- Por las
señas seguramente hay sospechas, muy
justificadas de que ha habido algún tipo de complicidad… - Eran los
comentarios, que se hacían entre los detectives.
¿Pero
cómo…Si fueron presas fáciles del hampa? – Los funcionarios policiales tenían
muchas dudas. - La puerta no está violentada. No hay ventana rota. ¿Entonces:
Cómo pudieron entrar?
La
desolación en plena ciudad. El inmovilismo en esencia.
Se sabía
que fueron sus víctimas…Pero no dejaron huellas.
O sea, la
perfección del brazo hamponil. Y los representantes de la ley, quedaron
huérfanos. Sin saber a dónde acudir, ni a quién preguntar.
Es más
alguno de los vecinos, hasta le sugirió que buscara a los ladrones que vivían
cerca.
Y que
seguramente tendrían que pagar una “Vacuna o protección”.
Ramón
Fuentes, se llama el patriarca sometido por el hampa.
- ¿Pero
cómo es eso, que tenga que pagar una: “Vacuna o Protección”?
Su vecino
Diego, le sugirió en vista de que la policía
hacían que hacían, pero que nunca
veían resultado alguno.
- ¡Pero
Diego, no puede ser! ¿Qué yo tenga que pagar una protección a los ladrones?
¿Cómo es eso?
- Mira
vecino. Yo siempre te lo he dicho. Es cierto, que tú eres nuevo por aquí, pero…
¿Qué más
podemos hacer? Los ladrones, son ladrones. Y al parecer, los que se te
metieron… ¡Fueron de lo peor!
- …Si
chico, tuvimos una suerte muy pésima. Pero la policía, nos aseguran que ellos
los van a agarrar.
- ¿Y
todavía confías en ellos Ramón?
- ¿Y en
quién más podremos confiar? ¡Ellos son la Ley! ¿En qué clase de mundos estamos
viviendo…Cuando tenemos que desconfiar de ellos?
- Ajá…Y
tienen por obligación velar por todos nosotros…
¡Peeeero…!
- ¿Y
entonces, qué podremos hacer nosotros?
- Mira, ya
te lo dije… Nosotros le estamos pagando a un ladroncito que vive cerca.
- ¿Y no
serán ellos mismos?
-
Ramón…Sinceramente; No lo creo.
- ¿Y por
qué no lo crees, Diego? ¿Cómo puedo confiar en un malhechor y desconfiar de la
ley? ¡Esto es fin de mundo!
- ¡Será
así, compañero! ¿Pero es que nunca te has dado cuenta, que la realidad supera
con creces a la fantasía? Estamos viviendo en un mundo confuso y las
apariencias, nos están engañando…
Nosotros
lo conocemos desde hace muchos años.
La mama de
él, es una borracha, drogadicta y muy promiscua.
- ¿Y
entonces?
- Él y su
hermano, prácticamente crecieron en la calle. Ellos son mala maña. (Pero aquí
entre nosotros dos… ¿Yo? Confío más en ellos, que en todos esos uniformados.
¡Con eso te digo todo!
¿Pero eso
que les hicieron a ustedes? ¡Eso es monstruoso! Jamás lo haría él.)
- Es que
si yo los agarro… ¡Los mato!
- ¿Y el
Danger?
- …Murió.
No pudo aguantar. Se ensañaron con el pobre. No sé qué carajo hacer. Esos
desgraciados…Nos mutilaron amigo, nos mataron.
¿Qué más
te puedo decir…?
¡Qué Dios
me perdone…Pero hubiera sido preferible mil veces…!
¡Qué nos
hubiesen matado a todos nosotros!
Mi esposa,
pobrecita. Tener que vivir, con esta humillación…
¡Eso no es
de humanos!
Pero mis
hijas… ¿Qué hacer con todas sus ilusiones…? ¿Su mundo…? ¡Descuartizado!
¡Esto fue
demasiado!
Yo…Estoy
al borde de la locura…Te juro que cuando logro cerrar mis ojos…Visualizo todo
este desastre. Me veo, como si yo mismo hubiese visto a esos mal paridos. ¡Cómo
me gustaría agarrarlos por el cuello y partírselos! ¡Desgraciados! ¿Qué será de
mi familia?
Estoy que
me provoca salir a comprarme, todo el armamento que pueda conseguir y salir a
matar a todos esos mal nacidos.
¡Matarlos
a todos ya! ¡Quiero matar…Destrozarlos! ¡En éstos momentos me quisiera
convertir en un caníbal y tenerlos cerca y te juro…Qué me los comería vivos!
¡Qué se
acaben de una vez! ¡Y no dejar a ninguno de esos animales con vida!
Tengo
mucha cólera encima. Y estoy que no los soporto. ¡Son detestables todos los
ladrones!
- Te
entiendo Ramón. Y lo lamento muchísimo, pero ya no se puede hacer más nada.
- ¿Qué no
se puede hacer nada? ¿Qué me quieres decir con eso? ¡Maldición más execrables!
- ¿Todavía
crees que la policía, los va a encontrar?
- ¡Claro
que sí Diego! ¿Y por qué lo dudas?
- Porque
hasta dónde yo sé, jamás han resuelto nada…Pero, esperemos para ver. ¡Confiemos
en Dios, en que esta oportunidad, lo hagan!
- ¡Tienen
que hacerlo! Ya se han pasado, más de tres días metidos en mi casa. Mis hijas,
no quieren seguir viviendo aquí. ¿Y ahora qué podré hacer? ¡Mataron al
Danger…El fue el primero!
¿Por qué se ensañaron con mi pobre mascota?
¿Será que le tenían miedo? ¡Criminales!
- ¡La
verdad es que lo que les pasó a ustedes…No tiene perdón de Dios!
- ¿Y a más
nadie de por aquí, se le metieron, Diego?
- No
Ramón, ya te dije. Yo en lo personal, le estoy pagando a ese malandro y él
mismo me protege.
¡Espanta a
todo el que quiera venirse a meter aquí!
- ¿…No
será de los mismos que se metieron aquí…? ¡Todos son una lacra y hay que
matarlos a todos esa peste que aún pueblan por aquí!
- Te
entiendo Ramón. Y en verdad, me siente mucho todo lo que se han visto obligados
a pasar. Y ahora, yo me siento mucho más seguro, pagándole a ese tipo.
- ¿Y la
policía, no lo conoce?
- Ramón,
yo creo que sí. Pero, si se lo cuentas a la policía…A lo mejor se va a ofender.
Tú sabes, que esto no es legal. Y él se cuida mucho de los polis.
- ¡Esto es
increíble! ¿Yo pagándole a unos choros, para qué me protejan? ¡Inaudito! ¡Este
mundo se ha vuelto loco, todo está caminando para atrás! ¿De cuándo acá uno se
tenga que ver obligado a pagarles a los mismos cacos para que te resguarden? ¡Esto
es imposible, inaudito e intolerante! -
Diego, se
inhibió en seguirle hablando. Prefirió callar.
Ramón,
estaba desquiciado y esto lo entendía perfectamente su vecino.
¿Quién va
a alegrarse, por semejante desgracia?
Además Diego mismo, tenía su familia.
Y cuando
se mudó, padeció los mismos rigores…
¡Claro…No
igual que a la familia del pobre Ramón!
¿Pero…Por
qué ese empecinamiento…Ése sadismo?
Todos
estaban traumatizados por ese hecho, tan
doloroso. Tan traumático y bestial.
Secretamente Diego, hasta pensó en buscar al: Cachirulo.
Sentía
muchísima curiosidad y pensaba, íntimamente, que seguramente éste sabría algo.
¡Claro que
no podría reclamarle nada, por cuanto que con él y su familia…Nada les pasó,
Gracias a Dios!
…Pero
seguramente que él, ya se habría enterado.
(¡Sí…Voy a
hablar con el Cachirulo! Pero no creo, que viendo tantos polizontes cercas, se
atreva a acercarse por acá. Lo buscaré y hablaré con él. ¡Algo sabrá!)
Posterior
al hecho, han pasado gran cantidad de patrullas y de tombos. Pero todos sospechaban, que mientras más tiempo
pasara y no descubrieran nada…Se enfriaría.
Y eso, era
lo que estaba pasando.
Mientras
estuvieran cerca los polis…Los ladrones, se mantendrían enconchados.
- Tengo
que esperar, a que baje la marea. Me han dicho
que el Cachirulo, o no está o debe andar enconchao. Porque nadie lo ha
visto, por estos lares.
Todos los
vecinos, estaban enardecidos. Muchos de ellos, hasta compraron armas. Y de
noche, se turnaban para protegerse entre ellos mismos.
Pero hasta
la misma policía, los atacaba y los obligaban a que mantuvieran la calma. Les
informaban, que para eso estaban ellos. Y que si era necesario, patrullarían
con más frecuencia. Y que, si veían a alguien armado…Tirarían a matar.
Porque ellos no son adivinos, como para saber a
ciencia cierta, quién es uno de los vecinos o un presunto ladrón.
- “No
podemos garantizarle la vida a ninguno de ustedes. Si por casualidad, pasa una
patrulla y los ven, ellos le van a disparar. No es conveniente, que ustedes
anden armados. No es conveniente, que salgan de sus casas. Quédense quietos y
confíen en nosotros. Nuestro cuerpo, está en guardia permanentemente las 24
horas del día, durante los 365 días del año.
Eso sí, si
ven algo sospechoso o fuera de lo normal: Llámennos que con toda seguridad,
vendremos y actuaremos según sea el caso.
Pero por
ningún motivo, se tomen la ley en sus manos. ¡Por favor, obedezcan a la
autoridad policiaca!
Nosotros
fuimos creados, para brindar seguridad.”
Los
vecinos, hablaban entre sí. Y apreciaron
que a la final, era una locura. Que tenían que darles la oportunidad a
los hombres de la ley.
Otros
consideraban, que mientras estuviera fresquito todo esto, seguramente que
podrían contar con esa vigilancia tan estrecha. Pero que el tiempo, conspira contra
ellos mismos.
Aseguraban
que, con el transcurrir del tiempo…Disminuirían aún más su frecuencia.
Después,
pasarán unas cuatro veces por día y por noche.
Después…Unas
tres veces.
Y así
sucesivamente, hasta que finalmente volverían a lo normal.
O sea, a
nada.
Y pasó lo
que todos temían. El tiempo transcurriendo, ya llegaba a casi dos semanas y
nada.
Pero al
vecino Diego, se había tomado la tarea, de conseguir a su “Protector”, lo buscó
por muchas partes. Pero nadie, supo informarle de él Cachirulo.
Aunque
toda constancia, tiene su premio. Uno de esos días sin querer, queriendo, lo ubicó.
- ¡Epa
Cachirulo! ¿Cómo va todo?
- ¡Bien,
Diego! ¿Y tú, cómo estás?
- Estamos
bien, amigo. Pero te andaba buscando.
- ¿Y para
qué soy bueno?
- ¿No te
enteraste lo que le pasó a mi vecino Ramón y a su familia?
-
¿Ramón…Ramón qué? ¿Quién es él?
- Mi
vecino. ¿No lo conoces?
- …No…No
sé nada. ¿Y yo…Qué tengo que ver con “Eso”? ¿Yo? Por mi parte, tú sabes muy
bien, que tengo múltiples negocios y bueno…He estado sumamente ocupado. Y
hablando, por hablar:
¿Qué le
pasó?
- ¡Qué se
le metieron! ¡Le robaron y le destrozaron todas sus cosas, y para colmo:
Violaron a todas las mujeres y mataron al pobre perrito! ¿Te parece poco?
- Diego notaba que como que el tema, al
parecer en nada le importaba, ya que lo observaba como “Apático y
desinteresado”
- ¿De
verdad Diego…Cuéntame, cuéntame?
- ¿De
verdad…No supiste nada de eso?
- …No. ¿Y
por qué debía de estar interesado? Como te dije, yo estuve concentrado en mis
negocios…Ya lo sabes…
- ¿Y
eso…Tú te enteras de todo lo que pasa por aquí?
- …Bueno,
Diego. La verdad, es que he estado de viaje. Tú sabes…Negocios…
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