“Conversaciones con don CARMELO”
Jueves; 01
de mayo del 2.014.-
Les
brindamos unas cervecitas y después las metemos al monte.
–
Bueno dos cosas no me parecían lógicas.
(Decidí
decírselo, aun cuando ya había decidido no decirle nada…
Pero
era que no me aguantaba mas…)
- Primero:
¿Empujarla para tirarla al suelo?
Me
sonaba como a los hombres de la antigüedad.
(Los
que vivían en las cavernas.)
…Y me
vas a perdonar, pero eso me parece muy: ¡bestial!
Y
Segundo: ¿En el monte? Y…
¿No
podríamos ir a un hotelito o hacerlo en el carro?
¡Yo
nunca lo había hecho así de esa forma, nunca! Pero…
¿Qué
es una raya mas para este tigre?
Y nos
fuimos. En el trayecto me siguió explicando. –Yo iba muy miedoso- no lo voy a
negar.
Y
cuando la vi. Con sus batas largas que no se les ve… ¡Nada!
(Y a
decir verdad, temía mucho que en vez de una mujer…Me saliera un macho.
¡O
cualquier barrabasada! de esas que tus amigos te echan, nada mas ¡para mofarte
tuyo!)
-Y era
lógico mi temor; ya que esa “bicha” ni siquiera se dignaba en verme a la cara.-
- Y yo
la vi muy seria.
(Dude
de todo lo que me había asegurado ese gran carajo.
¡Pero
allí estaba yo, al pie del cañón!)
- Sin
embargo; me sentía incomodo:
¡Era
una mujer!
Y yo
quería rendirle todos los honores que se le deben guardar a una fémina.
(No
importando si era una india de ¡pura cepa!)
Bueno
antes de sentarnos, yo quise acomodarle su silla –cuando de repente ¡zuas!
Ella
mismo ¡se lo hizo!- jaló con toda su fuerza y produjo un estruendo.
Todos
se voltearon a ver y me encontré en medio de todo eso… ¿Te imaginas esto…?
Me
quedé con las manos en el aire…
Porque
esa condenada la jaló con tanta fuerza…
(¡Y me
dio una rabia!)
¡Que
se tuvo que haber golpeado sus senos con el borde de la mesa!
¡Por
bruta, re bruta!
Y la
india mas bien como que se me ofendió…
¿…Total…?
Me
quedé como si yo le hubiese hecho alguna maldad…
Te
confieso que me quedé en una sola pieza.
Pero… ¿Qué
mas podía hacer?
En
verdad; que me quedé todo cortado.
¡No
aceptó mi caballerosidad! (¡Bruta! ¡Animal!)
…Y eso
¡me dejó boquiabierta!
…Parecía
un perfecto “idiota”…
No
supe como reaccionar, ya que por primera vez una fémina rechazaba mi
caballerosidad.
No
obstante insistí, quería ganarme su favor, -sin necesidad de obligarla- y le
ofrecí yo mismo una cervecita o un refresco -¡pero esa mula ni me miró!- y
cuando la oí fue una jerga que jamás he podido entender.
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