“Conversaciones con don Carmelo”
Lunes….26….Mayo….2.014.-

- Te confieso que yo comencé a temblar desde la puntita de mi dedo chiquito en mis pies…hasta la coronilla. ¡Me estremecí todo! – Y yo lo miraba mientras el doctor comenzó a jugar con un lápiz que tenía entre sus dedos. Me miraba fijamente, con esos lentes fuertes que él usaba y me dijo como arrastrando palabra por palabra y sin perder de vista ninguno de mis gestos…
- ….Pero en cambio vas a tener que “colaborar conmigo”
(…Me quedó retumbando esa frase: “Colaborar conmigo” ¿Y cómo un cristiano de a pié como yo, puede serle útil…?)
Me quedé asombrado. No pude articular palabra alguna…Por lo menos con coherencia.
Jamás había oído  algo parecido y esa operación debió costar: ¡Una fortuna! 
…Y yo estaba “mamandini”…
¡Mas limpio que el alma de Cristo mismo!
Estaba sumamente nervioso. Imagínate, fui uno de los primeros…)
- ¡Cómo no doctor! Lo que usted me pida.
(En verdad te digo: ¡Estaba aterrorizado!)
¿Pero en verdad no me va a cobrar nada? 
-No me lo podía creer-
Estábamos en su consultorio y me respondió: “No. No te voy a cobrar “ni medio”
Pero –en cambio-  tienes que servirme para que pueda utilizarte en mi clase, con los bachilleres”
Y yo pensé: (¡Carajo! ¿Y para qué? Qué deberé hacer ahora…)

¿Será que también ellos me van a meter el dedo?




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