"Esto es mío...Y aquello también"
Y acto seguido se
puso a ayudarlo a levantar.
A pesar de lo
rápido, lo golpearon bastante.
- ¡Estoy bien,
estoy bien! – Decía mientras rechazaba la ayuda prestada.
- ¿Por dónde te
golpearon? – Fue la pregunta necia que se le ocurrió mientras insistía en
seguir pendiente, por aquello de por si acaso, que los golpeadores se les
antojaran en regresar para continuar con su faena.
- ¡Ya! ¡Ya! Apenas
fueron unos rasguños. Ya.
Déjenme en paz.
¡Váyanse, váyanse! Yo estoy bien. – Y diciendo esto se alejó por la misma
dirección en que unos instantes antes huyeron sus atacantes.
- ¡Pero no te vayas
hermanito que Aurelio te va a defender! – Y haciéndole señas lo obligaba a que
este lo retuviera.
Y él hizo la
pantomima.
Pero el amigo
lanzándole golpes se le zafaba.
Aunque era notorio
que era pura payasada, ya que en verdad no hacía nada por retenerle.
Pero el efecto
deseado lo logró, la jovencita le creyó.
Es mas, hasta se
sentía profundamente agradecida por todos sus esfuerzos.
Y como para ser
mucho mas evidente y dar su “toque” final, hizo que lo persiguió y fingió que
lo retenía.
Pero la
determinación de su amigo era evidente, no aceptaba su ayuda y volviéndose a él
le gritó muy fuerte…
- ¡Váyanse ya y
deja la payasada! – Aurelio se puso amarillo, jamás pensó que su compañero lo
fuera a descubrir en “esa” faena.
Y se quedó como
”muchacho regañado” allí en mitad de la vereda, así que se volvió hacia su dulcinea
y clamó lo siguiente…
- ¡Es que no acepta
mi ayuda! – Ella no lo observaba.
Y pasado unos
instantes, ella se montó al carro y le hizo señas, diciéndole…
- ¡Vente, no acepta
nuestra ayuda! – Y poniendo “cara de tragedia”
se regresó.
- ¡Hice lo que tú
me pediste!
¿Qué mas puedo
hacer? – Sus gestos eran exagerados.
Se veía a todas
luces que se encontraba “ofendido”.
- ¡Es un grosero! –
Clamó molesta.
- …Intenté
ayudarlo…Porque tú me lo pediste…
- Y te lo agradezco
en el alma.
- Es que si tú no
me lo pides… ¡Lo hice por ti!
¡Olvídate que yo
arriesgaría mi propia vida y la tuya!
¿Por qué te
imaginas que esos salvajes hubieran regresado?
¡Te
hubieran…Violado!
- No. ¡Porque yo sé
que tú me defenderías!
- ¡Es que! ¡Es
que…Los mato si te hubieran aunque sea tocado…Un pelo! ¡Los mato!
¡Esos mal paridos
no me conocen! Y mejor que siga siendo así.
- ¡Cálmate chico,
te va dar algo! – Rumiaba como un toro salvaje.
Mugía de cólera.
Sus ojos estaban brincones.
Temblaba de la ira
contenida. No podía contenerse.
La joven se olvidó
de su propio hermano y acudió en su auxilio.
Lo abrazó con
fuerza.
Lo acariciaba y le
susurraba que ya todo lo malo había pasado.
- ¡Es que si se
hubieran acercado a ti…Los pulverizo! – Lanzaba golpes al aire.
La chica se asustó.
- …Ya…Ya pasó…Yo se
que tú me defenderías hasta con tu propia vida. Y te debo esta.
- ¡Esos
desgraciados! ¡Vuelvan y ya conocerán mi furia! – Gritaba encolerizado, ya
habían pasado unas dos cuadras y su carro estaba en movimiento.
Miraba
constantemente por el retrovisor.
- ¿Nos regresamos?
– Le preguntó de repente, como para acentuar aún mas su extremada cólera.
- ¿Estás loco? ¿Y
qué pasaría si regresan?
- Es que si se
acercan a ti…
¡Les arranco la
cabeza a cada uno de esos miserables!
Venirse a meter con
tan bella damita. ¡Jamás lo voy a permitir!
-…Ya…ya…Mi héroe…
¡Me siento segura estando contigo!
Porque se que nadie
en su sano juicio se puede venir a meterse conmigo, tú le arrancarías la cabeza
en el acto.
- ¡No lo dudes!
- No. No lo pongo
en duda. ¡Jamás! – Inesperadamente giró el carro y se detuvo en el acto.
Ella asustada, lo
miró como también miraba hacía atrás, temiendo que de repente los hubiese
divisado.
Pero no vio a nadie
que los perseguía y volviendo su atención a su salvador, miró que seguía jadeando
y con lágrimas en los ojos, le exclamó…
- Es que si a ti te
hubiese pasado algo…
¡Moriría del dolor!
¡Tiemblo de mucho
temor!
Pero si te hubieran
“tocado” les brincaría como un LEON!
¡Te amo mas que a
mí propia vida…
Y perdona que te lo
diga: ¡No me pude contener!
¡Sé que poco tengo
para ofrecerte…!
Pero si me pides Mi
Vida… ¡Mi Vida te daré!
…Y si aceptas mi
pretensión…
¡El mundo entero te
lo daré!
¡Subiré al cielo y
las estrellas pondré a tus pies!
Nada ni nadie, te
podrá Amar tal ¡como lo hago yo!
- ¡Ayyyyy tan
bello! Jamás hombre alguno me ha dicho ¡cosas tan bellas! – La jovencita estaba
prendada por esa explosión amorosa. Inesperada por ella. Y para rematar, le
agregó…
- ¡Si quieres mi
Sangre…Te la doy!
- …No…No es
necesario…
- …Se que tengo poco
que ofrecerte…
Pero si mi Sangre
hace falta… ¡Tómala, te la regalo!
- No, en verdad que
no es necesaria…
- ¡Qué nadie se
venga a meter contigo! ¡Lo mato en el acto!
- ¿Y serías capaz
de eso…Por mí?
- ¡Si me pides la
Luna…Correré a traértela!
............Por alguna extraña condición salió confusa, y es por esta razón que he vuelto a colocarla.....
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