“¡Segunda! Carta a San
Nicolás”
¡Querido Santa!
(¿Te puedo llamar así…? Porque oigo que todos te llaman así
y no veo que te moleste.)
Te escribo nuevamente yo, ¿ya sabes quién soy? -no
puedo creer que ya te hayas olvidado de mí-
Me pusieron el nombre de: Sebastián. (¿Ya te
olvidaste? ¡Me cuesta creerte!)
Y ya sabes que vivo en mi casa, con mi papi y con mi
mami.
(Y Pedrito también.) ¿Ahora si te recuerdas?
Y te escribo nuevamente porque ya han pasado unos cuantos días
y nada de que te apareces.
Recuerda que tú me ofreciste (porque así fue, yo estaba muy tranquilo y
viniste a calentar mis orejas…) que me ibas a traer todos mis regalitos de
fin de año.
Y promesa es promesa ¡y se cumple! (…Es mejor que me cumplas…)
Si ya sé que no es el momento, pero me quise adelantar
para que no se te vaya a olvidar.
Mi mami como que se ofendió con la primera carta y
me dijo:
¿No crees que hay muchos niñitos mas necesitados que tú?
“¿Y tú crees que San Nicolás es millonario?
-No le respondí, porque la vi muy molesta, pero entre tú
y yo, ya sabemos que lo eres ¡y mucho!
Así que vamos a dejar esto solamente entre tú y yo.
(Aunque a ella le prometí que te enviaría una nueva
carta, pidiéndote muy poquitas cosas. –pero lo hice para que se quede quieta- Pero ya lo sabes…
Es mejor que no le hagamos caso –y quede entre los dos-
¿Ok?
(Somos hombres y nos entendemos)
Y ya que aclaramos ese punto, pasemos al otro –que es mas
importante-
Perdón quiero reiterarte mi invitación -pero no te tardes mas- mira que me urge
recibir mis regalitos.
(¡Porque me los gané! ¿Ok?)
Mira que todas las mañanas me levanto para ver si ya los
trajiste ¡y nada!
¡Ah y algo muy importante!
En mi casa no hay chimenea.
Así que es mejor que me llames antes -¡no se te ocurra!-
dejármelos en la puerta.
(¡Hay muchísimos ladrones!)
Es mejor que yo mismo lo reciba –no importa que tú no
vengas- pero envía a alguien lo mas urgente posible.
¡Por favor, por favor no me olvides!
Y recuerda que estás beneficiando a un niñito que carece
de recursos.
Y que se está portando cada día ¡mejor que nunca! Me consta.
¡Y que me los merezco!
(Además cuando hable con papa Dios, le voy a hablar muy
bien de ti -pero para eso tienes que
traerme los regalitos antes, así que es mejor que me cumplas tu palabra-
Porque si no lo haces…Tendré que
denunciarte con papa Dios -y estoy
seguro de que no le va a gustar que no cumplas con tu palabra-)
Me tengo que despedir, pero antes déjame decirte que en
mi primera cartita no te mencioné nada de dinero –para mí- pero si me traes “algo” (Y cuando digo:
“Algo” no es para que me traigas miseria…Recuérdate ser bastante “generoso
conmigo” ¿Ok?) yo no me molestaría y es mas hasta sería capaz de contárselo
a papa Dios, para que te felicite ¡por
tu buena acción!
¡Ah y se me olvidaba confesarte!
Pedrito, ¿te recuerdas de él?
Por eso ni te preocupes.
Recuerda que esto debe quedar solamente ¡entre tu y yo!
No te olvides de lo mío y no te tardes mucho, a mí no me
importaría que me envíes esos regalitos de ser posible: ¡Hoy mismo!
Santa yo te quiero mucho…Pero tienes y debes cumplir todo
lo que me ofreciste.
¡Tráemelo rápido por favor!
Se despide de ti, el niño que está urgido por mis
tus regalos.
¡Ya sabes, me llamo: Sebastián!
Y vivo en mí casa, como
siempre.
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