros que allí están laborando,
vendiendo u ofreciendo sus distintos productos a todo el que por allí
pase- y me llama la atención un señor
que apenas me visualiza, a mí se me dirige diciéndome…
- Yo le puedo servir de baqueano sí me lo permite…Claro está si el señor así
me lo permite… - Su repentino interés me saca de mis pensamientos en los cuales
me deleitaba y al instante le respondí…
- ¿Baqueano…Y para qué he de necesitarlo…?
– El buen ofertante no me miró, sino que
me señaló hacia difusas partes y al instante me replicó…
- …En los caminos de mi Buen Dios…No
todo está permitido…Hay hileras que conducen a Senderos… ¡Pero! los hay que también conducen a despeñaderos… ¡Y! Sería muy sabio mi buen ciudadano, si por mí
se deja conducir… - Quedé atónito por su forma de hablar, pero en algo me
encantó y para ser mas franco me dejé arrastrar por tan agradable sonido de su
voz, la cual me presagiaba que en nada
perdería si acudiese a su llamado y me dejara por él arrastrar, a lo que le
agregue…
- ¿…Y para dónde me habrá de llevar el
buen caminante?
- Por los caminos del Bien y del
Saber.
- ¿Y cuánto me ha de costar?
- Lo que Su Merced tenga a gusto dar.
- ¿Y cómo cuánto será? – Le pregunté.
Y él sin mirarme, resolvió…
- No es Oro ni Plata, lo que a mí me
llama. Es mas bien el placer de con usted andar. – Recuerdo que en ese preciso
instante pensé: “Buen arrimador será, ¿pero a dónde me querrá llevar?
- ¿Le causa placer andar con un
extraño, como yo…?
- En nada es extraño y pronto lo
percibirá.
Y
nos morimos por servirle, deje en consecuencia de dudar, adéntrese y no lo lamentará.
Mundos nuevos presenciará.
Horizontes nuevos ante su presencia se abrirán.
Que aunque lejos cree estar…Muy cerca lo tendrá.
Deje usted de dudar, y abrase con intensidad a nuevas aventuras por llegar. – Sin duda picó mi curiosidad y ya casi sin argumentos…
Que aunque lejos cree estar…Muy cerca lo tendrá.
Deje usted de dudar, y abrase con intensidad a nuevas aventuras por llegar. – Sin duda picó mi curiosidad y ya casi sin argumentos…
Le hice señas para que me indicara por
donde deberíamos comenzar.
(…Pero… ¿Si nunca me ha de mirar…Cómo
es que vio mi seña afirmativa…? Misterio he de descubrir…)
El buen ser, procedió a
deslizarse hacia los adentros…
Pensé que me llevaría por las mismas
vías, pero cuál fue mi sorpresa cuando abriéndose camino por entre unos
arbustos (los cuales no había visto nunca) se deslizó haciéndome señas de que
guardara silencio.
Al principio sentí varias dudas y
estas fueron:
“No conozco este sendero”
…Y otro…
“¿Por qué me hace la seña del
silencio, mientras andamos…?
Pero en verdad, mi curiosidad me
consumió mis resistencias y deseche esos pensamientos.
¿Total? ¿Qué importancia habrá ante un tremenda
posibilidad de conocer nuevos mundos…?
Era aun de día y consideraba que daba
tiempo para emprender esa agradable aventura.
Pronto se divisó ante mí…Un nuevo
panorama.
Quedé abrumado. Extasiado. Me costaba
creer…
Y maravillado exclamé…
- ¿A dónde me ha de llevar?
- A nuevas creaciones para usted…
Y le garantizo que de allí, jamás
querrá salir.
Elementos de vida. Instancias de aventuras.
A estáticos sitios dentro de una cobertura
armoniosa de milagros por ocurrir y que se suscita de una forma vertiginosa y
de la cual en forma de caracol nos pueden transportar tanto para arriba como
para abajo. – Por momentos me desconecté de la narración de mi improvisado
guía, ya que dentro de mi se desarrollaba una guerra sin cuartel.
Porque… ¿En dónde estaré…? …Y sin querer queriendo estaba empezando a renovar…A innovar…Y mi inquietud
se fue reflejando…
Ya que recuerdo que por la entrada
principal del cementerio, que da con la avenida Los Cedros (en una de sus esquinas) andaba y de repente
me encuentro en un espacioso mundo, en el cual no reconozco nada.
De atmósfera somnolienta y de andar
lento.
Pareciera que el viento suave repiqueteara por aquellas laderas, por aquellos lares.
Pareciera que el viento suave repiqueteara por aquellas laderas, por aquellos lares.
Todo en espejismo se me presentaba.
Extasiado me encontraba, mi asombro no podía ocultar.
Extasiado me encontraba, mi asombro no podía ocultar.
Recuerdo que veía muchas personas,
multitudes que transitaba por allí, pero ninguna andaba pendiente de su
entorno. Era como una vía muy transitada, centenares y quizás miles de miles.
Agudicé mejor mi visión…Abrí todo lo
que pude mis dos faros…
¡Contemplé figuras muy borrosas!
Pero algo en común tenían…
¡No logré verles sus pies…!
¡Contemplé figuras muy borrosas!
Pero algo en común tenían…
¡No logré verles sus pies…!
Mi angustia apareció…
¿Por qué…?
¿Por qué…?
Estaba anonadado y perplejo.
Me costaba creer lo que veía.
Y pensé en ese momento…
Y pensé en ese momento…
¿Estaré aun en Maracay…?
No recuerdo haber transitado mucho
tiempo…
Como tampoco cansancio tenía…
Luego, ¿cómo he llegado hasta aquí…?
Luego, ¿cómo he llegado hasta aquí…?
Mis dudas se precipitaban y ya no
recuerdo seguir escuchando a ese parlante anónimo que me servía de guía y que
me abrió esas compuertas que sin saber, ni querer he trascendido.
Una honda preocupación embargó mi ser,
sombras de intensas inestabilidades obnubilaron todo mi panorama…Comencé a
inquietarme…Y el hombre así lo notó y me dijo…
- Si el Buen Ciudadano inquieto
está…Puedo desandar lo ya andado y a su lugar de origen retornar…Usted me dirá…
- El conductor no me miraba -en ningún
momento lo hizo- y en ese instante de
incertidumbre me hizo llegar…
- No todos los llamados…Habrán de
acudir.
Ni a todos licito le será…Mejor que
mejor, a su lugar lo he de llevar… - Y diciéndome esas palabras…Y ¡Saz! En menos de un tic…tac.
¡Me sentí nuevamente en el Portal de
la Entrada del Cementerio! Apesadumbrado quedé.
Un mareo horrible atenazó mi cuerpo y
pronto estuve por caer, pero alguna mano amiga
-la cual no vi- impidió que
cayese al pavimento.
- ¡Gracias, gracias! – Dije al
instante.
Pero cuando me hube recuperado
completamente -lo cual duró unos
segundos- quise agradecer a esa mano
amiga que en el momento mas indicado impidió que me diese un “tortazo”, pero a
nadie cerca logré ver.
- …Pero si hace unos instantes esto
estaba repleto… ¿A dónde se habrán ido…? – Y por mas que miré y re miré a todos
los lados… ¡A nadie mas vi!
- ¡No lo puedo creer! – Me dije
desconsolado- ¡Qué soledad tan espantosa, que hiere mi ser!
Estaba solo en toda esa periferia…
¡Y ni un solo carro transitó por ese lar!
Y esa soledad me fue proverbial…
Íngrimo sentir me hizo. Contrariado
quedé.
Esa es una vía muy transitada…
Pero en ese momento… ¡Solo el viento
soplaba!
Ecos profundos y sinuosos me
bordeaban.
…Ante todo esto, con miedo extremo
pensé…
¡Mejor me marcho de estos lados y sin
volver a mirar mi camino he de seguir!
…Y eso me tocó hacer. Lo confieso sin
desdén.
Marché lo mas rápido que mis piernas
pudieron y no me detuve hasta que llegué a la avenida Aragua.
Y al llegar, sudoroso y muy temeroso me sentí muy calmo.
Y al llegar, sudoroso y muy temeroso me sentí muy calmo.
Otro mundo he atravesado.
Nunca podré entender ¿si era menester…Seguir
allí o correr…?
Gracias a Dios…Que no lo he lamentado…
Pero es mejor que me vaya a mi casa…
Y mientras mas rápido llegue… ¡Mejor
me será!
Desde ese entonces, he resuelto no
volver a caminar de tarde por esos lares…
Mejor es que dé una vuelta y bordee
esa entrada…
En la que distraídamente entré y de la que ¡Gracias a Dios! Salir logré…
En la que distraídamente entré y de la que ¡Gracias a Dios! Salir logré…
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