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“Coro”
“Los ceretones”
Relato de misterio, leyenda urbana…
Mi anfitrión…Nuevamente afloró su sonrisa
mientras estrechaban sus botellas de licor.
- Le contaba acá al amigo… ¿Cómo es que es tu
nombre? ¡Cónchale debe ser “agarrado” porque nunca me recuerdo de tu nombre!
- Adrián. – Le recordó en el acto el recién
llegado mirándome en el acto y diciéndome…- ¡Tremenda referencia puede dar de
ti! ¿Y cómo se te va a olvidar el nombre del amigo chico? ¡Esa es una ofensa, y
recuerda que nosotros los coreanos nos distinguimos porque tratamos muy bien a
nuestros amigos! ¡Máxime si es nuestro invitado!
- ¡Cierto, cierto! Lo que pasa es que ese tu
nombre, no es tan común -digo entre
nosotros- ¿verdad camarada?
- Es cierto. Pero mientras sea tu invitado… ¡El
respeto debe imperar! – Y hablándome directamente me dijo. - ¡No le hagas caso!
porque allí donde tu lo ves…
Él tiene mas de ciento cincuenta años…
¡Y ya se le están olvidando las cosas! – Todos
los del salón exclamaron gritos de sorpresa
-y yo que pensé que nadie mas nos escuchaba- pero no, todos tenían uno de sus oídos
prestos a los relatos del amigo en cuestión.
- ¡Y lo mejor! ¿No se lo cree, verdad tú…? –
Entendí que todo era en broma y me uní a su festejo.
Nuevamente estrechamos las cervezas y de
inmediato Miche le hizo una nueva seña al dependiente…
- ¡Si tres! – Nuevamente la operación anterior y
de nuevo guardamos silencio hasta que el anciano anotara el nuevo monto y
recogiera ahora tres botellas vacías.
- Le contaba Gonzalo al amigo…al amigo…Bueno le
contaba lo de los brujitos que se “convierten en pájaro” y se posan en las
ramas…
- “LOS CERETONES” – Se escuchó clarísimo. Una
voz de ultratumba…Como un eco, y por lo que pude ver…Nadie asumió su autoría.
Con mi mirada le pregunté a mis compañeros de
tragos…Pero se hicieron “los locos”
Gonzalo tan solo dijo a manera de comentario…
- ¡Vacié…!
- ¡Ah mundo…! – Remató el mismo eco. Ninguno se
hizo el aludido, apuraron su trago y miraron hacia abajo…
- ¡Los ceretones espían a las chicas lindas y
bonitas de Coro! …Salen en noche
oscura…Se amparan de lo profundo, inhóspito… ¡Allí es cuando atacan!
¡Y eso es rigurosamente cierto! Y es que se han
conocido casos en los cuales, hasta las secuestran,
- ¿Entonces la cosa es en serio?
- ¡Así mismo Adrián! – Afirmó el educador en su
correcto hablar. – Y lo mejor es que “someten” a la mujer y la hacen que haga las
cosas mundanas que de ellas esperan… - Y mientras relataba con tal exactitud y
decoro, que en mis pensamientos hasta
llegué a pensar… “Ojalá pudiera dominar a mi mujer y hace que me obedezca ¡en
todo!” ¡Claro en mis pensamientos…Soy el
dueño…Je, je, je…! – Pero mis
pensamientos fueron interrumpidos…Debía prestar atención a todos ellos.
- Es mas hace poco, los muchachos descubrieron
a uno de ellos… ¡Y lo cazaron! Lo persiguieron…
¡Y a piedra lo tumbaron y lo remataron cuando
cayó en el suelo!
¡Allí mismo quedó! y cuando estaba en los
estertores de su muerte…
¡Se transformó en un hombre!
¡Lo juro por la salud de mi madre! – Me afirmó
el hombre mientras se santiguaba y se besaba sus dedos que hacían la señal de
la cruz, el de la universidad aligeró su trago y de inmediato alegó…
- ¿Ese fue el mismo caso que se dio por “Los
Tres Platos”? (Porque ese ¡sí que fue ciertísimo!)
- No Gonzalo, ese fue otro caso. ¿Viste que no
te miento? – Me dijo con su cara de lo mas serio.
- El que menciona el profe se dio hace…Como
seis meses. ¡Y todos aquí en este pueblo lo supimos!
Pero el caso que estoy narrando se dio por los
lados de la avenida “Rusbelt” -¿Así se
pronuncia, cierto?-
Por los lados del banco de Coro…Cerquita de
dónde estamos… ¡Mira se me espeluca el cuerpo!
- ¡Ya me
recuerdo! – Asintió el educador, mientras otros que estaban bebiendo produjeron
un grito de emoción y uno de ellos gritó…
- ¡Yo mismo vi el cuerpo del brujo! Porque
cuando cayó era un pajarraco grandote… ¡Así de grande! – Afirmaba extendiendo sus brazos- ¡…Pero cuando cayó! en medio de un charco de
sangre…
(¡Sangre negra… ¡Sucia y maloliente!)
¡Era el cuerpo de un hombre, como de unos
cuarenta años! ¿Alguien de aquí duda de
mí…?
¡Porque yo lo vi, y a mí nadie me viene a echar
cuento alguno! – Todos se unieron al relato a pesar de que no estaban
invitados.
Pronto Miche levantó su mano y le indicó al
mesonero…
- ¡Trae tres mas una para el caballero aquí
presente!
- ¿O sea…Cuatro?
- ¡Exacto! – Y volviendo a mí me exclamó-
¿Todavía lo estás poniendo en duda? – No me quedó mas remedio…(Tuve que
asentir… ¿Qué podía hacer?)
Me encontraba cercado, puesto que en el acto se
acercaron dos mas, afirmando y jurando por la salud de sus madrecitas, que todo
eso era cierto.
El amigo volvió a levantar su mano e
indicándole al hombre de la barra…
- ¡Trae dos mas para estos nobles caballeros!
- ¡Es cierto, y lo juro! ¿Verdad tú? – Le
preguntaba a su “ya mareado compañero”
- ¡Lo certifico! Por cuanto -aunque no estaba en “primera línea”, estaba
detrás de este y si él dice que ¡así fue! ¡Pues así es, lo certifico! – En un
momento ya el grupo se había agigantado…Nuevos testigos se sumaban en esa
contienda. (Cada uno traía su botella y la sumaban a la cuenta nuestra…)
Tuvimos que ir abriendo el cerrado circulo que
en principio era de dos…Cuando llegó el erudito…Tres y ahora… Tres mas y por lo
que estoy viendo…
¡Todos querían servir de testigos! Cinco,
Siete…
Y se iban sumando a granel…
Una y otra vez el amigo levantaba su mano, y
ordenaba trae mas, otra ronda…
¡Apúrate que se me está calentando!
(Aquello se me estaba asemejando a un festín
que no tenían fin…De repente todos allí me querían convencer…)
¡…Mejor me voy, porque a la hora de pagar…!
Belbaltodano.-
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