Salgo a
hacer las compras, atiendo la escuela de cada uno de tus hijos…a ver…cuando hay
una queja soy yo la que voy a atenderla…a ver…a ver; ¡Ah y además de todo eso!
También
salgo a trabajar.
Me levanto
primero que todos ustedes…me la paso despertándolos a cada uno, preparándole la
ropita, bien lavadita y planchadita…y a ti después que logro despertarlos y
sacarlos de la cama, me vengo contigo…mientras estoy cocinándoles el rico y
suculento desayuno que cada uno exige que les sirva… ¿Se me habrá quedado algo
más…qué será…?
Pedro quedó
callado. No encontró argumento alguno. Y por esa razón, prefirió escapar su
atención centrándose en lo que estaban haciendo sus hijos en el patio. Pudo ver
que ya la perra estaba retozando alegremente. Todos corrían alegremente
desenchufados con lo que estaban discutiendo sus padres.
- …Todo eso
está bien… ¡Pero!
- ¿Pero
quééééé? ¡Más no puedo hacer! Ya hasta
tengo ojeras. No estoy durmiendo bien. Me alimento poco, para no gastar más en
comida…
- ¿No
entiendes…?
- …No, no
entiendo. – Soltó el trapo con que estaba secando todos sus cubiertos y platos.
Se sentó a su frente y esperó.
Su esposo,
comenzó a carraspear, sin atreverse a decírselo así de un solo
Sopetón.
-
…Escúchame…la situación del país está muy delicada…
- ¿…Y
yo…qué tengo que ver con eso? – Le espetó sin esperar a que él le comenzara a
explicar.
-
…Escúchame…
- Yo no
tengo la culpa de todo este desbarajuste…
- Yo
tampoco. – Le cortó él mirándola
fijamente a los ojos. Ambos mantuvieron sus férreas miradas, ya aquello
se estaba llevando a otros derroteros.
- Mira mi
linda…Se está rumorando mucho que en este país, se está enrumbando hacia el
comunismo…
- A mí no
me hables de política, que nada sé…Háblame de pañales cagados, de loza sucia,
de ollas sucias…
- ¡Tienes
que abrir tus sentidos!
- ¿Abrir
mis…sentidos…?
- ¡Claro
mujer! No podemos esconder nuestras cabezas como el avestruz. ¡Debemos estar pendientes
de lo que está pasando en nuestro país! ¿No me entiendes?
- ¡Esos son
cosas de hombres!
- ¿Cosas de
hombres? ¿Acaso no te interesa saber…Qué pronto habrá escasez?
- ¿De qué
mijito?
- ¡No vamos
a tener ni papel sanitarios para limpiarnos después que hagamos pupú; por
ejemplo!
¿Y con qué
te vas a limpiar tú? ¿No te interesa, ah? ¿O es tema solamente para los
hombres?
- …Eso si
qué esta grave… - Reflexionó súbitamente la doña. Se quedó pensativa.
Y al ver
esto el hombre, cambió de postura, pero siempre combativo continuó
informándole…
- ¡Se están oyendo cosas horribles…cómo de:
Revolución!
-
¿Revolución…Y de qué?
- ¡De
comunismo! ¿No entiendes todavía?
- ¡Ah
caracha negro! ¿Y a nosotros qué nos importa esa fulana “Revolución”?
- Nos
importa por la sencilla razón de: ¡Qué estamos viviendo aquí en este bendito
país!
- ¿Y por
eso es que me estabas diciendo qué estabas en “Banca rota”?
- Aja.
- ¿…Pero si
nosotros en nada nos metemos con la política, o si?
- Jamás he
sido político ni nada parecido. ¡Y tú bien lo sabes mujer!
-
…Entonces… ¿Cuál es el problema?
- ¿Qué cual
es “Nuestro problema”? ¿Esto es lo qué me estás preguntando?
- Es que no
entiendo nada. Nuestros problemas siempre los hemos solventado los dos. Es
cierto que yo no gano mucho, pero uniéndolo al tuyo… ¡Siempre lo hemos
superado! Y fíjate que ya casi ni salimos. Ya no hay comidas en la calle. Yo trato
de comprarme mis pinturas y mis cositas de lo que yo misma me gano…para no
serte más pesada tu carga…
- Pues te
lo informo: ¡Dentro de poco, ya ni eso podrás comprar!
- ¡Ah no
compañero, eso si que no! ¿Cómo que ya no me podré comprar eso? ¿Es qué ahora
me lo vas a prohibir…también…?
- ¡Que no
voy a ser yo!
- ¿Entonces
quién? ¡Yo no me lo estoy robando!
- Estamos
de acuerdo.
- No te
estoy entendiendo ¡para nada!
- El
gobierno dice que eso es un invento del: ¡Imperio! Y que por esa sencilla razón
ya no lo van a traer más. Y que debemos emular a la isla que está en el “Mar de
la Felicidad”
- ¿Qué
debemos ir hacia allá? ¿O sea que en vez de ir hacía adelante…es hacia atrás?
¡Están locos! ¿A la libreta de racionamientos?
- Ujum…
-
¡Imagínate esto…qué maravilla!
- …El caso
es que por los vientos que soplan…Pronto habrá desabastecimiento de ¡todo!
- ¡Bueno a
comprar se ha dicho!
- ¿Y con
qué dinero cristiana?
- ¿Cómo que
con qué…? ¿Tú no estás trabajando?
- ¡Muy
buena pregunta! Me: ¡BOTARON!
- ¿Cómo es
la cosa? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?
- ¡Ahora si
logré toda tu atención! ¿Te recuerdas que te dije que estaba en: Banca Rota?
- Bueno
si…pero nunca me imaginé que te hubieras ¡quedado sin empleo! ¿Y ahora qué será
de nosotros?
- Bueno
tendremos que aprender a ¡bailar pegao! – La esposa comenzó a buscar una olla y
echándole agua, encendió la cocina y la puso a hervir. Nerviosa comenzó a
buscar. Y era tal su presión que hasta se le había olvidado en dónde colocaba
el café. Su marido viéndola en ese estado no le dijo nada, él tenía su propio
calvario. Y desde que lo habían echado de su empleo, estuvo vagando y vagando.
Caminando y pensando cómo podía sortear esta fatal noticia. Pero en resumidas
cuentas…no pudo y por esa decisión retornó a su casa, para informárselo a su
costilla.
El agua
comenzó a hervir, y la doña aunque miraba en su dirección, no se percató de
esto. Su esposo se percató y se levantó, buscó el café y cuando ya estaba
abriendo el envase, ella reaccionó y se lo quitó de la mano, y le hizo señas de
que se fuera a sentar.
- ¿Y cómo haremos para
pagar nuestras deudas?
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