¡Cosas veredes Sancho!


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   “Corto  en  relatos”  







“En secreto…”








- En secreto debo contarte algo que con toda seguridad te causará sorpresa… - Edecio miró con cierto aire de picardía a Juan; y efectivamente logró el efecto ya indicado.
Con aire de sorpresa, se volvió ante su interlocutor y le indagó…
- ¡Esta bien! Cuenta, dime la verdad. – Teniendo ya la plena atención, se dio el lujo de tomar aire y darse el tiempo necesario para ordenar bien sus ideas.
- Ok, te voy a pedir una sola cosa…
- ¿Qué será…?
- Que se mantenga en el mas estricto silencio.
No deseo que le vayas a contar ni a tu esposa (¡Menos!), ni a nadie. (Nadie es: ¡Nadie!). ¿Ok?
- ¿Tan delicado es el tema…?
- Sencillamente es…Muy agreste, sensible, susceptible.
Y si me prometes no difundirlo, te lo voy a narrar.
Caso contrario: No. – El susodicho, pensó que era demasiada esa pretensión, pero no obstante la curiosidad lo intrigaba, por lo que le adelantó…
- Dale pues. Te prometo que me llevaré el secreto hasta la tumba…Después de allí no te prometo nada. ¿Es suficiente…?
- Ok. Arranco. ¿Te recuerdas de: Tomás…?
- ¿El que trabaja en la pescadería…?
- El mismo. Resulta que este hombre en cuestión, me echó el cuento de su relación con Juana, cuyo esposo Adrián es inocente.
- ¿O sea…?
- Si. Pero a su vez, él no quiere que su compañero de labores: Emilio, se entere.
Ya que este, también está en el “jújú”
El caso es que en este lio están implicados: Tomás y Emilio, pero hay un tercero: José.
¡Claro está!  …Una incógnita de tres bandas…
Ellos creen que lo mantienen en el mas “estricto secreto” (Ella es la única que guarda muy celosamente esta incógnita, este acertijo…)
Y a todas estas: Solo Adrián   -que es el esposo-   no sabe nada. Y de allí el misterio, puesto que temen que el marido se ponga engorroso,  ¡celoso pues! Y se ponga belicoso.
Por aquello del “honor de macho”
- ¡Por supuesto que sí! Yo por lo menos le pegaría un tiro a cada uno de esos pícaros, aprovechándose de “su supuesta amistad”
- Y lo mas curioso…Los tres van a su casa a visitarlo “a él” ¿Te imaginas que finalmente se entere de que es a su mujercita a la que están visitando…? -  Edecio prefirió no emitir opinión alguna, pero muy adentro de sí mismo, comenzó a elucubrar…
“¿Quién será el verdadero culpable de este quinteto…? Porque para mí, hay un solo inocente: El marido…Adrián.
…Pero Juan por su forma de narrarme el caso, asume que los tres son los culpables…
Y meditando me intriga… ¿Y ella…?
Muy inocente no es. Y es ella la única que gana en todo esto…Está además de su marido…Con tres mas. ¡Mansita la cristiana!
…Y sin embargo, si se entera el marido: ¡Tiene que “lavar su honor” con sangre!
! No digo yo que este mundo está como descuadrado…?”









© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        







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