“Después
de mí… ¡Nadie mas!”
“Para amar lo que
hace falta es… ¡Amar!”
…. Desde…2. 014….
…Esta
novela viene desde…Búscalo y lo encontrarás.
Los
presentes estaban cuajados de la risa. No esperaban esa salida, tan espontanea
y vistosa del amigo.
La
hilaridad era contagiosa, cuando parecían que cesaban, al mirar la perpleja
cara de Miguel, volvían con más fuerza.
-
¿…Y ahora qué…? ¿Tengo cara de payaso o de qué? ¿Se están mofando de mí?
¿…Acaso
estoy de bufón privado…Solamente para ustedes…?
¡…Ya
está bueno…Ya está bueno…!
¡Búsquense
a otro payaso!
¿Soy
un polichinela de ustedes…?
¡A
vaina, pues!
Y
éste no hallaba qué actitud asumir.
Pero
su rostro era una evidencia, más que gráfica de su enojo, al sentirse burlado
en su buena fe.
Tardaron
varios minutos de jolgorio y de alegría espontanea.
-
Bueno, yo creo que es mejor que nos enseriemos.
¡Ya
está bueno de agarrar a Migue, como nuestro jarrón de bochinche!
¡Dejémonos
de ésta bullanga!
¡Ya,
fuera esta algarabía!
Marisela,
intentaba que se acabara ese jolgorio. Pero, aunque lo intentaban, les costaba.
Poco
a poco. Se fueron apaciguando las aguas.
Y pronto recuperaron su serenidad.
-
¡YA! ¡YA! – Insistía cada vez, con mayor intensidad.
A
los pocos minutos. Y como por arte de magia. Cesó la algarabía.
Y
se restableció nuevamente la paz y la armonía.
-
Aprovechando que está llegando mi Alcides, me gustaría que él mismo, nos
narrara un episodio, que seguramente, muy pocos de ustedes no conocen. ¿Les
gustaría escucharlo?
-
¿Sobre Gersy? – Preguntó Adriana.
-
…Tiene que ver con ella. Pero lógicamente se trata de otra de las correrías de
su ilustre maridito.
¿Te
recuerdas, amor? – Le preguntó muy solicita a su esposo.
-
¿Cuál…La última de sus “Aventurillas”?
-
Sí, mi amor. Cuéntale, lo que me contaste hace poco…
Alcides,
observó detenidamente a su esposa Marisela. Y ésta le sostuvo su mirada y lo
invitó con gestos para que arrancara con su relato.
-
¡Hola a todos! No había tenido tiempo de saludarlos. – Arrancó, una vez que su
esposa le dio el derecho de palabras.
Y
de inmediato, le contestaron su saludo de bienvenida, y se colocaron en
posición de escucha atenta, al relato en cuestión.
-
¡Arranco entonces! ¿Se recuerdan, lo que pasó en la última vez, en la clínica?
-
¿Hace poco? – Le preguntó Adriana, tratando de recordar.
-
Sí. ¿Quién de ustedes se recuerdan de la chica, que estaba sentada en la sala
de espera?
-
¡Ah, sí! Yo me recuerdo…Qué se la llevó… - Precisó Miguel, al recordarse de
aquella escena.
-
¡Exacto! El mismo Román, me llamó a mi celular y me invitó a tomarnos un
refresco y para echarme el cuento.
....Continuará....
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