...Relato...Y sigue siendo Jueves...06-Nov

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“Encuentros entre amigos”

Hoy me he encontrado con mi amigo Carlo, realmente teníamos mucho tiempo que no nos veíamos y ni siquiera habíamos hablado por teléfono –como usualmente hacemos- pero bueno son esos tipos de encuentros en los cuales lo sorpresivo es lo que impera.
Y me lo conseguí de la forma mas inesperada, pues estaba caminando y caminando, sin llevar un rumbo fijo, tan solo por el placer de despejar mi mente, cuando en una esquina nos vimos  –es mas, él fue el que primero me captó-  y en su forma muy clásica de él mismo me saludó de la siguiente forma…
- ¡Epale Carlos, amigo mío! ¿Cómo estás? – En verdad que me sorprendió  -no esperaba tan grata sorpresa- y casi al instante volví mi mirar y fue cuando lo vi.
Rozagante y siempre con su sonrisa a “flor de piel” y se encontraba con su inseparable esposa Tamara,  la cual se unió a su pareja con una amable sonrisa, a lo que me encontré precisado a una respuesta oportuna…
- ¡Hola! ¿Cómo está esa parejita tan bella y feliz?
- Bien. – Me respondió Tamara, adelantándose a su marido.
- ¡Te hemos estado observando desde la lejanía…!
- ¿Cómo así…?
- Estamos viéndote desde que apareciste por aquella esquina. – Me adelantó Tamara, señalándome la última esquina en que me vieron aparecer.
- ¿No te habías fijado? – Me preguntó Carlo con una sonrisa perenne en su cara. Me quedé confuso y le respondí…
- No. No. La verdad es que he venido muy concentrado.
- ¿Y en qué mijito? – Me preguntó él.
- En cosas. En situaciones. Tu sabes, siempre nos encontramos inmersos en situaciones, en cada caso…En fin. La mente es libre y divaga y divaga.
- ¡Eso es muy cierto! La mente nos lleva a estadios y situaciones en las cuales ¡ni cuenta nos damos! Y por eso es muy bueno “educarla, controlarla” ya que al parecer es ella la que nos zarandea de un sitio a otro.
Fíjate uno debería tener como norma…Controlar nuestros pensamientos en cada instante…Me refiero a que uno debería estar siempre “con la guardia en ALTO” para poder mantener el control sobre nosotros mismos y esa mi querido amigo es una lucha constante. Permanente y siempre presente. – El amigo Carlo es “un filósofo” y en cada ocasión así me lo demuestra, pero por alguna razón   -que desconozco-  siempre se me olvida.
- …Ciertamente Carlo. Es muy cierto.
¿Pero qué podremos hacer…? ¡Ella siempre está al acecho! Y se nos aparece cuando menos la esperemos y es que nos lleva “a su propio terreno” y cuando te vienes a percatar… ¡Zas te tiene atrapado!
- Carlos “nunca se puede bajar la guardia” y eso te lo tienes que grabar. Por ejemplo ahora. Tu venías tan absorto en “tus elucubraciones” que ni cuenta te diste que ese tipo que viene por allá… - Y me dijo señalándome a un individuo que trataba de camuflarse “viendo” una vitrina, cuando a todas luces demostraba que no estaba pendiente de eso. Yo volví mi mirada hacia la dirección señalada y lo vi  –en verdad, lo reconozco-  yo venía ni pendiente de ese pequeño detalle.
- Ese tipo te ha venido siguiendo. ¡Y fue Tamara! La que me alertó de tu presencia y a ella le llamó poderosamente su atención pues vio la insistencia de esa persona…Y por lo visto ¡te ha estado siguiendo! ¿Y te diste cuenta de eso…?
- No. No. He venido en “mi propia nube” – Se los dije a manera de disculpa, pues me dejaron desarmados.
Y es que en verdad en ese preciso instante en que me demostraron en la situación en que me he visto envuelto un frío intenso me recorrió por toda mi espalda.
¿Me horroricé? ¡Pues claro que si! Y hasta me dije a mi mismo  -¡tengo que poner atención a mi entorno!-  pocas veces me he sentido desprotegido… ¡En verdad que no!
Y para ser “sincero” por lo menos conmigo mismo…
¡Siempre he sido así! Despistado. Y si he de ser sincero; pues me lo confieso: ¡Soy un despistado!
- ¡Qué broma chico! Eso me pasa por andar envuelto en mis propios pensamientos. ¡Gracias a ustedes que me están haciendo ver, y con ejemplo, mi proceder!
- ¡Dales las gracias a Tamara! ¡Ella se percató primero que yo!
- ¡Gracias amiga!
- Carlos yo siempre ando pendiente. Y eso que te lo diga Carlo, pues siempre se lo ando recriminándoselo. Él también es así. – Y volviéndose a su propio marido se lo hizo destacar- ¡Así mismo eres tu! Y no me vengas a decir ¡que no!
- ¡Es cierto Carlos! ¡Es muy cierto! Y mi linda y bella esposita dice la verdad ¡con todo derecho! Créelo ¡que así es!
- …Bueno en ese caso: ¿Un conejo llama orejón a un burro…?
- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Así es! ¡Ella es la única que tiene los méritos suficientes como para recriminarnos y hacernos ver en el error en que incurrimos!
- ¡Gracias Tamara! – Me adelanté nuevamente.
- Pero en verdad  -y ahora fuera de chanza-  uno debería estar “¡siempre mosca!” ¡Alerta! Porque los “por sí acaso”
Son los que siempre andan al acecho. Siempre pendiente de que bajemos nuestra guardia y ¡zas! nos aprehenden como suele suceder.
Y no te creas Carlos  -¡también estoy en esta lucha!-  pero no hay que desmayar nunca.
Siempre alerta. Manteniendo la guardia ¡en alto!
Pendiente de todo  -tanto adentro de nosotros mismos, como afuera, en nuestro entorno-    mira que estamos rodeados de muchas: Hienas – Lobos disfrazados de “mansas ovejitas” (Como ese tipo que te venía siguiendo…Y fíjate que en cuanto se percató de que nosotros ya lo teníamos “avistado” que se hizo el “yo no fui”)
Y me hicieron reflexionar. Y tuve que admitirles que estaban en cien por ciento de razón.
- ¡Gracias a Dios, que ustedes estaban por estos lados y que se percataron de esto…! – Volví a mirar al individuo pero ya este estaba retrocediendo y haciendo el que no era.
Lo vi huir de una forma precipitada.
- ¿Te fijas Carlos? – Me lo hizo saber Carlo.

En efecto, el hombrecito…Se dirigía a otra dirección  -opuesta-  a dónde nos encontrábamos. 

Bernardo Enrique López Baltodano.-

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