“Conversaciones
con don Carmelo”
Viernes; 09
de mayo del 2. 014.-
¡Ji, ji, ji, ji!
Pero muy: ¡Satisfecho!
Porque la verdad es que todas las mujeres que en antaño me “buscaban” yo; pues
las traté de “alegrar” sus vidas.
¡A todas ellas! …Pero ya no puedo, no tengo…
”F u e r z a”
…Claro, esa fue una etapa
muy “gloriosa” de mí vida como “macho”; ya hoy en día…
Ando por las praderas y
por las hondonadas…
Buscando siempre
“pegadito” al suelo, y de bajada… ¡Solamente!
Como “un caballo ya viejo
y muy cansado”
Aquellas fuerzas ya se
olvidaron de mí.
¡Juventud Divino Tesoro…!
Atrás me dejaron.
Y ni cuenta me di, sino
cuando ya la cuestión era: ¡Irremediable!
La vida, mí querido amigo…
Hay que vivirla.
Disfrutarla.
El reloj sigue andando y
aunque no nos demos cuentas…Nos van dejando…
Se olvidan de uno…Te
llenas de arrugas.
Ya las “bellezas” pasan a
tu lado y hasta te empujan… ¡Se impone la juventud!
- Ya el viejo roble se me
está poniendo medio “tristón”
–Pensé al ver como cambió
de tono y de tema-
Y lo comencé a detallar
que en verdad, los años no perdonan.
Lo envejecen y lo
deterioran.
Y si lo llaman “la segunda
infancia” pues es en un estado ya lamentable.
Yo le seguí escuchando sus
peripecias con esa mujer. Todas eran risibles.
Bueno –pienso yo- que
cuando me toque a mí, a lo mejor no seré tan expresivo ni tendré tantas
aventuras como las que me narra cada vez que nos topamos por el camino.
No es familiar mío, como
tampoco pertenece a mi círculo de amistades, es mas bien una persona que de
tanto verlo caminar, por acá o por allá y de notar que siempre está en actividad.
Sin despreciar para nada
ningún trabajo u oficio que le ofrezcan, sencillamente lo hace y siempre con
esa sonrisa a flor de piel.
En meses pasados lo vi
atendiendo un kiosco de periódicos y chuchearías y me llamaba siempre la
atención, como coordinaba muy bien el dinero recibido, con el cambio que debía
dar.
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