“Conversaciones con don Carmelo”
¡La vida…! ¡…La vida, mi “querido saltamontes”!
Nov…17…2.014.-
(Pero en esta ocasión no
podrá ser. Es obligante que siga con esta saga tan aguda y espeluznante…)
¡Para ser alimento de las
alimañas!
…Porque como te he dicho
en diversas ocasiones: ¡De que vuelan…Vuelan!
…Y en nada estoy
“exagerando” (es posible que tú lo estés pensando en este momento.)
Y es menester “andar
siempre: ¡Mosca”! ¡Despierta carajo!
(Y no como tú que te la
pasas con: “la boca abierta” ¡Cierra esa boca! carajito…)
- En qué dilema que lo
metieron. – Accedí ya que no le conseguía lógica alguna.
Me puso a pensar: ¿Cómo
una dama se le declara así por así a un extraño?
Y es que… ¡me he rebanado
los sesos!
¡No puede ser posible
esto!
¡No le consigo lógica
alguna!
Y menos aun a sabiendas
de que tiene guarda-espaldas. ¡Y no uno…!
¿Quién sabrá cuántos
son…?
¿Está loca? ¡De perinola!
Como para internarla ¡ya mismo! en casa de los desquiciados.
O el loco era este
“ingenuo señor” las arrastra y luego ¡las remata!
Bueno el buen fabulador
interrumpe mis “ingenuos pensamientos” y debo trancar acá para ponerle la
debida atención…
- ¿…En dónde…En dónde…? –
Lo vi nuevamente “atorado” en sus múltiples “enajenaciones mentales” y pienso
que esto es propio de él, debido a su muy avanzada edad.
(De repente se queda
hablando solo.)
Era cómico verlo -y yo lo disfruté a mis anchas- pero después de verlo trancado en sus propios
“adentros” ya comienzo a cansarme y es cuando decido ayudarlo a salir de su
“atoramiento” y le sugiero…
- …Recuerde que me estaba
narrando lo de esa bellísima damisela…
- ¿De qué damisela me
estás hablando, muchacho loco?
- …Bueno de la que…
- ¡No estoy en esa
historia ahora!
- ¿Y en dónde…?
- ¡Que me estaba
preguntando a mi mismo…Algo que no es de tu incumbencia!
¿Ok?
¿O es que ahora te la
estas “dando de brujito baratico!?
- ¿…Brujito baratico…?
¡Ahora si que me dejó botado!
- ¿Botado…Yo? ¡Exijo una
explicación!
- No se me enoje don
Carmelo, ¡no se me atolondre!
- ¿Y en que “guarandinga”
me quieres meter?
- …Bueno como lo veo
trancado en eso de: “¿…En dónde…En dónde…?
Y lo estoy viendo que
está todo apuradito, pues quise ayudarlo…Pero…
- ¿…Y qué es “eso”…Acaso
me quieres decir que estoy: “periclitado”…?
- ¡Ni Dios que me
permita! Jamás por mi mente podría pasar algo ni siquiera parecido…
- ¿Entonces qué? – Me
miró en una forma retadora y por la posición que asumió con su cuerpo, ya
pensaba que me lanzaría un golpe…
En consecuencia preferí quedarme
tranquilo y dejarlo que vaya hilvanando sus ideas en la medida de sus
posibilidades…
- Cuando me quedé
pensando y dije:
¿En dónde…En dónde…?
Me quería referir a otra
cosa ¿y qué vas a saber tú?
¿Acaso te la estas
tirando ahora de “adivina, adivinador”?
- De ninguna manera.
- ¡Ah mucho cuidado
conmigo! Mira que mas cuerdo que yo… ¡No lo eres tú! ¿Ok? – Le asentí con la
cabeza, pues preferí omitir palabra alguna. Me miró de reojo, en varias
ocasiones y cuando ya se percató de que todo lo tenía arreglado, continuó así…
…Esta
conversación continuará…
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