Aunque lucho contra mi opresor; no logro
visualizarlo. Mi sentido de la vista me está encegueciendo. El sentido del
tacto, me hace comprender, que ya no soy el único. El sentido del equilibrio,
me hace perder mi verticalidad. Todo está a mí alrededor dislocado. El suelo se
me asemeja a las arenas movedizas. ¿Qué es lo que me está pasando?
Entonces me hago esta pregunta yo mismo:
¿Cómo podré luchar si mi cuerpo ya no me obedece? ¡Ni siquiera puedo verlo! El
sentido del olfato… ¿está de vacaciones? Puro terror inunda mi ser.
Oigo unos extraños pasos. Trato de encogerme,
de ocultarme… ¡Mí propio organismo se rebela en mí contra! ¿Por qué se resiste?
Pero para serme lo más sincero posible, no es que se rebela en mi contra,
sencillamente no tengo conexión con él.
Mis pensamientos marchan desbocados; pero ni
un sólo átomo se digna a darse por enterado.
¡Rebelión total; motín a bordo! Sálvese el que pueda… ¡pero yo no puedo
hacerlo…!
¿Pero el por qué no puedo hacerlo?
No lo sé.
(¿Quién anda aquí? Creo que es mejor hacer esta pregunta de esta
forma: ¿Quién me está usurpando mis funciones?
¿Me quieren robarme a mí mismo?
Pero y si lo hacen…
¿En dónde me ocultarán de mí mismo?
Por más que lo pienso –y al parecer es lo
único que puedo gobernar, mis pensamientos. Porque mis labios ya ni ellos lo
quieren hacer.
Muevo mis ojos, presiento que me están
obedeciendo, pero no a mí velocidad. Es extraño. No logro enfocar ningún
ángulo.
Más bien pareciese que una extraña fuerza
oculta, logra que se desplacen.
Pero aún así, puedo ver. Esto no me lo han
quitado aún.
Comienzo a disfrutar de mi nuevo triunfo;
estoy logrando visualizarlo todo. Y han fracasado con su poderío.
Pero es mejor callarlo. De mi mente, si que
la controlo.
¡Epa!
Algo se está moviendo.
Mis sentidos están saliendo de su modorra.
Mi corazón se está acelerando… ¡Lo estoy
sintiendo!
Es de inteligentes, callar. Debo comenzar a recuperar todo lo mío. ¡Ya
mismo!)
Una brisa extraña hace oscilar la
apestosa atmósfera pesada y asfixiante.
El calor pestilente se riega por todas
partes.
Extrañas figuras hacen su aparición. Aunque
ya están visibles a mí intelecto, no logro definirlas. Busco en lo más profundo
de mi memoria, algo parecido o algo conocido…
¡Pero fracaso en cada intento!
Debo reconocerlo: ¡No sé, ni entiendo qué es!
No siento temor. No me siento en paz. Sé que
son extraños a mí…pero no logro ponerme de acuerdo conmigo mismo: ¿Son amigos?
¿Son enemigos?
¿Vienen a someterme?
Si…No.
¡Qué indecisión; qué imprecisión!
De algo si estoy más que seguro: No son
amigos. Tampoco son mis enemigos. ¿Entonces; en qué quedo…?
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