Cachirulo…en acción…
II
Ya habían transcurrido unos días, después de aquel holocausto.
La vida continúa. Cada nuevo día nos trae las nuevas
expectativas, y al finalizar lo que nos
queda es descansar. ¿Pero cómo poder descansar, tras los hechos atroces ya
acaecidos?
Toda la comunidad estaba en vilo. La sorpresa los dejó
boquiabiertos y estupefactos.
Los vecinos circundantes…Estaban temerosos, por aquello de:
“Cuando veas las barbas de tu vecino arder…”
La familia victima de
todos los vejámenes, yacían destrozados. Y no era para menos. Cuando lograron
salir de la amnesia a la que fueron sometidos…Se encontraron con una muy cruda
realidad.
Y no podían negarla. Por más que se esforzaban en superar todo
aquello, no lo lograban hacer.
Y la policía lo único que
les respondía, era que estaban haciendo sus averiguaciones.
Que hay que tener paciencia. A la final esos hampones tarde o
temprano, caerían en sus manos y que el peso de la ley…
…Caería implacablemente sobre ellos.
- ¡No habrá perdón! Uno a uno, caerán.
- Hay que tener paciencia. – Le decían al patriarca.
Mientras tanto su esposa e hijas, estaban sometidas a
tratamiento siquiátrico y sicológico. Y todas sus pertenencias, simplemente:
Destrozadas.
- …Nos mudaron y nos destrozaron.
Se lamentaban horriblemente.
Ninguno de los vecinos ni oyó, ni vio absolutamente nada.
La anomia era espeluznante.
La sin razón de la vida.
Sin fronteras entre lo absurdo y lo real.
¿Cómo pudo acontecer todo eso, sin que más nadie viera o supiera
nada?
Toda una familia fue devastada.
El honor y el pudor femenino…
¿Qué estaba pasando?
Los integrantes pasaron
largas horas con el rigor de la anestesia y para colmo, la Justicia, haciéndole
preguntas de todo tipo.
¿Y qué podían responder? ¿Qué podían agregar para lograr
esclarecer este caso?
¿Y las féminas…Qué podían alegar? ¿Qué podían agregar?
¿Qué vieron a sus violadores…Qué sintieron…Qué, por Dios…?
Ante la insistencia de los gendarmes, quienes le espetaban que:
“Ustedes en algún momento…Tuvieron que estar conscientes…”
Daban la impresión de que algún miembro de la familia, en alguna forma…
Daban la impresión de que algún miembro de la familia, en alguna forma…
¿…Colaboró con aquello?
- Por las señas seguramente hay sospechas, muy justificadas de
que ha habido algún tipo de complicidad… - Eran los comentarios, que se hacían
entre los detectives.
¿Pero cómo…Si fueron presas fáciles del hampa? – Los
funcionarios policiales tenían muchas dudas. - La puerta no está violentada. No
hay ventana rota. ¿Entonces: Cómo pudieron entrar?
La desolación en plena ciudad. El inmovilismo en esencia.
Se sabía que fueron sus víctimas…Pero no dejaron huellas.
O sea, la perfección del brazo hamponil. Y los representantes de
la ley, quedaron huérfanos. Sin saber a dónde acudir, ni a quién preguntar.
Es más alguno de los vecinos, hasta le sugirió que buscara a los
ladrones que vivían cerca.
Y que seguramente tendrían que pagar una “Vacuna o protección”.
Ramón Fuentes, se llama el patriarca sometido por el hampa.
- ¿Pero cómo es eso, que tenga que pagar una: “Vacuna o
Protección”?
Su vecino Diego, le sugirió en vista de que la policía hacían
que hacían, pero que nunca veían resultado alguno.
- ¡Pero Diego, no puede ser! ¿Qué yo tenga que pagar una
protección a los ladrones? ¿Cómo es eso?
- Mira vecino. Yo siempre te lo he dicho. Es cierto, que tú eres
nuevo por aquí, pero…
¿Qué más podemos hacer? Los ladrones, son ladrones. Y al
parecer, los que se te metieron… ¡Fueron de lo peor!
- …Si chico, tuvimos una suerte muy pésima. Pero la policía, nos
aseguran que ellos los van a agarrar.
- ¿Y todavía confías en ellos Ramón?
- ¿Y en quién más podremos confiar? ¡Ellos son la Ley! ¿En qué
clase de mundos estamos viviendo…Cuando tenemos que desconfiar de ellos?
- Ajá…Y tienen por obligación velar por todos nosotros… ¡Peeeero…!
- ¿Y entonces, qué podremos hacer nosotros?
- Mira, ya te lo dije… Nosotros le estamos pagando a un
ladroncito que vive cerca.
- ¿Y no serán ellos mismos?
- Ramón…Sinceramente; No lo creo.
- ¿Y por qué no lo crees, Diego? ¿Cómo puedo confiar en un
malhechor y desconfiar de la ley? ¡Esto es fin de mundo!
- ¡Será así, compañero! ¿Pero es que nunca te has dado cuenta,
que la realidad supera con creces a la fantasía? Estamos viviendo en un mundo
confuso y las apariencias, nos están engañando…
Nosotros lo conocemos desde hace muchos años.
La mama de él, es una borracha, drogadicta y muy promiscua.
- ¿Y entonces?
- Él y su hermano, prácticamente crecieron en la calle. Ellos
son mala maña. (Pero aquí entre nosotros dos… ¿Yo? Confío más en ellos, que en
todos esos uniformados. ¡Con eso te digo todo!
¿Pero eso que les hicieron a ustedes? ¡Eso es monstruoso! Jamás
lo haría él.)
- Es que si yo los agarro… ¡Los mato!
- ¿Y el Danger?
- …Murió. No pudo aguantar. Se ensañaron con el pobre. No sé qué
carajo hacer. Esos desgraciados…Nos mutilaron amigo, nos mataron.
¿Qué más te puedo decir…?
¡Qué Dios me perdone…Pero hubiera sido preferible mil veces…!
¡Qué nos hubiesen matado a todos nosotros!
Mi esposa, pobrecita. Tener que vivir, con esta humillación…
¡Eso no es de humanos!
Pero mis hijas… ¿Qué hacer con todas sus ilusiones…? ¿Su mundo…?
¡Descuartizado!
¡Esto fue demasiado!
Yo…Estoy al borde de la locura…Te juro que cuando logro cerrar
mis ojos…Visualizo todo este desastre. Me veo, como si yo mismo hubiese visto a
esos mal paridos. ¡Cómo me gustaría agarrarlos por el cuello y partírselos!
¡Desgraciados! ¿Qué será de mi familia?
Estoy que me provoca salir a comprarme, todo el armamento que
pueda conseguir y salir a matar a todos esos mal nacidos.
¡Matarlos a todos ya! ¡Quiero matar…Destrozarlos! ¡En éstos
momentos me quisiera convertir en un caníbal y tenerlos cerca y te juro…Qué me
los comería vivos!
¡Qué se acaben de una vez! ¡Y no dejar a ninguno de esos
animales con vida!
Tengo mucha cólera encima. Y estoy que no los soporto. ¡Son
detestables todos los ladrones!
- Te entiendo Ramón. Y lo lamento muchísimo, pero ya no se puede
hacer más nada.
- ¿Qué no se puede hacer nada? ¿Qué me quieres decir con eso?
¡Maldición más execrables!
- ¿Todavía crees que la policía, los va a encontrar?
- ¡Claro que sí Diego! ¿Y por qué lo dudas?
- Porque hasta dónde yo sé, jamás han resuelto nada…Pero,
esperemos para ver. ¡Confiemos en Dios, en que esta oportunidad, lo hagan!
- ¡Tienen que hacerlo! Ya se han pasado, más de tres días
metidos en mi casa. Mis hijas, no quieren seguir viviendo aquí. ¿Y ahora qué
podré hacer? ¡Mataron al Danger…El fue el primero!
¿Por qué se ensañaron con
mi pobre mascota? ¿Será que le tenían miedo? ¡Criminales!
- ¡La verdad es que lo que les pasó a ustedes…No tiene perdón de
Dios!
- ¿Y a más nadie de por aquí, se le metieron, Diego?
- No Ramón, ya te dije. Yo en lo personal, le estoy pagando a
ese malandro y él mismo me protege.
¡Espanta a todo el que quiera venirse a meter aquí!
- ¿…No será de los mismos que se metieron aquí…? ¡Todos son una
lacra y hay que matarlos a todos esa peste que aún pueblan por aquí!
- Te entiendo Ramón. Y en verdad, me siente mucho todo lo que se
han visto obligados a pasar. Y ahora, yo me siento mucho más seguro, pagándole
a ese tipo.
- ¿Y la policía, no lo conoce?
- Ramón, yo creo que sí. Pero, si se lo cuentas a la policía…A
lo mejor se va a ofender. Tú sabes, que esto no es legal. Y él se cuida mucho
de los polis.
- ¡Esto es increíble! ¿Yo pagándole a unos choros, para qué me
protejan? ¡Inaudito! ¡Este mundo se ha vuelto loco, todo está caminando para
atrás! ¿De cuándo acá uno se tenga que ver obligado a pagarles a los mismos
cacos para que te resguarden? ¡Esto es imposible, inaudito e intolerante! -
Diego, se inhibió en seguirle hablando. Prefirió callar.
Ramón, estaba desquiciado y esto lo entendía perfectamente su
vecino.
¿Quién va a alegrarse, por semejante desgracia?
Además Diego mismo, tenía
su familia.
Y cuando se mudó, padeció los mismos rigores…
¡Claro…No igual que a la familia del pobre Ramón!
¿Pero…Por qué ese empecinamiento…Ése sadismo?
Todos estaban traumatizados por
ese hecho, tan doloroso. Tan traumático y bestial.
Secretamente Diego, hasta
pensó en buscar al: Cachirulo.
Sentía muchísima curiosidad y pensaba, íntimamente, que
seguramente éste sabría algo.
¡Claro que no podría reclamarle nada, por cuanto que con él y su
familia…Nada les pasó, Gracias a Dios!
…Pero seguramente que él, ya se habría enterado.
(¡Sí…Voy a hablar con el Cachirulo! Pero no creo, que viendo
tantos polizontes cercas, se atreva a acercarse por acá. Lo buscaré y hablaré
con él. ¡Algo sabrá!)
Posterior al hecho, han pasado gran cantidad de patrullas y de
tombos. Pero todos sospechaban, que
mientras más tiempo pasara y no descubrieran nada…Se enfriaría.
Y eso, era lo que estaba pasando.
Mientras estuvieran cerca los polis…Los ladrones, se mantendrían
enconchados.
- Tengo que esperar, a que baje la marea. Me han dicho que el Cachirulo, o no está o debe andar
enconchao. Porque nadie lo ha visto, por estos lares.
Todos los vecinos, estaban enardecidos. Muchos de ellos, hasta
compraron armas. Y de noche, se turnaban para protegerse entre ellos mismos.
Pero hasta la misma policía, los atacaba y los obligaban a que
mantuvieran la calma. Les informaban, que para eso estaban ellos. Y que si era
necesario, patrullarían con más frecuencia. Y que, si veían a alguien
armado…Tirarían a matar.
Porque ellos no son
adivinos, como para saber a ciencia cierta, quién es uno de los vecinos o un
presunto ladrón.
- “No podemos garantizarle la vida a ninguno de ustedes. Si por
casualidad, pasa una patrulla y los ven, ellos le van a disparar. No es
conveniente, que ustedes anden armados. No es conveniente, que salgan de sus
casas. Quédense quietos y confíen en nosotros. Nuestro cuerpo, está en guardia
permanentemente las 24 horas del día, durante los 365 días del año.
Eso sí, si ven algo sospechoso o fuera de lo normal: Llámennos
que con toda seguridad, vendremos y actuaremos según sea el caso.
Pero por ningún motivo, se tomen la ley en sus manos. ¡Por
favor, obedezcan a la autoridad policiaca!
Nosotros fuimos creados, para brindar seguridad.”
Los vecinos, hablaban entre sí. Y apreciaron que a la final, era una locura. Que tenían
que darles la oportunidad a los hombres de la ley.
Otros consideraban, que mientras estuviera fresquito todo esto,
seguramente que podrían contar con esa vigilancia tan estrecha. Pero que el
tiempo, conspira contra ellos mismos.
Aseguraban que, con el transcurrir del tiempo…Disminuirían aún
más su frecuencia.
Después, pasarán unas cuatro veces por día y por noche.
Después…Unas tres veces.
Y así sucesivamente, hasta que finalmente volverían a lo normal.
O sea, a nada.
Y pasó lo que todos temían. El tiempo transcurriendo, ya llegaba
a casi dos semanas y nada.
Pero al vecino Diego, se había tomado la tarea, de conseguir a
su “Protector”, lo buscó por muchas partes. Pero nadie, supo informarle de él
Cachirulo.
Aunque toda constancia, tiene su premio. Uno de esos días sin querer, queriendo, lo ubicó.
- ¡Epa Cachirulo! ¿Cómo va todo?
- ¡Bien, Diego! ¿Y tú, cómo estás?
- Estamos bien, amigo. Pero te andaba buscando.
- ¿Y para qué soy bueno?
- ¿No te enteraste lo que le pasó a mi vecino Ramón y a su familia?
- ¿Ramón…Ramón qué? ¿Quién es él?
- Mi vecino. ¿No lo conoces?
- …No…No sé nada. ¿Y yo…Qué tengo que ver con “Eso”? ¿Yo? Por mi
parte, tú sabes muy bien, que tengo múltiples negocios y bueno…He estado
sumamente ocupado. Y hablando, por hablar:
¿Qué le pasó?
- ¡Qué se le metieron! ¡Le robaron y le destrozaron todas sus
cosas, y para colmo: Violaron a todas las mujeres y mataron al pobre perrito!
¿Te parece poco? - Diego notaba que como
que el tema, al parecer en nada le importaba, ya que lo observaba como “Apático
y desinteresado”
- ¿De verdad Diego…Cuéntame, cuéntame?
- ¿De verdad…No supiste nada de eso?
- …No. ¿Y por qué debía de estar interesado? Como te dije, yo
estuve concentrado en mis negocios…Ya lo sabes…
- ¿Y eso…Tú te enteras de todo lo que pasa por aquí?
- …Bueno, Diego. La verdad, es que he estado de viaje. Tú
sabes…Negocios…
- ¿Negocios, tú Cachirulo…De qué…?
- …Compro y vendo…Todo legal… Estoy creciendo y en algún tiempo,
me convertiré en un hombre de negocios y muy prospero… Ya lo verás. Algún día
de estos me vas a ver montado en tremendo negoción. ¡Estoy dándole duro, ya que
deseo crecer rápidamente!
Y de repente hasta monto una compañía de vigilancia o una de
valores… ¡Quién sabe!
- ¡Cónchale entonces te está yendo muy bien!
- Me estoy moviendo. Compro – Vendo – Permuto. Estoy en muchos
negocios.
- ¡Ah, ya entiendo! Mira, es conveniente, que averigües.
¿Podrías hacerlo? – (¡No que va, Cachirulo es un alma de Dios! Pobrecito a leguas
observo, que nada sabe.)
- …Bueno, sí. Podría intentarlo…
- ¡Hazlo por favor! ¿Tú podrías ayudar a esa gente?
- ¿…A quiénes…?
- ¡A mis vecinos, chico!
- ¿…Pero, ellos me conocen a mí…?
- No. En verdad, que no te conocen.
- ¡Cuidado con una vaina, Diego!
- ¿Con qué amigo?
- …Que no me vayan a meter en “Eso”
- ¿En eso, qué?
- Mira Diego, nosotros somos muy amigos desde hace años. ¿Pero a
ti y a los tuyos, les pasó algo?
- ¡No, ni qué Dios lo permita! No, a nosotros ni con el pétalo
de una rosa. Pero a esa pobre gente…
- ¿Y qué les pasó…? ¡Cuéntame por favor! – El jefe, puso una
cara de mucha tragedia y le dio la impresión a Diego, que por primera vez en su
vida. Se estaba interesando en algo. Siempre le daba la impresión de que era un
ser, como medio ido. Aparentaba estar siempre interesado en sus “Negocitos” tal
como siempre lo manifestaba.
Así que se tomó la
molestia de informarle, todo cuanto había acontecido.
Hasta le contó de todas las proezas de los policías, queriendo
indagar hasta del más mínimo detalle, pero que hasta ese preciso instante…Nada
descubrieron.
El oyente, estuvo muy presto a todo cuanto le narró. Hizo muy
pocas preguntas. Mostró mucho interés.
- …Bueno, por lo que me estás contando… ¡Les dieron muy duro a
esa pobre gente!
¡Pobrecitos, lo lamento mucho por ellos…! Sí en mi estuviera, yo
mismo los defendería. Y te consta. Pero, ya bien sabes, me la paso sumamente
ocupadísimo.
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