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“Cuando las palabras no llenan mi vacío”


En la ensoñación de mi designio, pienso y analizo que después de todo,  mi paso en vano no fue…



Hoy en día contemplo desde mi lejanía como van creciendo mis pequeños retoños que de mí provienen, de ellos  que en unos instantes de mí, emergieron ¡qué ardiente sensación me embarga, todo me reluce en todo su esplendor!
No quepo en este cuerpo que ya se me está poniendo cansado, que las muchas penas ya hacen su mella en él,  ya no me responde tal como en antaño lo hacía…Mucho pesar me agobia, pero he de seguir con mi faena…
Los contemplo; son unos infantes, su inocencia, el gozo, la  espontaneidad en sus juegos constantes me embelesan…Los tiempos son una exhalación y  me son una minucia, quisiera mimetizarme en ellos, disfrutar cada instante y permanecer así por el tiempo imperecedero y en ese lenguaje que me agobia…Me deja perplejo… ¡Estoy en el edén!
Clamo a mis descendientes, ya que no logro entender esas lenguaradas que me lanzan…Me agrada el que de mí se ocupen…Me gritan, me jalan, conmigo se ríen, se alegran de mí presencia y con constantes hechos así lo demuestran…
Ese griterío al cual he sido ajeno, he estado “sumergido” en otros mares y en allende sitios, que ingrato he sido al no cuidar lo que mío es…Por principio y por tenencia, que me provoca esa sensación de impotencia…Pero me sumo a esa sublime emoción que rompe todos esos moldes de estrechez y de moldura, ¡fuera de mí y déjame disfrutar lo que por herencia es mío!
Cuando sólo me encontraba, nunca pude concebir esta realidad tan palpable…Siempre arando en estrechez y en tierras extrañas…Pero tan lejana en mí que nunca la pude cuantificar tal como en estos momentos se me presenta...Y en esto me embeleso y mi complacencia es tal que ya no me deseo alejar…
De mis constantes sueños, de mis desvelos y de tantas y tantas vanas ilusiones,  de fragancias de muy difusos aromas  que obnubilaron mi futuro, ya la venda en mí no surte su efecto, ni la tolero ni dispuesto a estar o seguir por otra senda que foránea de mí sea…
Hoy se complacen mis sentidos…Mi vista, mi olfato, mi pertenencia…Todo se ha aclarado, ya no es justa la amargura ni mi extravío,  mí camino despejado está…Y por ese sendero seguiré y aunque mi cuerpo acá no desee estar…Yo sí que lo haré, es posible que mi presencia de este dulce lar me sea arrebatada…Pero persistiré…Una y otra vez…No me volverán a vencer…Asimilaré y lo redondearé…
Ya  mi visión no se me nubla, cansado y agotado estoy, pero es que  mis ensoñaciones provienen de mis ilusiones, y a ellas me apego con toda mi intensidad.
¿Puede existir algo mejor a esta plenitud…? En contadas ocasiones he disfrutado de esto, pero hoy ha sido la decana…
Creerlo me cuesta. No caben en mí ser, y es que al aspirar y expirar se engrandecen en mí…
Escuchar sus sonrisas, verlos jugar en su inocencia,
me siento realizado, y aunque no los veo en sus diario vivir, por lo menos me satisface el saberlos muy unidos, compartiendo sus sin sabores, su constante ir y venir…
Gracias multiplicadas por millones y tetra millones… ¡Qué satisfacción me da! Y es tanto y tanto mí placer…Que me complace hasta el simple respirar. Qué paz. Qué quietud que en medio de tanto alborozo se complace mí ser… ¡Gracias, gracias! Y es que he vivido para descubrir que en medio de tanto y tanto llantén…Este oasis es para mí y me sume en ese estado tan sublime que deseo que se me eternice…Ya pertenecen a ese extraño y árido mundo en el cual creía pertenecer…No. Nunca mas volverás a entristecer y a llenar de luto triste y cruel, lo que alegre está. Esas risas. Ese llorar. Esa pertenencia que me era extraña, se me ha hecho una sublime eternidad…A la cual jamás volveré a dejar.
   
Bernardo Enrique López Baltodano – belbaltodano.


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