(Miraba como si fuese un pobre niñito
abandonado por su madre y por todos… ¡Qué ojitos tan llorosos!)
Y fue cuando se percató de que sus
atacantes, miraban hacia arriba, deteniendo momentáneamente su accionar.
(¿Qué nueva maquinación diabólica se
estará armando en mí contra?
Porque
la verdad es que últimamente ¡no pego ni una!
…Algo muy malo habré hecho.
El problema es que no me recuerdo de
nada.
¡Diosssssssssssssssssssssssssssssss!
¡Diossssssssssssssssssssssssssssss!)
Un oleaje de terror se le subió desde alguna
parte de su espina dorsal…Un fogonazo que le hirió como si fuese lava
destruyendo todo a su paso.
Se arqueó por esos mismos efectos. Fue
muy intenso y prolongado en el tiempo.
Y en vista de que los perrunos y los
gatunos…Se contuvieron…Aprovechó para en fracciones de micro segundos desviar
su mirar hacia la dirección de sus nuevos atacantes.
(¿Qué extraño es esto? ¿Será que se están
compadeciendo mío? ¡No lo puedo creer! Nada bueno me estará esperando…)
- ¡No puede ser esto! ¿Y qué cosa son
estos? – Más que aterrorizado medio pudo visualizar a unas aves que se le
antojaban más grandes que unos avestruces… ¡Pero de color negros!
¿Qué clase de pajarracos son…?
Tienen inmensas garras. Son enormes.
Sus alas extendidas sencillamente tapan
todo el cielo.
Y en esa acción, no se puede distinguir
absolutamente nada…Ya que es noche cerrada…
Pero esa mirada. ¡Hiela la sangre y hace
tiritar hasta los huesos!
Todo en su entorno presagia muerte y
desolación.
Nada bueno puede presagiar tan nefastas
presencias.
Sus ojos estaban inyectados en color
sangre. Parecían despedir grandes llamaradas de fuego.
(¿Y qué diablos es todo esto? No entiendo
ni papa. ¿Estaré en el Averno?
No puedo ver belleza alguna. Solo desolación.
Hastío. Huele y siento a la muerte.
Aunque a decir verdad, he oído por allí
que el que la vea…
Será que es el mismísimo…Todo es
lúgubre…No hay vida. Es espeluznante. Tortuoso. Deprimente.)
No pudo precisar cuántas eran…Pero era
una multitud.
Lo curioso es que a pesar de que eran
muchísimas, todas estaban reducidas en un poco espacio…
Pero entre ellas había considerable
distancia…no chocaban entre sí… (¿Qué extraño fenómeno, verdad? Y asombrado no lo puedo creer. ¿Será que me
estarán engañando…?) Al contrario batían
sus amplias alas procurando grandes ventarrones…Todo entró en un caos:
torbellinos de un lado y de otro, todos entraban en colisión…
(…Tengo que asirme a algo… ¿Pero en qué?
No tengo o no puedo ver nada… ¡Angustia!)
Las pocas plantas fueron arrancadas de
raíces…Todo se estrellaba contra todo; pronto todo se volvió confusión…Los
primeros en huir espantados fueron los gatunos…Quiénes a pesar de todo, seguían
amenazantes…Pero corriendo sin perderlo de vista.
(…El propio caos…Todo es destrucción.
Aquí no podrá existir nunca El Creador.
No. No.
Nunca podría estar en todo este
desbarajuste…)
Los perrunos envalentonados persistieron
en su accionar. Tercamente se aferraban a atacarme, y en este momento.
- …La angustia me rebasa. No sé que debo
o puedo hacer.
Gruesas gotas de sangre inundaron su
rostro.
- ¡Ya me desgraciaron! ¡Malayos
desgraciados; más nunca los volveré a dar comida…Desgraciados! – Gritó sin poder contenerse.
Al parecer fue picoteado desde las
alturas por esas criaturas aladas.
Y en medio de tanta incertidumbre, se
tocó la cabeza…Sangre… ¡Sangre! ¿Sangre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario