...Cuidame de ellos...Solo el interés los motiva.


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   “Corto  en  relatos”  






“¡Ay las apariencias…!”








- En días pasados me encontré con Flavio y me dijo unas cosas, que me han hecho pensar, ¡ay las cosas de nosotros “los humanos”!
- ¿Y qué fue lo que te dijo él? – Le preguntó Carlos a Carlo, mientras seguía en sus faenas, pues se encontraba lavando su carro.
Carlo lo miraba con cierto desdén, pero al final accedió, de la siguiente forma…
- Flavio me contó lo siguiente:
“En el condominio del edificio en donde vivo, se hicieron las elecciones para elegir a la nueva Junta de Condominio, la cual comenzaría a regir al día siguiente.  –Eso pasó hace ya casi un año-
Asistimos como un ochenta por ciento de los co propietarios.
La gran mayoría, estábamos hastiados de tanta politiquería. Por lo que en el sentimiento de la gran mayoría, no deseábamos hacernos cargos de nada.
¡Allá los que se metan en ese “berenjenal”!
¡La política es sucia y degradante!
…Yo en lo personal  ¡no tengo tiempo para estar metidos en esos problemas! 
Por lo que votaría con el mayor gusto al que se someta al escrutinio de los vecinos.
Aunque era un “sentimiento general” el seguirle la pista…Ya sabes. ¡Allí se maneja todos nuestros dineros! ¡Y ya basta de ladrones!” – Yo le pregunté…
- ¿No están interesados en vigilar su propio dinero…? ¿Y prefieren que otros se los “administren” pero no quieren que los roben…?
…Después no se quejen…
¡Pero no los entiendo! – Pero él encogiéndose de los hombros omitió mis comentarios y continuó relatándome…
- “¡Estamos hartos de tanta politiquerías!
…Así que asistí a la reunión   -y como ya te dije-   allí nos encontrábamos mas de las tres cuartas partes de todos los que habitamos en esa comunidad.
El caso es que nadie quería lanzarse.
Porque en verdad, nadie deseaba meterse en esos menesteres. (Es muy sucia…La política.)
¡Pero a la final…Se lanzó la esposa de uno de los co propietarios!  …Y en el acto… ¡Todos votamos por ella!
Y en lo personal, ya fastidiado, ¡me retiré! – Se quedó callado. Noté que estaba muy molesto.
Y viéndolo así, le pregunté…
- Y si ya les resolvieron el problema de que una de ustedes se encargó de ese trabajo sucio…
¿Cuál es el problema ahora…?
- Sospechamos un inmenso fraude…
- ¡Pero si ya ha pasado casi un año! – Le indiqué.
- ¡Hemos descubierto que antes ni siquiera tenían dinero para pagar ellos su propio sustento!
¡No tenían en dónde caerse muertos!
¡Estaban en la peor de las carraplana! 
Ni siquiera pagaban su mensualidad.
¡Se la pasaban “pasando aceite”!
Ni para comprar comida…Y ahora: ¡Son ricos!
¡Desayunan, almuerzan y hasta cenan en restaurantes caros!
¡Se compran ropa y muebles nuevos! 
…Y no acepta que le hagamos una auditoria.
El edificio está sucio, abandonado.
No les paga a los conserjes. Estamos a punto de que embarguen a la Junta, no paga ni el agua, ni la electricidad del edificio.
No hay dinero para nada.  …Y ahora ¿Qué podremos hacer…? – Yo le escuchaba en silencio y me recordé de la intensa intolerancia que ¡todos ellos! Sentían por hacerse cargo de sus propias cuentas. Y se confiaron de una mujer, ¡que ellos mismos sabían que su marido estaba sin empleo fijo por mucho tiempo!
Y aun así…Se confiaron en ella.
…Pensé… ¿Se lo merecen o no…?
¿No fue culpa de ellos mismos, por qué quien es mas culpable…El mono o el que le dio la hojilla…?
…Y ahora “después de gallo muerto… ¡Qué recojan sus restos”! 
…No le respondí nada.
¡No vale la pena! ¡Eso es culpa de todos ellos!
No pueden culpar a nadie. Cada quien debe hacerse responsable de sus propios errores.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        




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