(¡Sí…Voy a
hablar con el Cachirulo! Pero no creo, que viendo tantos polizontes cercas, se
atreva a acercarse por acá. Lo buscaré y hablaré con él. ¡Algo sabrá!)
Posterior al
hecho, han pasado gran cantidad de patrullas y de tombos. Pero todos sospechaban, que mientras más tiempo
pasara y no descubrieran nada…Se enfriaría.
Y eso, era lo
que estaba pasando.
Mientras
estuvieran cerca los polis…Los ladrones, se mantendrían enconchados.
- Tengo que
esperar, a que baje la marea. Me han dicho
que el Cachirulo, o no está o debe andar enconchao. Porque nadie lo ha
visto, por estos lares.
Todos los
vecinos, estaban enardecidos. Muchos de ellos, hasta compraron armas. Y de
noche, se turnaban para protegerse entre ellos mismos.
Pero hasta la
misma policía, los atacaba y los obligaban a que mantuvieran la calma. Les
informaban, que para eso estaban ellos. Y que si era necesario, patrullarían
con más frecuencia. Y que, si veían a alguien armado…Tirarían a matar.
Porque ellos no son adivinos, como para saber a
ciencia cierta, quién es uno de los vecinos o un presunto ladrón.
- “No podemos
garantizarle la vida a ninguno de ustedes. Si por casualidad, pasa una patrulla
y los ven, ellos le van a disparar. No es conveniente, que ustedes anden armados.
No es conveniente, que salgan de sus casas. Quédense quietos y confíen en
nosotros. Nuestro cuerpo, está en guardia permanentemente las 24 horas del día,
durante los 365 días del año.
Eso sí, si ven
algo sospechoso o fuera de lo normal: Llámennos que con toda seguridad,
vendremos y actuaremos según sea el caso.
Pero por
ningún motivo, se tomen la ley en sus manos. ¡Por favor, obedezcan a la
autoridad policiaca!
Nosotros
fuimos creados, para brindar seguridad.”
Los vecinos,
hablaban entre sí. Y apreciaron que a la
final, era una locura. Que tenían que darles la oportunidad a los hombres de la
ley.
Otros
consideraban, que mientras estuviera fresquito todo esto, seguramente que
podrían contar con esa vigilancia tan estrecha. Pero que el tiempo, conspira contra
ellos mismos.
Aseguraban
que, con el transcurrir del tiempo…Disminuirían aún más su frecuencia.
Después,
pasarán unas cuatro veces por día y por noche.
Después…Unas
tres veces.
Y así
sucesivamente, hasta que finalmente volverían a lo normal.
O sea, a nada.
Y pasó lo que
todos temían. El tiempo transcurriendo, ya llegaba a casi dos semanas y
nada.
Pero al vecino
Diego, se había tomado la tarea, de conseguir a su “Protector”, lo buscó por
muchas partes. Pero nadie, supo informarle de él Cachirulo.
Aunque toda
constancia, tiene su premio. Uno de esos días
sin querer, queriendo, lo ubicó.
- ¡Epa
Cachirulo! ¿Cómo va todo?
- ¡Bien,
Diego! ¿Y tú, cómo estás?
- Estamos
bien, amigo. Pero te andaba buscando.
- ¿Y para qué
soy bueno?
- ¿No te
enteraste lo que le pasó a mi vecino Ramón y a su familia?
- ¿Ramón…Ramón
qué? ¿Quién es él?
- Mi vecino.
¿No lo conoces?
- …No…No sé
nada. ¿Y yo…Qué tengo que ver con “Eso”? ¿Yo? Por mi parte, tú sabes muy bien,
que tengo múltiples negocios y bueno…He estado sumamente ocupado. Y hablando,
por hablar:
¿Qué le pasó?
- ¡Qué se le
metieron! ¡Le robaron y le destrozaron todas sus cosas, y para colmo: Violaron
a todas las mujeres y mataron al pobre perrito! ¿Te parece poco? - Diego notaba que como que el tema, al parecer
en nada le importaba, ya que lo observaba como “Apático y desinteresado”
- ¿De verdad
Diego…Cuéntame, cuéntame?
- ¿De
verdad…No supiste nada de eso?
- …No. ¿Y por
qué debía de estar interesado? Como te dije, yo estuve concentrado en mis
negocios…Ya lo sabes…
- ¿Y eso…Tú te
enteras de todo lo que pasa por aquí?
- …Bueno,
Diego. La verdad, es que he estado de viaje. Tú sabes…Negocios…
- ¿Negocios,
tú Cachirulo…De qué…?
- …Compro y
vendo…Todo legal… Estoy creciendo y en algún tiempo, me convertiré en un hombre
de negocios y muy prospero… Ya lo verás. Algún día de estos me vas a ver
montado en tremendo negoción. ¡Estoy dándole duro, ya que deseo crecer
rápidamente!
Y de repente
hasta monto una compañía de vigilancia o una de valores… ¡Quién sabe!
- ¡Cónchale entonces
te está yendo muy bien!
- Me estoy
moviendo. Compro – Vendo – Permuto. Estoy en muchos negocios.
- ¡Ah, ya
entiendo! Mira, es conveniente, que averigües. ¿Podrías hacerlo? – (¡No que
va, Cachirulo es un alma de Dios!
Pobrecito a leguas observo, que nada sabe.)
- …Bueno, sí.
Podría intentarlo…
- ¡Hazlo por
favor! ¿Tú podrías ayudar a esa gente?
- ¿…A
quiénes…?
- ¡A mis
vecinos, chico!
- ¿…Pero,
ellos me conocen a mí…?
- No. En
verdad, que no te conocen.
- ¡Cuidado con
una vaina, Diego!
- ¿Con qué amigo?
- …Que no me
vayan a meter en “Eso”
- ¿En eso,
qué?
- Mira Diego,
nosotros somos muy amigos desde hace años. ¿Pero a ti y a los tuyos, les pasó
algo?
- ¡No, ni qué
Dios lo permita! No, a nosotros ni con el pétalo de una rosa. Pero a esa pobre
gente…
- ¿Y qué les
pasó…? ¡Cuéntame por favor! – El jefe, puso una cara de mucha tragedia y le dio
la impresión a Diego, que por primera vez en su vida.
Se estaba
interesando en algo. Siempre le daba la impresión de que era un ser, como medio
ido.
Aparentaba
estar siempre interesado en sus “Negocitos” tal como siempre lo manifestaba.
Así que se tomó la molestia de informarle, todo
cuanto había acontecido.
Hasta le contó
de todas las proezas de los policías, queriendo indagar hasta del más mínimo
detalle, pero que hasta ese preciso instante…Nada descubrieron.
El oyente,
estuvo muy presto a todo cuanto le narró.
Hizo muy pocas
preguntas.
Mostró mucho
interés.
- …Bueno, por
lo que me estás contando…
¡Les dieron
muy duro a esa pobre gente!
¡Pobrecitos,
lo lamento mucho por ellos…!
Sí en mi
estuviera, yo mismo los defendería.
Y te consta.
Pero, ya bien
sabes, me la paso sumamente ocupadísimo.
- …Pero si tú
quieres, puedes ayudarlos.
- ¿Pero ellos
desean mi ayuda?
- Hace una
semana hablé con el señor Ramón Fuentes, que así se llama, el jefe de esa
familia.
- ¿Y?
- …Bueno, le
hablé de ti…
- ¿Hablaste
bien de mí? ¿O no?
- Por
supuesto. Hasta le ofrecí tus servicios, como Guardián.
- ¿…Y…?
- Él está
todavía muy herido.
- …Pero y yo…
¿Qué tengo que ver con eso?
- Nada, nada.
Lo que te quiero decir, es que…Bueno.
- ¿No está
interesado en mis servicios de vigilancia?
- …Yo creo que
sí, pero…El problema es que en este momento…Está internado.
- ¿Qué lo
hirieron o qué…?
Porque por lo
que me contaste, ni a él ni a sus hijos varones, le pasó nada.
¿Es así, cómo
me echaste el cuento Diego? – Su oyente, le notó ese cambio de tono.
Y a su
parecer, le dio la impresión de que el vigilante, como que no estaba
interesado.
(¡Zape
gato! Yo no te he contado lo de las violaciones…Pero en fin.
Seguramente
que ya lo oyó por otra parte y se me está haciendo el zoquete.
…Él es así.
Misterioso.)
Tragó
saliva y se rascó la cabeza y le dijo:
- …Bueno no te
lo conté de esa forma, pero en fin.
Así fue como
sucedieron los hechos.
- ¡Eso me lo
contaste tú!
- …Ok. Pero lo
más importante, es que él tiene un cuadro depresivo muy agudo.
Y al parecer
su esposa, si que está superando todo ese drama
pero él…Parece que no.
- ¿Y su
esposa te ha hablado de mí, acaso…?
- Ramón, me
contó de que después que hablamos, él mismo se lo relató a su esposa.
- ¿Y cómo se
llama ella…?
- Esther.
- ¿…Y tú
crees, que ella esté interesada en mí?
- …Yo pienso
que sí.
Es cuestión de
hablarle nuevamente.
- Entonces
háblale…Y después me cuentas.
- …Vamos a
hacer algo mejor…
- ¿…Qué…?
- …Estaba
pensando: Vamos los dos. ¿Te parece?
- ¿Y los
polis? A mí no me conviene, que me vean por allá
…Porque pueden
pensar mal.
Tú sabes que
hay mucha gente que piensa muy mal de
mí.
¿Y qué les he
hecho a ellos?
Siempre he
tratado de ayudar a todo el que pueda.
Aunque, claro
está, no los puedo ayudar a todo el mundo.
Pero por lo
menos, yo lo intento.
En cambio, los
polis cuando llegan es acusando a todo el mundo.
¿Y por qué?
Porque para
ellos, nadie es honrado.
¿Ah pero, ellos sí que lo son?
¿Y lo son…Te
consta de que lo son?
¡Noooo!
Ellos son más
ladrones y asesinos, que cualquiera.
…Pero son los
“Representantes de la Ley”.
¡Y son los
primeros violadores que hay en este mundo!
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